Partida Rol por web

La sinfonía de los adioses.

Richard Bradshaw - Un agradable ofrecimiento.

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30/01/2016, 00:37
Guardián de los Mitos

El día es propio de mediados de Enero. Frío, húmedo y de cielo encapotado. No es una mañana muy halagüeña y, ciertamente, no es la ideal para incitar a la actividad. Al menos, tienes un trabajo respetable con el que puedes ganarte la vida de manera honrada, y ello es algo por lo que agradeces tu suerte cada mañana.

Vives en un pequeño piso, en un edificio de apartamentos del Este de Boston, que consta de un pequeño recibidor; Una sala de estar bien iluminada por una enorme cristalera con vistas a la avenida, pero parcamente amueblada, más práctica que decorativa; Una cocina de estilo americano en la propia sala, bien equipada aunque no demasiado puntera; Y, por último tu dormitorio, con un pequeño cuarto de baño en él y un ropero suficientemente lleno.

La sala de estar es a la vez tu estudio y tu biblioteca, con un par de estanterías en las paredes que albergan volúmenes de psicología y música de forma indiscriminada y desordenada, compartiéndolo con numerosos discos para tu gramófono, que descansa a pocos metros frente al sofá.

Son alrededor de las 8 de la mañana, y ya es casi la hora de salir. Es entonces cuando suena el teléfono que has adquirido recientemente.

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31/01/2016, 23:53
Richard Bradshaw

El día amanece gris, y la gelidez arropa las partes de mi cuerpo que quedaron fueron de la manta esta noche. Como todas las mañanas, me levanto siguiendo un ritual simple, pero que resulta efectivo para despejarme: me incorporo cuando mi viejo despertador rompe el silencio de la mañana, y me dirijo a por un vaso de agua que tomo a breves sorbos frente a la ventana de la sala de estar. Ver a los más madrugadores paseando por la gris avenida desde una cierta altura siempre me hizo sentirme más grande. Inmediatamente después preparo el fuego en la cocina y poso sobre la llama la cafetera cargada del tónico infalible contra la pereza. Mientras se prepara el café pongo un disco al azar en el gramófono y me visto.

La melodía me atrapa. Siempre lo hace. Mientras dura la grabación me alejo de Boston, de América entera y me traslado a un lugar recluido dentro de mi inconsciente. Ahí -estaba seguro- encontraría la esencia de mí mismo, algún día, cuando pudiera desentrañar el mecanismo de las notas sobre el cerebro.

El gorgoteo del café caliente me despierta de mi ensoñación. Después de muchos accidentes mi oído estaba entrenado para distinguir el suave bullir del café aun con la música sonando. Sirvo el café en una taza y miro la hora. Hoy he sido más lento de lo que acostumbro, aún tengo que terminar el café y lavarme la cara, y son casi las ocho. Mientras bebo el café a sorbos rápidos un sonido extraño perfora la tranquila atmósfera de la sala de estar. Es el timbre del teléfono, al cual todavía no me he acostumbrado, pues hace poco tiempo que lo hice instalar. ¿Será algún cliente? - pienso - Espero que sí. Necesito más dinero y más documentación para mis estudios.

Me acerco al teléfono a paso ligero y lo descuelgo, acercando el auricular a mi cara.

- Residencia del Sr. Richard Bradshaw, buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?

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01/02/2016, 21:46
William

Desde el otro lado de la línea te llega una voz conocida y cálida, que rápidamente borra tus esperanzas de un nuevo cliente, pero poco te importa. Al fin y al cabo, hace ya un tiempo que no tienes mucho contacto con William, y siempre es un bálsamo escuchar su timbre levemente agudo y animado.

—Richard, soy yo. Buenos días y perdón por llamar tan temprano, pero tengo una propuesta que puede ser interesante. Verás ¿Te suena el teatro Kursaal? ¿Erich Zann? Bien, pues yo soy amigo del director de escena de la compañía Himmel, y me ha invitado esta misma noche a ver el ensayo de la última ópera de Zann.

>>La compañía empieza a ensayar a las seis, así que, si no recuerdo mal, no debería haber problemas con tu trabajo. ¿Qué te parece? Quizás de paso podamos ver si aún no se han agotado todas las entradas para la representación.

William toma aire, dándose cuenta de lo mucho que ha hablado, pero, antes de que tengas ocasión de responder, te dice, con un tono ligeramente socarrón.

—Además, con suerte, quizás puedas encontrar pacientes. Deben de estar todos muy estresados por la caótica dirección de Zann.

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02/02/2016, 02:09
Richard Bradshaw

– ¡Madre mía William! ¡Hablas más que mis pacientes! – bromeo con tono jocoso.

Hace algún tiempo desde la última vez que William y yo hablamos, pero la relación entre nosotros no se enfría ni un ápice. Su voz, siempre animada y afable, no ha cambiado desde que nos conocimos en nuestra infancia, y cada vez que hablamos lo hacemos con la misma cercanía que si no hubiésemos dejado de comunicarnos ni un solo día desde entonces.

– Sí, he oído hablar del Kursaal y de Zann, por supuesto. No hay una sola persona de bien en Boston que no haya escuchado hablar de los éxitos de Erich Zann y la compañía Himmel. ¿Y dices que estás invitado al ensayo de su última ópera?

Estoy a punto de preguntar si sería correcto acudir con él, pero conociendo a William no serviría de nada. Él ya ha decidido que esta será nuestra nueva excusa para vernos, y yo ansío poder conocer a Erich Zann. Desde que leí por primera vez la crítica que la prensa dedicó a su dirección de Der Freischütz he deseado conocerle. Y si lo que dicen es cierto, es además un compositor sublime.

– A las seis. Estaré allí como un clavo. Tendré que vestirme bien, no quiero que mis futuros clientes se lleven una mala impresión – bromeo de nuevo contestando a la última broma de mi amigo. – Nos vemos allí.

Cuelgo el teléfono y me dirijo a paso ligero hasta mi armario. Es tarde, pero tengo que cambiarme ya de indumentaria para que poder llegar a tiempo al Kursaal antes de que comience el ensayo. Reviso mi armario y resuelvo ponerme mi mejor traje (mi único traje de calidad, de hecho). Lo acompaño de un sombrero y recojo la taza de café que dejé junto al teléfono para terminarla. El café se ha enfriado un poco, pero lo bebo de un trago igualmente. Miro el reloj y calculo mentalmente mis compromisos de hoy dándome cuenta de la excitación que me ha causado la idea de ver el ensayo de la última obra de Zann. Mientras sonrío inconscientemente me preparo para el resto del día, que sé que se me antojará aburrido en comparación con el plan de la tarde.

Notas de juego

Si ningún otro suceso relevante tiene lugar antes de la hora convenida con William, simplemente paso el día cumpliendo mis compromisos con un ligeramente perceptible ensimismamiento.

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03/02/2016, 21:48
Guardián de los Mitos

Las horas pasan mientras te dedicas al papeleo de tus últimos casos. últimamente no has sido muy afortunado, pues has tenido un par de pacientes descontrolados que han tenido que ser trasladados hasta el manicomio Arkham tras ser sorprendidos con los restos de su pareja entre los dientes. 

En concreto, el ambiente parece enfriarse cuando revisas un caso todavía fresco que te llegó hace pocos días, la semana pasada, de hecho. Robert Church, un detective privado, había estado acudiendo a ti por recomendación de un conocido. No te quiso dar ningún detalle en las pocas sesiones que tuvisteis, pero pagaba siempre y en metálico. En cuanto lo viste, supiste que estaba profundamente perturbado por algo que había vivido, era evidente; Y no sólo eso, sino que se encontraba aterrado. Aun así, no quiso soltar prenda sobre lo que le pasaba. Se dedicaba a hablar contigo una charla intrascendente, como de dos conocidos de trabajo tomando un café en su descanso. Y a someterse a tu terapia musical. 

Obviamente, el hecho de que se cerrase en banda con sus circunstancias te dificultó sobremanera el trabajo, tanto que cada vez que llegaba a tu consulta, lo hacía en un estado mental más frágil y destrozado que el día anterior, de tal manera que te fue imposible saber qué era lo que necesitaba.

Finalmente, hace dos o tres días, desapareció del mapa. No acudió a su cita, e intentastes hacer averiguaciones sobre él, pero Robert se había ocupado de borrar muy bien su rastro. Lo único que conseguiste averiguar, y que apuntaste a modo de anotaciones en el fino expediente que ahora sujetas, es que parece ser que era miembro de una familia de clase alta de Massachussets, pero decidió cortar cualquier lazo con la misma y cambiarse de nombre y apellidos legalmente. El muy cabrón era bueno desapareciendo cuando quería. Por eso mismo no te has molestado demasiado en seguirle el rastro, aunque ciertamente te intriga.

Perdido en el tren de tus pensamientos, apenas consigues darte cuenta de que alguien da unos golpecitos en la puerta, pero al comprobar que está abierta, entra en la sala la última persona que esperabas ver en este momento, el propio Robert Church.

Notas de juego

Creo que he entendido mal tu historia, supuse que tendrías la oficina y la vivienda separadas, pero releyéndolo, supongo que no era esa tu intención, así que corramos un tupido velo sobre mi pifia.

PD: ¿Día tranquilo? ¿En Cthulhu? ¿Cuándo? :P

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03/02/2016, 23:37
Robert Church

Avanzando lentamente, midiendo cuidadosamente cada paso que da (de hecho, dirigiendo su vista al suelo) Robert se aproxima hacia tu mesa. Tiene un aspecto lamentable.

El hombre de 1´84 metros de altura aproximadamente, se ve como un pequeño ser de espalda cargada, hombros encogidos y cabeza gacha. Respira trabajosamente y, en los breves momentos en los que puedes echar un vistazo a sus ojos, los ves inyectados en sangre y vidriosos. El vello facial ha crecido durante, al menos 4 días en su rostro, y su pelo desgreñado le hacen parecer un puñado de años más viejo de lo que es.

La cara demacrada y chupada, su traje, hecho harapos y con la corbata cortada, manchado de barro y mojado. Despide un olor pútrido y malsano, casi como el aura que desprende.

Se sienta ante ti, como siempre, y te dedica una sonrisa. Una sonrisa demente que provoca que, en conjunto a sus pronunciados surcos nasolabiales, convierte su cara en una parodia histérica.

—Hola, señor Bradshaw ¿Qué tal? Vengo a mi sesión —Habla de forma pausada, despacio, rumiando cada palabra, y con una voz ronca y ahogada.

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06/02/2016, 17:05
Richard Bradshaw

No he tenido aún tiempo de dejar el expediente sobre el escritorio, cuando la puerta se abre dejando ver una figura que apenas reconozco. Me hacen falta un par de segundos para distinguir al hombre que camina lentamente por mi sala de estar: Robert Church, el detective privado que desapareció pocos días después de iniciar su tratamiento conmigo y cuyo expediente sostengo en mi mano. Inmediatamente mi mente se aleja de William y del Kursaal y toda mi atención se centra en el inesperado visitante.

Mientras el hombre se dirige maquinalmente hasta la silla de pacientes observo su lamentable estado: su rostro desaseado, su ropa harapienta y sucia, y finalmente sus ojos, que causaron un pequeño escalofrío que logré disimular. Se sienta en la silla y observo su sonrisa enajenada hasta que se dirige a mí. Respiro hondo un segundo y le contesto:

- Buenos días señor Church. Me alegra que haya podido usted venir a la sesión. Le esperaba hace unos días, detective, espero que no haya ningún problema.- Digo con un tono de cordial profesionalidad.

Tras el saludo dejo el informe debajo de una pila de papeles y alcanzo una libreta y una estilográfica que coloco en un lado de la mesa, al alcance de mi mano. Sonrío cordialmente al detective mientras me dirijo al gramófono y quito el disco que estaba sonando. Rebusco en mi estantería y saco dos discos: el primero de ellos es una grabación de Chopin, uno de sus nocturnos, que introduzco en el aparato y hago comenzar a sonar; el segundo de ellos lo dejo cuidadosamente al lado del gramófono. Ese segundo disco es una grabación propia, ideada específicamente para las mis terapias musicales más intensas, aún en proceso de pruebas.

Finalmente me siento en mi silla, frente a mi paciente. Sus ojos inyectados en sangre acentúan los rasgos de locura de su sonrisa, pero mantengo la actitud cordial, sin dejar asomar ni un ápice de inquietud. Al fin y al cabo, estoy acostumbrado a tratar a militares que han vivido el horror de la peor guerra que el hombre haya visto, y un detective desquiciado no puede ser más difícil.

- Muy bien señor Church, ya sabe cómo funciona esto. – comento mientras cojo la libreta y la pluma. – Tómese unos segundos para relajarse escuchando la música y hablemos. Bien, cuénteme, ¿Cómo le va todo? ¿Cómo se encuentra desde nuestra última sesión?

Estas preguntas, comienzo habitual de todas las sesiones que dirijo, son generalmente formalismos introductorios, pero esta vez iban cargadas de una genuina curiosidad.

Notas de juego

Si, había pensado en la clínica incluida en la propia casa, me pareció más apropiado que una clínica independiente con el nivel de formación del personaje.

Y me disculpo por la demora de la respuesta, he tenido un par de obligaciones académicas y no las he gestionado lo suficientemente bien, pero ya puedo recuperar el ritmo.

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08/02/2016, 17:44
Robert Church

Activas el gramófono, y la suave melodía para piano del nocturno segundo de Chopin comienza a sonar, como una brisa de verano. No obstante, puedes observar como ello, lejos de calmar a Church, parece inquietarlo más, y su rostro se retuerce, mostrando una profunda consternación. Comienzas a oir como rechina los dientes mientras intentas sonsacarle cualquier información.

De repente, se levanta. Dirigiéndote una mirada que, a falta de un adjetivo mejor, podrías definir como muerta. Durante unos segundos, parece que está en paz, ya que respira hondo y mantiene los hombros relajados....

Pero, de pronto, en un estallido de rabia y con un aullido gutural que se escapa de su garganta como si lo hiciera de una caverna, el infeliz se abalanza sobre el gramófono, lo golpea con el antebrazo y lo estrella contra el suelo. Pronto, las suaves notas de Chopin han quedado reducidas al silencio, cuya única melodía son los sincopados jadeos satisfechos de Church.

—Nada... Nada de música..... ¡Música, no! ¿Me oye, Señor Bradshaw? ¡NO! —Grita, con evidente enfado, mientras agita un dedo delante de su cara y vuelve a sentarse, no sin antes acercar la silla hacia tu posición.

Cuando cae sobre la silla, hinca los codos en sus rodillas, hunde su rostro entre sus manos, y grita, tras lo cual sigue un llanto ahogado.

—Ayúdeme... Ayúdeme... Señor Bradshaw... Yo... No sé a quién más acudir... No dejo de escucharla. No se apaga. Está en mi cabeza. La han metido en mi cabeza... Aquí... —Entre hipidos, se señala la sien— Usted sabe... Sabe de música. ¡APÁGUELA!

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09/02/2016, 23:54
Richard Bradshaw

Alterado y tenso por la reacción de mi paciente, observo inmóvil, apretando con fuerza la estilográfica por si Church se lanza contra mí. Cuando acerca la silla a mi posición y se sienta, se me escapa un suspiro de alivio. Parpadeo un par de veces para humedecer los ojos, ya que durante el arranque de violencia del hombre permanecí sin pestañear en un intento de estar lo más alerta posible.

Con Church sollozando entre sus manos me permito apartar un la vista de él y observar el gramófono en el suelo. Me doy cuenta de que no puedo valorar su estado sin recogerlo, pero desatender al irascible paciente no me parece lo más idóneo. Mientras el hombre habla le escucho mientras comienzo a escribir en la libreta:

Reacción extremadamente violenta hacia la música. ¿Chopin? ¿Música en general? El paciente dijo ‘nada de música’. Mirada vacía. Gramófono posiblemente roto.

- Señor Church, tendré que rogarle que se calme si quiere que le pueda ayudar. Prescindiremos de la música por ahora, pero tendrá que ser más preciso. ¿Qué es exactamente lo que le ocurre, señor Church? ¿Qué han metido en su cabeza? Explíquemelo lentamente y tal vez yo pueda ayudarle.

Tras terminar de hablar me esfuerzo por observar cada gesto y expresión mientras mantengo posada la pluma sobre el papel, manteniéndome a cierta distancia del hombre.

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11/02/2016, 22:32
Robert Church

Al ver que le das un poco de crédito, Church se relaja un poco. Se seca los ojos con el dorso de la mano y mira a un lado y al otro, para volver a fijarse en sus manos temblorosas y dejar escapar un gruñido de impotencia.

—Yo... Yo... Me habían pagado.... Me habían ofrecido mucho dinero. Esa mujer me ofreció quinientos de los grandes si... Si iba a ese... Ese teatro, el teatro Kursaal —Al decir su nombre tiene que detenerse, pues comienza a tiritar, y exhala una exclamación desgarradora—. Quería el libreto, el libreto de la última ópera de Zann...

Mientras habla, se ha puesto a juguetear con un mechón de su propio pelo, enredándolo entre sus dedos... Y acaba de arrancarlo con un sonido aterrador. De nuevo una sonrisa histérica surca su rostro.

—¿Me capta, doctor, me entiende? ¡QUERÍA LA MÚSICA! ¿Cómo se roba la música, le dije? Pero no hacía falta, no señor. La música me ha robado a mí. Me la he llevado aquí mismo, en mi cerebro... Por el amor de Dios bendito... He visto tantas cosas.... Doctor Bradshaw... Tiene que ayudarme. Oh, la música, la música ¿Cómo puede sonar música dónde no hay sonido? Doctor...

De repente Church se lleva el puño a la boca, mordiéndose el dedo índice... Un hilo de sangre comienza a manar de la comisura de su boca.

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12/02/2016, 17:47
Richard Bradshaw

Ahora que la música ha cesado y yo centro mi atención en su problema, Roberto Church se comienza a calmar. Viendo el nuevo estado de ánimo de mi interlocutor mis hombros, en tensión desde el arranque de violencia, se relajan, y me acomodo en el asiento para escuchar al hombre libreta en mano. Church comienza a hablar, no sin cierta dificultad, mientras yo me preparo para apuntar cualquier dato relevante. Cuando se detiene en el teatro le observo sorprendido, y rápidamente apunto las palabras “mujer” y “Kursaal” en mi libreta, a las que añado “libreto de Zann”.

Aún perplejo por la inesperada mención del teatro que me dispongo a visitar pocas horas después, reflexiono unos segundos mientras mi paciente juguetea con su pelo, pero justo en el instante en el que voy a intervenir, el mechón de pelo del hombre cede ante su tirón y reiterando la sonrisa maníaca de antes estalla en un violento monólogo histérico.

- Señor Church, cálmese, se lo ruego, déjeme ayudarle. ¡Señor Church! Cuando comienza a asomar sangre del dedo en su boca me pongo inmediatamente en pie, esperando que con el sobresalto y la sensación subconsciente de superioridad afloje la presión sobre su índice.

- ¡Señor Church! Tranquilícese, maldita sea. Si continúa así tendré que… no podré ayudarle – la idea de terminar con otro paciente ingresado en Arkham me hizo retractarme de lo que iba a ser una amenaza. – si me cuenta calmadamente lo que le ocurrió, tal vez pueda ayudarle. Dígame, ¿Cómo es la música oye en su cabeza señor Church? ¿Desde cuando exactamente? Y... ¿Vio usted el libreto de Zann?

Mi última pregunta no estaba tan relacionada con el tratamiento como con mi interés personal. Pero al fin y al cabo ambos podían estar relacionados. Si mis teorías son ciertas – pienso – la combinación sonora correcta puede alterar el inconsciente de una persona y curarla de sus males, pero eso también podría implicar que una melodía incorrecta podría trastornar la mente más lúcida…

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14/02/2016, 21:00
Robert Church

Church abre mucho los ojos y la boca, mirándote con una expresión muy difícil de identificar y con un leve quejido que surge del interior de su garganta, como un chasquido continuo. Abre la mano y deja caer los mechones ensangrentados de cabello y cuero cabelludo al suelo... Y es entonces cuando rebusca en la zona de sus lumbares...

—Usted también... También quiere engañarme ¡Quiere que vuelva allí! —De inmediato, saca un revólver Magnum de la parte de atrás de su pantalón, y dispara con él un tiro al techo. Las partículas de yeso y polvo caen sobre él, despacio— Quiere también el libreto. ¡Pero yo no voy a volver, vaya usted si quiere! Y esa música... No lo sé... ¡NO LO SÉ!

Con ansia, Robert comienza a golpearse en la cabeza con la culata de su revólver.

—¡Fuera, fuera, fuera! —COn una mueca de frustración evidente, pues parece que su plan no está funcionando en absoluto, Church se detiene...

Y, tras mirar un momento la pistola fijamente, con una mirada vacía ya de toda vida, acerca el cañón a su sien...

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15/02/2016, 23:47
Richard Bradshaw

Tras haber sido testigo del primer ataque de ira del paciente, no me sorprendo excesivamente cuando el segundo comienza, sin embargo, la aparición del revólver que Church saca de su pantalón me hace estremecerme instantáneamente. Todos los músculos de mi cuerpo se tensan y pierdo durante un par de segundos la capacidad de razonar. Otro monólogo enloquecido comienza, y mientras Church habla trató de mantener la compostura en la medida de lo posible, hasta que una bala perfora el techo de la sala de estar.

- Señor Church… cálmese... tranquilícese… no quiero que vuelva a ninguna parte… yo…

El revólver de Church posa su cañón sobre la sien del hombre, que con la mirada desprovista de vitalidad parece dispuesto a lo peor. Trato de pensar urgentemente que hacer. Por un instante pienso en abalanzarme sobre él y arrebatarle el arma, pero cuando mis músculos van a comenzar a tensarse para hacerlo, reflexiono mejor y me doy cuenta de que en esta situación no me daría tiempo a llegar a él antes de que apretase el gatillo. Entonces trato de hablar para alargar la situación. En el mejor de los casos le conseguiré convencer de que bajase el arma, y si eso no funcionaba albergo la esperanza de que algún vecino haya escuchado el disparo y la policía esté de camino.

- Escúcheme atentamente, señor Church: ese no es el camino correcto. – paro a pensar durante apenas dos segundos, y decido apelar al discurso de autoridad supremo. – Como usted bien sabrá, no hay lugar en el paraíso para los suicidas, caballero, y allá abajo no hallará el maligno mejor tortura que hacerle escuchar esa melodía durante toda la eternidad… - respiro profundamente para darme tiempo a seguir pensando. – Si me deja ayudarle, señor Church, podré averiguar qué le ocurre, y hasta entonces podré recetarle algunos calmantes que despejen su mente. Tan solo tiene que guardar ese revólver…

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18/02/2016, 22:53
Robert Church

El tiempo parece detenerse mientras la mano temblorosa de Church queda congelada en el aire a medio camino de su sien. Está sudando a mares. Su aspecto patético del inicio de la conversación se ha transformado en una mala parodia de ser humano. Parece haber envejecido diez años desde que entró en la consulta. El hilo de sangre de su cuero cabelludo arrancado comienza a llegar hasta su mejilla derecha.

—Pero doctor Bradshaw... Usted no... No sería capaz de hablar de un Dios... Si hubiera escuchado lo que yo... —Su mano tiembla, suda, duda— Debe tener piedad de mí. Ningún Dios piadoso me obligaría a vivir con ese sonido... Las flautas... Yo...

Traga saliva, no sabe qué hacer. Sus ojos rojos inyectados en sangre parecen haber perdido todo rastro de blanco. Su rostro congestionado se encuentra completamente mojado, y un hilo de saliva escapa de la comisura de su boca. Mantiene la mirada fija en la nada.

Y sin embargo, su dedo aun no se ha posado sobre el gatillo del revólver...

Notas de juego

Vamos, sigue así, está a punto de terminar la escena de introducción para la mayoría de vosotros ^^

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22/02/2016, 14:56
Richard Bradshaw
Sólo para el director

La tensión del momento resulta asfixiante. La opresiva atmósfera que se había formado en la casa se completa con el olor avinagrado del sudor que fluye a chorros por el rostro y los brazos de Robert Church. Le observo atento mientras digiere mis últimas palabras, fijándome en el fino reguero de sangre que brota desde su cabeza y termina en su mejilla, donde el sudor diluirá la sangre en un viscoso fluido.

Con una mueca esperpéntica Church recopila las fuerzas que le quedan para lanzar una lastimera respuesta. Mi idea funcionó. Si bien no se había calmado, al menos mis palabras parecen haber tornado su histérica convicción en un abatimiento inseguro.

Mientras habla analizo cada gesto, cada indicador, como aprendí en las múltiples conferencias de psicoanálisis en las que me formé, y reparo en el dedo índice de la mano que empuña el revólver: aún no se ha apoyado contra el gatillo. Lleno de esperanzas por este último descubrimiento me esfuerzo por mostrar un rostro más afable y me dirijo en tono conciliador al paciente.

- No se preocupe usted señor Church, yo voy a ayudarle. No es necesario acudir a los cielos para solventar los problemas de la tierra. – la referencia al Santo Padre ha hecho efecto, y ahora puedo continuar con argumentos más terrenales. - Le prescribiré Láudano para calmar su mente y alejar la música, y para las noches un poco de Morfina le permitirá descansar. Créame, los maravillosos avances de la medicina estos últimos años pueden aliviar cualquier dolencia del cuerpo o de la mente.

Alcanzo mi grueso talonario de recetas y lo muestro, reafirmando mis palabras con el gesto.

- Pero ahora guarde el arma, caballero. Los medicamentos sacarán la música de su cráneo mejor que ninguna bala. Guarde el arma y recompóngase, voy a ayudarle, se lo prometo.

En vista de su anterior reacción a la mención de Zann resuelvo no volver a nombrarlo, pero en vista de la oportunidad que William me brinda esta tarde, no puedo alejar mi pensamiento de la idea de indagar en las causas del trastorno cuando llegue al teatro. Diligentemente escribo las recetas prometidas y se las tiendo a Church.

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22/02/2016, 21:24
Robert Church

El señor Church traga saliva. Sus ojos anegados de lágrimas observan, vidriosos, la receta que le tiendes. Al mirar en ellos parece que no queda ninguna esperanza, ningún ánimo por vivir en su cuerpo. Y sin embargo... El instinto de supervivencia de las personas sigue sorprendiendo día a día. Pues, lentamente, baja el arma hasta que su brazo cuelga inerte de su cuerpo.

Indeciso, alarga la otra mano, temblorosa, hacia la receta, y la toma entre el índice y el pulgar. Puedes notar que hay sangre bajo sus uñas. Su respiración parece ralentizarse también mientras lleva la cuarta a la altura de sus ojos para leerla.

Vuelve a sentarse en la silla, derrotado y sin nada en la cabeza. No produce ningún ruido. Sólo respira, y mira al vacío y a la receta alternativamente. 

—Gracias, doctor —Murmura tras unos instantes de silencio total—. Lo intentaré con esto... Yo... Lo siento mucho, siento haberle asustado. Pero estoy desesperado. Hágame un favor, no se acerque al teatro Kursaal... Hay algo diabólico allí. Yo... Fui por un trabajo y... Apenas recuerdo nada. Me colé de noche y escuché cosas... Una música de piano muy extraña... Luego alguien me golpeó en la cabeza y, cuando me desperté... ¡Joder!

Termina su discurso golpeándose el muslo y aprieta los dientes, sacudiendo la cabeza con vehemencia.

Luego, sin decir palabra alguna, se levanta de la silla y te dedica una inclinación de cabeza. Saca la cartera de piel y vacía todo el dinero que tiene en ella sobre la silla que ha estado utilizando hasta hace unos segundos. Y se marcha, anadeando, a través de la puerta. No media despedida alguna.

Notas de juego

Bueno, en puridad, has terminado tu escena introductoria, pero como calculo que al resto aun les quedan un par de post, te permito, si quieres, realizar cualquier investigación que estimes oportuna antes de pasar a la escena conjunta ^^.

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25/02/2016, 23:29
Richard Bradshaw
Sólo para el director

En el mismo momento en que Robert Church cruza en silencio la puerta del apartamento un largo resoplido escapa de mis labios. Al relajar el cuerpo noto un agudo dolor en la mayoría de los músculos, producto de la tensión a la que los tuve sometidos durante toda la sesión.

Tras escuchar atentamente como Church sale fuera del edificio, cierro los ojos y me dejo caer sobre mi silla, donde aguardo cinco minutos en completo silencio antes de volver a separar los párpados. Abro los ojos después de ese lapso y observo el dinero que el hombre ha dejado caer sobre la silla. La inquietante escena que se representó minutos antes me había hecho olvidarme por completo del cobro de la sesión, y a estas alturas apenas tengo la voluntad de levantarme a cogerlo. Haciendo un esfuerzo me incorporo y recojo el pago, que cuento maquinalmente y guardo en mi cartera.

Pese a haber vuelto a moverme mi mente está muy lejos de la consulta; mi cerebro echa humo elucubrando todas las teorías posibles sobre la afección de Robert Church. Incapaz de llegar a ninguna conclusión satisfactoria regreso a mi escritorio y saco de nuevo el informe que estaba revisando antes de que el aludido apareciese por la puerta de mi clínica. Bajo las anotaciones de la anterior sesión apunto la fecha de hoy y revisando las pocas cosas que apunté en la libreta escribo:

Robert Church se presentó hoy en la consulta tras haber faltado a su última cita. Presentaba aspecto demacrado y ojos inyectados en sangre. Apariencia desaseada y mirada vacía. Reacción extremadamente violenta hacia la música. ¿Chopin? ¿Música en general? El paciente dijo ‘nada de música’. Gramófono posiblemente roto. Trastorno psicótico o neurosis violenta. El paciente afirma que el desencadenante ha sido una melodía de piano escuchada durante el desempeño de un encargo profesional. Mujer contratante. Teatro Kursaal. Instancias de automutilación y tentativa de suicidio.

Llegado esta última frase paro de escribir. Teniendo en cuenta que el intento de suicidio está penado por ley, tacho varias veces la última frase y continúo los apuntes en la libreta en lugar de en el informe oficial. Lo que este hombre necesita es ayuda médica, no una sentencia. Cuando termino de escribir miro el reloj de pared y me sorprendo del tiempo que me sobra hasta mi reunión con William. Claro -pienso- aunque la intensidad la ha hecho eterna, esta sesión ha durado realmente poco. Y por suerte no ha durado menos.

Con todo el tiempo que me sobra hasta desoír las indicaciones de Church y dirigirme al teatro de Zann resuelvo embarcarme en alguna otra actividad hasta que llegue la hora de mi cita con William, para no esperar en la calle todo el tiempo. Incapaz de desalojar de mi mente a mi paciente me siento arrastrado a indagar en la historia de las anteriores representaciones de Zann para tratar de descubrir si ese compositor genial ha encontrado el sonido capaz de moldear una mente humana que yo tanto he buscado. Poniéndome el abrigo sobre el elegante traje que me había puesto antes de que el hombre llegara, salgo por la puerta y me dirijo a la biblioteca con hemeroteca más cercana al teatro Kursaal, y paso allí mí tiempo rebuscando entre las noticias de los periódicos todas las referencias a las anteriores óperas de Erich Zann.

Notas de juego

Busco hasta que se acerca la hora toda la información de las últimas operas de Zann en la hemeroteca: artículos, reviews, análisis... cualquier cosa relacionada con su música.

¿Tiro algo? ¿Buscar libros? ¿O fracaso/tengo éxito sin más?

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28/02/2016, 01:01
Guardián de los Mitos

En la sección hemeroteca de la biblioteca municipal de Boston hace un calor bastante agradable. Se debe a que el techo es bajo y el artesonado que lo recubre es de madera noble. Además, hay bastante gente en la sala. Por ello tienes especial cuidado a la hora de buscar en los periódicos, para no importunar la lectura o investigación de nadie más.

Pasas allí la mayor parte de la mañana, incluso tienes que dedicar unas horas después de almorzar, pues la información es abundante, sí; Pero en su mayoría es sensacionalista, y encuentras artículos de varias páginas sobre las personas de clase alta que asistieron y con quién lo hicieron a los sendos estrenos.

En claro, puedes sacar que Zann es un hombre trabajador, pues entre sus obras media un espacio de algo más de medio año, y cada una se representa durante tres noches consecutivas tras su estreno. Una metodología que parece haber seguido a rajatabla, rompiéndola únicamente con el anuncio de que su última obra sólo se representaría una vez.

Las dos últimas óperas dirigidas por Zann en el Kursaal, hace siete y catorce meses, respectivamente, fueron Rigoletto y Rinaldo, ambas adaptaciones de sus libretos originales bajo la imaginería de Zann. La anterior obra fue una de sus propias óperas, escrita, compuesta y dirigida por su persona, llamada La llave de plata. Sobre su argumento, poco puedes encontrar. Incluso las críticas sólo hablan de la "Fantástica partitura que llega a lo más profundo del alma. No se parece a nada que se haya visto antes. Es un genio." No obstante, juntando fragmentos de varios artículos, puedes sacar en claro que trataba sobre una hermosa chica, enclaustrada como monja en un convento medieval, que un día conoce a un apuesto mozo del pueblo cercano y rompe sus votos para yacer con él. Parece ser que sus escarceos los realizan en unas catacumbas (Así la califican las reseñas) bajo el monasterio, y que para entrar en ellas, han de usar una llave de plata. No se menciona mucho más, pero todos los medios la describen como una tragedia. 

Sobre la vida personal de Zann, no encuentras nada que te parezca verídico. Prensa amarillista sobre cruces de caminos, pactos con el diablo y ese estilo. Pero hay un rumor que se reitera mucho en varios artículos. Parece ser que Erich Zann tuvo un romance con una soprano de su propia compañía hace ya bastantes años (De hecho, tiene un hijo), pero que ésta desapareció misteriosamente. Obviamente, la mayoría de los medios están convencidos de que Zann fue su asesino.

Notas de juego

Estoy teniendo la costumbre de no pedir tiradas en las introducciones ^^.

Cargando editor
01/03/2016, 23:53
Richard Bradshaw
Sólo para el director

Tras estudiar con detenimiento todos los datos recabados sobre Zann decido copiarlos a mi libreta con la intención de trazar un perfil del hombre antes de conocerle, aunque sea a través de algo tan subjetivo como los artículos de prensa. En un primer momento decido copiar solo los datos más objetivos y verosímiles, pero finalmente y viendo que aún me sobra un poco de tiempo antes de mi compromiso, decido copiar toda la información, acusaciones de asesinato y pactos con el diablo incluidos. Me paso un rato asegurándome de que no me falta nada, y cuando termino dejo todo en su sitio, me pongo mi chaqueta y me marcho hacia el teatro Kursaal fumando un cigarrillo tratando de llegar antes que William para no hacerle esperar, pues él es el invitado y como acompañante no debería hacerle esperar.

Notas de juego

Ya espero allí hasta que los demás terminen sus respectivas introducciones, que nada más le queda a mi personaje por hacer, bastante movidito ha sido ya su día :p