Partida Rol por web

Lew miró estupefacto a su colega.

- ¿No has oído los gritos que vienen de arriba? ¿acaso no reconoces ninguno de ellos?

El detective se quedó mirando a su amigo fíjamente y luego negó con la cabeza, como queriendo negar los hechos. Pero por más que buscaba una posibilidad sabía que no podían hacer nada.

- No, debemos activar la carga. Debemos volar el Curssal. No hay otra forma. No hay más supervivientes. No podemos demorarnos más.

- Hagamoslo. Alejemos el detonador lo máximo posible de la carga y volemos todo el maldito edificio y huyamos por las cloacas.

Seamus palmeo el hombro de su compañero intentando transmitirle animo ... a el y así mismo. 

Lew asintió a su compañero.

- Quizás debamos ver dónde conduce esto- propuso-. Imaginate que está cerrado a cal y canto y no podemos salir...estaríamos condenados como los del Curssal.

- Adelántate y míralo. Te doy cinco minutos. Si no has vuelto antes detonaré la carga, eso quiere decir que has encontrado la salida. Y si vuelves... es que no hay salida y nuestra pesadilla persiste- dijo encogiéndose de hombros.

- Pero si escuchas la detonación antes de lo acordado es que...es que ha sucedido algo- dijo sin emoción alguna.- Venga márchate. nos vemos en el exterior.

- No me parece buena idea, amigo. Lo que sea, lo afrontaremos juntos.

- Y si lo que sea es que no hay salida...que cabezón...- dijo mirando a sus socio.

- En fin, muramos juntos.

Dicho esto Lew cogió el detonador y con cuidado lo fue llevando lo más lejos posible de la detonación hacia la salida de los túneles.

Cuando el cable no dio más de sí se preparó para hacerlo estallar.

- Adelántate diez metros así podremos correr los dos mejor por el tunel y no nos estorbaremos- pidió a Seamus.

Cuando su socio lo hizo, el detective le vantó la palanca e hizo detonar la carga explosiva.

- ¡¡CORRED INSENSATOS!!

Inmediatamente después de accionar el detonador, sólo disponéis de unos pocos segundos para correr por las alcantarillas de Boston, entre el agua pestilente, la humedad y el frío. Buscáis cualquier cosa, una salida de personal, una escalerilla una boca...

El estruendo de la explosión es ensordecedor y va seguido de una serie de sonidos de derrumbamiento que amenazan con despertar de su sueño a toda la urbe...

Y luego, silencio.

Por encima del murmullo del agua de cloaca, ya ni siquiera se escuchan las flautas, se han perdido para siempre...

Y, si vuestra imaginación no os ha jugado una mala pasada, algunos habéis creído oir un grito desgarrador. ¿De mujer? ¿De hombre? No... Nada de eso... El grito no era de este mundo...

Una boca...

La salida...

Boston, y las luces del alba. Los primeros transeúntes que observan atónitos cómo la tapa de alcantarilla se abre, para dejar paso a tres hombres trajeados pero llenos de mugre... 

Y las primeras sirenas, se dirigen a la dirección de donde sale el humo.

Ya no hay músicos en el escenario.