Partida Rol por web

 Peonio se acerca al hombre por el cual fue pagado para atender, esperando poder tratarlo con lo poco que tenía a la mano para mejorar su condición e higiene, limpiando la sangre y la herida.

—Listo, con esto debería tardar mucho más en morir, si tenemos suerte se recuperará antes de eso.

 En cuanto termine salgo del carromato para dirigirme a mi carromato.

@Sfing @Henrry

Bartelom mira con cara de sorprendido primero a Henrry, luego a Sfing y luego el carro. Lo que pasa a continuación no podéis verlo porque os adentráis en el boque.

@Karel

-Parar locura – te grita Belun con su mano en la aún enfundada hacha – Trocalenga asustada, ¿no ves? Tu ir muy lejos. Tú como tu pueblo, no ser diferente.

Por el rabillo del ojo ves como Ice se medio incorpora y retrocede hacia un tronco con una mano en el cuello. Un reguerillo de sangre resbala por sus dedos.

@Peonio

Estas un rato realizando las curas. Sientes como el Caballero te observa desde la Puerta.

-¿Se recuperara medicus? –

@Sfing @Henrry

Llegáis a la escena después de que Ice se coloque junto al árbol.

Peonio mira al caballero con una expresión pensativa.

—aún no lo sé, pero por hoy es todo lo que puedo hacer, volveré mañana para ver su estado.

Seguidamente Peonio se dirige a su carromato con cuatro ruedas.

Henrry caminaría rápido sin pensar en lo que le puede estar pasando a Ice. Más al llegar la escena frente a él le sorprendería debido a que esta Ice recostada de un árbol con las manos en el cuello sangrante y Karel ya en pie con su cuchillo en mano goteando sangre.

Con su mandoble desenfundado gritaría –¡¡¡Karel!!! Llamando la atención del bárbaro y sin siquiera hablar con Sfing o dirigirle la mirada  Henrry rodearía poco a poco a karel hasta estar entre Karel eh Ice expectante a defenderse de cualquier ataque.

-Ya estamos aquí Ice, ¿Puedes caminar? Trata de ir al campamento. Le preguntaría dejar de ver al bárbaro a los ojos

Karel se queda mirando a Henrry. No sube las armas ante los aspavientos de caballerito enamorado (¿hechizado? Podria ser...) de Henrry, pero tampoco las baja. Pata gris gruñe bajo al ver el mandoble apuntando a su mascota.

Sabes que la tipa esta usa magia de los nigromantes? Por decir algo que igual te interesa saber antes de que hagas una tontería. Además de ser una trocalenga, que a mi eso no me importa pero a algunos otros parece que sí.

—¡Chica! ¡¿Estás bien?! —preguntó, aproximándose con premura hasta Ice—. ¿Qué diantres está ocurriendo aquí?

Sfingaern andaba con el arco presto en su mano, simplemente por precaución, pues el maldito bárbaro no había sido capaz de explicarles de qué iba la urgencia. Al llegar, examinó el lugar en busca de amenazas, y luego a las personas que allí se congregaban.

—¿Q-qué? —atinó a preguntar, ahora nervioso, tras escuchar las palabras de Karel—. Tranquilo, Henrry. Vamos a hablar. ¿Qué dices, Karel? ¿De dónde has sacado eso? 

El muchacho se giró para observar a la vagabunda, apartándose luego unos pasos de ella.

—I-Ice, tú... Me importa un carajo qué seas. Lo sabes. Pero no podré ayudarte si andas jugando con esas cosas.

*Comiéndose de negrillas* -Magia, nigromancia? Trocalenga que dices! De seguro comiste algo hechando a perder o alguno de esos hongos que te hacen ver cosas, estás delirando.  Escucha lo que dijo Sfing y guardas tus armas no quiero hacerte daño Karel, pero si tengo que hacer para *fin de negrillas*

Henrry baja un poco la guarida pero sostiene el arma con sus dos manos a la expectativa de una mala intención del bárbaro 

Karel rueda los ojos. No hay mas ciego que el que no quiere ver. Miradla. Miradle las orejas. Y vosotros sereis gente de ciudad, pero Ice huele a muerto de aqui a Ambria.

Levia sigue gritando.

- Es un monstruo, ¿no la veis? Seguro que no está sola, seguro que hay más como ella aquí cerca, incluso entre nosotros. Sino hacemos algo y le da tiempo a avisarlos vendrán y nos mataran a todos. O quizás ya están aquí.. Sfing desde el principio has estado con ella.. - se echa las manos al rostro, incrédula - ya veo... Karel, el también es uno de ellos.

Las lágrimas recorren el rostro de Ice.

- Yo-yo-yo.. soy humana como vosotros. Mis padres eran humanos, mis cuerpo cambió sin más, supongo que como el de otros humanos.. se que mis orejas son feas y diferentes.. él me obligaba a taparlas.. decía que eran repulsivas que nadie tenía que verlas.. tenía razón.. soy un monstruo.. no sé qué es un elfo o un trocalengo, si esa es la manera en que llamáis monstruo a la gente.. - comienza a tambalearse y a bajar la voz - supongo que esa soy yo. 

Cae al suelo de rodillas y luego de lado, parece haber perdido bastante sangre.

-¡Señora porfavor cálmense! 

Una mirada juzgadora proveniente de Henrry se posa en Karel. El caballero enfunda su arma se remueve la cama, arropa a ice y la alza entre sus brazos como si fuera un trozo de heno se tratase, -vamos a ver a Peonio el pude curar tu herida. No le prestes atención al bárbaro delirandelirante. Es mejor que busquemos a Don Peonio Sfing.

Sin esperar respuesta, caminaría con Ice en brazos en dirección al carromato de Peonio el médico usurero.

El truhán dudó por un momento, tratando de analizar el discurso de unos y otra. Pero es que en estos momentos le parecía que todos hablaban con honestidad, y tampoco es que Karel ni la doncella ofrecieran otra prueba que no fuera la vistosidad de las orejas de Ice.

—Aaah, demonios. Juro que nada me une a ella mas que el haber compartido carreta durante una semana antes de llegar a aquel vertedero. No tengo mas aprecio por su vida que el que puedo tener por la de ella —dijo mientras señalaba a Levia—. ¿Pero es que no la veis? Sea o no humana, está indefensa y se está desangrando. Llevémosla al campamento y luego decidiremos qué hacer con vuestro monstruo —sentenció luego, mas que nada para despejar su propia incertidumbre—. ¿De acuerdo, Karel?

Sfingaern observó con severidad al tipo raro del perro. Sus ojos pasaron luego por las figuras de los bárbaros, esperando que éstos coincidieran con su planteamiento.

—Te seguimos, Henrry. ¡Por cierto! Esto ha sido un accidente. Tratemos de no montar un espectáculo, por favor. Tened en cuenta que nos acompaña una dama del crepúsculo, o como se llamen. Y que el menor de los jaleos puede perjudicar a cualquiera de nosotros. Si no, ¿qué podrían estar tramando dos brujas en la oscuridad e intimidad del bosque? —dijo, echando una mirada torva a la energúmena que no paraba de chillar.

Una vez en el campamento Sfinj trataría de hablar en privado con Argasto y el hechicero de la ordo. Ambos le parecían de fiar, y probablemente tendrían mas experiencia y conocimientos que él sobre lo que sea que pudiera ser la chica.

Karel vio marcharse al grupo. Al menos Sfing no parecia tonto. Desencaminado si, peor no tonto. El otro, bueno. Era un caballero idealista. Aunque un caballero idealista protegiendo a una sacerdotisa que habia arrasado Alberetor era algo nuevo. Se encongió de hombros y guardó sus armas. tras rascar bajo el hocico a Pata Gris, que se acercó a él con gesto interrogante se dirigió con el can al campamento. Había que hablar con la seguidora del verdadero Prios.

La lunática gritona le siguió a una cierta distancia. Belun ya se habia ido antes.

En camino del bosque al campamento sintiendo los pasos de Sfing atrás suya con un leve giro de la cabeza le vería

Solo he oído historias que contaban a niños acerca de trogalengos. Historias de seres que se comen a los niños sustituyendo al mismo y luego a los padres del pequeño. Cuando yo era pequeño no era necesario que me contaran historias para no salir de la cama. Ya tenía mis propios fantasmas atormentándome. Pero si lo oía de los demás niños. Dudo que un monstro como el que escuchaba fuese como Ice. Esperemos que Don Peonio le cure y zanjemos este traspiés. Deseo hablar con tigo Sfing, Don peonio y karel.

Luego el silencio se haría presente hasta que Sfing continua con un camino distinto al del caballero. Al llegar al carromato de Don peonio. El caballero como puede abre la puerta y pasa con ice en brazos.

Sfingaern escuchó la historieta de Henrry, compartiendo su atención entre la misma y el acecho a sus acompañantes. 

—En mi caso fue la imaginación de iracundos y hambrientos muertos retornando a la vida lo que amenazaba mis sueños de juventud. Al este no llegaron esas historias hasta hace pocos años, con el mayor tránsito de información llegado del norte. Probablemente Peonio tenga mas conocimiento al respecto. Sería bueno que esta muchacha os acompañara —dijo en alto, en referencia a Levia—, pues don Perdomo podría darle algo con que calmar su agitado espíritu. Y también Karel, y los hermanos, no sea que este monstruo despierte furioso. ¿Estáis de acuerdo?

Echó la vista atrás para ver si, con mas o menos entusiasmo, convenían todos en qué hacer. Luego se pondría a la par con el guerrero y hablaría en un tono mas bajo, aprovechando además para tratar de hallar ese hedor a podredumbre que comentaba el cazador entre los harapos de la chica.

—Intenta no llamar mucho la atención. Y dile a ese orteguero* que se deje de pudores y beneficios, y que la examine sin reservas. Esto va a estallar de un modo u otro, así que prefiero hablarlo con nuestro orondo guía y evitar luego sorpresas desagradables. No tardaré.

Da un gesto afirmativo a Sfing. Ya con Sfing junto a él,  bajaría el tono de voz al mismo nivel que su compañero

-Ten cuidado y mide tus palabras con Don Argasto. El sí que puede armar un gran alboroto. Se sutil

Retomando su tono de voz normal mira a la señora

-Sfing tiene razón. De seguro Don Peonio tendrá algún brebaje que le pueda calmar. Recordaría los extraños frascos en el carromato y un escalofrió le recorre el cuello tras pensar en el sabor de alguno de ellos