Lorenzo de Osma estaba paralizado por el terror. En tus ojos no hay lugar para la duda. Sin embargo, sabes que alimentarle nuevamente con tu sangre sería inútil; no conseguirías aumentar el vínculo hasta después de esta noche. A pesar de todo, la débil determinación del príncipe parecía resquebrajarse por el efecto de tu sangre y, sobre todo, por el pavor que le inundaba.
-¡No sé dónde está! ¡Lo juro! Él... él pensó que era mejor si yo no lo sabía. Como también pensó... lo... lo otro. ¡Fue él! ¡Yo no estaba de acuerdo! ¡Por la sangre de Caín, ni siquiera debería estar aquí! Fue idea suya... idea suya... me convenció... pensó que venceríamos si la gente pensaba que yo era el príncipe... me... me convenció... ¡pero yo no sé dónde está tu hermano! ¡tienes que creerme!
El tiempo apremiaba: el alba se aproximaba. El monasterio sería el primer lugar en el que buscaría el Obispo. Y si querías vincular aún más a Lorenzo, necesitabas que al menos pasara un día, antes de alimentarle de nuevo. ¿Pero dónde? ¿Y cómo?
Y lo más importante, ¿dónde estaba Ivens?
La férrea voluntad de Tania le impedía ser blanda con ese mamotreto que se decía 'príncipe'. Y aún sometiéndolo a un duro interrogatorio parecía que no revelaría la identidad del cerebro de todo ese plan. No importaba, Tania se llevaría consigo a Lorenzo. Tenía todo el tiempo del mundo para vincularlo y someterlo, como así también para averiguar quién había osado meterse con los hermanos demoníacos.
Ahora primaba el huir, y el alba se aproximaba. Tania profirió un grito atroz, airado, llamando a Uriah.
-URIAH....! VEN AQUI YA MISMO! -Le llamó desde el sótano de la fortaleza. Y cuando el pobre y sufrido sirviente llegó, le ordenó que preparara su carruaje. Partirían esa misma noche. Pero Tania no cesaría su interminable búsqueda hasta dar con su hermano o saber la verdad de los hechos.
Entonces el ghoul corrió rápidamente para alistar los caballos y preparar el carruaje que ocultaría a la cainita y su rehén, el cual viajaría obviamente mañatado para que no intentara ninguna estupidez por el camino.
Y mientras Uriah ultimaba los detalles, la demonio continuó sonsacandole a fuerza de golpes y amenazas el nombre de quien sabría la verdad sobre su Hermano.
Manipulación + Intimidación 3. (Para que de Osma confiese).
Te dejo ésto así, porque no tengo idea de lo que tenés planeado para Tania. Si la querés enviar directo a la otra escena, o querés hacer antes algo más.
La idea de ella es llevarse a Lorenzo para vincularlo. Uriah conducirá el carruaje (que está preparado para que las vampiros viajen en él a salvo de la luz del sol). Lo que no tengo en claro es hacia dónde deberían ir. Hice la tirada de Intimidación para ver si eso ayuda. Si me dice que el responsable está en otro lugar de Castilla, pues hacia allá se dirigirán.
Éranse una vez dos hermanos, un niño y una niña, que se querían mucho.
Hace ya tiempo de esto.
Las cenizas del "príncipe" de Burgos se esparcen en el viento mientras los cristales reflejan una luna pálida, titilante. Toman la deriva de las calles y del río Arlanzón y se pierden en las rocas de la ciudad que nunca logró tomar...
El imbécil de Osma, engañado como un pajarito. La mente de Tania Valach vuela más allá de la ventana, más allá del castillo en el que quiere refugiarse, ése en el que una vez fue niña con Ivens. Ya he dicho que ha pasado mucho tiempo desde entonces.
No. Tania no vuelve al castillo, regresa hasta la noche anterior. Aquella sabandija había bebido el tercer y último trago de su sangre y estaba rendido a su voluntad. En cierto sentido, le reconocía cierto valor: hasta aquel momento no se lo dijo. Hasta aquel momento había sido Lorenzo de Osma, el príncipe de Burgos. Ahora, después de su confesión, todo había cambiado.
Imagínate que eres un forastero en una ciudad hostil. Imagínate que todos esperan tu llegada, pero nadie la desea. Eres el enemigo de cada uno de sus habitantes, no tienes ningún aliado, y al menor descuido te destruirán. Pero aún así, debes ir. ¿Qué harías? Dime, ¿qué harías?
Fue así como el príncipe de Burgos, el verdadero príncipe de Burgos, convenció a Lorenzo de Osma para suplantarle.
Y ahora, Tania Valach piensa en cómo le arrancó las uñas a Osma mientras juraba hacerle lo mismo a Aitor de Segobre, príncipe de Burgos, en paradero desconocido. Está muy lejos el castillo en el que vive la niña. Cada vez más lejos.
Sí, había que reconocerle cierto valor a Osma: el vínculo de sangre no impidió que sintiera el dolor de la tortura, y aún así, no gritó de desesperación mientras Uriah atizaba el fuego ante su cara. Simplemente se dedicó a contar la historia, fría y desapasionadamente, como sólo un esclavo sin alma hubiera podido hacerlo. Pero hasta Uriah temía el dolor. Aquella babosa había recuperado su dignidad en el peor de los momentos. Y contó su historia. Cómo Aitor de Segobre le había convencido para que representara un papel, cuidadosamente adornado con los atributos de su cargo fingido. Cómo se había acercado al obispo y a Tania para tantearles, cómo había esperado que se confiaran pensando destruirle mientras Aitor maniobraba en la sombra. Cómo la noche en que todo debía estallar, hizo su aparición por fin, intentando que Tania acabara con el Obispo. Y, finalmente, cómo todo había salido mal.
Pero lo que más importa, lo que realmente importa ahora, piensa Tania mientras mira por la ventana, no pudo decirselo.
Éranse una vez dos hermanos que se querían mucho. Juraron no separarse jamás. Juraron que morirían el uno por el otro.
Hace ya mucho tiempo de eso...
Pensé en rolear esta parte, pero no quiero dilatar más tu preludio, que ya ha salido muy largo. Los hechos son estos...
-Lograste huír, con ayuda de Uriah, y esconderte en diversos refugios de Burgos mientras vinculabas a Osma.
-El "príncipe" no dijo nada hasta que la vinculación estuvo completa. Entonces contó el plan de Segobre. Su condición de marioneta era real: no conocía el paradero de tu hermano, aunque sabía que Segobre había respetado su vida, pues su plan era ganar tu lealtad por medio del chantaje.
-A la tercera noche, os sorprendieron las fuerzas del Obispo, que fue tajante en su dictámen. No permitiría que Osma viviera:argumentó que habían quemado a todos los miembros de la Camarilla de la ciudad (menos al fugado Segobre), y Osma no sería una excepcion, pero tú adivinaste que había una razón más: no deseaba que tuvieras a un vástago, por patético que fuera, vinculado a ti.
-Se te reinstauró tu monasterio y tu poder sobre la ciudad, garantizado por Montalbán mismo, así como la intención de buscar a Segobre y a tu hermano. Pero ambos parecían haberse evaporado...
Enhorabuena por cómo has roleado, me ha gustado mucho. Tienes 15 px para gastar en lo que quieras. Una vez que lo hayas decidido, posteámelo en creación de personajes y seguiremos en Burgos... 16 años después de este preludio...
Por cierto, cuando puedas, postea en la escena Dura lex, Sed lex.