Partida Rol por web

Finalmente Ratko compró la armadura... Lo que ya no sabría explicar fue si por insistencia de las chicas, porque realmente le pudiera hacer falta o porque en el fondo le sentaba como un guante y le realzaba su figura... Recordó el rostro de Shany, ¿Qué pensaría ella si lo viese de aquella guisa? Probablemente le quitaría la armadura y todo lo de debajo para ir a otro sitio a hacer ejercicio... Sonrió para sí, echándola de menos a morir.

- Bueno... ¿Qué os parece? ¿Necesitáis vosotras algo? Si no es así debemos seguir adelante.

Prácticamente haciendo el pino puente sobre su caballo, esperó a que Ratko se pusiera la armadura mientras silbaba en clara muestra de lo bien que le sentaba.

Vaya jefecito… ¿no tendrás un hermano muerto verdad? – Ahora ella quería una por pura envidia siguiendo el claro paso de “culo veo, culo quiero”, pero sabía que una armadura de ese calibre y dimensiones posiblemente acabaría por molestarla con todo lo que le gustaba moverse.- Espero que con eso no muráis. Los humanos sois de papel.- Sonrió antes de espolear al caballo para indicarle que había que seguir.- Nos vamos entonces, ¿no? ¿Cuánto queda?

—¡Fantástico, Ratko! Te dije que era perfecta para ti—  en su fuero interno, la dibumae sonreía aún más que en lo que mostraba a sus compañeros, que no era poco. Al fin y al cabo, estaba cumpliendo su promesa a la perfección. Con tanta capa ni la mala suerte y torpeza del mago le harían daño. O eso pensaba...

Y el camino continuó sin incidentes. Comprobabais como las jornadas pasaban sin sucesos remarcables, actualmente os encontrabais en mitad de la noche, bastante cerrada, centrados en vuestros pensamientos.

Niella parecía cada vez más nerviosa, a pesar de que el viaje estaba resultando ser una agradable excursión, durmiendo al raso, intentando cazar algo para la comida y sin sufrir ningún percance. Pero el la torre se acercaba, y con ella demasiadas cosas. La dibumae sonreía cada dos por tres y soltaba risitas nerviosas sin venir a cuento mientras canturreaba canciones que había aprendido en sus viajes. Daba la impresión de estar en una nube. La Niella racional en su interior gritaba a su oído, pero no parecía bajarla de las alturas.

Volvía al monótono paisaje de ver un árbol cada veinte minutos, con suerte encontraba dos y lo celebraba con canciones y bitores como aquél que encuentra el camino al Dorado. Por suerte de vez en cuando seguía buscando al causante del desvelo de Niella aunque ya no tuviera tantas ganas de hacerlo, notándose en las cortas preguntas que soltaba o el cansancio que mostraba por puro aburrimiento al bostezar largo y tendido varias veces, riendo cuando se lo pegaba a uno de los presentes.

¿Queda mucho?

Ya quedaba poco más de una jornada para llegar a Rans's, hasta casi se podía visualizar la torre de magos desde el horizonte. Sin embargo, la fatiga y el cansancio estaban apoderándose de vuestros cuerpos. A nivel psicológico también afectaba no hacer un alto en el camino lo suficientemente largo como para seguir adelante sin perjuicio.

—Me pregunto como será de grande la torre cuando lleguemos ¿Te acuerdas? Era enorme mientras Mashane estaba dentro, pero luego...piuffff y encima, medio derruyéndose. ¡Es un milagro que haya aguantado en pie!— comentó Niella antes de seguir con un tono más dubitativo— O quizás nos hayan engañado. Es raro que siga en activo ¿no? No sé...

Suspiró levantando el culo del caballo para frotárselo y evitar que se le durmiese. La dibumae echó un vistazo a Poli y, queriendo evitar que se aburriese tanto como ella, decidió darle un poco de salsa.— ¡Polixena! Dile a ese pervertido que deje de mirarme. ¡No! ¡No te rías!

Se había juntado el calor, aburrimiento, cansancio y hambre sobre la chamana, quien ya no sabía qué hacer o decir sobre el caballo y los intentos de entretenimiento de Niella no surtían efecto. Poco le importaba lo que los “otros” le dijeran, incluso veía en ellos el mismo estado de desgana a excepción de un par que siempre parecían estar chutados en café.

Quiero descansaaaaaaaaaaaaaaar.- Alargó la última palabra hasta que se quedó sin oxígeno para seguir aguantando.- ¿Cuánto llevamos de viaje? ¡Mucho! La última vez que descansamos el jefe me parecía guapo. Ahora sólo es Ratko de nuevo.- Se refirió a la armadura que se había comprado, aunque ahora volvió a ser el de siempre tras verle tanto seguido.- ¿Podemos parar?

El soniquete de hemos llegado ya acompañó a Ratko todo el maldito trayecto... Pero es que encima Niella no sabía lo que era estar callada... ¿Qué había hecho el demonio para merecer eso? Vale... Ser demonio... Pero tampoco había sido tan demoníaco... Bueno un poco... ¡Pero aquello era un castigo desmedido! ¡Shany SOCORRO! pensó mientras trataba de sustituir su cara de circunstancia por una sonrisa forzada donde terminó por mostrar todos sus incisivos.

- Paramos, así recuperaremos todos nuestro atractivo. ¿Os parece bien chicas? ​​​​​​- dijo eligiendo un árbol más o menos apartado del camino y dejando caer la mochila que por portaba, sin esperar contestación se dejó caer en el suelo y encendió una pequeña fogata para entrar en calor.

Y así, el grupo preparó un pequeño campamento donde descansar y recuperar fuerzas después de varias jornadas de viaje ininterrumpidas. Por fortuna, gracias a los turnos de guardia y al haber encontrado un lugar seguro, el descanso se finalizó satisfactoriamente...

Finalmente, tras intensos días de viaje, se llegó al punto de obligatoria parada para los miembros de Los Nunca Olvidados: Rans's.

Esta pequeña aldea cobraba importancia por dos principales motivos. Uno de ellos era que disponía de uno de los pocos puertos que había en Gecu que permitía navegar hasta otros continentes, pero el otro aspecto fundamental era que cobijaba en sus exteriores la imponente figura de la Torre de Magos.

El recuerdo de aquella torre era amargo y cargado de incertidumbre. Hará un año aquel lugar fue la sede de horrores, muerte y... ¿ilusiones? pues que la imagen real que estabais viendo ahora era bastante distinta.

Se trataba de una torre de arquitectura sobria, con unos cinco pisos de altura y que mostraba una actividad de personas que entraban y salían de ella con ropajes de colores distintivos... no había duda de que aquella Torre estaba en plena actividad, curtiendo y adiestrando a nuevas generaciones de magos, hechiceros y practicantes de la magia en general.

¿Entonces qué ocurrió tras los sucesos de Mashane? ¿Se reconstruyó la torre? ¿Os aventurasteis en una ilusión paralela que la representaba? Esa duda quedó en la mente de los que sufrieron aquella etapa puesto que ahora apenas había tiempo que perder. Había un destino que alcanzar: las tierras prohibidas.

No os costó demasiado entablar conversación con el encargado de los muelles. Él aguerrido hombre aceptó el que fletarais un barco que os llevase hasta el continente situado más al oeste... allí tan solo tendríais que seguir la estela del gigantesco volcán para llegar al poblado Equu ¿estaría ahí realmente Mogán el Sabio?

Antes de zarpar os advirtieron que las aguas eran peligrosas, motivo principal por el cual el número de marineros que os dejaron a vuestro cargo para llevar a buen puerto el transporte representaban ese temor.

Después de tantos días viajando se agradecía una experiencia diferente... ¿pero será peor el remedio que la enfermedad?

3 JORNADAS DE VIAJE MARÍTIMO

PUERTO DE RANS'S -> JIGOTER, LAS TIERRAS PROHIBIDAS

(Número de cartas de viaje marítimo hasta Jigoter, 2)

¿Tenemos que ir… en barco? – No había pensado en la posibilidad de tener que llegar al lugar de destino a través de una vía marítima pero, si miraba el mapa, ¿cómo sino podía surcar los mares? ¡Volando! – Os confieso algo, no me gustan los barcos.- A medida que se acercaba y olía a las salinas del mar, crecía el nerviosismo innato de Poli.

En realidad desde pequeña siempre había temido al mar, y no era para menos. Las pocas veces que se había montado en canoa o pequeña barca siempre se habían volcado, eso sin contar que los espíritus de navíos eran los más pesados. “Me he perdido, estaba naufragando, encuentra mi tripulación perdida en el fondo del mar…” siempre le contaban historias sobre bestias subacuáticas de gran tamaño, kraken de tropecientos tentáculos que rompían barcos y embarcaciones perdidas en territorios específicos… No definitivamente no le gustaba nada.

Por eso cuando llegaron intentó buscar algo con lo que entretenerse, en este caso buscando el susodicho barco con el que navegar.

¡Yo me encargo, buscaré el mejor barco! – No tenía dinero con el que pagar, tampoco información para intercambiar, fuerza para arrebatar o sigilo para robar, pero sí le sobraba algo: Poca vergüenza.

Se acercó a una panda de marineros buscando al capitán, quien estaba charlando tranquilamente mientras miraba las cartas de navegación. Sólo necesitó acercarse a ellos con la mejor de sus sonrisas…

¡Quiero un barco! – Se quitó la capa que llevaba encima para enseñar su desnudo cuerpo cubierto de tatuajes, lo suficiente como dejarlos callados y coger las llaves, imaginándose que habían accedido.- Qué fácil ha sido, ¡me pido conseguir también a la tripulación! – Uno a uno fue usando su truco a todo aquél que veía con la excusa de “¿te unes a nosotros?”, desde hombres mayores, jóvenes, mujeres, vendedores en los puestos de fruta del muelle o los encargados de la seguridad, quienes tuvieron un breve momento de persecución por escándalo público.

Al menos había conseguido lo necesario.

Mientras Poli se encargaba de convencer a la gente, Niella y Ratko se habían dedicado a buscar provisiones y a negociar en paralelo las condiciones de los acuerdos, negociando a espaldas de la chamán en cuanto esta cambiaba de objetivo. La parte buena era que gracias a aquella impulsividad las negociaciones eran sencillas. Entre el asombro por su descaro y que la sangre se alejaba del cerebro en muchos de los casos fue fácil. Pero todo fue demasiado rápido, ya que cuando Niella trató de escabullirse para hacer una visita a la Torre, el diabal, la detuvo.

—Podíamos habernos quedado un poco más en Ran's ¿no? No creo que hiciese falta tanta prisa, Ratko— suspiró la chica dejándose caer sobre la borda con expresión fastidiada— Me hubiese gustado ir a la Torre y... 

La expresión se volvió ensoñadora por unos segundos, imaginándose aquel reencuentro mientras otra parte picoteaba en su cabeza insistiendo en que era una mala idea. Que nadie se comportaba como Zaendar se había comportado y que era una trampa obvia.

—Investigar un poco. Una miaja nada más, jefe. Podía haber sido interesante.

Tener a dos niñas hiperactivas y.sin vergüenza a su cargo era tan contraproducente en unos casos como producentes en otros... Y aquel fue de los casos producentes puesto que el díabal se encontró con prácticamente todo el trabajo hecho gracias a la impulsividad de Polixema, cuyos detalles de cómo lo había logrado prefirió ahorrarselos... Mientras que él y Niella solo tuvieron que hacerse cargo de los suministros y de los detalles más simples, sin embargo tuvo que frenar a Niella para evitar urgar en la herida que ambos tenían, pues la torre también había supuesto la salida de Shany del gremio y era algo que atormentaba al demonio que era incapaz de llenar su vacío.

- Niella... A mi también me gustaría entrar, pero es mejor no hacerlo el tiempo apremia, además estoy seguro que encontraremos más respuestas en la misión actual que yendo a la Torre, estaría bien que me hicieras caso por una vez...

El primer tramo del viaje fue reconfortante, eso ayudaba después de haber sufrido tanto durante los últimos días. El olor a salitre, el romper de las olas, los comentarios jocosos de los marineros... ¡todo apuntaba a que iba a ser un viaje tranquilo hasta el continente de Jigoter!

Los días pasaban y Niella ya no parecía nerviosa. Desde que habían dejado la torre de Ran's había pasado por una pequeña etapa de refunfuñeo para luego pasar a otra más tranquila. Y es que el hecho de no encontrarse con aquel joven mago que la había vuelto tan loca, aunque desmoralizador, también era tranquilizador. Y le había dado tiempo a pensar en la carta y en el hecho de que era un poco absurdo todo. Para empezar, que la recordase. Aunque los desastres que había causado en la torre de magos de su ciudad, ciertamente eran para recordar. En todo caso, ahora, alejada de allí, se preguntaba porque se había vuelto tan ronroneante con la vieja excusa del "no te supe valorar". Claro, que a ratos, volvía a quedarse babeando en cubierta, aturdida por aquellos pensamientos y se preguntaba como podría sorpenderlo en el caso de que se diese la oportunidad. Pero claro. Ella no sabía nada de los hombres. Poli parecía saber mucho, pero si quería saber algo de verdad lo que tenía que hacer era enterarse por alguien que supiese lo que era todo aquello. 

Un día, mientras estaba sentada en cubierta junto a Ratko con Polixena haciendo cosas de Polixena cerca, decidió por fin resolver todas sus dudas. Niella era de todo menos inocente e ingenua, tampoco era ninguna niña precisamente, pero su experiencia con los hombres era... escasa. De modo que, aprovechó ese momento. Al fin y al cabo, Ratko parecía por primera vez tranquilo desde hacía muchos días. Y una pregunta no era nada que pudiese ponerle nervioso.

—Oye Ratk, una duda que me surge así, no por nada en especial— comenzó como si estuviese haciéndole una pregunta para mejorar sus hechizos o por la receta del asado de fuego.— ¿Qué es lo que más os gusta a los hombres? Debajo de las sábanas, digo. Bueno, o encima. Ya me entiendes... Poli, ¿es muy difícil hacer todas esas cosas?

Poli permaneció dormida la mayor parte del tiempo. En la proa del barco, tumbada sobre una tela roída y algo sucia que había encontrado tirada por las bodegas y con cierto olor a vino pasado o pescado crudo, se dedicó a tomar el sol aprovechando el buen tiempo que hacía, aunque también era una forma de no acordarse del movimiento del agua porque cada vez que lo hacía…

¡APART…! – Logró gritar antes de llevarse una mano a los labios sintiendo que la bilis ascendía por su garganta, acercándose al borde para vomitar largo y tendido, prácticamente con los pies en el aire y medio cuerpo por fuera, con temor a caerse de un momento a otro. Sí, era un viaje mitad sol mitad mareo, llegando incluso a dormirse sobre la baranda de madera al sentir el cálido contacto de sol sobre su espalda.

Iba a tirarse ahí todo el día, pensado que adelgazaría todo lo que había cogido en la comida cuando Niella formuló “la pregunta”. Escupió un gargajo de saliva para quitarse ese sabor de bilis y se sentó con las piernas estiradas, cansada y con sudores fríos mientras miraba con interés a Ratko. En su cabeza había un intento de parecer coqueta, de mover las cejas en un movimiento que más bien parecía un tic nervioso y una voz pícara bastante grave por el esfuerzo al vomitar.

Eso, eso, Ratko, ¿qué guardas bajo esa armadura? – Soltó una carcajada… y eso fue suficiente para que se incorporara y volviera a vomitar cara al mar.

Al ver como Polixena vomitaba como si no hubiese mañana como reacción a su pregunta, Niella la miró con sorpresa. ¿No se suponía que era algo divertido? ¿Por qué esa reacción? Bueno, cierto era que llevaba todo el viaje vomitando, pero era "demasiada" casualidad.

—¿"Tan" malas son tus experiencias? —preguntó asombrada a la druida— Pensé que era divertido...