La tensión era palpable en el ambiente ya no solo por la gente que allí se estaba congregando la cual yo intentaba persuadir para que dejasen el lugar alzando ambas manos mostrando mi mejor sonrisa pero entonces apareció Caroline pidiendo explicaciones del por qué todo aquel barullo, la peste y la necesidad de cerrar las tristes aulas. Aquella mujer me caía bien, desde el principio había demostrado una tenacidad y fuerza desbordantes intentando buscar lo mejor para los alumnos y yo siempre había valorado aquello en una persona. Aunque el origen de nuestras motivaciones era muy distinta, ambos estábamos de acuerdo en que había que mejorar en la medida de lo posible la existencia en ese tugurio que era nuestro terrible hogar y siempre que había podido le ofrecía mi ayuda con material escolar. No sólo era la intención de ganarme su confianza sino que realmente pensaba que los niños eran el único futuro que teníamos si queríamos aspirar a salir de allí.
Quizás sonaba a un sueño, pero si yo conseguía salir de allí y subir de escalafón, me ocuparía de joder a todos esos ricachones, meter mano y ayudar a toda aquella pobre gente que subsistía. Si, era un aprovechado y un cabrón, no me importaba joder a la gente, pero procuraba limitarme solo a los que se lo merecían y aparte de todo ello debía de admitir que era una belleza.
El técnico se encargó de darles unas breves explicaciones sobre lo ocurrido u yo me mantuve en un discreto segundo plano mirándola y no puede evitar soltar una risotada cuando se dirigió a Callahan con aquel apelativo de "mierda" cosa que todos pensábamos allí abajo. Entonces se acercó a mí, melosa y contoneándose como una verdadera preciosidad, un buen vestido, un poco de maquillaje y no tendría nada que envidiar a las supuestas macizas que había en la cúspide. Sabía cuál era su verdadero cometido al comportarse así pero yo no iba a desaprovechar esa oportunidad de plena venganza-No me las des Caroline, ya sabes que yo por los niños hago lo que esté en mi mano- contesté con una sonrisa sincera-de hecho he conseguido unos paquetes de ceras de colores que estoy seguro que a los críos les encantarán y ya saber que por ser tú ya sabes que la rebaja es considerable, te lo mereces- continué con mi educada sonrisa y guiñándole un ojo complice, estaba seguro que Callahan estaría ardiendo por dentro en ese instante pero se lo había ganado a pulso.
-Son unas reparaciones de urgencia Caroline, pero el técnico ya está en ello, al parecer es más serio de lo que parecía. Han pedido las piezas arriba pero el plazo de entrega es absurdamente largo así que le estamos surtiendo con todo lo que necesita para que acabe rápido con el arreglo, como puedes ver no estamos en las mejores condiciones, así que no te aconsejo que me des una abrazo-dije jocoso, es cierto que el agua había retirado mucha mierda pero la peste seguía en nuestra ropa y joder estaba deseando darme una ducha caliente y cambiarme de ropa, pero eso debería de esperar-¿Hay algún material que necesites en especial? Quizás yo pueda hacer algo al respecto- comenté de nuevo mirando de reojo a Callahan, era capaz de dispararnos a traición, sin la capita allí, era algo plausible aunque difícil, si no quería terminar linchado y muerto allí abajo, tendría que aguantarse las ganas.
Una vez nos quedamos solos, me acerco a Greg, quedándome a una distancia que no le resultara invasiva. Aunque no podría hacer lo mismo con mi olor a mierda...
-Soy el agente Hansen- Comienzo por una presentación. No suele gustar hablar con desconocidos y maleducados. -Antes ha mencionado el subnivel 3. ¿Por qué? Si sabe algo que pueda servirnos para encontrar a los que están fabricando esas bombas no sería de mucha ayuda. Hoy por suerte nos ha reventado a nosotros y no hemos tenido que lamentar nada- A parte de la nueva fragancia. -Mañana podría ser a cualquier otro, inocentes que tan sólo estuvieran en el lugar y momento equivocado-
Mis palabras se ven interrumpidas por la aparición de un tipo bastante enorme.
-Disculpe, caballero- Me mantengo educado y respetuoso. -Yara se ha ausentado un momento. Nada de lo que preocuparse- Espero. La capitana se estaba mostrando muy interesada en ella... -Si ha venido a pasar el rato, puede sentarse y esperar a que vuelva. Si necesita algo, puedo intentar ayudarle-
Victoria asintió con tranquilidad al oír a su oficial, sin demostrar enojo alguno por las palabras del tal "Greg". - Está bien. Me doy una ducha rápida y regreso, Axel. Te dejo para que desarrolles tus habilidades de camarero y bartender. - Bromeó divertida, mostrándose de buen humor ante el hecho de que el oficial le hubiera cedido la oportunidad de ducharse primera. Realmente lo necesitaba. De cualquier modo, no tardó mucho en encogerse de hombros al oír a Axel decir que hablaría un poco con "Greg", a pesar del hecho de que la capitana estaba segura que no sabía nada al respecto, o bien no diría nada debido a su claro desagrado hacia los guardias como ella y su oficial. Aún así, suponía que no perdía mucho con intentarlo, excepto por el tiempo perdido. - Haz lo que quieras. Suerte con eso. - Le dijo de buena manera al oficial, antes de desviar su mirada a la pelirroja, quien parecía pensar que Victoria se había cabreado con aquel sujeto. - Tranquila, preciosa. Si quisiera pelearme con él, ya le habría saltado al cuello. - No pudo reprimir una carcajada ante la idea de pelear con aquel sujeto celoso. Todavía tenía que ajustar cuentas con Callahan, y, por otra parte, debía de evitar meterse en peleas innecesarias durante la misión, a menos que deseara oír al General, lo cual sería ciertamente molesto para ella. - Además, tengo algo de respeto por los que se preocupan por otros... incluso si le carcomen los celos. - Volvió a bromear, dejando en claro que se estaba divirtiendo con él, en vez de estar cabreada por la actitud que había demostrado. Tras decir aquellas palabras, y mover su mano en saludo a "Greg", no dudó en seguir a Yara, deseosa por limpiarse de toda esa mierda de una vez por todas. No podría trabajar como lo deseaba a menos que se librara de ese maldito olor, así como la horrible sensación que la aquejaba.
Mientras caminaban por el callejón, la atención de la capitana se concentró en los niños que jugaban allí, antes de asentir al oír la explicación de la bella pelirroja. - Mm... no sé si es lugar para que unos niños jueguen pero... - Se interrumpió con rapidez, teniendo en cuenta que ella había sido desastre cuando era pequeña... y aún lo seguía siendo, por lo que aquello no era nada en comparación. Por esa razón, tan sólo le dedicó una sonrisa a los niños, para luego continuar escuchando a Yara, la cual parecía tener algo que decir respecto a lo que había sucedido anteriormente, respecto a la invitación de la capitana a beber algo juntas cuando tuvieran la oportunidad. No se demoró mucho en negar con la cabeza, dejando en claro que no estaba molesta por el silencio de la pelirroja. - No te preocupes, preciosa. Lo comprendo más que bien. No soy tan bonachona como para no pensar que no es una buena estrategia de tu parte. - Aseguró divertida ante la forma en la que la dueña del bar dependía de su atractivo y encanto para mantener sus clientes habituales. Era más que consciente de su belleza y sabía usarlo a su favor. Una persona temible a su manera. Tuvo que reprimir una risa ante aquel pensamiento. No todos eran peligrosos por su fuerza corporal. - Bueno, no puedo culparlos por visitar tu bar con esa idea en mente. - Le guiñó el ojo, juguetona. - Aunque supongo que tienes que soportar a muchos idiotas. - Se expresó en un tono neutral, a medida que subían las escaleras. Debía de ser bastante molesto, para la pelirroja, tener que lidiar con esa clientela, y aún más difícil tener que mantener su vida personal separada por completo de su trabajo, si bien podía comprender esa mentalidad. Era algo que la capitana podía respetar.
Lo que no se esperó en lo más mínimo, fueron las siguientes palabras por parte de Yara, en el momento en el que llegaron a la residencia de la pelirroja. ¿Había oído bien? Y ella que pensaba que la había rechazado. Una sonrisa se dibujó con rapidez en el rostro de la joven aguerrida, la cual miró a la bella mujer por un breve instante en silencio, considerando lo que había oído. - Me encantaría. Aunque, tengo que ser sincera, pensé que habías rechazado mi invitación. - Dijo de buen humor por el hecho de que, al final, la dueña del bar hubiera aceptado su oferta. Si no fuera porque apestaba a residuos humanos, no habría dudado en acercarse un poco más a ella para coquetear pero... eso, apestaba a mierda. Aquello no tenía nada de atractivo, por lo que simplemente se limitó a sonreír y mostrarse satisfecha con esa respuesta, a la vez que paseaba su mirada, apreciando cada detalle del hogar de la pelirroja. Ciertamente, se veía mucho mejor que su propio hogar, incluso mejor ordenado, así como decorado. No se demoró en centrar su mirada nuevamente en la mujer. - Ya sabes cómo contactar conmigo. Cuando te parezca mejor, preciosa. Y cuando no apeste como lo hago ahora... - No pudo evitar reírse, actuando con humor sobre el estado en el que se encontraba, ahora que estaba de mejor humor, principalmente gracias a Yara. - Por cierto, bonito lugar. No como el mío que es una pocilga en comparación, bueno, al menos en limpieza y orden... - Aseguró, siendo realmente sincera en sus palabras. Aún así, estaba claro que su departamento era mejor, teniendo en cuenta la diferencia en calidad de vida entre los niveles de la Torre. No era como si la capitana no fuera consciente de la desigualdad.
En el momento en el que posó su mirada sobre la ducha, los ojos de la joven aguerrida parecieron brillar, ciertamente entusiasmada ante la idea de limpiar su cuerpo de una maldita vez. Esperaba no tener que repetir una experiencia como aquella, no a menos que tuviera a alguien que se mereciera una buena golpiza de su parte. No obstante, al oír a la pelirroja, no dudó en darse la vuelta para luego asentir, agradecida por aquel buen gesto de su parte. No todos habrían prestado su ducha a una agente de la Central SUR, no luego de lo que habían hecho en los subniveles. - Está bien. No me gustaría que pensaran mal de ti por mi culpa. - Si lo hubiera sabido, no la habría invitado de esa manera como lo había hecho antes, y habría optado por hacerlo cuando estuvieran a solas. - Gracias. Sé que no es fácil, no cuando hay mucha tensión luego de las redadas. - Se expresó con cierto tono que denotaba algo de culpa por lo que había sucedido, incluso si había sido una necesidad dar con el responsable que había jodido de esa forma a sus compañeros. - Por cierto, me llamo Victoria, preciosa. No es necesario que me hables con tanta formalidad, no si luego vamos a beber algo juntas... con discresión. - Aseguró con picardía, a medida que se daba la vuelta para deshacerse del uniforme que cubría su torso, revelando una espalda realmente definida por músculos que no carecían de entrenamiento. Estaba claro que no tenía vergüenza alguna para revelar su cuerpo entrenado, mientras comenzaba a deshacerse de su sostén aún dándole la espalda a la bella mujer. - Descuida, no pienso ensuciar tu lugar. Te veo luego. - Se despidió de la pelirroja, a la vez que la observaba de reojo, antes de esbozar una sonrisa picara que denotaba su deseo de hacer uso de la ducha entre las dos, incluso si sabía que no sucedería. De cualquier manera, se preparó para ducharse, cuando era obvio que lo necesitaba en demasía. Esperaba que aquella ciclonadora hiciera milagros, porque ciertamente necesitaría de un milagro para sacarle la peste a su uniforme.
Yara asintió. Viste en su cara que le hubiera gustado mucho quedarse y ayudarte a ducharte pero tenía obligaciones que atender. Aun así se permitió un segundo para comentarte algo más.
- Yo siento lo de vuestros compañeros. En serio. No me gusta nada como se esta desarrollando las cosas... Es como si alguien intentara provocar una guerra aquí abajo.
La peliroja se mordio el labio indecisa y comento algo mas.- Hay un tipo, Costelo, siempre estuvo algo loco. Habla de conspiraciones todo el tiempo y dice que la gente de la cúpula se divierte observandonos como si fuera un gran programa de televisión. También dice que salir al exterior es seguro, que solo nos mantienen aquí para conservar su forma de vida. Al principio la gente le escuchaba porque les parecía divertido pero con el tiempo algunos han empezado a creer en lo que dice, a... seguirlo como un nuevo mesías.
La peliroja se aparto un mechón de pelo de la cara.- Que conste que esto no lo esta contando la camarera a la oficial de seguridad. Esto es algo que Yara comenta a su amiga Victoria de forma... extraoficial ¿De acuerdo?. Hace una semana Fanny, una prostituta que Costelo frecuenta, me dijo que el tipo estaba cada vez peor. Que hablaba de volar la torre en pedazos para que no les quedara otra alternativa a los de arriba que abrir las puertas.
-Puede que no sea nada, los desvarios de pirado, pero... tal vez sea algo.- dijo un segundo antes de despedirte, deseandote un buen baño y dejandote sola en su apartamento.
La sonrisa de la capitana no hizo más que ampliarse en el momento en el que notó lo tentada que estaba Yara de quedarse con ella, si bien sabía que aquello era improbable, ya que era obvio que debía de atender su bar, además de evitar que la clientela pensara algo que podría afectar su negocio. Sin embargo, al escuchar a la pelirroja lamentar lo que le había sucedido a los compañeros de Victoria, ésta no dudó en darse la vuelta, revelando su torso desnudo sin pudor alguno. Estaba claro que no le importaba, ya que ni siquiera se molestó en cubrir sus más que generosos pechos, a pesar de que parte de los mismos estuvieran cubiertos por el uniforme que ahora sostenía frente a ella. De cualquier forma, ante aquellas palabras, la capitana tan sólo negó con la cabeza. - No tienes nada que sentir, tú no eres la responsable de lo que pasó. No voy a echarle la culpa a personas inocentes, y sé muy bien que las redadas jodieron a muchos pero... no ibamos a dejar que aquello quedara en nada. - Le explicó de buena manera a la bella mujer, sabiendo que aquello no había hecho otra cosa más que incrementar la tensión entre los habitantes de los subniveles y el resto de los residentes de la Torre. La teoría de Yara no era equivocada. Realmente parecía que alguien estaba intentando provocar una guerra, y sin duda estaba teniendo bastante éxito en ello. - No me extrañaría que estés en lo correcto... ésta misión va a ser un completo dolor de cabeza para mí. - Afirmó al final, considerando las palabras de la pelirroja. Parece que tendría que tener otras factores en cuenta, si es que no quería cagarla y empeorar la situación, por mucho que le gustaran las peleas.
No obstante, a medida que continuó escuchando lo que Yara tenía para decirle, los ojos de la capitana no tardaron mucho en abrirse de par en par. Aquella información era realmente de importancia para continuar con su misión, por lo que, sin duda, debía de agradecer a la pelirroja. Era bueno que hubiera hablado con ella en privado, o, de lo contrario, jamás habría escuchado algo tan importante como eso. Un maldito chalado hablando de conspiraciones, y mencionando una en particular que podría joder en grande el status quo de la Torre, además de peligrar la integridad de la misma y matarlos a todos. Bien podía ser que estuviera en lo cierto, que el exterior fuera seguro, y que todo fuera una mentira de las elites pero... ¿qué sucedía si estaba equivocado? Estarían todos muertos. Aquel era un riesgo que no podían aceptar, no cuando no había prueba alguna de lo contrario. - De acuerdo. No tienes que preocuparte. Lo que me cuentes, queda entre nosotras. No voy a ponerte en peligro. - No lo haría, no cuando no sería muy profesional de su parte, sino también porque la mujer le agradaba lo suficiente como para no desear arruinarle la vida de esa forma. Era una loca conflictiva pero no jodía a aquellos que no se lo merecían. Sin embargo, al oír que, el chalado de mierda de Costelo, había hablado de volar la Torre en pedazos, la joven aguerrida tan sólo permaneció con la boca abierta. Incluso si no era él el responsable... era posible que alguien se hubiera inspirado de Costelo para plantar aquellas bombas caseras. - Jooderrr... Acabas de darme oro puro, preciosa. Si ves a Costelo... dímelo. Sabes cómo contactarme. - Le dijo con total tranquilidad, incluso si por dentro estaba intranquila.
- No lo creo. Tal vez no sea él pero... puede que alguien se haya inspirado de ese loco. - Le explicó a la hermosa mujer, para luego dedicarle una bella sonrisa. - Gracias por la información. Voy a tener que invitarte a beber algo bueno por eso. - Aseguró de buen humor, no pudiendo esperar a finalizar aquella misión para poder tener esa cita con la pelirroja, incluso si no estaba segura de que la misión finalizaría de la manera que ella lo deseaba. De cualquier modo, no tardó en asentir cuando Yara se despidió de ella, antes de dejar su uniforme en la ciclonadora y encaminarse a la ducha. Estaba metida en mucha mierda. No pudo evitar suspirar frustrada, a medida que el agua corría por su cuerpo de músculos definidos, limpiando poco a poco toda la suciedad que, anteriormente, la había cubierto. Algo le decía que aquello era más grande de lo que ella realmente pensaba. - Y el maldito General tocándose los cojones mientras nosotros ponemos el trasero en riesgo... - Murmuró cabreada, sabiendo que todo eso podría llevarles un buen tiempo, además de costarle la vida a más de uno de su equipo, si es que no se cuidaban lo suficiente. Las peleas internas no eran aceptables durante la misión. No cuando había mucho que perder. - Le partiré la cara a golpes a Callahan cuando regresemos. - Volvió a murmurar, a la vez que deslizaba el jabón por sus abdominales marcadas, para luego ascender con delicadeza hacia sus senos y su cuello, enjabonando su piel y deleitándose con la calidez que el agua le ofrecía. Tenía que limpiar cada detalle de su cuerpo de toda esa mierda, no quería continuar apestando. Una vez terminó de limpiarse, no se demoró mucho en salir de la ducha para luego secarse con una de las toallas, con la intención de buscar su uniforme, el cual debía de haberse secado para ese momento. Sería mejor que regresara con Axel y se agrupara cuanto antes con el resto. Era hora de buscar a ese idiota de Costelo. Aún así, se dedicó, por un breve instante, a apreciar el interior del apartamento de Yara. Sin duda, aquel sitio parecía despertar en ella una extraña sensación de confort. Le gustaba más que su apartamento, incluso si el suyo era, en teoría, mejor. - Actúas como una idiota, Vic. - Se reprochó a sí misma, mientras se preparaba para salir.
Acelero un poco lo de la ducha y la limpieza del uniforme porque no le veo mucho sentido atrasarlo demasiado. Si querías hacer algo en medio (como que unos ninjas ataquen a Victoria mientras se ducha xDD) ignora lo último. Por otro lado, no tengo problema en atrasar mi siguiente post si el resto necesita más tiempo para conversar (como es el caso de Axel), para que no sea todo tan acelerado =P
Ethan miró a Zeus por un momento, sopesando las prioridades - Como le comentaba a Byron, un soplete para calentar los metales y poder curvarlos acortaría el trabajo en una hora o más, y dado lo escuchado anteriormente con respecto a las capacidades de improvisación existentes no debería ser fácil de conseguir. En el peor de los casos podría fabricar uno pero creo que conseguir las piezas será más dificil que hacerse con uno y dependiendo de lo que se consiga puedo perder esa hora extra sólo fabricándolo.
Llevé mi mano hasta la barbilla pensativo unos instantes mirando al horizonte de casas destrozadas-Uhmmm..lo que pide ya es más difícil, el material que suelo obtener no están técnico pero veré lo que se puede hacer, aquí siempre hemos tenido que apañarnos con lo que teníamos y la basura que venía de arriba, pero quizás se haya conseguido rescatar algo similar en condiciones-me giré hacia Byron-amigo mira a ver si puedes encontrar un soplete, sino, consigue el yunque y necesitaré tu fuerza- elevé una ceja inclinándose hacia él-ya sea con una cosa u otra, recibirás incentivo extra, te lo estás ganando- contesté con una sonrisa cómplice mientras Caroline seguía a mi lado.
John necesitaba desesperadamente hacer algo para no matar a alguien.- ¡No me jodas! ¿Como puede ser que esta mierda pese tanto y no tenga ninguno?.- pregunto dandose la vuelta y poniendose a buscar en la caja de herramientas que el general le había dado.
Algunos aparatos no los conocía, de ser por el los habría tirado como chatarra vieja, pero al fondo vio una caja que si reconoció. El puto soplete de los cojones. John lo saco victorioso y aparto a Byron de su camino.
- A ver, dejeme la maldita pieza que se la arreglo en cinco minutos. Xeus, si quieres hacer algo útil manda a esta gente a su casa. Si baja la capitana y ve este circo vamos a tener la fiesta movidita.
Ethan asintió ante las palabras de Zeus, y estaba a punto de decirle que no tenía que ser nada moderno cuando Callahan se puso a trastear en la caja de herramientas y sacó un soplete... de corte. En un principio pensó en decirle a John que no se molestara en usarlo, pero luego pensó en un truco aprendido en el taller del instituto. - Deme eso Callahan, lo regularé para que sirva a nuestro propósito, y no se le ocurra intentar tener la pieza lista en cinco minutos, necesito que la curva sea perfecta para poder cubrir el hueco. - el técnico recibió del soldado el soplete y sacó de uno de sus bolsillos un pequeño destornillador. Quitó una pieza de plástico que evidentemente no debía ser removida y aflojó un tornillo un poco. Encendió la llama un instante y una lengua de plasma azul de cinco centímetros asomó por la boquilla. Meneó la cabeza y jugó con los tornillos, probando la llama cada vez hasta que salió una flama controlada de color amarillo. - Este soplete tiene poco combustible, por lo que lo mejor será dejarlo para completar el trabajo.
- Le explicaré lo que tiene que hacer Callahan, primero deberá curvar la pieza en frío todo lo que pueda, hagalo apoyándola sobre un tubo igual a este para no pasarse, - dijo señalando la siguiente sección del caño que había que reparar - golpee firme pero pausado y parejo. Haga lo que haga no la curve por completo, para terminar el trabajo tendrá que presentarla en el caño a reparar y ahí si entra el juego el soplete. Cuando lleguemos a ese punto le daré más instrucciones.
El técnico fue hasta la caja de herramientas y tomó una amoladora - Yo me encargaré de limpiar la superficie de soldadura antes de sacar el caño de su lugar. En ese momento habrá que cortar totalmente el flujo y no quiero hacerlo por más de media hora. - dicho esto se puso unas orejeras para amortiguar el sonido y encendió la herramienta. Unos instantes más tarde estaba lijando el área alrededor del agujero.