Aquello había sido ciertamente inesperado. Y desagradable. No le extrañaba que en la ciudad estuviesen asustados por una enfermedad que mataba de aquella manera.
Ahora faltaba por ver cual sería su próximo paso. Y aunque Xanjahar ya parecía haberlo decidido, y a ella le parecía bien, quedaban unos detalles que solucionar. Puesto que cualquier cosa que dijera iba a ser probablemente ignorada por los guardas, se dirigió directamente a Xanjahar.
-Siento no haber sido de más utilidad.-Dijo, dedicándole una inclinación-Aunque al menos he logrado que las heridas del malhechor deje de sangrar. Aunque enfermo y malherido, aún vive, si es que eso os puede servir de algo. Disculpad mi pregunta pero, ¿irá con nosotros al templo de Thot para que se ocupen de él? Imagino que querréis interrogarlo si sana, y los guardias no pueden ocuparse de un enfermo. ¿Querrán los guardias ver las marcas de us brazos antes de quemar el cadaver, para poder identificarlas si parece el que escapó u otros de sus asociados?
Aunque conocía un poco a Xanjahar, no tanto como para poder opinar sobre lo que debería hacer en su trabajo. Así que intentó formular las sugerencias en una forma en que casi sonase como preguntar por las opiniones del paladín y los guardas, en lugar de estar diciéndoles lo que deberían hacer.
1: no estoy seguro de por qué Nathifa se refiere a él como "anciano", a menos que sea porque ella misma es muy joven. El hombre debe tener entre treinta y muchos o cuarenta y pocos. Vamos, que está en la flor de la vida.
Pues yo tampoco lo sé. Me lo imaginé así cuando apareció y luego se me quedó esa imagen, y no me dí cuenta de que no era esa la descripción. Vamos a decir que entre su juventud, la enfermedad del hombre y el estar disfrazado de mendigo, Nathifa pensó que era más viejo de lo que era.
Sólo hemos registrado al moribundo. ¿Registramos también al cadaver del primero de los rufianes que mataste o pasamos del tema?
El paladín negó con la cabeza - Su valentía y su conocimiento es de sobra valorado, no tiene que disculparse por ser menos diestra con el arma que un hombre que lleva toda su vida practicando con ella - dijo sonriendo a su compañera. Xanjahar entendía el valor que tenía cada persona y Nathifa era mucho mejor que él en muchas cosas. La forma en que había usado la voz para advertir a aquellos rufianes le había hecho a él mismo preguntarse si debía seguir su directriz. Era una excelente oradora y su capacidad de relación estaba muy alejada de lo que él mismo podía conseguir. Si había pensado de ir a la iglesia de Toth era, precisamente, porque ella podía exponer mejor las ideas y convencerles de que su ayuda era necesaria. En este momento, Xanjahar consideraba que se necesitaban mutuamente. - Si este malnacido se viene con nosotros, siempre tendremos un tatuaje con el que preguntar. Yo puedo escoltarla, mi señora - dijo estirando la espalda - pero sabrá que es un camino peligroso, y aunque no dudo de sus capacidades, no sé como se siente ante esa perspectiva.
Los guardias permanecían allí, mirando, así que el paladín les preguntó una vez más.
- ¿Conocen ustedes ese símbolo? ¿Qué nos pueden decir de él?
Uno de los guardias enarcó una ceja cuando Xanjahar aseguró que aquellos rufianes eran cultistas y dedicó una mirada confusa a su compañero, que se encogió de hombros en un gesto de ignorancia. No parecían muy seguros de lo que el paladín acababa de sacarse de la manga, pero por supuesto ellos no eran quienes para discutirle a alguien que tenía los tres círculos tatuados en la frente.
—Lo que usted diga —dijo al fin, con poco convencimiento. Miró el anillo con desinterés—. Sí señor, conocemos perfectamente ese anillo, por desgracia. Lo llevan algunos miembros de una cofradía de ladrones y matones que se hacen llamar La Mano Serpentina. No es la primera vez que nos enfrentamos a ellos cuando se atreven a salir de su guarida en el Cenagal.
Iba a añadir algo más, pero cerró la boca.
—Podemos escoltarles al templo de Thot, si quieren, para que pongamos en antecedentes a los Adivinos de los Misterios de lo que ha sucedido. Pero tendrán que esperar a que nos ocupemos de esto —dijo señalando el desastre del callejón—. Alternativamente, pueden ir ustedes mismos, no tiene pérdida. Solo abandonen el mercado por la puerta sur, y doblen hacia la derecha por la primera calle ancha que encuentren: la Avenida del Sol. Encontrarán el templo de Thot a poca distancia de allí. Pueden preguntar por Karranis.
Señaló con la cabeza al tipo que Nathifa había maniatado con el turbante.
—También nos podemos ocupar de este, si lo desea.
Parecía que en el entrenamiento a paladín, no sólo les enseñaban a blandir las armas, sino también a ser encantadores.
-Me cuesta imaginarme qué podría darme miedo, contando con la protección del brazo y la espada de un paladín de Horus-Re.-le respondió con una sonrisa-Os acompañaré al templo y ayudaré en lo que pueda. Pero disculpadme un momento, porque me gustaría comprobar algo antes de irnos.
Nathifa se acercó al cadaver del rufián, y aunque intentando mantener su cuerpo lejos de él en lo posible, intentó registrarlo. Después de todo, después de haber atendido las heridas del otro hombre, no podía estar mucho más expuesta. Esperaba que los sacerdotes del templo de Thot fueran buenos sanadores, al menos.
Imaginaba que no encontraría mucha más información relevante, pero si el hombre tenía otro anillo como el que ya habían encontrado, podía ser útil. Ya fuera para encontrarlos, o quizás para infiltrarse, si encontraban su nido.
Por mí, ya podemos ir al templo después de esto.
El paladín colocó la mano en el pecho e inclinó la cabeza en señal de respeto mutuo hacia Nathifa. Después, mientras se giraba para comprobar los cuerpos, el paladín hacía lo propio hacia los guardias.
- Señores, les agradezco su disposición. Lo mejor para los cuerpos es la pira, evitará la propagación de la enfermedad. Eviten el contacto directo con los líquidos y las heridas. - dijo mientras señalaba el cuerpo del vagabundo caído - Me llevaré el anillo y la carta al templo de Toth, como prueba del ataque. Muchas gracias por las indicaciones.
Después se agachó sobre Habib y elevó una plegaria a los dioses para que acompañaran su alma hasta el jucio de Sobek en que se decidiría si merecía la pena salvarla o debía ser devorada por la criatura del río.
- En cuanto a este rufián. Está contagiado también, así que tengan cuidado. No quiero entrometerme en asuntos administrativos locales, así que hagan lo que tengan que hacer con él.
Esperó pacientemente a que Nathifa terminara y le indicó que abriera la marcha. Él la escoltaría con mucho gusto, al fin y al cabo, esa solía ser -precisamente- su labor.