6 de abril de 1924 - 21:55
Veronica dio la sangre prometida a John. El chico bebió un sorbo de leche mezclada con sangre sin que supiera nada. Los tres observaron cómo lo hacía, cómo la bebida bajaba por la garganta y le convertía así en alguien como ellos. La vampira permanecía impertérrita y seria, y no mostró ninguna emoción cuando John movió la mano, asombrado. El chaval rompió en llanto, incapaz de decir nada. Fue entonces cuando Veronica dio media vuelta y salió del dormitorio de la casa de Matthias.
El griego esperó a que la vampiro abandonase el lugar para acercarse al muchacho y acariciarle la nuca, orgulloso. Aunque sabía lo que se jugaba con aquello, sintió una enorme paz al contemplar la felicidad de John. Aquel instante valía todas las penurias que había pasado y cualquier castigo que Tommy quisiera imponerle por haberle desobedecido. Los esfuerzos habían merecido la pena, al menos una vez.
-Tranquilo, muchacho. Todo irá bien -dijo con una fe ciega en sus palabras.
No iría bien, eso le decía una pequeña vocecilla en el fondo de su cabeza. Cuando él no estuviese tendría que arreglárselas por sí mismo y entonces no habría nadie que cuidase de él. Volvería a estar en una silla el resto de su vida, como Cristen. Quizá hubiese sido mejor una bala en la sesera, como había sugerido el ganster, pero Matthias se empeñó en ahogar todos esos pensamientos y sonreír. Eso eran problemas del futuro. Ahora John podía volver a caminar.
Mina no apartó la vista de Veronica el tiempo que estuvo en la habitación, y cuando se marchó se disculpó con Matthias para seguir a domitora.
-Os dejo solos, estaré aquí fuera -le aseguró poniéndole una mano en el hombro al hombre. Después de todo tampoco sabía si quería irse con la vampiresa, las palabras de Matthias le habían dado mucho en lo que pensar.
-Gracias -dijo él con un hilo de voz-. Gracias, gracias, Matthias. Que Dios te lo pague... No sé qué has hecho, pero lo has hecho... Mi vida te pertenece a partir de ahora. Cualquier cosa que necesites... Cualquier asunto que...
Matthias le abrazó de forma paternal. Ciertamente, ese muchacho era todo lo que le quedaba.
-Escúchame, John -dijo tras un prolongado abrazo, cogiéndole por los hombros-. Esto, por ahora, es una solución temporal. Tendrás que ganártelo, ¿me entiendes? Trabajando para otra gente. Yo te ayudaré.
-Lo que sea. Lo que sea -dijo John apoyando su mano en el pecho de Matthias, maravillado por el movimiento de sus propios dedos-. Oh, Dios... Es fantástico. Me siento invencible. Me siento como nunca.
-¿Estás bien, querida? -preguntó Veronica cuando Mina salió de la habitación-. Te encuentro pálida.
-No participas en el asesinato de un hombre todos los días... Solo es eso -mintió-. Veronica... ¿A veces piensas en convertirme?
La vampira esbozó una sonrisa, pero sus ojos no la miraron con calidez. Al contrario, parecían fríos.
-No llamaría asesinato a eso. Más bien ha sido una medida de protección. Si te he pedido que acompañaras a Matthias ha sido para que comprendas mis intenciones. Mi prioridad, querida, es tu bienestar. Tu bienestar y tu lealtad. Mientras me seas fiel, te daré todo lo que necesites. Y sí, claro que pienso en convertirte. Estaré encantada de tener una chiquilla como tú si aceptarías el Abrazo, pero primero tengo que mover hilos para que el Príncipe me dé permiso...
Mina sonrió, necesitaba agarrarse a cualquier cosa para no creerse lo que Matthias le había contado. Cuando pensaba en sus palabras se sentía desgraciada, pero cuando Veronica le hablaba le volvía la dicha, aunque todo fuese una farsa.
-No desearía que me Abrazase nadie que no fueras tú, claro que aceptaría.
La pianista parecía no querer darse cuenta de la fría mirada que Vernonica le estaba dedicando.
Esbozó una amplia sonrisa y le palmeó la mano.
-Me alegro. Recuerda esa sensación, porque es la que te va a mantener en pie de guerra de ahora en adelante. Esa mujer, vas a tener que ganarte su favor para que esto siga siendo posible. Es... Lo que te ha dado es una sustancia no... natural. No hay medicina lo suficientemente avanzada como para hacer esto. ¿Me sigues?
Los ojos de Veronica sonrieron, esta vez sí, y la vampiro alargó la mano para cogerle las suyas y besarlas.
-Querida Mina, eres un diamante -dijo sin dejar de sonreír.
-Me lo imagino... -respondió John con cierta reserva, pero ni aún así perdiendo la sonrisa-. Cuéntamelo todo... mientras damos un paseo. ¡Me muero por salir a la calle y respirar aire puro!
Es necesario hacer esta conversación o puedo hacer un ff de 'Matthias le contó tal y cual'?
Mina se sonrojó y pudo notar como la sangre le encend'ia las mejillas.
-Qué va a pasar ahora?