Tharen no vaciló, cualquier segundo de incertidumbre podía marcar el éxito y el fracaso. Aunque en su fuero interno dudaba que realmente hubiera una manera totalmente airosa de resolver el problema, no era un obstáculo para el que las mentes mortales estaban preparadas.
Su espada voló con facilidad siempre con una pequeña ayuda por parte de la fuerza, la distancia entre ella y su parte luminosa se redujo a 0 en menos de un segundo. Pero su mitad "buena" por otorgarle una definición paró con facilidad el ataque con un movimiento defensivo de su sable láser, no era para menos, la forma VI brillaba por sus facultades en defensa. Pero el caballero gris no había buscado herir sino un momento de distracción que logró aprovechar.
Los relámpagos de la fuerza siempre tenían un retroceso más potente que el de un blaster pesado. Era un fenómeno curioso aunque explicable, dado el tremendo poder y esfuerzo que requería lanzar esas descargas del lado oscuro. Su mortalidad estaba más allá de toda duda y nunca daban un fin indoloro a los oponentes
Pero algo ocurrió ajeno al plan de Jarik, no contaba sorprender a su mitad tenebrosa con una técnica tan propia del lado oscuro. Sin embargo el Tharen oscuro encajó de lleno la descarga, sin hacer un solo amago de esquivarla o bloquearla. La potencia del relámpago lo lanzó varios metros atrás, el impacto de la caída literalmente desvaneció esa parte oscura cuyo único sonido fue un rugido de ira sin revelar agonía ninguna.
En otro momento se preocuparía por averiguar que había ocurrido, con rapidez se acercó a la mitad restante, intentando aprovechar la súbita sorpresa para apresarla. Pero Jarik tuvo que cesar sus esfuerzos por agarrarla cuando el sable pasó a escasos centímetros de sus brazos, quemando parte de la tela en su movimiento. Atrincherado en una posición tan defensiva intentar una presa se tornaba harto difícil.
No había reproche ni sorpresa en el rostro de esa imagen familiar. La mitad "buena" contemplaba a su anfitrión con extraños ojos aprobadores. Moviendo el sable unicamente para mantener alejado a Tharen y sus intentos de forcejear.
- Es difícil saber si has tenido suerte o realmente has encontrado un camino de salida. Dicen que los verdaderos héroes tienen una pizca de suerte a la espalda apoyándoles en sus aventuras.
No voy a negar que preferiría ser la elección que marcase tu camino, pero ha quedado claro que ya has elegido la senda que has elegido. Ahora yo soy la ecuación que esta descompensada y tu el equilibrio que se espera.
Lamento lo de vuestra compañera, pero su muerte al menos ha servido para algo. Está más allá de cualquier poder, incluso el del capitán Dante, aunque lo siento más por él, condenado a vivir para siempre en una pesadilla sin comienzo ni fin.
Buena suerte Jarik, tal vez nos veamos en algún sueño o trance lejano. Pero es difícil, que la fuerza te acompañe. -
Como un montón de arena en un vendaval la imagen luminosa del caballero gris fue dispersándose en el aire hasta no quedar menor resto de ella. Solo el recuerdo de una conversación que a juicio del Caballero Gris había sido muy real.
Parecía haber despertado de un sueño. Jarik no tenía rasguño alguno, solo un sudor abundante por todo su cuerpo, no se había desplazado de su sitio en todo el trayecto que el Primarca llevaba surcando desde que entrará en la Puerta Estelar.
No muy lejos el cuerpo de la Tora Naga se retorcía y convulsionaba en un espectáculo sangriento de dolor. Tormak se sostenía exhausto en los hombres de Gorek, mientras que con la ayuda del Zabrak y en absoluta concentración intentaban frenar una muerte ya inevitable para la Bruja de las Tormentas.
La única noticia buena era la luz que se veía por los cristales, advirtiendo que estaban a punto de salir del gran túnel.
Tormak estaba desfallecido. Su cuerpo ya no respondía a las exigencias de su mente, ocupada en mantener el minúsculo vínculo con los vivos que aun unía a Xsycissae con la nave. Las palabras de preocupación de Gorek le sonaban como ecos lejanos e incomprensibles, todo su alrededor incluso la integridad del Primarca eran preocupaciones aparte en la sola tarea de preservar una vida, sin importar su origen ni afiliación.
El cansancio le habría vencido, cuando la mano amiga de Carr le cedió sin reparo alguno las energías que el Jedi había consumido de antemano. Los movimientos espasmódicos de la tora naga no habían cesado. El cuerpo maltrecho de la Sith era un cuadro grotesco de heridas mortales, una imagen sacada de las peores pesadillas o de los deseos oscuros de algún demente.
La generosa ayuda de Carr secundada también por Gorek le brindó las últimas energías que necesitaba para los minutos finales, más que nadie en la nave, incluso antes de que el capitán Dante anunciará la salida a escasos segundos el maestro jedi había percibido esa luz como el final del camino. Con todo su empeñó había mantenido a la bruja en el mundo de los vivos. Puede que el cuerpo de la tora naga estuviera destrozado, pero a lo largo del viaje la delicada unión entre la carne la mente y el espíritu había sido preservada con todo celo por su parte, no tenía ningún reproche que hacerse y prueba era que el Primarca alcanzaría su destino, protegido en la tempestad por Xsycissae mientras el maestro jedi le otorgaba el tiempo justo para guiar al navío a su destino.
Dante había sido muy explícito en las dificultades del viaje y los riesgos para cada integrante. Ninguna de sus advertencias habían sido a la ligera. Con tan poco tiempo de preparación y total desconocimiento de las dificultades el resultado era mucho más satisfactorio de lo esperado. Perder una vida siempre era una tragedia, pero el sacrificio de la Sith no era en vano y su muerte les otorgaba la oportunidad de preservar un universo de un mal venido de otras eras.
Cuando la luz que revelaba la salida de la Puerta Estelar inundó el Primarca Tormak cerró los ojos dejándose vencer por el cansancio, no sin antes dirigir una última mirada a la Bruja de los Tormentas dedicándole la más sincera y admirada sonrisa.
- Gracias, estés donde estés, que la fuerza te acompañe. -
Carr, Tormak y Jarik pasáis a nueva escena, "El Edén".