Partida Rol por web

24 de octubre de 1923 - 19:35

Mina y su tío Bruno habían acudido al teatro para escuchar un recital de piano. La joven notaba que a su alrededor había una gran afluencia de gente, con sus toses, sus olores, sus cuchicheos por debajo de la música. Y el artista era bueno. No soberbio. Aunque fuese un poco orgulloso admitirlo, ella podría hacerlo tan bien o mejor que él. Su tío no dejaba de carraspear junto a ella, arruinando el efecto de la música. Pero, aún así, cuando acabó todo el mundo se deshizo en aplausos. Poco a poco fueron saliendo. Las conversaciones se reavivaron y las voces fueron alejándose y acercándose de ella. Bruno la tomó de la mano.

-Querida, salgamos. ¿Te ha gustado?

-El artista es prometedor, pero sus movimientos todavía son demasiado técnicos. Era un joven, ¿verdad? -preguntó, pues necesitaba de su tío para saber todos los detalles.

De serlo, en efecto sería prometedor, pero si su tío le revelaba que el artista era un hombre hecho y derecho o un anciano Mina se disgustaría, pues habrían pagado por nada.

-Sí. Debía de rondar los veinte. La verdad es que yo no he visto eso. Tú, que sabes más... Da gusto tener una artista en casa -respondió su tío con voz risueña.

-Señorita Camargo -dijo una voz conocida. Mina notó cómo el brazo de su tío se tensaba-. Qué placer encontrarla aquí.

Se trataba de la mujer con la que había hablado la otra noche, su admiradora.

Mina se volvió hacia la voz.

-¿Verónica? Que sorpresa más agradable. No esperaba encontrarla esta noche.

La pianista notó la tensión de su tío y no pudo evitar preguntarse a que podía deberse. ¿Es que a caso conocía a aquella mujer?

-¿Le ha gustado el recital?

-¿Quién es usted, señorita? ¿La conoces, Mina? -preguntó su tío.

-Soy Verónica Huntington-Baxter, una admiradora de Mina -respondió ella.

El brazo de su tío se aflojó. Escuchó cómo su tío le besaba la mano a la mujer y ella respondía al gesto con el suspiro que acompañaba a una sonrisa encantadora.

-Mi sobrina es toda una artista -dijo su tío.

-Mucho más que el joven que ha tocado esta noche -indicó Verónica-. Señor...

-Bruno Camargo, pero puede llamarme Bruno.

-Bruno, no puedo estar más de acuerdo con usted. Mina es una joven muy talentosa. Si pudiera hablar con ella en privado un momento... Me gustaría hacerle una propuesta.

Su tío solía ser bastante protector con ella, sin olvidar el machismo italiano. Pero ni siquiera el recibir una orden velada de una mujer le molestó, sino que se inclinó solícito.

-Voy a servirme algo de beber. Las dejo solas, señoritas.

Y diciéndole esto, su tío desapareció de sus alrededores. No conocía el lugar y notaba que había mucha gente a su alrededor. Ser invidente en un gran salón era como nadar en el océano. Pero rápidamente, como si supiera de su confusión, Verónica la tomó del brazo. Su olor era embriagador. Tenía un perfume floral suave, nada demasiado empalagoso. La textura de su mano era suave, fría al tacto pero de piel muy cuidada. Podía imaginarse unas uñas con manicura francesa y quizá pintadas.

-Espero que no la moleste que me haya tomado la libertad de hablar a solas con usted. Su tío ha sido muy amable al dejarla con una desconocida. Se nota que es un caballero a la antigua... pero me gustaría preguntarle algo directamente. Creo que nuestra otra conversación habría sido diferente si el señor Galais no hubiese interrumpido. Precisamente deseo proponerle una iniciativa laboral... y puede que al señor Galais no le hubiese gustado... ni le guste ahora -dijo la suave voz de Verónica cerca de su oído.

-Yo también estoy sorprendida por mi tío -dijo alzando una ceja. No se conocían, como Mina había pensado, pero aquella mujer le tenía que haber impresionado mucho, quizás por su belleza...

Esperar por parte de mina algún sentimiento de lealtad hacia Galais o hacia el dueño de pub en el que tocaba era absurdo. Mina odiaba aquel lugar, y aunque el encargado fuera bueno con ella no era condicionante suficiente como para obligarla a quedarse en caso de recibir una oferta mejor.

-La escucho -dijo imitando su voz. Aquel toque privado le resultaba emocionante y excitante, sobretodo después de tantos años de rutina. Aunque aquella conversación se quedase en nada tendría un buen recuerdo, como si se tratase de una escena de una novela policíaca.

-Ocurre que la semana próxima es mi cumpleaños y quiero dar una gran fiesta para todos mis amigos. Es una fiesta importante; son amigos importantes. ¿Qué mejor regalo que hacerles por su compañía que permitir que la oigan a usted? Me gustaría que trabajase para mí una noche, sola. Piano y voz, si puede ser. Acabará de madrugada, pero no se inquiete, la llevaremos a donde usted deseé en coche. Si todo va bien, podríamos seguir contratándola en el futuro. ¿Qué me dice?

-Lo haré encantada, espero que mi tío o tenga inconveniente, pero viendo como le ha sorprendido... No Dudo que diga nada -sonrió-. Me preocupa que opinará el dueño del pub pero... No, no es mi dueño.

-¡Perfecto! -contestó la mujer, audiblemente emocionada-. No se arrepentirá, se lo prometo. ¡Será una gran oportunidad para usted! Me codeo con algunas de las personas más influyentes de Chicago y que la escuchen sólo le traerá cosas buenas. Bien, pues si no le parece mal, mandaré a que alguien vaya a buscarla el próximo viernes. Dígame su dirección, la apuntaré en mi libreta.

Cuando Mina se lo dijo, Veronica le dio un apretón afectuoso en el brazo.

-Muchas gracias, señorita Camargo. Me ha hecho muy feliz. Salude a su tío de mi parte.

Y diciendo esto, desapareció. Mas su olor permaneció en el ambiente un poco más.

Mina se quedó en el sitio algo confusa. No le gustaba quedarse sola entre tanta gente sin tener ningún punto de referencia.

-¿Tio? -dijo, peor no muy alto por vergüenza.

Tras unos breves momentos de indefensión, una mano le rozó el brazo.

-Aquí estoy, querida. ¿Ya se ha ido esa mujer tan amable? Ven, vamos -la condujo hacia el pasillo, a juzgar por la proximidad del sonido del tráfico y de la gente que hablaba sobre el recital.

-¿Cómo era, tío? -preguntó Mina sin ocultar su curiosidad-. Al principio pensé que la conocías por como has reaccionado, pero luego... Debe ser muy atractiva -se sonrió imaginándose la expresión abstracta del rostro de Bruno.

-Es muy guapa, sí. La verdad es que... es guapísima. Tiene el pelo rubio y rizado, y los ojos verdes. Lleva un vestido muy bonito. Pero es... es muy guapa -repitió su tío, visiblemente atraido por la extraña mujer-. ¿Qué te ha dicho?

Mina se rió y negó con la cabeza, su tio estaba realmente impactado.

-La conozco del pub, suele ir a verme tocar. Me ha pedido que toque para ella y sus amigos en su fiesta de cumpleaños.

La pianista rodeó el brazo de Bruno con el suyo para sentirse más segura entre el gentío.

-He dicho que si -apuntó sin hacerle esperar.

-Espléndido -respondió su tío. Eso sí que no se lo esperaba-. Te acompañaré.

-Esperemos que no ponga ninguna pega -Mina dejó de sonreír y levantó la cabeza. La verdad es que estaba deseando salir de aquella tediosa rutina en la que se había convertido su vida.