Partida Rol por web

 La ciudad había sido testigo de una de las mayores batallas en las que había participado desde hace mucho tiempo: los heridos estaban siendo tratados, los cuerpos recogidos, y los escombros limpiados para poder ponerse cuanto antes con las reparaciones. Por supuesto, esto puso de cabeza también a la catedral, donde cientos de personas llegaban buscando que sus rezos fuesen escuchados, por sus propias heridas o las de sus conocidos, heridas físicas o mentales...

  He allí en el patio donde se recibían a los heridos y creyentes que iban llegando, donde llevabas ya varias horas asistiendo con el resto de miembros de la iglesia, llegaría aquel pequeño elfo oscuro de cabello rubio con su bastón, tirando de las mangas de tu ropa desde atrás para llamar tu atención. Se trataba de Nefin, uno de los mandamientos y básicamente la mano derecha de Flora.

 -Tania, la Santa Sacerdotisa quiere verte... -te informó, siendo que él mismo te guiaría hacia los aposentos de la mujer en la cima de la catedral.

  En aquella habitación esperaba la mujer de cabellos dorados y voluptuoso cuerpo, con su venda negra en los ojos y sus característicos ropajes blancos y holgados.

 -Tania, tengo un encargo para ti -te recibió la mujer con cierta expresión seria, un tanto inusual en ella aunque entendible con todo lo que había sucedido recientemente. -. El príncipe desea enviarte a ti y a Liones a una misión con un grupo de aventureros... Debes preparar tus cosas, se reunirán en pocas horas en la entrada del castillo... -su tono, si bien no era triste, no parecía particularmente alegre ni emocionado, lleno esencialmente de preocupación y... rencor. -. Liones fue escogido para vigilar a una chica que formará parte del grupo, pero a ti te quiero enviar debido al otro hombre que irá con ustedes... No necesitas saber mucho de él, realmente nadie sabe mucho, pero es alguien... Peligroso -aseguró. -. Dudo que sea alguien malo, es un importante aventurero de rango S, sin embargo, tengo serias dudas sobre por qué el príncipe decidió formar un grupo con ustedes... -dicho eso, la mujer avanzaría hacia ti para posar una mano en tu hombro, mirándote fijamente al rostro. -. Quiero que te asegures de vigilar a ese hombre, ¿okey? No me gustaría que nada malo les pasase a ti o a Liones...

Lucifer se quedó pensativo ante la pregunta de Jester y asintió.-Bueno…pareces saber sobre todo el mundo,  conoces a los demás dioses, tienes muchos planes, también tienes una reliquia…es decir…bueno, si no eres un dios eres alguien muy fuerte, ¿no?.-Preguntó un tanto confuso, ¿estaría diciendo una tontería?, pero ciertamente se sentía así, Jester tenía que ser lo más cercano a un dios que existía en aquel mundo.

Karos se río ante el comentario de Lucifer y casi lo tumba de un solo golpe, provocando un “Ay…” por parte del peliblanco Lucifer, el cual se acarició la zona afectada.

Entonces los presentes dijeron que él era también importante, no podía ir hablando como si fuera un don nadie con suerte. Jester recalcó que era necesario para el futuro de Terra y contaban con su ayuda. Aquello hizo sentirse más reconfortado a Lucifer, la verdad. Era agradable, le hizo sentirse bien.

El peliblanco no pudo evitar sonreír levemente y asentir, apretando los puños.-Entonces…entonces haré todo lo posible para ayudar, lo prometo.-Comentó contento y con energías renovadas. Se sentía capaz de enfrentarse a cualquier cosa que se le echara encima…bueno, a casi cualquier cosa.  

Había sido una larga e infructuosa jornada, esto de tratar a todos los heridos a sabiendas de que en una guerra demasiado siempre se pierde, provocó una profunda desazón en la pequeña Sacerdotisa. Así que por esa razón cuando vio que se acercaba aquel elfo oscuro, lo escuchó con detenimiento mientras se limpiaba las manos y tras acomodar su cabello hacia un costado, asintió conforme. 

—Está bien, gracias por avisarme. 

Siempre un tanto informal a la hora de hablar, se despidió de aquel muchacho y a paso un tanto apurado se dirigió hacia el punto en donde se encontraba la Santa Sacerdotisa para tener la conversación pendiente. De alguna manera, desde ese tiempo en el que juntas han comenzado a conocerse, Tania con el correr del tiempo comenzó a apreciarla y valorar sus enseñanzas, quizás ya no tan arraigada al dolor que tenía en su corazón tras haber abandonado en contra de su voluntad a sus padres. 

Por eso es que al llegar, hizo una pequeña reverencia y se dirigió hacia la mujer. 

—Mi señora, usted dirá. 

Al escuchar cual es la misión que le tocó, asintió conforme mientras pensaba en lo que debía hacer. Sería la primera vez que debería hacer algo semejante, aunque consultará a los astros para saber como irá todo aquello y estar preparada para los infortunios que puedan suceder. La rubia era muy previsora, pese a sus despistes y esa alegría desbordante que a veces se teñían de inocencia, más que nada porque no quería fallarle a la Santa Sacerdotisa. 

—No se preocupe, intentaré cuidarlo y cumplir con lo que me ha pedido. ¡Los astros me ayudarán! ¡Confío en ellos! —comentó con ímpetu al final—. ¿Hacia donde iremos? ¿Cuál es el objetivo de la misión del grupo de aventureros? Digo, más allá de la que usted me ha encomendado. 

-Bueno, eso es mucho mejor de lo que tenía al principio- le respondí al rey - es mucho mejor para mi saber la composición del equipo por cualquier eventualidad, iré a prepararme entonces- hice una reverencia y me retiré a fin de estar listo para viajar.

Me pregunto cuál será la verdad de todo esto...

 -Oh, nunca he tenido dudas de mi fuerza, pero deberías saber que incluso yo lo tendría difícil para enfrentar a un Dios en su máximo poder -aseguró el ilusionista, dando a entender que si bien era consciente de lo poderoso que era en comparación a otros, aún había algunos mucho más fuertes que él.

 Luego de dedicarte algunas palabras de ánimo, el grupo te vería determinado a cumplir sus expectativas, ante lo cual Karos mostraría una amplia sonrisa antes de extender nuevamente la mano hacia ti, esta vez dándote una palmada en la espalda que bien pudo sacarte un pulmón.

 -¡Ese es el espíritu! -concluyo, antes de ponerse de pie y estirarse un poco. -. Supongo que eso sería todo por ahora, ¿no?

 -Efectivamente, pueden retirarse ya -explicó Jester, antes de añadir rápidamente. -. Excepto tú, Lucifer: aún tengo un asunto que hablar contigo.

  Karos solo alzaría los hombros, desinteresado, antes de despedirse de ti con un vago gesto de mano y retirarse, mientras que Asmodeo te dedicaba una mirada y un asentimiento a modo de despedida para luego seguir al albino. De esa manera, quedaste a solas con Jester en aquel cuarto imaginario, a quién al mirar te percatarías de que ya no estaba en su asiento. En su lugar, te sobresaltarías al sentir a alguien apoyarse en tus piernas, siendo que al mirar por debajo de la mesa te encontrarías al ilusionista en aquella forma que utilizó para engañarte la primera vez, apoyando los brazos sobre tus piernas.

 -¿Sabes? Creo que he puesto mucho peso en tus hombros de un día para otro, y me siento culpable por eso... -confesó, acariciando con sus manos tu estómago antes de bajar lentamente hacia tus piernas, mirándote con una sonrisa. -. Pensaba que tal vez te interesaría una recompensa por tu arduo trabajo... -y tras esas palabras, una sonrisa maliciosa se dibujaría de oreja a oreja en el rostro de la chica, quién lentamente buscaría empezar a desabrochar tu pantalón. -. Prometo que no hay ningún engaño, al menos por esta vez...

 -A pesar de lo tonto que pareces, te escogí no solo por tu fuerza, sino por lo observador que puedes ser algunas veces -reveló el príncipe al escuchar tu opinión de tener ahora más información respecto al grupo en el que participarías, sin detenerte por más tiempo para que te pudieses retirar.

 El tiempo hasta el momento de la reunión transcurriría con normalidad, toda la que podía haber en la ciudad luego de lo sucedido, siendo que una vez con tu equipaje hecho te dirigirías a la hora acordada a la entrada del castillo para poder reunirte con el grupo de la misión.

 -Confío en que será así -aseguró la mujer, asintiendo a tus palabras, antes de responder a las dudas que tenías. -. Irán hacia donde descubran tienen que ir: vuestro objetivo será encontrar al grupo responsable de todo el caos desatado en la ciudad, los magos -reveló. -. No debes dejar que sepan de la petición personal que te hice, eso solo podría hacer más complicado que vigiles al hombre. También debes tener cuidado con tú... don -advirtió. -. Entiendes que los que provocaron toda la muerte de hoy son como tú, ¿no...? Personas que nacieron con un don para la "magia" -con una expresión seria, la santa sacerdotisa acortaría distancias contigo y colocaría una mano sobre uno de tus hombros, con la vista clavada en ti a través de la venda de sus ojos. -. No creo que tenga que explicarte si alguien que no es de confianza se entera de lo que eres capaz... -dejando esa última advertencia, que igual pudo sonar a una amenaza, la mujer te dejaría retirarte para que te preparases para ir a reunirte con el grupo.

 Asearte, hacer el equipaje y rezar en solitario a los astros para escuchar su consejo: debido a la hora, no había muchas estrellas a la vista en las cuales buscar respuestas, pero el Sol, el astro más grande de todos, te bañaba con una cálida luz de tranquilidad y esperanza, misma que también podía convertirse en caos y dolor en cualquier momento...

 Alrededor de una hora luego de haber recibido las instrucciones de tener que ir a una misión grupal, se reunirían uno a uno en la entrada del castillo que seria el punto de reunión antes de partir de la ciudad.

  El primero en llegar seria Liones, dado que si bien no fue el primero en enterarse, sí que lo fue entre los que estaban ya en la ciudad, pero por suerte no tendría que esperar mucho más, pues también en la ciudad se encontraba Tania, aquella dulce sacerdotisa con la que convivía en la catedral, misma que llegaría también cargando con su equipaje, aparentemente preparada para un viaje: por las palabras del príncipe, el chico podría deducir que ella era la otra persona de la iglesia que conformaría el grupo con él.

 Seria tras una breve espera que el resto de miembros harían su acto de presencia, uno después de otro y de maneras más "curiosas" que el anterior.

  El primero de ellos llegaría a paso torpe, tambaleándose de un lado a otro mientras avanzaba una camiseta una vestimenta sencilla pero algo desgastada, destacándose una katana enfundada en su cinturón así como un sutil colgante en su cuello formado por una fina cuerda con un colmillo, concluyendo su conjunto con un bolso mediano colgando de su espalda. Poseía un despeinado cabello azul, y un ligero rubor en su rostro que, acompañando sus movimientos, eran una señal de ir ebrio.

 -Aahh... ¿Qué es esto...? -comentó al verles, estudiándolos a ambos de pies a cabeza de manera vaga. -. No sabía que la corona enviaba niños a misiones... ¿Es acaso un nuevo movimiento juvenil o...? Hip... -dicho eso, se fijaría nuevamente en Tania, observándola más detalladamente antes de que una extraña sonrisa se dibujase en su rostro. -. Qué diablos, ¿como no ser religioso hoy en día cuando las sacerdotisas son tan lindas...? -soltó sin corte, acercándose rápidamente a la chica rubia con preocupantes intenciones, aunque teniendo en cuenta su estado no les resultaría sorprendente que acabase tropezando y cayendo poco luego de haber empezado a correr. -. ¿Qué...? -una vez tirado en el piso, la expresión del hombre cambiaría a una más seria. -. Ni siquiera he bebido tanto, y no había nada para tropezarme... Esto solo puede significar... -más centrado, pero no por ello menos ebrio, el hombre se levantó velozmente de un salto y gritaría a todo pulmón hacia nadie en particular. -. ¡Sal de tu escondite, tabla maldita!

  De esa manera, la tapa de un barril cercano saldría volando ferozmente debido al salto de una persona desde su interior, revelando a una chica bestia de orejas de gato y cabello celeste que portaba un arco y carjac de flechas en su espalda, visiblemente molesta y con un ligero rubor de vergüenza.

 -¿¡A QUIÉN LLAMAS "TABLA MALDITA", MALDITO!? -le gritó la peli azul, indignada.

  No había que mencionar toda la escena estaba llamando la atención de las personas de los alrededores, quién claramente no tenían intenciones más que seguir mirando disimuladamente.

Tras casi ahogarse a todos por culpa de Karos y sus fantásticos golpes en la espalda, la reunión se dió por finalizada.
Cuando ya estaba listo para irse Jester pidió que se quedara despidiendo a los demás. ¿Que querría el ilusionista?, ¿que es lo que tramaba?
Lucifer esperó a que el resto se fuera, por si era algo personal o importante... Pero de repente Jester desapareció.

-¿Jester?-Preguntó con un hilillo de voz, al menos hasta que sintió como el ilusionista le tocaba las piernas. Arrodillado frente a él, había tomado otra forma, esta vez de la chica que salvó en el callejón.-¿Q... Que haces ahí metido, que querias habla...?
Las palabras no le salieron ya que de repente comenzó a acariciarle provocando un escalofrío que le recorrió el cuerpo de arriba a abajo y más cuando comenzó a desabrocharle el pantalón.
Lucifer casi se cae de la silla al retirarse de Jester y de su nueva apariencia. -¡Estoy bien!... Yo... Yo no necesito nada, gracias... T... todo lo que he hecho ha sido por voluntad propia y... Y haría mucho mas, no me importa. -Mascullo apartándose todo lo ppsible, hasta terminar en una de las paredes de la tienda.

-Ya... Ya me engañaste en el callejón y me quitaste mi primer... Bueno, mi primer beso y mis calzoncillos también, no, lo siento p... Pero no, yo... N... No quiero ningún engañ... Recompensa, gracias, pero no. -Tosio rojo como un tomate y es que era de esperarse, ya se la había jugado una vez... Y segundo, ¡Jester era un hombre!... O al menos algo diabólico.

-Yo... Solo quiero irme a mi... Bueno, a descansar si puede ser, eso es lo único que quiero. -Trago con fuerza, mirando la salida de la tienda de campaña y tratando de calcular cuantos pasos habían hasta llegar ahí.

Las palabras de la Santa Sacerdotisa calaron muy hondo en la joven, era muy difícil en estos tiempos demostrar que nada tenía que ver Tania con todo lo que estaba sucediendo en estas tierras y sintió muchísima pena en su corazón cuando supo por voz de la mujer, que debería privarse a la hora de usar su poder porque al fin de cuentas hoy por hoy era un crimen. 

Suspirando asintió a todo lo escuchado y la miró con un destello de dulzura a los ojos, aquella mujer estaba siendo su pilar desde que todo pasó y la respetaba con una vehemencia envidiable. Por ello no era necesaria la explicación de lo que sucedería si se enteran de su don, así que aceptó la cercanía y le dijo algunas palabras para tranquilizarla, siempre con esa ternura y alegría característica de la joven. 

—No se preocupe mi señora, lo entiendo—dijo con sinceridad y agregó—. Cumpliré con lo requerido. Espero verla pronto y con buenas noticias. 

Sin más, ella se retiró para asearse y así preparar todo para el viaje. Era el primero de forma voluntaria en su vida y debía aprender de ello, aunque el sentido común la ayudó a la hora de organizar lo que se llevaría mientras meditó sobre esas palabras que no dejaron de resonar en la mente de Tania. Le dolía que el solo hecho de usar la magia fuera un motivo de conflicto, de castigo. 

Sin más tras hablar con la Santa Sacerdotisa, ella se retiró para asearse y así preparar todo para el viaje. Era el primero de forma voluntaria en su vida y debía aprender de ello, aunque el sentido común la ayudó a la hora de organizar lo que se llevaría mientras meditó sobre esas palabras que no dejaron de resonar en la mente de Tania. Le dolía que el solo hecho de usar la magia fuera un motivo de conflicto, de castigo.

Ya con su pequeño morral, su bastón y el atuendo convencional, caminó con cierta tranquilidad hacia el punto de encuentro con los demás. Con un gesto amistoso no dudó en saludar a Liones y se sorprendió al ver que un integrante del grupo, al parecer había bebido mucho. Más aún cuando intentó acercarse a ella y terminó en el suelo. 

—Oh, no—exclamó preocupada—. ¿Estás bien? ¿Te has lastimado?

Inocente como era, algunas cosillas pasaron bastante por alto, más aún el comentario que le había lanzado antes de la caída. No obstante al ver que había una persona más en medio de todo esto, la saludó con la mano y se quedó mirando la escenita que se estaba montando. 

—¡Hola! Se conocen, eso es bueno. Mi nombre es Tania, encantada. 

Se presentó con su sonrisa, esa que solía iluminar su rostro. Quizás buscando la forma de aligerar la tensión que se traían esos dos. 

Saludé a Tania al llegar para luego ver la escena, un samurai borracho...bueno más bien debía de ser un ronin y luego la chica gato tabla.

Tania se acercó a ellos y se presentó, tan inocente como era no me sorprendió su actitud.

-Así que ella es la chica bestia que da mala suerte...- dije en voz alta recordando las palabras del príncipe, bueno ahora rey - tiene sentido que sea un gato, supongo- luego de eso le palmee la espalda al borracho.

-A ver, a ver, a ver...deberíamos calmarnos y comenzar a caminar hacía las afueras de la ciudad, están llamando mucho la atención, mi nombre es Liones por cierto-

 Ante tu reacción, Jester solo permanecería sentado viéndote un tanto extrañado y confundido, aunque la sonrisa en su rostro no hacía más que ensancharse.

 -Vamos, vamos, sabes que necesitas liberar estrés -aseguró con esa sonrisa suya de oreja a oreja, como intentando picarte más con la broma que, vista de la peor manera, parecía ir en serio.

 En todo caso, lo último que el ilusionista seria forzarte a hacer algo, por lo que se limitaría a suspirar pesadamente cuando finalmente encontraste la salida, decepcionado.

 -Bueno, tu te lo pierdes -se resignó, dejándote huir de la tienda sin ninguna complicación.

 Al salir, alguien seria tan amable de acercase a ti y explicarte que tenías una tienda para ti solo cerca del lago que había en el interior de la cueva, siendo que el resto de personas se estaban reuniendo en tiendas más grandes que compartirían: Asmodeo seguramente se había ido de nuevo a su lugar de investigaciones, y Karos estaba por allí dando vueltas sin hacer nada en particular, y es que tras todo lo sucedido era cierto que necesitabas un descanso, por lo que no tardaste en ir a donde se te indicó en donde encontrarías un pequeño espacio con una cama para uno, su sabana y un par de almohadas, así como una mesita de noche con un par de gabinetes vacíos, y un gancho sobresaliendo desde el tronco que sostenía la carpa desde el centro en donde podrías colgar tus ropas o cualquier otra cosa.

 Había sido un día muy movido, y tenías merecido un descanso...

 El peliazul negaría con la mano cualquier mal que pudiese pensar la sacerdotisa que tenía luego de haberse caído, siendo que no parecía que una caída como esa fuese algo del otro mundo para él, y a pesar de su estado estaba lo suficientemente sobrio para permanecer en pie y aclarar sus ideas luego de proponérselo.

 -¡No doy mala suerte! -gritó entonces la peliazul a Liones ante su conclusión, indignada del comentario.

 -Sí, sí, lo que digas... -le restó importancia el hombre. -. Un gusto conocer a ambos, creo haber escuchado de ustedes: son cercanos a la gran sacerdotisa, ¿cierto? -comentó, tronándose un poco el cuello a un lado para desperezarse.

  -Yo soy Tifa, es un gusto -respondió a las presentaciones la chica bestia, ya algo calmada a pesar de lo que habían dicho hace poco de ella. -. No sabía que pensar cuando me llegó una misión por parte del rey, pensé que era una broma, pero viendo que él está aquí... Ha de ser algo importante: a donde sea que él vaya, hay problemas-comentó, fijándose en el borracho de cabello azul.

 -Lo haces sonar como si yo los provocará... -se quejó el hombre, el cual aún no se había presentado. -. Bueno, creo que Liones tienes razón: somos un grupo muy llamativo, deberíamos empezar a marchar -declaró, dándose un par de palmadas en las mejillas para "espabilar". -. Por cierto, pueden decirme Malzahar.

 Aquel nombre era uno reconocido en todo el reino, y seguramente más allá de él, pues pertenecía a un legendario aventurero de alto rango que se decía hacía cosas más allá de los límites humanos: por supuesto, nadie conocía su verdadera imagen e identidad, pero definitivamente él no se parecía a ninguna representación que conociesen...

 Sin perder más tiempo, empezarían a caminar hacia la salida de la ciudad, siendo que en la entrada se encontraba parado un carro mercante con su dueño a un lado: el típico vehículo de madera con techo redondeado que estaba abierto por delante y detrás, siendo que se podía cerrar por un par de telas, y era tirado por dos caballos.

 -¡Oh, aventureros! -declaró el mercante, quién rápidamente se pondría en vuestro camino. -. Puedo reconocer esas pintas donde sea: van a salir de la ciudad, ¿cierto? ¿No se dirigirán por casualidad hacia el norte? Tengo que ir a entregar unas medicinas, pero la situación con los monstruos se ha puesto un poco tensa, y sin un buen equipo de escoltas no creo que pueda llegar con vida... -informó rápidamente, quitando de su cinturón una pequeña bolsa de cuero en cuyo interior se podían escuchar algunas monedas. -. No tengo mucho para pagar ahora, pero seguramente las personas de la ciudad a la que voy puedan recompensarlos mejor.

 -Pues mira que coincidencia, nos dirigíamos justo hacia allá -declaró Malzahar por el grupo mientras se quitaba su bolso y lo tiraba al interior del carro.

 -E-Espera, ¿no deberíamos hablar esto entre todos? -le preguntó la chica gato.

 -¿A poco saben exactamente a donde tenemos que ir? El destino siempre me ha llevado por buen camino, y se que esta vez no será diferente: vamos, vamos, que las medicinas no se entregarán solas -concluyó el samurai, subiéndose a la parte de atrás del carro decidido a tomar el trabajo.

Lucifer logró finalmente huir de la tienda de campaña…y una vez afuera estuvo a salvo. Tras que le dieran indicaciones de donde se encontraba su tienda de campaña, no se lo pensó dos veces, yendo ahí sin pensárselo dos veces.

Al llegar no pudo evitar soltar un suspiro de alivio, no había nada raro en el lugar…y alegremente se estiró sobre la cama, abrazando una de las almohadas. Estaba seguro de que terminaría quedándose sopa tras unos segundos de estar estirado, pero por eso mismo se levantó y se quitó la túnica, colgándola. De paso también se quitó las botas y dejó el pesado tomo sobre la mesita de noche.

Con un fuerte suspiro se mantuvo sentado, rumiando sobre todo lo ocurrido aquel día, desde el caballero que intentó asesinarle a Jester tratando de violarle. Había sido difícil, complicado…pero al menos ya estaba a salvo, ¿verdad?, aunque también le preocupaba lo que pudiera ocurrir con el paso de los días. Le habían puesto una etiqueta de “héroe” y tendría que vivir con ello, al menos hasta que Jester decidiera devolverle su forma original.

El chico alzó una mano y se acarició la barbilla y las mejillas, ahí raspaba un poco…como si tuviera que afeitarse, lo cual le alegraba, pero era una lástima que “Ethan” no tuviera ni por asomo una barbilla rasposa, ni una patilla siquiera.

Tenía esa apariencia y otro nombre, pero en el fondo seguía siendo Ethan, el cual finalmente soltó un buen suspiro y se estiró en la cama, agarrando una almohada y abrazándola. Necesitaba descansar…aunque fuera un par de horas y de forma inevitable, como si fuera un reflejo, sonrió levemente, sintiéndose a gusto.  

Luego de las presentaciones lo que quedaba era seguir adelante y bien el destino o el coloso nos puso delante el transporte.

-Me reservo el derecho de usar tus medicinas si alguno resulta herido por salvarte el pellejo- le dije al mercader, mientras me subía y también tiraba mi bolso dentro del carro, para luego tomar posición en el techo de este.

Todos hablaban de cosas que de momento Tania con su inocencia no captaba, así que por ello se limitó a sonreír mientras estaba allí. Su actitud era similar a la de una chiquilla, solo que con un cuerpo bastante bien formado de mujer. No obstante más allá de algunas riñas internas entre esos dos, finalmente todos estuvieron de acuerdo con el hecho de que era momento de marchar. 

Dispuesta a subir al carro, intentó no enredarse con su falda y se ubicó en un lugar más cómodo dónde podía mirar el camino sin importar en qué sentido. El asunto de la misión y demás, no vio necesario la rubia hablar sobre ello porque creyó que era adelantarse un poco cuando recién se estaban conociendo. Incluso ellos sabían mejor que ella lo que debían hacer. 

Eso de matar monstruos le dió un poco de miedo, no conocía otra situación más que vivir en un palacio o junto a la Santa Sacerdotisa ya que le brindaba sus lecciones. Por ello es que bajó la mirada y se hizo un poco pequeña, no sería capaz siquiera de atacar a nadie, no servía para esa misión. 

 Finalmente, luego de un día lleno de sorpresas, tristeza, emociones y todo tipo de sensaciones que nunca habrías esperado vivir, pudiste finalmente alcanzar a tumbarte en una cama que, si bien no era la tuya, sentiste como si así lo fuese: un descanso merecido luego de tanto trabajo y promesas de un futuro movido para todos, y aun así, más allá de tu conocimiento, entes que permanecían descansando ajenos a lo que sucedía en la vida del los mortales observaban el desarrollo de los acontecimientos...

Entonces... Él es el nuevo...

  Desde aquel día, los días fueron pasando: al inicio se quedaron unos días en las cuevas, con algunos grupos que iban y venían por provisiones, pero luego empezaron a moverse bajo las indicaciones de Jester que aseguraba tenían más bases alrededor del reino, e incluso en los otros. Ciertamente, fueron días difíciles: no era nada parecido a la vida que tenías como aprendiz de consejero, y es que mientras eras Lucifer tenías la responsabilidad de ser un guía para las personas que te seguían a ti y a Jester. A pesar de todo, contabas con el apoyo de tu mentor, Asmodeo, y poco a poco te ibas acostumbrando a Jester y su... naturaleza...

  -¡Muy bien! Pararemos aquí por hoy -anunció Jester cuando llegaron a un pueblo que, si bien parecía abandonado, en realidad estaba siendo ocupados por varios miembros del gremio de ladrones, fácilmente reconocibles por las máscaras que usabas y que, en general, parecían tener suficientes suministros para sobrevivir y atenderles, siendo que desde que partieron de la cueva los magos y seguidores de Jester se habían separado en varios grupos, lo que facilitaba mucho las paradas. -. Ya está anocheciendo, y mañana llegaremos a nuestro destino, así que todos pasen bien la noche que toca la última caminata.

 Durante esos días, Jester pudo explicarte mejor la manera en la que trabajaba su gremio: si bien tenían bases que todos podían frecuentar, la idea era siempre estar los más dispersados posibles, trabajando en distintas áreas y en general cada quién tener su propia vida. Se suponía que, al llegar a la ciudad a la que se dirigían, muchos ya tendrían nuevas identidades aseguradas, aunque nunca te dijo exactamente a donde te dirigían: aún así, el recorrido se te hacía un tanto... familiar.

 -Oye, Lucifer, ¿puedo hablar contigo a solas un momento? Sin trampas, lo prometo y juro -te invitó entonces a seguirle a un lugar en las afueras del pueblo, pero cercano a este, enseñándote ambas manos abiertas en señal de honestidad a pesar de que... bueno, era Jester.

 -B-Bueno, podría regalarles algunas, pero el resto tendría que descontárselas de su pago... -quiso aclarar el mercader ante de declaración de Liones, siendo que por más que entendiese que harían un trabajo peligroso también tenía que pensar en su trabajo.

 En todo caso, el grupo acabaría subiendo al carro mercante, y tras hacerse lugar entre algunas cajas que había en el lugar, o en el techo en el caso de Liones, emprenderían el comienzo de su viaje por el reino.

 Poco luego de haber comenzado, Malzahar seria quién decidiría sacar algo de conversación.

 -Muy bien, ¿qué tal si hablamos un poco sobre nosotros? Así nos vamos conociendo y sabemos en qué destaca cada uno -propuso, tomando la iniciativa de presentarse primero. -. Como sabrán, soy un poderoso aventurero y espadachín: básicamente soy un monstruo en combate, aunque también lo soy cuando tengo pareja para pasar la noch-tsk...!

  Seria una patada por un lado de la cabeza por parte de la chica bestia lo que provocaría que Malzahar no pudiese terminar la frase, siendo que la chica mostraría una expresión de ligera molestia e indignación por las confianzas que tenía el hombre.

 -Él es idiota -le corrigió, antes de presentarse a si misma. -. Yo, por otro lado, soy una EXCELENTE aventurera, con una muy precisa puntería y conocimiento general de muchas cosas: solo es cuestión de tiempo para que sea del rango más alto.

 -Serias del rango más alto si no provocases mala suerte -dijo entre dientes Malzahar, aún con el pie de la chica en un costado del rostro.

Escuché a Malzahar y la chica gato para luego girarme  y quedarme colgado de cabeza a fin de poder verlos.

-Seguro ya escucharon de mi, soy Liones y pertenezco a la iglesia, no soy un mandamiento ni tengo una orden si no que sirvo directamente a la Santa Sacerdotisa, me gusta la buena comida, la bebida, las mujeres con buenos atributos y combatir, en esto último particularmente soy muy bueno llegando a la final contra el Príncipe Elric IV en el torneo. Ah, tengo un amigo que es cazador de demonios y ladrón con el que casi peleo a muerte la última vez y soy el terror de los magos debido a mis hechizos de magia espiritual...creo que eso es todo-