Partida Rol por web

El Doctor Vino Won estaba bastante descansado, como un enorme y rechoncho bebé que hubo tenido una noche tranquila y plácida, y aún así, frente a la comida, este se encontraba un poco tenso, haciendo malabares con los palillos chinos tratando de alzar la taza de café, sin éxito, pero esta vez sin derramar nada.

-Ugh... -Comentó molesto mientras agachaba la cabeza para poder beber desde la mesa. Eso sí, al menos estaba feliz de pinchar con el palillo chino una de las rodajas de pan con dulce de leche para ir comiéndosela.

Lo que parecía que iba a ser un día tranquilo se había complicado bastante. Nicolás había escuchado que habían encerrado al cocinero en su habitación por si era responsable de envenenar a la señora Zúñiga, aunque le parecía que aquello sería demasiado obvio. Al día siguiente Nicolás estuvo algo reticente de desayunar en el hall, aunque tampoco es que hubiera mucha comida sin el cocinero allí para prepararla.

Ya estaba empezando a tomarse un café cuando vio a aquel señor de traje y corbata. Nicolás lo miró.

- ¿Y usted es...? - preguntó Nicolás al individuo.

—Inspector Pellegrini.—Saludó secamente desde el sillón.—¿Qué debe hacer uno aquí para que le traigan agua para el mate?

Unos instantes después llegó el mozo con una tetera y se la alcanzó. Cebó un poco el mate, lo probó y frunció el labio superior.

—Un inglés calentando agua... No se puede.

Dio otra probada y regresó a su tema.

—En plana madrugada llegó un hombre a la comisaría diciendo no sé qué cosa de un robo, que habían entrado por la ventana y no sé qué más. Si no fuera esta una casa de tanto prestigio lo mandaba freír churros. Pero bue'... aquí estoy. ¿Alguien me cuenta qué es lo que pasó para que manden a buscar a horas tan absurdas?

El Doctor Vino Won, siendo tan cordial como siempre era, explicó con todo lujo de detalles lo que había pasado, eso sí, con aquel acentaco más que destacable mientras trataba de beber del pocillo como los perros, entre cada lamida tratando de recoger algo de su desayuno líquido, mientras tenía pinchado el bollo con los palillos "caseros".

-Entló un ladlón pala lobal nada de nada. - Comentó sin dudar ni un instante el hecho de llamar a un policía para reportar un "robo no-robo" fuera una mala idea- Bueno, la felicidad de la Señola de la finca... Y quizás un poco su salud. Está ahí aliba con vómitos... Yo cleo que es polque está embalazada, pelo cleo que plefielen acusal al cocinelo de envenenal-la... El cual también acusan de sel el ladlon que no se lobó nada... Ese homble tiene un espílitu malvado... o la gente de aquí es lacista... ¡Cosa que no voy a dudal ni un momento de como me tlatalon algunos de los invitados!. -Y siguió lamiendo su café.

John que llego algo mas tarde que el resto al Hall vio que algunos estaban con un nuevo cliente o mas bien el inspector que mandaron pedir el día anterior, por como se presentara. Por desgracia fue respondido por la persona menos adecuada para ello. ¿ Acaso ese hombre no tenia respeto por nada?

-Disculpe, soy John Doe y si me permite le aclarare lo que él a intentado explicar de aquella peculiar manera.-Busco un asiento donde descansar antes de empezar ha hablar.

-La verdad es que fue llamado porque alguien entro en el despacho de la señora por la ventana misma o al menos eso pensamos, porque vimos huellas que salían o entraban de ella y se perdían por fuera. Decidimos entonces llamarlo por si el ladrón se encontrara todavia en la casa, aunque según la señora Zuñiga nada fue robado. El caso es que el rastro de huellas nos condujo hasta donde estaba el cocinero y cuando empezábamos a preguntarle e intentar saber si había sido él, la señora se sintió mal, vomito la cena y se retiro a sus aposentos. Entonces el resto decidimos esperarle, encerramos al cocinero en su habitación por precaución, por eso el desayuno es tan... simple, imagino. -Él no desayuno no tenia estomago.

—¿Tienen a un hombre encerrado por la sospecha de haber robado nada?—Elninspector negaba con la cabeza, incrédulo.—Llamen a la señora, o a su hija si ella sigue indispuesta, para que confirmen que nada ha sido sustraído. Y liberen a ese hombre, por el amor de Dios. 

-¡Espelad!. -Dijo el Doctor Vino Won- ¡Antes de libeladlo tengo que mostlalos algo impoltante a todos!.

El Doctor Vino Won, respiró profundamente, dejando a un lado el bollo a medio comer aún ensartado por aquel palillo chino improvisado y, acercándose a sí mismo la tetera, colocándola frente a sí, procedió a rellenarse un poco más la taza usando un método un tanto inusual en donde, NO hizo falta el usar las manos o los palillos.

Una vez terminado de hacer su demostración, el Doctor Vino Won se apartó y usando el otro palillo libre, lo ensartó en una servilleta y con ello procedió a limpiarse los morros y el rostro que habían sido manchados por el líquido de la tetera. ¿Todo eso había sido una gran pérdida de tiempo?. Probablemente, pero al menos quería demostrar que podía hacerlo.

-Bueno, ya está. -Comentó alegre- Ahola podemos libelal al cocinelo.

Mientras algunos asistían a la viuda, otros se hacían pasar por detectives privados, pidiéndole al mayordomo pruebas en los cubiertos, platos y vasos que la mujer había usado durante la comida para comprobar si de verdad le habían dado comida en mal estado, o incluso, veneno.
Aunque tal vez estábamos exagerando demasiado. Entendía que alguien tuviera motivos para asesinar a la señora pero, ¿delante de tanta gente? ¿Con huéspedes recién llegados?
Siempre cabía la posibilidad de que hubiera sido uno de nosotros incluso.

John recuperó las riendas de la situación y nos advirtió a todos para que esta noche fuéramos extremadamente cautos y más aún hasta que llegue la policía o alguna autoridad responsable.
Solté un resoplido a modo de risa y me fuí a dormir.

A la mañana siguiente, para cuando bajé de nuevo al Hall, ya se había personado en la finca el Inspector.
El hombre no parecía estar de humor y mucho menos tener paciencia para tonterías, aunque Vino le empezó a explicar su versión de los hechos. Enseguida el Sr. Doe añadió su versión.
Lo único que parecía haber sacado en claro el Inspector de todo aquello era que se habían pasado encerrando al cocinero.

Sin Vino la estancia aquí sería tremendamente aburrida.
Estallé en carcajadas al ver su truco con la tetera.
-Deberíamos soltarlo.

  Guillermo tomaba unos sorbos de un café sólo mientras escuchaba la conversación. Por un momento se preguntó si habían exagerado todos la noche anterior y aquello sólo habría sido un malentendido. 

 - Bueno inspector, en todo caso es muy sospechoso que alguien entre por la ventana en un despacho ajeno, ¿no le parece? Si no falta nada, probablemente sea sólo porque el ladrón no encontró lo que buscaba. -razonó. - De todas formas y ya que se ha tomado la molestia de venir hacia aquí no estaría de más que hiciera algunas preguntas al cocinero; igual nos sorprende y cuenta algo interesante. 

 Luego esperó atento a ver si alguien del servicio se acercaba a llamar a la señora. Estaba intrigado por saber si lo de anoche había sido sólo una indigestión o alguien había intentado envenenarla. 

Las respuestas del inpector le sacaron una mueca de asombro. -¿Esta es la profesionalidad del pais?

Se llevo el pulgar y el indice al tabique para evitar la migraña que le estaban provocando aquella mañana la falta de profesionalidad de aquellos que le rodeaban. Por suerte Guillermo parecía ser le halo de luz entre tanto loco, alguien normal y una voz mas razonable. Por lo que John no se repetiría y asintio a las palabras del Sr.Vazquez.

-Sí, la verdad es que el servicio no esta presente, es raro. -Se levantó. -Buscare al mayordomo para que despierte a la señora, si es que ya se encuentra bien.

- No es para tanto, - dijo Nicolás encogiéndose de hombros. - no es como si estuviera encarcelado o algo así. Está recluido en su propia habitación y no ha tenido ni que madrugar para hacer el desayuno. - dijo, cruzándose de brazos. - Por otro lado, no está encerrado por haber "robado nada" sino porque después del incidente la Señor Zúñiga comenzó a encontrarse mal. Y con el alboroto del momento, algunos pensaron que podría haber sido envenenada. De ahí que sospecharan de la persona que preparó la comida. - explicó. - Pero ahora que tenemos un Inspector aquí, mejor será que lo suelten, sí.

Al mayordomo lo hallaron en la cocina intentando hacer que personal que habitualmente se encargaba de otras tareas cubriera esa vacante.

—Sí, sí. Ya mismo voy a buscar a la señora—dijo mientras pasaba rápidamente por el hall e iba hacia arriba.

—Si acaso sirviera la información, anoche yo fui a felicitar al cocinero por su trabajo. Y lo escuché conversar con alguien que no podría identificar (pues se fue antes de que yo entrara). Hablaban de recuperar un telegrama que guardaba "la señora". ¿Sería eso lo que buscaba en la oficina?

El Doctor Vino Won se sintió un poco ignorado por el hecho de no recibir aplausos clamorosos por parte de los presentes y aquel truco de... de... de... ¿Mesa?. Pero bueno, la miel no estaba hecha para la boca del asno, siendo miel en este caso los trucos de servirse con la tetera usando simplemente sus pulmones.... y el asno los que no aplaudieron.

-Hmmm... -Comentó molesto- La Señola dijo que nada faltaba, así que supongo que no hablá loglado lobal nada. Aunque si esto fue un intento de lobo, hablía que pleguntal el polqué y qué contenía ese teleglama. O no, yo no soy un cotilla y total, fue un climen sin daño a nadie.

Uno o dos minutos después de que el mayordomo subió se oyeron gritos en la planta alta. Eran gritos de Clara. Y al instante el mayordomo apareció arriba de la escalera. Parecía querer decir algo, pero las palabras no le salían.

Los gritos sorprendieron a Nicolás, que estaba esperando pacientemente a que el mayordomo regresara. Se giró hacia la escalera y vio al hombre ahí parado sin decir nada, como si no pudiera decir nada.

- ¿Qué ocurre? - preguntó algo alarmado. - No me diga que han vuelto a entrar a robar. - también se giró hacia el inspector, que era quien debería ocuparse de esas cosas.

El Doctor Vino Won lo tuvo bastante claro, cuando aquel grito ocurrió este se sobresalto de mala manera, realmente no esperaba que nadie fuera por ahí gritando, eso era de muy mala educación... y lo que era peor, casi se clavaba el palillo con el que se estaba hurgando la nariz. - Quitando el palillo de ahí dentro, este se giró al mayordomo.

-¿Qué ocule Lassy?. -Preguntó al mayordomo- ¿El pequeño Timmy se cayó a un pozo?.

-¿Un telegrama? -Estaba dándole vueltas a la cabeza, cuando el grito llego hasta sus oídos y alzo la mirada hacia las escaleras donde el mayordomo parecía congelado. -¡Pero que pasa!

Sin esperar respuesta mas haya de un par de segundos incómodos para todos. Empezó a subir las escaleras en busca de la hija. Si el mayordomo no podía hablar, al menos lo vería por el mismo, si estaba Clara en peligro o era algo mas, lo descubriría por le mismo. -Si no va ha decir nada, ¡Apártese! -Increpo al mayordomo antes de pasar a su lado, en busca del origen del grito.