Partida Rol por web

No, no podemos entrar. La puerta está atascada!- le responde Gregory a la pregunta de Rubi. Gregory rebusca en su bolsillo, sacando un móvil bastante antiguo, casi de los primeros que salieron. Un autentico ladrillo. Se lo alarga a Elizabeth-. Intenta llamar. El numero de mi hermano Jimmy está en la memoria.

Gregory vuelve a echarse hacia atrás, como cogiendo carrerilla para volver a intentar empujar la puerta.
Vamos, Steve… Si empujamos los dos a la vez seguro que conseguimos moverla.

Los demás estaban allí, muy cerca tras esa puerta. La voz de Rubi había llegado ahora perfectamente hasta ellos, junto con una expresión de...asombro? miedo?

- Que pasa ahi!?- gritó Diamante, olvidando haber regañado antes a su hermano por hacer mucho menos ruido que él ahora- Estais bien?

Dudó un instante en el que su cabeza giro varias veces buscando con la mirada la puerta que Greg empujaba, la ventana que había apedreado antes, la puerta, la ventanta, la puerta, la ventana y otra vez más...Sea por donde fuera, tenían que entrar ya. La contraventana de madera hacía su función y protegía el fragil cristal que había detras, puede que otra buena pedrada lo consiguiera pero aquella puerta no podía estar tan encajada. Rick la había abierto y, aunque su fuerza era mucho mayor que la suya, tampoco pensó que fuera superior a la que tendría junto con Greg. Aunque su hermano ahora hubiera dado un gran cambiazo, sabía de sobra como se las gastaba años atras y de lo que era capaz.
- Venga Greg, echale cojones!- dijo llegando a su altura en un par de zancadas y perfilandose para golpear la puerta con su hombro derecho, protegiendo casi de forma inconsciente su brazo izquierdo que era el que usaba para pasar- Tiene que saltar del marco eh!- le animó- Uuuuuno, doooooooos...TRES!- y echó a correr hacia la puerta que se interponia entre ellos y sus amigos.

Greg le tiende el ancestral teléfono móvil a Elizabeth... y desde luego ésta no se sorprende cuando ve que no hay cobertura. Nada extraño desde luego en estos páramos.

Los hermanos se lanzan contra la puerta a una justo en el momento en que desde el interior llegan nuevos sonidos!!! Golpes sordos seguidos de un estruendo de cristales rotos... En una de las ventanas cercanas. Las contraventanas no dejan ver que ventana a sido, pero no es difícil dar con ella. Los ruidos amortiguados de golpes se suceden una y otra vez... como si alguno en el interior intentara echar una pared abajo...

Joder, lo que faltaba. ¡Rick, tranquilízate coño que así no ayudas!

Rick, NOOOOO!!

Las voces de Jimmy Rubí suenan alarmantes... llenas de terror. El caos se ha instaurado dentro de la casa al parecer.

La puerta se muestra sólida y aguante el golpe combinado de los hermanos Skilton. No puede aguantar siempre!!!

Un segundo más tarde se escucha un agudo grito de chica... seguido por un golpe seco. Rubi!

-¡¡¡No!! Dejame Ser del infierno!!-

- Rubi, cálmate. Soy yo. Calma. Mírame. ¿Qué te pasa?

El tono histérico de la joven contrasta con el de Spinner, que eleva la voz de manera comedida intentando imponer orden. Los golpes de Rick contra la contraventana continúan.

Caos...

¿Qué demonios está pasando ahí dentro?- desde fuera no podían hacerse una idea de lo que ocurría, pero desde luego algo estaba pasando-. ¡Vamos hermano, otro intento más!

Gregory vuelve a coger impulso, para intentar de nuevo desbloquear la puerta. Le dolía el hombro del golpe anterior, pero si querían entrar no podían andarse con remilgos. Por un instante sale a la luz el Gregory de antaño, el que se partía la cara con tipos dos cabezas más grandes que el, y golpea la puerta con fuerza, notando como esta cede con un fuerte chirrido.

¿Pero qué demonios está pasando ahí dentro? Ahora es su amiga la que parece gritar asustada, y sus posteriores palabras no son nada alentadoras. Elizabeth coge el rústico móvil de Gregory y tras dudar un instante busca en la agenda al pequeño de los Skilton y marca su número para acto seguido acercar el aparato a su oreja.

- Vamos, coge el teléfono pequeño yonki

Probablemente tirarán la puerta o la ventana abajo antes de que Jimmy conteste, sin contar con que es posible que no tengan cobertura ahí adentro. La situación es tan caótica que incluso la fría y sosegada gótica comienza a ponerse algo nerviosa.

La velocidad que llevaban los cuerpos de los hermanos Skilton se convirtió en cero de ipso facto cuando sus huesos se estrellaron contra la gruesa madera que los separaba de sus amigos. Steve rebotó contra ella y cayó al suelo como si hubiera sido aquella puerta la que lo hubiera golpeado a él. Se apoyó en ella para levantarse y, cuando escuchó el estruendo formado por los añicos de un cristal que estallaba en mil pedazos no muy lejos de donde se encontraba, pegó su oido al portón para escuchar mejor las voces que llegaban desde el interior.

El azul de sus ojos se hizo más evidente cuando estos se abrieron como platos, respondiendo con esa perplejidad al guirigay de gritos y voces de Jimmy, Ruby y los otros, sin poder dar forma en su mente a la situación que estaba viviendose en la casa para trastornar de tal manera a sus curiosos visitantes.

La voz de Greg, que lo llamaba para volver a la carga contra ese portón, hizo que acabara de levantarse por completo y asintiendo y sin saber muy bien que se encontrarian despues de abrir esa puerta pero deseando averiguarlo, se lanzó junto con su hermano de nuevo como si de dos arietes se trataran, dejando escapar por su gargante un grito con el que intentaba acumular toda la fuerza posible justo antes de saltar, literalmente y sin pensar en las consecuencias, sobre la puerta...

TRAAAM!

El golpe de los hermanos impacta a una contra la puerta sólida del caserón. La madera ha resistido perfectamente las embestidas anteriores, pero es el marco y la cerradura los que saltan hechos añicos a la segunda intentona de los Skilton. A punto están de caer de bruces en el interior de la casa, pero la puerta se atranca contra el suelo unos centímtros más allá con un sonido de madera húmeda contra piedra.

Del interior emana un olor rancio, una mezcla entre humedad y polvo, propio de ambientes cerrados y poco ventilados.

La luz de una linterna se enciende en la mano de uno de los protagonistas, iluminando un pequeño hall de entrada poco espacioso. A la derecha una pequeña mesa alta y rectangular, estrecha y pegada a la pared. Encima de ella, un cuadro. A la izquierda dos sillones de una plaza cercanos a una pequeña mesa circular entre ambos. Enfrente de la puerta de entrada otra puerta cerrada tras la cual procede el ruido de alboroto y caos del resto de compañeros. Esta puerta tiene en su parte superior un cristal opaco que no deja ver lo que pasa al otro lado. Sólo se puede distinguir el haz de luz de una linterna, y sombras en movimiento proyectadas sobre el cristal. Esto unido a las voces y golpes de vuestros amigos...

Cuelga el teléfono casi al instante y niega con la cabeza al escuchar el estruendo de la puerta al caer. Finalmente habían conseguido derribarla.

Se acerca hasta la entrada ya liberada y entrega el teléfono al mayor de los hermanos cuando pasa por su lado. Posiblemente el golpe haya sido doloroso, pero es lo que menos preocupa a la gótica. El grito de su amiga parece ser su único objetivo ahora por lo que acelera el paso intentando llegar cuanto antes a la puerta en la que pueden intuirse las luces de las linternas y las sombras que estas proyectan.

- Rubí, chichos... estáis ahí?

El sonido que se produjo al saltar la cerradura fue un fuerte crujido que, unido al salto que había dado contra la puerta, hizo pensar por un instante a Steve que provenía de algún hueso de su brazo que se fracturaba debido al golpe. Sin embargo, en aquell ocasión, la colisión no había acabado en seco sino que su cuerpo avanzó unos cuantos centímetros más hacía delante...habían logrado entrar.

Intentó recomponerse como pudo, frotando su hombro con la mano contraria, haciendo circulos hacia delante y atrás con él y agitándo el brazo en el aire, intentando que el calor producido por esos rapidos movimientos mitigara en parte el dolor que sentía en la zona, mientras recorría el corto espacio que los separaba de la puerta tras la cual parecía llevarse a cabo una tétrica representación de sombras chinescas.

- Tranquilos!- gritaba Diamante mientras seguía los pasos de Elizabeth, bastante alto, como si de esa forma quisiera ahuyentar a quien pudiera estar atacando a sus amigos, alertando de que llegaban refuerzos- Ya estamos aquí!- y, posando sin advertirlo su mano sobre la de la oscura joven, que ya se encontraba girando el picaporte, abrieron juntos la puerta...

- Hola! Tirad abajo también esta puerta,, y cuidado con lo que pisáis y tocáis

Esta vez es la voz de Spinner, que suena más cercana al otro lado de la puerta que separa el hall de donde están el resto de amigos en una situación, cuanto menos, comprometida.