El señor Goldan, afanado como estaba en que Samiel recobrase la compostura, era ajeno a la investigación oficial que se está gestando en el despacho de Zann, pero tras el toque de atención de Richard, y pestañeando dos veces, se yergue en toda su estatura (La visión, con la armadura y el yelmo es casi intimidante) y clava una mirada penetrante sobre Lew y Seamus, que rápidamente anuncian sus credenciales.
De alguna manera, Travis Goldan parece, tras la impresión inicial, casi más pequeño que antes ante la situación, y duda unos segundos antes de dirigirse a los dos investigadores privados.
─¡Muy bien por ustedes! ─Dice, alzando la voz, pero con un deje de inseguridad en el tono─ Pero, a no ser que tengan una placa de metal, ya pueden ir saliendo, hay que llamar a la policía.
Mientras abandonáis la habitación, os dice:
─Y que conste que el disparo que han oído, lo ha hecho éste tarambana ─Dice, señalando a Samiel con la cabeza─ Para abrir la puerta, que tenía echado el pestillo.
Podéis confirmar sus palabras, pues la mitad del pestillo cuelga precariamente de uno de sus tornillos, balanceándose. La madera presenta, evidentemente, signos de haber sido disparada.
─¡Muy bien por ustedes! ─Dice, alzando la voz, pero con un deje de inseguridad en el tono─ Pero, a no ser que tengan una placa de metal, ya pueden ir saliendo, hay que llamar a la policía.
─Y que conste que el disparo que han oído, lo ha hecho éste tarambana ─Dice, señalando a Samiel con la cabeza─ Para abrir la puerta, que tenía echado el pestillo.
- Justo lo que os estaba diciendo, tenemos que salir, pero que sepas que...- Lew mira a Samiel sorprendido y luego mira la puerta para ver si realmente está afectada la cerradura.
- ¿Qué ocurrió?, ¿qué te hizo venir aquí? ¿qué viste u oíste para que dispararas?...Sé por el momento por el que estás pasando, pero cuanto antes nos lo cuentes menos recuerdos perderás- comenta mirando a Samiel y saliendo de la sala.
Los dos tipos que habían tomado la iniciativa en la presente escena se presentaron como investigadores privados, cimentando con ello su posición de liderazgo en el momento. Richard no estaba del todo satisfecho con la actuación de los hombres, pero siendo investigadores experimentados decidió no increparlos y dejarlos seguir actuando. Goldan, por el contrario, no pensaba igual. Mientras el intimidante director de escena se sobreponía inseguramente a la autoridad de los dos investigadores, Richard observa como la gente con mayor entereza trata de ayudar a aquellos con menor aguante, como el tipo que trataba de consolar a la pianista, que se encontraba entre las personas más afectadas por el suceso.
Richard, sintiéndose impotente ante la situación, trataba de trazar un rumbo de acción. Lo primero que se le vino a la cabeza fue entablar conversación con la rubia tiple para consolarla y que ésta pudiera ayudarle a tranquilizar a Samiel Zann, en cuyos gestos había sentido una complicidad con ella. Sin embargo todo el plan se vio desbaratado cuando uno de los dos investigadores, haciendo caso omiso de cualquier tipo de empatía, se lanza a interrogar al joven Zann. Antes de que su mente reaccionara, el cuerpo de Richard Bradshaw se había interpuesto entre el investigador y el chico.
- ¡Caballero! ¡Maldita sea!
Richard no estaba acostumbrado a perder los estribos, pero la tensión de la situación estaba pasándole factura a sus nervios. Además, las maneras del investigador coincidían en gran medida con las de aquellos mandos militares que, despreocupándose del estado de salud mental de sus hombres, los empujan hacia una crisis nerviosa que acaba con su cordura. Y Richard había tratado muchos exmilitares tras la Gran Guerra, y sabía perfectamente los efectos de estas crisis.
- Haga el favor de tener un poco de tacto. – Dijo Richard acercándose al investigador para poder bajar el tono de voz y no ser escuchado por Samiel. – Especialmente con un hombre armado. Ya he tenido bastantes experiencias con pacientes en crisis armados.
Sin embargo, aunque el hombre no había causado una buena impresión en Richard, no podía sino reconocer que tenía razón en su razonamiento: cuanto antes lograr calmarse y contar lo que escuchó más datos se lograrían recuperar sin tener que recurrir a estímulos de la memoria involuntaria. Richard sacó su libreta del bolsillo y miró al hombre, invitándole con un gesto a acercarse, mientras susurró a su oído que le dejara hacer a él.
- Samiel, escúchame un momento, Samiel. Comprendo lo dolido que estás en este instante, y necesitas un periodo de duelo antes de poder “ser tú mismo” – Digo dirigiéndome al muchacho en un tono cálido y diplomático, y tratando de utilizar mis conocimientos de psicología para calmar momentáneamente al chico. – pero hay razones para pensar que quienquiera que haya hecho esto puede estar aún aquí dentro, así que para salvaguardar la integridad de todos los presentes, de toda la compañía Himmel, nos sería muy útil saber qué es lo que te motivó a venir corriendo aquí, y que viste u oíste.
Motivo: Psicología (Calmar a Samiel)
Tirada: 1d100
Dificultad: 75-
Resultado: 99 (Fracaso)
Como soy el único que escribe en primera persona, me adapto a los demás y paso a tercera.
Seamus parece nervioso ante la reprimenda de Travis y deja de revisar los cajones y recoge con brusquedad su sombrero.
- Tranquilicemonos todos. Cuando venga la policia, confiemos en que esto se solucione rapidamente.
Perfecto, era solo por si lo considerabas pifia tal cual :D
- Trabajo como detective, hijo. He visto mas mierda de la que me gustaria, cosas realmente sucias. Si hay alguien mas calificado aqui que mi compañero Lew y yo para establecer que ha ocurrido y evitar que desaparezcan pruebas, por favor, que lo diga.
Miro a Richard, dejando claro que el mensaje no era solamente para Samiel.
Y le aseguro que a la policia no le va a gustar saber que ha venido corriendo y despues se ha callado ... como ocultando algo.
Asi que, le recomiendo humildemente Sr. Zann que colabore.
Por nuestra seguridad, principalmente.
Hay uno o varios asesinos cerca.
Harper asintió ante las disculpas por las formas antes usadas de Bradshaw, zanjando así cualquier mal interpretación o disputa que hubiera habido. Pero tras escuchar lo que les dijo el detective asintió cabilando ante la nueva e inquietante noticia.
Lew no tenía claro lo que había pasado. Las hipótesis podían variar según se pensara una cosa u otra:
- Alguien podía haber asesinado a Zann y luego escpar por un sitio que él solo conocía, cerrándolo todo para que pareciera un asesinato perpetrado por alguien de los que estaban ahí.
- Alguien de entre nosotros ha perpetrado el asesinato pero sabe como entrar y salir de la sala sin que nadie le vea.
- Alguien tiene un cómplice que mientras hacía su escena él escapaba sin dejar rastro.
- ........
La mente de Lew bullía mientras sacaba conclusiones absurdas en algunos casos y prácticas en otros, pero en todas las ocasiones sacaba una conclusión:
- Me faltan pruebas- comentó en algo, mientras pensaba el detective-. Debemos reunir a todos los presentes y aclarar lo que está ocurriendo. Debemos hacer un par de grupos, buscar a los que faltan y reunirnos todos.
- Señor Bradshaw, dirija uno de los grupos. Busque a todos los que puedan estar en este piso y reúnalos en el escenario.
- Samiel, usted que conoce el teatro le pediría que viniera conmigo y con Séamus a comprobar si hay alguien escondido en algún lugar indiscreto, como sótanos o los pasos elevados.
- Lo dicho, si nos reunimos todos en el escenario y exponemos lo que está ocurriendo, saldremos de dudas sobre quién puede estar relacionado con el asesinato.
Lew miró a todos los presentes por si alguien tenía alguna objeción o pensaba algo diferente. Pero estaba seguro de que debían actuar cuanto antes.
- Pongamonos en marcha. Eviten separarse del grupo en el que este. Lleven algo para defenderse, aunque sea una pata de una silla. Si ven algo no se hagan los heroes, avisen a los demas,hagan ruido.