No le da tiempo a Argasto a beberse la copa de vino que el combate ya ha terminado y por un momento todo se queda en silencio excepto por los gritos de dolor de Harl. Danich, con la mirada furiosa, va posando su mirada en Argasto y en Sfingaern mientras un reguerito de sangre mana de su axila. El otro guardia se retuerce en el suelo con un tajo que va desde el esternón hasta la cadera. La gente se mira entre si unos segundos, miran a Argasto, y este igual de confundido que el resto. Alza la copa mientras grita - Tenemos ganadores señoras y señores, el combate a terminado. Pasen a recoger sus beneficios.
Danich se marcha no sin antes escupir a los pies de Sfingaern y un par de guardias se llevan al pobre Harl. A la vez que Karel vuelve de recoger su recompensa, Argasto llega junto al grupo acompañado de Peonio.
- Increíble don Peonio, tienes unos excelentes guerreros. Podrías haberme avisado de que la cosa iba a estar en semejante desigualdad y así hubiese apostado más de lo que aposte por sir Everad. - suelta una carcajada. La multitud comienza a desperdigarse - ¿De qué términos quieres discutir? ¿No fui claro antes de que aceptases el trato con un apretón de manos?
—Vaya, creo que hemos hecho algunos amigos nada mas entrar —murmuró burlonamente Sfinj al ver la reacción de su oponente.
Se acercó a los demás. Sin grandes gestos ni alardes, pues no quería provocar mas irritación por parte del grupo de guardias. Buscó con la mirada a la extraña muchacha, no la había visto desde que salieron de la tienda. Sin mas, extendió su mano para devolverle la espada a Karel al tiempo que le concedía un gesto de aprobación.
—Buen arma ésta, sin duda —dijo sonriente, antes de dar una suave palmada en la espalda al otro—. Menudo tajo, maese Everad. No me gustaría estar en el bando opuesto al suyo, amigo. Ha sido, sencillamente... —silbó para terminar de reflejar asombro.
Por fin se acercó el guía, y lo hacía junto al zorro de Peonio.
—No te dejes engañar, Argasto. Es un liante —dijo Sfinj, evidenciando un trato cercano e informal tanto hacia uno como hacia el otro, para dar así a entender que él no estaba por debajo de ninguno—. Nos parecen bien esas condiciones, ¿verdad? —miró al resto de compañeros para cerciorarse y por fin conseguir entrar a formar parte de la única compañía que cruzaría los Titanes.
Peonio aun con su sonrisa mira a Argasto y el poco jovial comentario de Sfinj.
-Hablo de como será el viaje por los titanes y la ubicación de mi carromato en la caravana, no soy el tipo de hombre que le gustan las sorpresas.
- Pues iréis junto a la mía, a no ser que pueda convencer a maese Everad de que se una a mí guardia, lo que te dejaría en último lugar. - guarda silencio y una carcajada brota desde su interior - es broma buen Peonio. Si todos estamos ya contentos me voy a retirar a descansar, mañana nos espera un duro viaje y quiero salir con la primera luz del alba.
Si no tenéis nada más que comentar, Argasto se retirará y daremos por zanjada esta escena.
Karel accepta de nuevo a Colmillo de manos de Sfingaern y asiente. Bien jugado le dice.
A continuación Karel saca un trozo de pan del zurrón. Limpia con él la oja de Colmillo, y tras parecer dudar de si comerse el trozo de pan sanguinolento se lo arroja a Pata gris, que lo caza al vuelo y lo engulle con ganas.
Mientras ocurre esto en el borde de la escena social, escucha a Sfing hablar con los magnates y asiente cuando pide aprobación. Bien jugado definitivamente.
Tras escuchar las palabras de Argasto. Henrry se agacharía y recogería del suelo un trozo de tela para limpiar la sangre de la espada prestada. Observaría como se llevaban al pobre Harl gritando por su agonizante tormento. Recoge una de las esquinas de su capa y se envuelve en ella. Caminaría en dirección al guardia que le pertenecería la espada. Siendo un joven de apenas unos 16-18 años según la estimación de Henrry. –Ten chico, es una buena espada. Le entregaría el arma y su mano la reposaría en el hombro del joven soldado en seña de un adiós.
Caminando en dirección a sus compañeros, vería como el truhán le entrega la espada al bárbaro y las palabras de Sfing le hace salir una sonrisa. -Tu tampoco lo has hecho nada mal Sfing. Ese fue un golpe muy certero. Se apretaría en su capa y le diría al gurpo. -Ahora con su permiso, debo hacer algo. Y Don Peonio, espero no olvide que deje mi bolsa en su carromato .Don Argasto. Haciendo un gesto de con la cabeza se despediría de Argasto.
Envuelto en su capa, caminaría en busca del soldado herido Harl. Sus gritos ya han cesado. Más preguntando en el campamento, no fue difícil hallarlo. Tras llegar a una provisional tienda de acampar, ve a un hombre salir de ella limpiando sus manos con un trapo ensangrentado donde no sabía cuál de las dos tenía más sangre.
-Saludos Doctor. El doctor le saludaría y le diría que esta inconsciente y que Solo Prios sabrá si estará con nosotros al día siguiente y se iría a dormir el doctor. Henrry entraría en la tienda y se sentaría junto a Harl desconociendo lo que el doctor hizo por guardia –Lamento que tengas que pasar por esto Harl, ya hace un tiempo que no usaba una espada y sin querer use más fuerza de la que debí al empuñarla. Le diría al hombre inconsciente y arropado con un manto de pieles de animales. Supongo que estas son tus pertenencias, Estaré contigo esta noche, es lo menos que puedo hacer ante lo que te hice. Henrry, agregaría combustible en una lámpara y observaría la llama sentado junto a Harl toda la noche.
Imagen de Henrry arropado con su capa