Nápoles, 1505.
El príncipe Brujah de Nápoles, Marsilio de Castilnuovo, tiene su residencia en un viejo casón a las afueras de la ciudad. Mientras Aletheia y Cedric se dedican a buscar, por la ciudad, el rastro de Uberto, tú caminas hacia la morada del príncipe con paso apresurado, lamentando que tus intentos de esclavizar a algún miembro de la tripulación -algo que te prohibió terminantemente Cedric de Cornualles, so pena de que el barco encallara por falta de marineros-, pues al menos ahora tendrías alguien con quien hablar.
Una vez que llegas a las puertas del palacete, algún idiota sin seso te presenta en voz alta, equivocándose al pronunciar tu nombre. Le lanzas una mirada furiosa, y entras en una habitación pequeña del segundo piso, adornada por escudos y armas colgadas en las paredes. Sentado en una silla tras una mesa de madera pulida, te espera el príncipe Marsilio.
El príncipe es un hombre ancho de espaldas, con un porte señorial y un rostro pétreo, que no deja traslucir muy bien lo que está pensando.
-Sentaos, os lo ruego. ¿Qué os trae a Nápoles desde tan lejos, Jacob Arkwright?
Analizo la habitación. Ventanas, rutas de escape, sitios por donde puede entrar más gente o donde se puede esconder alguien, etc... Analizo al Brujah con Auspex 2. Si hay mas gente en la habitación también la miro. Todo esto lo hago imitando que voy a hacerle una confidencia muy importante al príncipe.
Tirada: Auspex 2
Resultados: 1,6,1,6,10,1
Resultado final: -2
¿Puedo saber de alguna manera si soy conocido allí? A qué clan pertenezco y ese tipo de cosas.
La habitación es realmente pequeña, y es lo primero que te ha sorprendido al entrar, para tratarse del lugar en el que un Príncipe despacha sus asuntos. El cuarto tiene forma rectangular, y la pared frente a la puerta de entrada muestra escudos y armas colgadas, a modo ornamental, en soportes de madera, y una amplia ventana con barrotes, que da al vacío, pues estás en un segundo piso. No hay más puertas ni ventanas en la habitación.
El centro de ésta lo ocupa una mesa de madera más o menos lujosa y un sillón cómodo, tras el que se sienta el príncipe Marsilio.
Fallas al intentar usar Auspex, y el príncipe se da cuenta de que estabas intentando usar una disciplina. Te mira con una mueca, extrañado.
Sin duda saben tu nombre, pero tú no se lo has comunicado a nadie. De alguna manera saben cosas de ti, pero no conoces cuántas ni por qué.
- Buenas noches, Príncipe Marsilio de Castilnuovo. Me siento honrado de encontrarme ante tu excelsa presencia. Como bien sabeis, me llamo Jacob Arkwright. He venido de Inglaterra con importantes nuevas para vos de parte de mi Clan. Espero a ver como reacciona y a que me de su venia para continuar. Uso si puedo Auspex otra vez. Las nuevas que traigo no son nada halagüeñas, incluso me atrevería a decir que son preocupantes. Ha llegado a los oidos de nuestra red de espias que se encuentra entre vosotros un temible diabolista al que nuestro Clan persigue dese hace tiempo. Fue condenado a muerte por mis hermanos debido a los terribles crímenes cometidos, aunque consiguió escapar de una caza de sangre. Ahora, pues, os pedimos ayuda en forma de información que nos ayude a capturarle vivo (aunque cainita) para que pueda pagar por sus crímenes.Si esto es un ejemplo del clan Brujah, son diferentes de lo que el mundo piensa. Aunque eso no hace que sean mejores de lo que se cree. Espero que sea único en su especie.
Tirada: Auspex 2
Resultados: 8,7,4,2,3,5
Resultado final: 1
Tu nuevo intento no revela nada que no supieras ya. La pálida aura del príncipe demuestra que es un vampiro.
-Conozco el motivo de vuestra venida aquí, Jacob Arkwright. No sois los únicos que tenéis una eficaz red de espías. Lo que no acabo de entender muy bien es por qué no han venido tus hermanos también a hablar conmigo y ya han empezado su caza en mi dominio. Soy el príncipe de Nápoles. El máximo representante de la Camarilla en esta ciudad. Y haré respetar su ley, no os quepa ninguna duda de ello. Puede que el diabolista del que hablas fuera tal. O que no lo fuera. Pero no permitiré una caza en mi dominio, sin mi permiso.
-Sabeis que si vos no aplicais las leyes, nosotros podemos aplicarlas, como guardianes de las sagradas tradiciones que somos. Por ello hemos decidido empezar el trabajo que vos no hicisteis. Somos simplemente la avanzada de los Justicar y de los Arcontes. Asi que es mejor que nos ayudemos mutuamente antes de que nos ataquemos como perros enrte nosotros y el Sabbat aproveche para atacar tu ciudad. Al fin y al cabo, nunca esta mal tener ayuda de parte de mi Clan. ¿Acaso no estas de acuerdo? Sonrio de forma conciliadora, pero segura de mi mismo.
Tírame carisma + expresión.
Tirada: Carisma + expresión
Resultados: 8,3,4,7,10
Resultado final: 3
El Brujah te mira con severidad, pero parece convencido.
-No puedo decir que apruebe la manera en la que vuestro clan, Jacob Arkwright, se conduce en estas situaciones. No creo en el secretismo ni en la ocultación, sino en el honor y el rigor de la autoridad y la justicia. Sin embargo, y como decís, el asunto es grave. Si ese diabolista se encuentra en mi dominio, ha de ser retenido hasta que podamos comprobar cuanto decís.
Luego se levanta, en toda su estatura, y te mira, erguido.
-Pero os aviso, Jacob Arkwright: no es prudente venir a mi casa y decirme abiertamente que no cumplo con mis obligaciones. No es nada prudente...
-Mi Clan también cree en la Justicia, por eso os vine a pedirla a vos en lugar de ejercerla por nuestra cuenta, algo que perfectamente podríamos haber hecho. Al fin y al cabo, esta es vuestra ciudad, pero el bien de la Camarilla y de las Tradiciones está por encimad de todo. ¿O acaso me equivoco? Y ahora, si le place, convendria que nos dedicáramos a menesteres más inmediatos. Después podrá hablar con quien desee de mi Clan para expresar su descontento hacia nuestra forma de actuar. Le doy mi palabra de caballero de que la próxima vez será totalmente diferente. Miro otra vez más el aura para ver si está deseando hacer picadillo con mi carne. no me dejo achantar por su tamaño, ya que creo fervientemente en el poder de mi Clan sobre esa escoria inferior llamada Brujah.
Tirada: Auspex 2
Resultados: 1,2,6,10,3,3
Resultado final: 0
El príncipe parece inquietarse, y permanece de pie, pero cuando mencionas la Camarilla asiente con gravedad.
-Lo que decís es cierto. Si había que actuar con rapidez, entonces que así sea. Pero aún queda la cuestión de qué hacer con ese infernalista... creo que la Camarilla prescribe que...
En ese momento, uno de los guardias llama precipitadamente a la puerta y entra en la habitación sin esperar permiso. El príncipe no parece demasiado contento con ello, pero cuando el guarda le comenta algo al oído compone un gesto serio y te mira con dureza.
-Bien. No habrá tiempo para meditar con cuidado. Vuestros hermanos han capturado a Uberto de Ercolano. Están esperando abajo.
Y sin más invitación a acompañarle, sale de la habitación en dirección al piso bajo.
Seguimos en la escena Nápoles.