-Yo podría transformarme para adquirir alas y seguirlo desde el cielo, si fuese necesario, pero dudo que fuese demasiado discreto hacerlo-les dijo cuando estaban planeando cómo seguir al mensajero-Pero hay algo que debéis saber sobre la Madre de las Serpientes. No es una mujer normal. Es una yuan-ti puracasta. Excepto por algunos rasgos serpentinos, parecen casi humanas, y por eso son usadas por los híbridos y abominaciones para infiltrarse en las sociedades humanas. Puede que sólo sean un monstruo ganándose la vida con el crimen, y el robo sólo fuera una buena oportunidad de hacerse con algo valioso. O puede que haya algo más tras lo que hace, especialmente tras la desaparición del cáliz. En todo caso, si la descripción de los poderes de la reliquia que dijo que vendió se corresponde con los del cáliz, y es probable que sea así, no creo que sea casualidad.
Yo tengo Alter self, si sirve de algo:
Kéfera mantuvo un poco más la mirada a la yuan-ti, pero al notar que los demás parecían abandonar el lugar ante la invitación de ésta, a si que levantó la mano de la mesa y se resignó a seguir a sus compañeros hacia el exterior.
El pulso lo había perdido y parecía que sus compañeros estaban contentos con el trato, a si que no tubo nada que objetar.
Una vez en el exterior y ya reunidos con el resto, parecía que un plan se trazaba solo. La devota de Thot escuchaba atentamente como los planes surgían casi solos, y ella sin saber si quiera cómo poder ayudar. Por ahora se mantendría con ellos y rezaría porque sus planes saliesen de forma correcta.
Lurzco se había quedado a hablar con Ives, el portero de la entrada. De modo que la víbora de Madsul pudo colarse detrás de él cuando regresó a la sala principal del Faraón Sonriente. Allí, amparada por el sortilegio de invisibilidad del nómada poseído, siguió al orco hasta que se detuvo en una mesa.
—Tú —le dijo a un tipo de los que trasegaban cerveza—. La Madre de las Serpientes quiere que entregues un mensaje en Majoor. Ella te dará los detalles.
El áspid se quedó con la cara del aludido y, dando su misión por completada, regresó a la puerta esperando su momento para escapar de allí. Un par de minutos después, alguien necesitó tomar aire fresco y levantó la puerta para que ella pudiera salir. Apenas regresó al grupo, terminó la duración del conjuro de invisibilidad. La serpiente trepó por el brazo de Madsul cuando este se lo ofreció y le susurró al oído lo que había descubierto.
Ultimad los detalles de vuestro plan. En mi próximo post sale el tipo.
Al escuchar la información de Nathifa, Shem se quedó pensando en lo de los yuan-ti*. Quizá fuera por los nervios de la situación o porque realmente lo que debían hacer era centrarse en el dichoso mensajero. Respecto a aquello, el sacerdote sopesó las opciones que estaban poniendo sobre la mesa sus compañeros.
-Es posible que la mejor opción sea la de confiar en las habilidades de Amuir... -se dirigió a Nathifa- Tu opción, como dices, es demasiado llamativa e igual podrías perder a tu objetivo si te elevas demasiado.
Dicho aquello, volvió a darle vueltas a lo de la yuan-ti mientras se rascaba un poco el mentón.
Motivo: Saber (Naturaleza)
Tirada: 1d20
Dificultad: 14+
Resultado: 1(+5)=6 (Fracaso) [1]
*Tirada. Igual luego con más tranquilidad (eligiendo 20, si me dejas), Shem pueda asociar más conocimientos de los que tiene o ir a buscarlos XD.
O dado el "1", es algo que no hay oído en su puñetera vida XD
Motivo: Saber Local
Tirada: 1d20
Resultado: 12(+2)=14 [12]
Entiendo que para saber más sobre Humanoides Monstruosos es saber Local. No la tengo entrenada.
Madsul escuchó las explicaciones de aquella mujer, Nathifa, sin comprender bien de qué hablaba, pero llegando a la conclusión de que debía de ser muy sabia y poderosa, pues la potestad de convertirse en pájaro era algo que en su tribu se contaba de las brujas del desierto y de poderosos magos. Él mismo poseía un extraño poder, pero sabía que emanaba de algo oscuro que habitaba en su interior, algo peor que un brujo.
- Mi amiga ha visto al mensajero, pronto saldrá. - dijo Madsul - Tal vez, sabia Nathifa, podáis seguir a ese hombre desde el cielo mientras otros caminan tras él de forma discreta desde la tierra. Si la persona adecuada está entre nosotros.
Los ojos de Madsul se posaron un instante en Amuir, quien parecía poseer los dones del buen cazador, o tal había dicho en la posada, cuando tuvieron tiempo de conversar. Pero pronto volvieron a vigilar la puerta, pues no deseaba que el mensajero saliera y se les escapara.
Y digo yo, para seguir a alguien sin que te vean, ¿no podría servir Sigilo? No tanto en el sentido de que no te oigan, como en el de ir ocultándote por las esquinas para que no se percaten de tu presencia.
Si alguien tiene disfraz y quiere ir, adelante. O uno de los que no han entrado puede seguir al tipo.
Por otro lado, si Nathifa puede tomar forma de pájaro y seguirle también, igual no es mala idea. No veo porqué iba a ser indiscreto, el mensajero no tiene motivos para ir buscando pájaros (y menos para pensar que le siguen). Y bueno, si vais dos, duplicamos opciones de éxito (o sois más, si la cosa se tuerce).
El paladín no tenía ni idea de lo que era un Yuanti. Tampoco había entrado en el interior de la sala, ni sabía los pormenores de la operación que habían hecho sus compañeros. Sin embargo, entendía que había cierta premura por perseguir a un mensajero. Algo que tampoco alcanzó a comprender:
- Si van a enviar un mensajero, y parece que así va a ser. ¿No deberíamos esperar a que nos devuelvan el mensaje? ¿Por qué exponerse a que todo salga mal? No parece que os hayan querido engañar, parece que -realmente- sí que quieren hacer negocios. ¿Por qué arriesgarse?
-Incluso si no nos quieren engañar, no sabemos si nos devolverán el mensaje. El mensajero contactará con un intermediario, y el intermediario a su vez con quien, en teoría, tiene la reliquia para proponer un trato. Si la persona que tiene la reliquia acepta venderla, puede que la consigamos fácilmente simplemente pagando el dinero que sea necesario. Pero si no acepta, no sabremos quién es, y no tendremos manera de contactar con esa persona. Excepto forzando de alguna manera a la Madre de las Serpientes o sus subordinados a que hablen. Y eso puede ser mucho más arriesgado, y complicado.
A pesar de su impaciencia por concretar los detalles sobre seguir al mensajero, suponía que una explicación más detallada sobre lo que había pasado dentro sería conveniente para Shem su-namun y Xanjahar. Sería absurdo que alguien cometiera un error por no entender lo que estaba pasando. Ahogando un suspiro, empezó su narración sobre lo que había sucedido dentro.
-Entramos haciéndonos pasar por representantes de un hombre que quería encontrar alguna forma de protegerse de la enfermedad. Pedimos al portero que nos pusiese en contacto con el Loto Negro, pero nos llevaron ante una mujer llamada Tathtlasss. Nos dijo que Loto Negro no se encontraba allí en aquellos momentos, y ella era quien se conocía como la Madre de las Serpientes y quien se ocupaba de esa clase de negocios. Noté que la mujer era extraña. Incluso para ese lugar, frecuentado por no humanos y gente de oficios poco respetables. Tenía ojos dorados de pupilas verticales, y en ocasiones, la luz hacía brillar escamas sobre algunas partes de su piel. Los que la rodeaban llevaban fuertes perfumes para ocultar su olor; y nuestro propio olor, incluso aunque no nos acercamos demasiado, parecía resultarle molesto, y necesitaba aspirar con frecuencia de un pañuelo perfumado que llevaba. Aunque las actividades a las que me dedico no den lugar a encontrarse con monstruos y criaturas extrañas, conozco lo que aparece en canciones, libros y leyendas. Y pude reconocerla como una yuan-ti, de las que ya os he descrito lo que sé. Acompañándo a Tathtlasss había una danzarina humana armada de cuchillos que pareció encontrar bastante interés en Amuir, describiéndole durante el tiempo que estuvimos allí, todas las... actividades íntimas que le gustaría compartir con él.-dijo, con fingidos azoramiento y modestia-Creo que, en caso de necesidad, Amuir, o Habib, como se hizo llamar, podría con facilidad conseguir que la bailarina aceptara un encuentro con él.-Eso era en cuanto a la gente y el lugar. Faltaban los detalles del trato que habían hecho.
-No preguntamos por el cáliz directamente, porque sería sospechoso, sino por algo capaz de proteger a nuestro señor de la enfermedad. Dijo que no tenía ya nada así, sólo pociones de curación. Pero lo había tenido. Se negó a decirnos a quien lo había vendido, o qué era exactamente, pero aceptó decirnos que era algo que haría que un clérigo sólo con conjuros de las primera esfera pudiera curar la enfermedad igual que uno con conjuros de la tercera esfera. Al final, aceptó mandar un mensajero al intermediario de la persona que compró la reliquia a cambio de 200 faraones, para inquirir si quien la tiene ahora estaría dispuesto a venderla. Y establecimos que mandaríamos de cuando en cuando a alguien a preguntar al portero por 10 botellas de licor de escorpión, cuando quisiésemos saber si se habían recibido noticias.
Shem asintió al relato de Nathifa.
-Es de agradecer un relato tan minucioso de lo ocurrido dentro. -comentó el sacerdote de forma amable con un cabeceo gentil, para luego mirar a su compañero. La razón por la cual debían seguir al mensajero parecía haberse hecho evidente.
-La duda que me queda es... mientras se realiza el seguimiento ¿qué haremos el resto? No creo que sea buena idea seguir por este lugar. No si no queremos terminar inmiscuidos en algun conflicto, pues este lugar parece un imán de problemas. ¿Hay algún otro sitio donde se os ocurra que podamos conseguir más información?
-Si se me permite la sugerencia-dijo, inclinándose ligeramente ante Shem-su-namun- Xanjahar logró capturar a un miembro de la Mano Serpentina. Malherido y enfermo de la Maldición de la Mano Carmesí, puede que ya haya muerto. Pero si no lo ha hecho, quizás él tenga respuestas. Debe estar en el calabozo. O quizás podríamos volver al templo para informar sobre lo que sabemos y conocer más sobre el cáliz. Quizás haya tras su robo más que el ansia de dinero. Y aunque no sea así, deberíamos conocer todo lo que podamos para poder reconocerlo cuando lo tengamos al alcance. Además, me gustaría conocer más sobre la enfermedad y cómo empezó. Aunque mis conocimientos de sanación son escasos, no se parece a ninguna enfermedad que conozca.-¿Podía una enfermedad usarse como arma? Nathifa no se atrevía a expresar esa posibilidad sin más que una leve sospecha. Pero jamás había visto a una enfermedad hacer a un hombre reventar de fuera adentro.
Parecía que Amuir iba a ser quien siguiera al mensajero, pero quizás sería mejor disimular un tanto su aspecto, al menos para no ser reconocido en un vistazo casual.
-Con tu permiso-Dijo, acercándose a él y haciéndole una leve inclinación lo cogió de la mano y lo llevó a un callejón más apartado y con menos ojos pendientes de ellos, para después sacárse unas cintas de su propio pelo y recoger el pelo de Amuir, trenzando las cintas en el pelo del asesino. Cambiar simplemente el peinado podía a veces cambiar el aspecto general de la cara.-¿Quizás alguno disponga de cosméticos? ¿O de carboncillo, tiza o tinta? -Le comentó a los demás. En cuanto obtuvo lo que necesitaba, trabajó sobre la cara de Amuir, oscureciendo ligeramente algunas zonas y acentuando otras, aplicando sombreado sobre sus párpados y usando la tiza para cambier ligeramente el color de su pelo. Puede que el resultado no fuera el más elegante, pero si tenía que sacarse el turbante, pasaría por un artista callejero de mal vivir sguiendo a alguien para robar alguna bolsa para sacarse unas monedas extra, no un asesino entrenado siguiendo un mensajero para obtener una importante reliquia. Un rápido intercambio de las túnicas y los turbantes con Xanjahar y Shem-su-namun, para que las ropas no fuesen similares a aquella con las que había entrado, y debería bastar para no ser reconocido a primera vista.
Motivo: Disfrazar Amuir
Tirada: 1d20
Resultado: 17(+4)=21 [17]
Se puede usar tiza para teñir el pelo:
Kéfera suspiró ante el relato de Nathifa, el relato que acababa de hacer describía a la perfección lo ocurrido en el interior.
La devota de Thot pensó en unos instantes que opción era la mejor. Sobre la mesa había buenas opciones, y todas eran válidas.
- Creo que lo mejor es que la siga Amuir. Nada más fiel que el que uno mismo para realizar una investigación. Creo que si él quiere arriesgarse, adelante con ello. El que Nathifa se transforme... no lo acabo de ver, y un conjuro antimagia nos relataría. - hizo una breve pausa y miró a su alrededor. - Creo que deberíamos de hablar todo esto en otro lugar, y no poner alerta al mensajero tan pronto.
Xanjahar asintió. Entendía lo que había pasado, entendía el plan y tenía un nuevo objetivo. Si bien era cierto que era poco probable que hablaran con ellos, al menos no perdía nada intentándolo... siempre que estuviera aún vivo, algo que -por otro lado- parecía poco probable.
Encaminó la marcha junto a Shen, separándose de los demás y haciendo que iba en una dirección diferente.
Siempre podían haber sido simples mercaderes intercambiando cualquier cosa.
Amuir se apartó de sus compañeros mientras esperaba al mensajero descrito por Madsul. Ni siquiera se dieron cuenta de que se había ido, estaban hablando entre ellos. Cuando localizó al susodicho, comenzó a seguirle.
Percepción CD 11 = 20 en total
Saber (local) CD 10 = 13 en total
Sigilo (-5 a velocidad normal) CD 14 = 19 en total
Motivo: Percepción
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 13(+7)=20 (Exito) [13]
Motivo: Local
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 6(+7)=13 (Exito) [6]
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Dificultad: 14+
Resultado: 13(+6)=19 (Exito) [13]
Kéfera observó como cada uno tomaba parte de su cometido y poco a poco se separaban cada uno buscando a su objetivo. Sin pensárselo mucho siguió a Shem y a Nathifa, que se dirigían al templo.
"Es hora de volver... tengo que volver a orar a Thot" pensó Kéfera mientras se disponía a alcanzar a sus compañeros.
- ¡Esperadme! Yo también voy para allá. - dijo alcanzando a Shem y Nathifa.
El templo estaba cerca, y alzando la vista ya podía ver parte de éste. A la devota se la aceleraba el corazón cada vez que veía la majestuosa edificación del templo, y casi sin querer iba acelerando el ritmo.