Partida Rol por web

- Esta bien, Leon, os haré caso, sois un hombre sabio y yo no soy precisamente una lumbrera. Prefiero evitar el conflicto si es posible. Hablaré con ese hombre....- se queda un rato mirando al tendido lánguidamente - la violencia nunca resuelve nada - añade con un suspiro.

Si, os haré caso Leon, a vos también Drildoc, os haré caso de momento, hablaré con el hombre que me engañó, aquel en quien deposité mis esperanzas, el hombre que creí que era mi amigo y en cuanto me di la vuelta apuñaló por la espalda a Drake....hablaré con él...más vale evitar el derramamiento de sangre.

- Mostradme el camino Bened, pero no oséis traicionarme una vez más.

Deja pasar a Bened delante y le sigue, sin soltar la lanza ni dejar el escudo, manteniendo la tensión.

Retrocedéis por el mismo pasillo guiados por Bened pero esta vez seguís, el pasillo lleva hasta una vasta estancia de altos techos. Varios conductos circulares, de apenas metro y medio de diámetro, se abren en las paredes este y oeste y vierten sus oscuras aguas en la sala, mientras que dos amplios pasadizos se adentran en la oscuridad hacia el norte y otro hacia el sur. Pero Bened sigue recto. El camino otra vez se bifurca arriba y abajo pero Bened sigue hacia la pared de enfrente ahora iluminados por la antorcha de Leon, veis una marca en la pared oeste. Se trata de un círculo de pintura roja, con la forma de una mano abierta.

Bened empieza a tantear la pared hasta que veis una puerta que se abre, estaba disimulada en la pared del túnel y crees que da acceso a la guarida. Al abrir la puerta secreta, escucháis voces de un grupo de personas hablando y discutiendo al fondo, proseguís por un pasillo hasta que os encontráis en un almacén repleto de cajas de madera y fardos de paja. Sentados en el suelo o sobre las cajas se encuentran dos hombres parecidos a los soldados que os acompañaban y en medio Rowyn, al veros aparecer se levantan. Rowyn te mira con una sonrisa ¡Isolda! Mi doncella, eres muy valiosa siento haberte hecho pasar por este trance, aunque debo decirte que mis hombres tenían órdenes de no matarte, siento también lo de Drake pero era un viajero que no conocíamos y no podíamos arriesgarnos a más. Se acerca a ti e intenta cogerte de la mano, su rostro es afable, pero cuando ve a los dos de sus hombres que están en un estado tan lamentable los manda sentarse y descansar. 

No perdamos más el tiempo mi señora un rescate nos espera os acompañaré con estos hombres e iremos bajo sus órdenes, sé dónde está el acceso pues por la mañana custodian esa entrada dos soldados, carecemos de llave pero ahora si vos tiene la llave de las rejillas... El acceso a ella está aquí mismo en este mismo pasillo hacia abajo y después en la primera bifurcación que hay.

La doncella recorre con su mirada toda la estancia tratando de evaluar la situación, mira a Taud, mira a los dos hombres que le acompañan manteniéndose tensa y lista pra reaccionar. Mira también de reojo a Drildoc y a Leon.

Esoty asustada, intimidada, este hombre es muy poderoso y hábil...a su manera es tan poderoso como Borka, ambos cuentan con una organización que les respalda, son hombres habituados al mando. Al lado de estos dos no soy más que una chiquilla...pero ninguno de los dos resistiría una lanzada en el corazón...después de todo solo son hombres. Nadie puede vencerme si la Virtud está de mi lado.

Procura hablar con una voz átona, carente de modulaciones que delaten sus sentimientos, pero su rostro es un poema. Carente de experiencia que le ayude a disimular sus emociones, no puede dejar de traslucir el miedo mientras trata de controlar la respiración.

Dioses, sacadme de aquí....el miedo es como un caballo salvaje, te lanza por los aires, te avasalla...excepto que puedas dominarlo, si puedes domar tu propio miedo entonces será tu corcel y te llevará hasta donde quieras. Los hombres comunes ven el miedo como una debilidad...en cambio, los valientes saben que el miedo es un arma que puede hacerte fuerte....respira hondo.

La ira pugna por hacerse con el control de su mente al recordar la vil traición de la que había sido objeto, pero consigue dominarse a duras penas. Es esta mezcla de miedo y rabia la que la impulsa  actuar.

- Rowyn, me alegro de veros, aunque preferiría que hubiera sido en circunstancias más halagüeñas.Debo deciros que, gracias al Cielo, Drake vive, como también viven estos hombres - señala a Bened y Brian. En su mente resuenan las palabras de Rowyn/Taud ordenando a sus cuatro hombres que les dieran muerte...yo le escuché...¿ahora debo creer que sus hombres tenían órdenes secretas de no matarme?...pues Bened me atacó con una espada, si no quería matarme lo disimulaba muy bien.

- Lamentablemente en el pasadizo quedaron dos hombres más -   se le escapa un levísimo sollozo mientras habla - Íñigo y Kelvin ya no se levantarán más...lo lamento. Confío en que podréis disponer que vuestra gente recoja sus restos, ellos os sirvieron bien y lucharon con valor, espero que honraréis su memoria. Sería para mi un honor atender a sus familias y asistirles en las honras fúnebres, pero vuestros hombres me han explicado que en general carecen de familia.

- Ahora hablemos de nuestro proyecto, os agradezco que me ayudéis con esto, pero ha de ser según mis condiciones. Escuchadlas: En primer lugar Bened y Brian son mis prisioneros, no os los entregaré ni volverán a vuestro servicio, son míos sus vidas estuvieron en mis manos y sería una gran afrenta que volvieran con vos. Nadie cometería semejante villanía. Su destino final es cosa mía. Si es cierto que queréis ayudarme y que no sóis el villano que aparentáis me concederéis esto, de otro modo me consideraré atacada y tendremos que luchar, aunque suponga mi muerte, pero en ese caso nunca tendréis la llave. En segundo lugar detendréis vuestras actividades ilícitas no me importa cuales sean vuestros motivos, no consentiré que continuéis con asesinatos y robos, al menos mientras dure esta asociación, al menos hasta que vuelva de la Torre de la Ciénaga. En tercer lugar, los prisioneros que liberemos también me pertenecen, dejaran cualquier lazo con vuestra organización.

- Debéis entender que esto es solo una tregua, que vos empezastéis las hostilidades y para mi no es tan fácil olvidar eso. Quiero ser leal con vos y os lo dejaré muy claro: estamos en bandos opuestos, es más, quizá aún no lo sabéis, pero soy vuestra adversaria y me atrevo a decir que la más peligrosa que tenéis - Mientras pronuncia estas palabras se sonríe como si ya no tuviera miedo, sintiéndose fuerte y valiente: miradme padre, rodeada de enemigos pero sin vacilar ni retroceder, construyendo paso a paso un mundo mejor por el valor de mi pecho y la fuerza de mibrazo - lo más sensato para vos sería matarme ahora mismo - mira a Rowyn directamente a los ojos con una sonrisa desafiante.

- Bien, dicho esto, partamos inmediatamente y cumplamos la misión...sabed que el Capitán Borka sabrá por mi todo lo que aquí ha acontecido...haríais bien en entrevistaros con él y ajustar algún modo de convivencia, seguramente si dejáis de asesinar gente e intentar socavar el orden establecido se mostrará razonable, por lo que pude apreciar no es un hombre muy recto y podría llegar a algún tipo de acuerdo con vuestra sociedad siempre que no seáis un problema para la paz y la convivencia en Robleda.

Mientras termina estas palabras inicia la marcha dando por hecho que Taud y los suyos se le unirán mostrándole el camino.

Al pasar, le dirige unas palabras a Drildoc entre susurros, procurando que no se enteren ni Taud ni sus hombres:

- Maese Drildoc, necesito que hagáis algo por mi, con esta gente tendré bastante ayuda así que no es preciso que me acompañéis. Quiero que os vayáis por las escaleras llevandoos cuanto podáis cargar en la mochila, llevaos las espadas y los puñales que quepan en vuestra mochila. Después entregadselo todo a Edrik y Leon de mi parte, para que lo guarden o lo entreguen a la Guardia, son armas peligrosas y no deben caer en malas manos. Además quiero que compréis el equipo necesario para la expedición a la Torre de la Ciénaga. Compradme a mi un arnés para mi lanza y 5 o 6 jabalinas.

- Os ruego que hagáis esto discretamente maese Drildoc...y que os repongáis de la herida, no me perdonaría que perdieráis la vida por mi culpa.

Sus ojos revelan una sincera preocupación por el halfling, a pesar de que sus labios hablan de cosas prácticas, parece evidente que su principal preocupación es alejar del peligro a Drildoc con la primera excusa que se le ha ocurrido.

Escucha con detenimiento tu argumento, ahora que lo miras bien es fornido y alto, de castaño pelo rizado, barba espesa y ojos azules que brillan con inteligencia. Viste ahora unos pantalones de cuero, una camisa blanca y un chaleco, con un estoque colgando de su cintura.

No se preocupe doncella los justicieros, hombres de ley que siguen el gobierno corrupto del consejo de nobles haciéndose llamar el consejo de Vecería, que controlan todas las tierras circundantes han matado más hombres inocentes que los que vos pueda imaginar.

Su mirada te cautiva, pues te mira por un instante como el capitán cuando superaste aquel aroma tan extraño al extraer aquella planta de su dormitorio. En su mirada puedes ver respeto, y a la vez adulación hacia tu persona, cuando impones tus normas para una tregua asiente - acepto mi señora. Pero de repente su rostro empieza a contraerse en gestos de odio, cuando habláis de bandos opuestos, llegar a un acuerdo con el capitán y decidle que el sabrá todo lo sucedido. 

- Sabed doncella que os he dejado ver mi guarida porque os habéis librado de los hombres de la justicia, si queréis ahora llevar a esos hombres aquí a mi guarida sabed, que somos muchos los que estamos por la ciudad y que si encuentran nuestra estancia entonces, se creará el caos en la ciudad, comenzaremos una guerra aquí mismo en Robleda, y venderemos muy caras nuestras vidas tengalo por seguro.

El clérigo de repente interviene pero Isolda por la luz, es que acaso no me escucha, sino juega a los dos bandos como hacemos todos creará el caos en la ciudad, mi señora ésto no es justicia, acaso no le he dicho que su justicia tendrá que hacerla fuera de Robleda, alejada de los intereses corruptos de los nobles, no puede querer justicia donde no la hay. Vos debe crear su propia fortaleza y leyes y si es justa, verá que muchos la seguirán. Pero no puede exigir algo que no existe en Robleda.

Su mirada rebosa dinamismo, además de poseer el cuerpo de un guerrero, aunque sus ojos negros os escrutan como sólo puede hacerlo alguien versado en los hombres. 

El halfling te mira con sus ojos ahora acuosos, sin lugar a duda has dado en la tarea primordial y que más adora esta especie, y su mirada así te lo hace entender. No se preocupe mi señora todo se hará te dice y se despide de vosotros. 

Ves que a pesar de su tamaño posee una gran fuerza, y te quedas extrañada, - debe de ser un caso aislado, aunque tampoco has visto a varios de esta especie para opinar, sólo que su tamaño no se corresponde con su fuerza.

- Rowyn le pregunta a sus hombres mientras tú susurras al halfling, - ¿dónde están los hombres de justicia?

- Bened le responde - se fueron mi señor en cuanto la señora registró los cuerpos de los fallecidos. 

Rowyn asiente y te acompaña con sus dos hombres armados como soldados, seguís después de salir de la guarida el pasillo hacia abajo y tal como te dijeron se bifurca a la izquierda tras andar un trecho. El pasillo lleva hasta un cruce de caminos, en cuyo techo se abre un estrecho pozo por el que sube una escalerilla de metal, pero que acaba ante una reja que impide el paso más allá. Las otras direcciones son al norte y seguir el camino, por el ruido sabes que al norte está la sala de los desagües y si sigues el pasillo hacia la oscuridad...

Mientras camina, la doncella sonríe y escucha las razones de Rowyn y Leon maravillándose de estar entre hombres tan atractivos. Los mira alternativamente a ambos sin dejar de sonreir con una sonrisa enigmática y segura de si mima, como dejándose querer.

- No se preocupen vuestras mercedes, Leon, Rowyn...no soy tan estúpida, quizá no sea muy versada en usos sociales y quizá no tenga sentido común, pero se reconocer una fotaleza cuando la veo y se que tomar estas estancias por asalto sería muy costoso en vidas, además, los alguaciles no son precisamente una tropa de élite, dudo que Borka tenga la menor intención de dirigirlos contra vos señor Rowyn, sería un baño de sangre innecesario. Todo buen guerrero sabe cuando hay que atacar a fondo y cuando es un suicidio hacerlo. No temáis por eso.

Deja de hablar un momento, mira el estoque que lleva Rowyn y comenta: - Parece que lleváis una buena hoja ahí señor Taud...tengo entendido que sois de familia noble....Sin duda estaréis familiarizado con las armas, con su manejo, mantenimiento y fabricación...es parte de la cultura de cualquier noble o hidalgo....¿sabéis cual es la diferencia entre una buena espada y una mala?. Veréis, cuando se forja una hoja, el espadero debe tener mucho cuidado, debe conseguir un filo muy duro y cortante, que se hace trabajando el hierro dulce con carbón vegetal y controlando bien al sumergirlo en agua y aceite, para formar acero puro que es la fuerza y dureza del filo. Pero una espada que fuera toda de acero no vale nada, sería tan dura e inflexible que se rompería al primer golpe, por eso el alma de la hoja debe trabajarse con un núcleo de hierro poco acerado, para que sea más flexible y no se rompa.

- Una hoja demasiado dura se rompe, una hoja demasiado blanda y flexible no corta...Una buena espada debe tener las características de ambas, un filo duro y un alma suave....¿qué clase de guerrera creeis que soy?, he perdonado la vida a vuestros hombres, no me he enfrentado a vos a pesar del daño que me hicistéis...¿no os dice eso nada de la clase de persona que soy? ¿creéis en serio que voy a bajar aquí con Borka y sus alguaciles a conducirlos como ovejas al matadero?.

- No, solo quiero reducir las muertes y buscar la Paz....

Se detiene justo debajo de la escalera, sube por ella y busca una cerradura a ver si la llave que le dio el Capitán encaja ahí.

- Rowyn: Te para un momento, hay algo que debes de saber antes de subir, Borka mató a mi padre yo heredé su cargo como líder de la Mano Silenciosa. 

Subes por las escaleras hasta la trampilla Rowyn te sigue, gotas de sangre caen en tu casco, ahora te das cuenta que trampilla es...Ves que la llave encaja pero algo te hace detenerte, escuchas pasos que se acercan a las celdas.

- Carcelero: Ya es hora de que mueras Drow tu especie nunca tuvo que existir, echaré de menos que no estés aquí para torturarte, mi sueño hubiese sido que hubieras perdido la cabeza con mis torturas, es una pena eres fuerte y mañana contemplarás la ejecución con toda tu razón. Espero que me dejen tener tu cabeza como recuerdo, y ponerla en la entrada de la ciudad para que los de tu especie sepan que aquí no son bien recibidos. - Risa del carcelero.

Los pasos se alejan...

- Garm: Lo siento muchacha siento que hayas sufrido tanto para después todo acabe así, yo también estoy en los huesos (Tos), no creo que pueda durar mucho más... Tengo escalofríos debido a las torturas, que hacen que las heridas se infecten en este lugar antes de cicatrizar, tengo frío mucho frío... 

- Elian'an: Calla anciano, déjame que tenga el ansiado silencio por esta noche antes de perecer, hace tiempo que no duermo a causa de las torturas, y no necesito alivio en tus palabras necesito salir, y tu amiga se ha visto que no tiene la suficiente entereza para haber conseguido la llave. No estoy para que me alivien calla ya...

El silencio se hace otra vez en el ambiente...

Al abrir la trampilla ves que esta chirria, no sabes si te han escuchado pero el sonido es bastante estridente... 

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Paras un momento para escuchar pero no escuchas ningún paso ni nada que te alerte, sales fuera y allí ves a Garm y a Elian'an no ves casi sus rostros debido a la penumbra del lugar que sólo ilumina una parte debido a una antorcha posicionada en el alto techo, no obstante ves que se acercan a la puerta de la celda.

Recuerdas que había una palanca en cada una de las paredes, una en esta pared y supones que será la que abra estas dos celdas de la izquierda.

Te diriges a la pared y presionas la palanca hacia abajo, otro ruido chirriante se produce al abrirse las dos celdas... Rowyn está ahora al lado tuya con el estoque en su mano, los dos soldados están entrando en la sala. Te quedas otra vez parada esperando escuchar los pasos de los carceleros acercándose dando la voz de alerta, pero nada de eso sucede. 

Garm y  Elian'an salen de las celdas parecen cadáveres andantes, envueltos en andrajos que casi dejan ver sus partes pudentas, sus cuerpos están heridos debido a las diversas torturas a las que han sido expuestos a lo largo de este día.

Ahora estáis todos en la sala, Leon ha sido el último en entrar.

Los pies de Isolda, calzados de recias botas de cuero, suenan débilmente a chapoteo al pisar el suelo húmedo de sangre mientras la doncella recorre rauda la distancia que la separa de la puerta por dónde ha salido el carcelero. Intentando no pensar en nada, se apoya contra ella procurando bloquearla por si alguien intenta abrirla y hace un gesto a uno de los hombres de Rowyn para que se acerque.

Esto es una iniquidad....es horrible, ¿como pueden haber hecho esto?....como me engañaron...ese Borka es un demonio, un mosntruo. Celebro haber sido fuerte y no haberme dejado tentar por él...sin embargo algo no me cuadra...si es un hombre tan malvado y carente de honor como para permitr que se atormente de esta manera a prisioneros de los que no espera obtener ninguna información....¿porque me da la oportunidad de rescatarlos? Garm podría morir incluso aunque le rescatemos y le procuremos los mejores cuidados y nunca ha sido peligroso, pero en cambio la mujer es muy capaz vengarse de las ofensas inferidas, ahora en cambio si la rescato...¡me haré responsable de sus actos!, esto es una trampa diabólica y quizá una venganza por mi desdén....se diría que quieren arrojarme en el bando de los que se oponen a la Ley.

- Escuchadme - dice con un tono imperioso y voz clara, pero si elevar demasiado el volumen, no sea que los oigan desde fuera - hay que sacar a los prisioneros con el cuidado más exquisito, no vayamos a agravar sus terribles heridas...Leon, ¿creéis que podréis curarles de tan graves laceraciones?, os lo ruego, implorad la ayuda de los dioses para que sanen sus cuerpos, en primicia de la salud de sus almas, que prueben la misericordia de los dioses celestiales, no vayan a desesperar y pierdan por ello la fe.

- Rowyn, vos y vuestros hombres os encargaréis de bajar a estos pobres infelices por la trampilla procurando que sus sufrimientos sean los mínimos...que baje un hombre armado el primero, antes de organizar el descenso y proporcione seguridad a la zona, no sea que esos malnacidos nos tengan tendida una celada en los túneles. Mientras los bajáis yo permaneceré aquí cuidando la retaguardia, porque temo que este sea el puesto de mayor riesgo. No ha de permanecer ninguna de vuestras mercedes en este lugar maldito ni un segundo más del tiempo imprescindible. Si os encuentran aquí será vuestra muerte y ese riesgo a mi sola me corresponde....

- Garm, amigo mío... - la voz se le quiebra casi sollozando al ver el terrible maltrato dispensado al anciano - sientio infinito no haber podido venir más rápido.

- Elian'an, como os prometí he vuelto, he vuelto por vos, solo os pido una cosa - dice mirándola a los ojos con una mirada acuosa y enrojecida, próxima a las lágrimas pero llena de determinación - solo quiero que me veáis como una amiga, sabed que no todos los humanos somos como ese vil carcelero.

Mira a la mujer drow intensamente mientras la coge de la mano con dulzura y firmeza a la vez, intentando apreciar en su mirada el orgullo del que hablaba el carcelero, esa energía de carácter de quien no se rinde ante ninguna clase de ultrajes.

- Os ofrecí la oportunidad de encontrar una muerte más limpia que la que os tenían reservada, morir luchando con un arma en la mano mejor que a manos del verdugo...quiero saber si aún aceptáis mi ofrecimiento.

No hay puerta en la sala de Tortura, sólo pasillos en todas direcciones que dirigen a las celdas. En la dirección norte es donde se fue el carcelero, justo al lado de la alcantarilla hay potros y planchas con pinchos, cadenas, látigos.

- Leon: Mi señora hace tiempo que perdí mi poder necesito del siguiente día para que mi dios me otorgue otra vez sus favores. No obstante intentaré limpiar sus heridas para que no se infecten pero no aquí. En cuanto a la mujer tendrá vos que hacerlo mi castidad me prohíbe hacerlo.

Obedeciendo tus órdenes al momento ya sin esperar que se la de su jefe, pues ahora eres tú la que diriges a estos hombres para bien o para mal. Baja uno de ellos con la antorcha que le da el clérigo. Después de esperar que el soldado se posicione baja el otro y a continuación Rowyn se dirige a los dos presos, ¿estáis bien para bajar? Ellos asienten...

Mi señora ha venido vos antes de lo que esperaba, ha sido como si la mismísima luz la enviara al ver mi estado, no llore mi señora siéntase orgullosa de haber salvado hoy la vida de un hombre. Dicho ésto baja su esquelética figura por las escaleras esperando los demás a que llegue abajo, la elfa oscura te mira con cara de agradecimiento aunque las sombras no te dejan ver su rostro pero escuchas - Gracias mi señora, y se pierde también por el hueco de la trampilla, sus harapos dejan ver un cuerpo esbelto ahora un poco escuálido pero sin llegar a ser tanto como el viejo Garm.

Leon es el siguiente en bajar y sólo quedáis tú y Rowyn, que se dirige a vos - mi señora vamos no sé cuanto tiempo tardarán en venir los carceleros, pero tenga por seguro que en cuanto lo hagan darán la alarma y las puertas de la ciudad se cerrarán. Este edificio no está lejos de la puerta de la ciudad, es vos la que debe de arriesgarse aunque veo demasiado arriesgado que nos permitan salir en plena noche sin antes investigarnos , la otra opción es seguir por las alcantarillas esperando encontrar un camino que nos lleve a las afueras, sabiendo que podemos encontrarnos con lo desconocido por estos subterráneos. Vos dirá mi señora pero mientras que lo piensa vamonos mi señora. Dicho esto baja por las escaleras quedándose unos metros más abajo esperándote...

Quité de forma suave la mano que me había cogido mi señora, respondí con un gracias a sus preguntas. Pero qué raros eran estos humanos, ¿acaso estaba liberada para ponerme a su servicio? La verdad era que no, estábamos en las alcantarillas y todavía no estábamos exentos del peligro, no podía decir que estaba liberada para poder responder a su pregunta, además osaba que prometiese ir con ella a ese pantano sin tener armaduras ni armas, que forma era esa de dirigirse a aquellos que podían ser sus soldados. Algo no cuajaba en ella, de todas formas me caía bien y me había librado de morir en la horca aunque todavía podía ser hecha prisionera en aquellas alcantarillas...Me desvíe para dirigirme hacia la trampilla ya seguiríamos hablando.

Aquella mujer prometía irradiar los valores perdidos, aquellos que habían narrados los bardos hace tiempo ya de personas que estaban más allá de las demás. Vivían para que triunfasen unos valores que carecíamos para que nuestras tierras fuesen gobernadas con justicia, vividas con honor y disfrutadas con la paz. 

Cuando me dio las órdenes la seguí sin miramientos, actuando con presteza sabiendo que ahora todo estaba en sus manos, y si aquella mujer había vencido a los marineros, a nuestro grupo merecía todos mis respetos. La seguiría aunque tuviese que arrodillarme por toda esta pocilga de alcantarillas, luchar contra criaturas que se ocultan en lugares recónditos sólo descubiertos por aquellos llamados héroes. Ya que eran los únicos con agallas para jugarse la vida con tal de destruir el mal estuviera donde estuviese. Sí lo haría algo me decía que esa mujer era la única capaz de recobrar la justicia perdida, no dejaría escapar la oportunidad de defenderla con tal de ver a donde llegaría. Y bajé por esas escaleras para enfrentarme con la oscuridad fui el primero en ello.

Isolda mira a Rowyn escuchando sus explicaciones: creo que no me ha entendido bien, la idea es volver por donde hemos venido.

- Tenéis razón Rowyn, no es bueno intentar salir por los pasadizos que conducen al alguacilazgo, sino por las alcantarillas por donde hemos venido. Pero bajad, bajad al punto mientras monto guardia, alguien tiene que ser el último en bajar y esa seré yo, porque esta es mi misión por mi misma encomendada y no sufriré que nadie, ni siquiera vos, arriesguéis más de lo imprescindible.

Mientras pasaba estas razones, con la voz henchida de orgullo y entusiasmo, se mantenía en guardia, con ambos pies bien afianzados, separados a la altura de los hombros, el derecho adelantado y el izquierdo retrasado, con el tacón izquierdo en prolongación de la línea del pie derecho de modo que su escudo se interponía entre ella y la dirección de un posible enemigo y el cuerpo quedaba bien escorado, ofreciendo solo el perfil a un posible ataque. Mientras, el brazo derecho sostenía la lanza con la punta siempre hacia adelante, dirigida a un posible agresor, bloqueandole el camino y amenzándole.

Cuando comprobó que Rowyn había bajado y estaba seguro abajo, corrió hacia el hueco, see introdujo y, mientras se sostenía precariamente en la escalerilla, alcanzó la reja de la alcantarilla y la colocó en su sitio. Después cerró con la llave y se reunió con sus compañeros abajo.

- ¿Están bien vuestras mercedes?, ¿alguna novedad?...debemos darnos prisa, en la Sirena Alegre podremos practicar unas curas de urgencia a estos pobres prisioneros. ¡Aprisa!, no sabemos que más peligros pueden ocultar estas alcantarillas.
 

Volvisteis otra vez a desandar aquellos pasillos, que os hacían recordar los lugares más horribles la sala de torturas y las alcantarillas, un lugar pestilente donde las ratas andaban a sus anchas y donde la suciedad era negra y corrosiva. Llegasteis a la puerta que daba a la taberna, allí se encontraban las armaduras, escudos y demás que Drildoc no había podido llevarse, pero lo que tenía que ser la puerta era una pared lisa sin ningún tipo de resquicio o ranura para poder abrirla. Entonces cogiendo a tus soldados y dejando en buenas manos a los liberados con Rowyn, fuiste hacia aquella escalera que daba hacia la plaza de la fuente desde donde podías ver otras casas, de dos plantas, e incluso de tres, dejando claro dónde vivían las clases más acomodadas. Toda esta zona comprendía el aristócrata barrio de Noblevilla, avanzáis con tus soldados por las calles que eran estrechas, limpias y empedradas, la noche se cernía a tu alrededor dejando ver las calles sin gente; se notaba que estaban bien cuidadas y que daba auténtico placer caminar por ellas. Al llegar a la puerta os abren cuando gritáis vuestra intención de salir de la ciudad, - todo ello te hace pensar que el problema no es salir sino entrar en la ciudad. Rodeáis la ciudad por la parte de la izquierda para bajar después y encontraros con la zona más pobre, aún así nadie se atreve a incordiaros - piensas que ha sido una buena idea ir protegida con los soldados, sino cualquiera sabe qué peligros os hubieran salido en la noche. 

Golpeas con fuerza para entrar en la taberna, escuchas un ya va para después ver a Tom sorprendido saludarte, y cerrar la puerta a vuestro paso cerciorándose que no halla nadie por los alrededores. Entras y saludas al Enano para después dirigirte a la cocina y a continuación a la despensa, abres con la llave la puerta y allí os esperaban Rowyn con los liberados, entráis todos y acomodáis con ayuda de Tom a aquellos en sus dormitorios. Leon te enseña a limpiar las heridas de Garm y te da las vendas necesarias, para después entrar en la habitación donde está la mujer Drow y limpiar sus heridas con el mismo esmero, la desnudas ves que es atlética y extremadamente agraciada, con generosa cabellera de color blanco níveo, su cuerpo que es de un tono gris carece del bello que tú posees, cosa que te llama la atención, sus ojos son grandes, almendrados en su forma, y de color rojo.

La verdad que no te fías de esta mujer y crees que puede ser una de los seres más peligrosos de todo Valion, mandas a tus dos soldados para que hagan guardia en el exterior, sobre todo donde está la ventana de Elian'an y a Rowyn vigilar su puerta. Te acomodas en una de las habitaciones te cambias de ropa, ya que todas las habitaciones disponen de una muda de hombre y mujer, además de los compartimentos propios para dejar tus objetos personales y armaduras y armas, las botas la pones en el exterior de la ventana para que aireen el olor pestilente. Utilizas un pequeño barreño para lavarte, el mismo que hay en cada cuarto y que has utilizado para limpiar las heridas.

Por fin consigues descansar, te sientes satisfecha mientras tus ojos se cierran esperando el nuevo día...