Todos veían cómo el maestro jedi empezaba la curación del caballero gris.
Rápidamente se vió que mejoraba el color, pues el conocimiento de la Fuerza de Tormak era profundo y podía usarla correctamente; sin embargo, con la misma velocidad que había empezado a mejorar se comprobó que algo no iba bien.
El color de Tharen, que había empezado a mejorar volvió a oscurecerse; algo no iba bien, y parecía que el maestro jedi sólo no podría arreglarlo.
Con los ojos cerrados y concentrado en la Fuerza y en curar a Tharen, Tormak no vió los cambios de color en la piel del caballero gris aunque sí percibió los cambios.
Rápidamente empezaba a recomponer los lazos de la vida de Jarik, pero según empezó comprobó que algo no iba bien. Tenía bastante experiencia, y aunque no era un sanador jedi sabía que Jarik tendría que haber mejorado más de lo que estaba logrando él.
Y por último, todavía más desesperante, era el hecho de que lo que conseguía mejorar en seguida volvía a estar mal. La sanación que lograba, en seguida era eliminada por algo que había en el cuerpo de Jarik Tharen y que rehacía el mal que tenía.
Las lecturas del androide médico no devolvían resultados satisfactorios. Jarik Tharen empeoraba dramáticamente a cada intento del Jedi por estabilizar su precaria condición. Pero en cada tentativa la fuerza se veía alterada de manera inesperada, convirtiendo una sanación eficaz.
Escudado en el poder del Caballero Gris incluso las técnicas de ayuda perdían su eficacia. Al tratarse Tormak de un foco de luz el entrenamiento de Tharen instintivamente suprimía o en última instancia alteraba su técnica, incluso aunque eso supusiera el empeoramiento de su salud.
No viviría más que unos pocos minutos si no podían curarle, pero Dante estaba dispuesto a intentar otra locura de las muchas que ya habían emprendido.
- Morirá sin remedio, es igual el empeño que ponga en sanarle, usted es un Parangón de la luz, pero Tharen camina en el punto donde se funde con las sombras. No hay técnica efectiva al 100% contra un Jedi Gris. -
El tarsoniano se despojó del guante derecho, clavando sus dedos en el pecho de Tharen hasta el punto que una pequeña mancha de sangre le salpico en el pecho. De haber estado consciente sin duda el dolor le habría hecho protestar o incluso revolverse.
- Habrá que combinar nuestros respectivos poderes, Jarik Tharen ahora mismo es un inmenso tumor con forma humana, envenenado por la radiación del cañón de neutrones. Yo eliminaré ese veneno que le recorre el organismo, pero el daño ya esta hecho, es donde entra usted como sanador.
Pero no será fácil, nuestros diferencias intentarán repelerse, o suprimir a la otra. Si alguno corre demasiado perderemos al Caballero Gris. Si en algún momento la luz y la oscuridad coinciden morirá sin remedio, con bastante riesgo de ver perdida para siempre la conexión con la fuerza de Jarik. De ocurrir así ni siquiera el don de Plegues podrá salvarlo.
Huelga decir que si alguno abruma de repente la técnica del otro es bastante probable que también le mate, por la sobrecarga de poder opuesto. Esté preparado, un segundo después de que yo evoque al lado oscuro es cuando debe empezar a sanarle. -
Entiendo.
Tormak no pronunció más palabras, se apartó sólo unos centímetros para dejar espacio suficiente a Dante para que hiciera su parte. El maestro jedi sabía que el lord oscuro estaba en lo cierto, ese era el precio de negar una parte de sí mismo. Nadie es totalmente luz u oscuridad, o al menos eso es lo que el maestro jedi intentaba enseñar a los padawans a su cargo. Aquellos que creían que estaba a salvo del reverso tenebroso, sucumbían a él más fácilmente. Un jedi debía permanecer fiel a su adiestramiento pero siempre consciente de que nadie está totalmente a salvo del lado oscuro.
Lo mismo pasaba con Jarik Tharen. Nadie puede caminar completamente en sombras, ser equidistante entre luz y osucuridad. El precio a pagar por permanecer neutro, en la frontera, sin perderse en un camino prácticamente desconocido era alto. Y esto era sólo una muestra de ese precio. En condiciones normales, Tharen estaría muriendo sin remedio. Ahora, sin embargo, tenía una oportunidad.
Él había escogido su camino, pero aún así, el maestro jedi daría su vida por salvarlo.
Combinar dos opuestos ya era una tarea ardua, y una vez unidos trabajar al unísono aun más complicada. Tormak no solo intentaba sanar a alguien al que la oscuridad lo invadía, sino que además debía ceder espacio para que esas mismas tinieblas avanzasen y aprovechar en ese movimiento para sanar el mal que habían dejado.
Ambos maestros eran un contraste en todo, incluso en la ejecución. Mientras que el Jedi mantenía una férrea concentración con ambos ojos cerrados Dante se limitaba a observar la evolución de Jarik como un depredador que evalúa a una presa.
Los monitores de control reflejaban la lucha interna que acaecía en el cuerpo del Caballero Gris, a medida que el poder de Primus se extendía la radiación de neutrones era extirpada del cuerpo de Tharen, pero dejaba a su paso tejidos muertos en necrosis, piel inerte que se desprendía y fragmentaba en un insano crujido, solo para ser envuelta súbitamente en el calor del reverso luminoso, sanando órganos que incluso para el mejor médico estaban perdidos de antemano.
Aquella era una tarea lenta y ardua, los observadores podía notar perfectamente la precisión milimétrica con la que ambos hombres coordinaban sus esfuerzos, pero desconocían la lucha interna que libraban secretamente en su intento por sanar a Jarik.
Tormak debía mantenerse firme ante cada tentación que sacudía su mente. Cada "paso" dado por el maestro se encontraba con otro callejón, otra trampa del lado oscuro que parecía actuar por su propia cuenta. Un solo instante de dejadez y las tinieblas invadirían su alma, corrompiéndole sin piedad y matando a Tharen en el proceso. La oscuridad no podía entender que estaban obligados a colaborar.
Dante luchaba contra si mismo y contra todos. Condenado a retener un poder maldito que una vez desatado solo se detendría cuando todos sus oponentes, reales o no estuvieran muertos. Su técnica se agitaba como un ente con vida propia buscando llevarse el alma del Caballero Gris y el Maestro Jedi, para incorporarla a la que ya había tomado hace siglos. Tenía que resistir y enfrentarse a todas la mentiras que le habían enseñado como ciertas.
Pero aquellos dos hombres sabían que les esperaba aun la parte más ardua del viaje. Sin perder un ápice de compostura fueron perseverando en sus esfuerzos, a la par que Jarik Tharen recuperaba un aspecto más saludable a ojos vista. Nadie profirió una palabra en las tres largas horas que llevó "traer" de vuelta al Caballero Gris al reino de los vivos.
Tirada: 1d100(+35)
Motivo: Controlar Fuerza (Tormak)
Dificultad: 95-
Resultado: 33(+35)=68 (Exito)
Tharen estaba convencido de que jamás tendría otra oportunidad como la dispensada en esa batalla. Acabar sumido en un coma no era el mejor de los destinos, pero al menos estaba por así decirlo "vivo" a merced de los actos y voluntad de otros, pero "vivo" a fin de cuentas.
Jamás había visto un arma de esas características y experimentar en sus propias carnes las consecuencias había servido para reafirmar sus teorías del peligro que conllevaban esos Sith en la Galaxia conocida. Semejante tecnología despuntaba la nave más avanzada de cualquier facción y no era más que una muestra del poder ancestral que traían consigo los Siths.
Esos recuerdos tal vez influenciaban su profundo estado de coma. Tras el disparo y la oleada de dolor había sido imposible sumirse en el estado de trance. Su cuerpo no se había "apagado" por alguna causa que no conocería hasta despertar, cosa que hizo como mejor pudo, tosiendo abundantemente y aquejado de fuertes mareos que por poco le hacen devolver.
Sus sentidos estaban embotados, o la palabra era sobrecargados. Se encontraba posado en una camilla medica, con los correspondientes aparejos de control. Tormak y Dante estaban de pie, cada uno a un lado. El maestro Jedi tenía ambas manos muy cerca del Caballero Gris, mientras que el Tarsoniano literalmente había clavado sus dedos en el pecho de Tharen.
Habían encontrado la manera de sanar ese disparo. Combinando algún tipo de técnica. El Caballero Gris estaba convencido, notaba su cuerpo ebrio de energía, tanto del lado oscuro como del lado luminoso. Pero equilibrada de manera magistral para tratarse de dos personas en opuestos tan diferenciados.
- Bienvenido entre los vivos Sr. Tharen. Lamento ser descortés pero aun queda mucho trabajo pendiente y requerimos su presencia.
Seré lo más breve posible. El combate terminó en victoria pírrica, pero victoria. Por fortuna nos encontramos solos en el sector, con casi todo preparado para cruzar la puerta estelar. Apenas han pasado unas pocas horas desde que fuera alcanzado por el disparo, así que aun disponemos de tiempo bastante.
En su convalecencia decidí saturar su cuerpo de antibióticos, ya que hasta un catarro le habría matado. Notará mareo y cierta confusión, pero debería remitir en pocos minutos.
Tienen todos media hora para despedirse de este universo y ponerse en paz consigo mismos, o con quien deseen. Al acabar el plazo se habrán cargado todos los sistemas necesarios para viajar y calculado las últimas coordenadas, todos deben ir al puente de mando a ocupar sus respectivos puestos, inclusive el Sr. Junn que lo necesitó de copiloto. -
Abriré la escena la puerta estelar. Postear allí, tanto lo que hacéis en esa media hora como si decidís no hacer nada y vuestra llegada al puente. Si alguno no quiere que los demás lean sus últimos 30 minutos que ponga el mensaje solo para el director.
Cualquier duda a la cantina o la preguntáis por mp sin problema ninguno.