Partida Rol por web

París, Enero, 1520.

Han pasado casi cuarenta años desde que tu señora, Laetitia de Sevres, fue asesinada en un ataque anarquista a su palacio en París. Los responsables fueron dos anarquistas que aún hoy están libres: el assamita Rashed al Gartari y el gangrel Rowen de Learwood. Aunque pudiste abatir a su líder, el brujah Robert Duplessis, los dos anarquistas restantes lograron asesinar a tu señora. Deshonrado y obsesionado por aquello, has pasado buena parte de los 35 años siguientes buscando por Europa el rastro de los asesinos, sin éxito. Mientras tanto, la Revuelta Anarquista finalizó y se firmó la paz. Los supervivientes se agruparon en dos sectas, la Camarilla, a la que perteneces, y el Sabbat, que acogió en su seno a la mayoría de los anarquistas que no se quisieron rendir. Tienes la extraña sospecha de que probablemente los vampiros que buscas ahora engrosan las filas del Sabbat. En cuanto a tu vida en París, una vez que la Camarilla reacomodó sus estructuras de poder, pasaste a ser lugarteniente de las fuerzas del príncipe de París. El resto de la sociedad cainita aún te miraba con recelo, puesto que no pudiste salvar a tu señora, pero ninguna mirada torva puede ser más fuerte que los reproches que te haces cada día.

En algún momento llegaste a creer que estabas tocado por la maldición de Malkav, pues desde la muerte de tu señora las pesadillas son frecuentísimas -cuando en realidad, un no-muerto no puede tenerlas, pues no sueña-. En ellas, recurrentemente, apareces rodeado de luz, lo que, teniendo en cuenta que la luz del sol es mortal para tí, no es un sueño muy agradable. También es frecuente que en esos momentos entres en una especie de trance nervioso. En esos casos, invariablemente, escribes con tu propia sangre una misma palabra de manera compulsiva: Taranis.

Una noche, a comienzos de año, un emisario se acercó a ti con instrucciones para llevarte ante la presencia de un Arconte de la Camarilla. Por lo que sabes, éste es un alto cargo en la nueva organización, así que te aprestas a buscar un sustituto en tu labor de guardia y sigues al mensajero hasta los aposentos del Arconte.

El Arconte te espera de espaldas en una amplia habitación, a través de cuya ventana observa detenidamente el Sena. El mensajero os deja solos y el caínita se da la vuelta para saludarte con un gesto de cabeza. Parece un tipo adusto y serio, de los que prefieren ir pronto al grano de cualquier asunto. Su voz está desprovista de cualquier tono de mando, pero aun así suena enérgica. Se sienta y con una mano señala una butaca frente a la que él acaba de ocupar:

-Sentaos, Françoise. Mi nombre es Gilbert d´Harfleur, pero podéis llamarme Gilbert; odio el protocolo. Os he hecho llamar tan de imprevisto porque tengo cosas de gran importancia que comunicaros. Decidme, ¿qué sabéis de Castilla?

Françoise toma asiento cuando le es ofrecido por el Arconte,no sin antes realizar una leve reverencia con la cabeza,en reconocimiento del status que reporta la recién creda Camarilla.

Tras estudiar el rostro de Gilbert,intentando adivinar su ascendencia,el Ventrue responde con cautela:

No es mucho lo que conozco sobre tales tierras.Mis viajes,como sin duda sabreis,me han llevado lejos de nuestra patria durante un tiempo,y conozco más de lo que acaece en el resto de Europa que en la vecina Castilla.

El cainita prosiguió,estirándose en su silla y juntando los dedos de las manos por las puntas:
Sin embargo sí conozco el equilibrio de poder,y no nos es favorable.Los Lasombra mantienen un feudo considerado inexpugnable por algunos... terminó diciendo,dejando en el aire la idea de que él no participaba de esa idea

El arconte parece complacido por tu conocimiento.

-En efecto, en apariencia inexpugnable. Desde la creación del Sabbat, los Lasombra han conseguido que su influencia en la Iglesia les garantizara el mudo apoyo de los reyes de Castilla: durante estos últimos veinte años su poder ha sido intocable, sus ciudades inaccesibles y sus lazos con el poder mundano imposibles de romper. Apoyados por la Monarquía y la Iglesia, -de la que depende la poderosa Inquisición castellana-, eran invencibles. Nuestro tímido intento de establecer un príncipe Ventrue en Burgos hace 16 años acabó en una masacre de la que no sobrevivió ningún vástago de la Camarilla... -hace una pausa, mientras te mira significativamente.

-Sin embargo, esto está a punto de cambiar. Los Reyes Católicos han muerto: su hija es una desequilibrada incapaz de reinar, y su esposo ha muerto también. El heredero, Carlos, el hijo de ambos, pertenece a otra dinastía y a otro país: es flamenco y se rodea de asesores flamencos y alemanes. Como bien sabéis, Flandes está bajo control Ventrue, así como Alemania. Esto va a suponer un cambio sustancial del equilibrio de poder en Castilla: aprovecharemos la llegada de Carlos desde Flandes para desembarcar en el reino y plantar batalla a los debilitados Lasombra. No os mentiré: no será una labor fácil. La corte del Rey se ha establecido momentáneamente en Valladolid, y allí es donde más concentraremos nuestros esfuerzos, pero tenemos que lanzar ataques simultáneos a otras ciudades para dividir las fuerzas del enemigo. Una de estas ciudades es Burgos: no es un destino cómodo; ya he dicho que hace 16 años hubo una terrible batalla y que el príncipe que designamos entonces encontró una muerte horrible...

Nuevamente se detiene, para volver a mirar por la ventana, hacia el Sena.

-Hay quien considerará esto un castigo por la muerte de vuestra señora, hijo. Yo no: Françoise de París, os nombro desde este momento Príncipe de la ciudad de Burgos.

Françoise permaneció mudo por unos instantes...era evidente su sorpresa.
Cuando por fin pudo responder,se dirigió al Arconte con la voz más firme que pudo:

Mi señor me honra con tal encomienda.Si es lo que debe hacerse,tened por seguro que me haré con el control o pereceré en el intento.Mas...permitidme una pregunta,sire...y no penséis que hay temor o duda en mí

Françoise dudaba como plantearla sin ofender al anciano.Tras un momento de duda prosiguió:

¿Por qué yo?Seguro que hay candidatos más capaces...y conocéis de sobra lo que muchos opinan de mí...Con sinceridad...¿qué os ha llevado a elegirme?

El hombre sonríe y te mira con cierto afecto.

-No os voy a mentir, hijo. En Castilla se va a librar una batalla como nunca la hemos visto antes, y sé que hemos visto cosas terribles durante la Revuelta Anarquista. Los Lasombra no cederán el poder alegremente, y por eso debemos atacar en varios frentes a la vez, para debilitar sus fuerzas y avasallarles con un asalto frontal. Uno de los lugares donde menos posibilidades tenemos de vencer... es Burgos.

Françoise alzó la mirada poco a poco.No quería faltar al respeto al anciano Ventrue,pero la sangre le hervía.

Sí.Será un dificil tarea.Seguramente muchos encontraran el fin de su no vida.Pero no olvideis nunca, mi señor,que hice una promesa.No descansaré hasta encontrar a los anarquistas que asesinaron a Laetitia.Y si eso significa entregaros Burgos y las cabezas de todos los Lasombra que allí moren,tened por seguro que desearan ver la luz del amanecer por última vez antes de que acabe con ellos.

Françoise se había ido levantando poco a poco mientras hablaba,apretando los puños,y obviamente en pugna consigo mismo por no dejar salir sus colmillos.Cuando volvió a dirigirse al anciano,ya había ganado la batalla,pero su semblante era aún más tetrico...

Seré el príncipe de Burgos...no lo dudéis.Si no deseáis nada más,voy a ordenar los preparativos

Dejo la escena abierta por si quieres repasar lo dicho hace un mes, pero pasamos a Burgos.

Ale, al tajo!