Partida Rol por web

- He estado revisando la pasarela de embarque y acoplamiento, esta en perfecto estado. No tendremos problemas en hacer el cambio de nave, aunque nos llevaría tiempo el transporte de todas las provisiones y suministros.

Me preguntaba hasta que punto esos Sith pueden trazar nuestra trayectoria, el carguero no dispone de dispositivos de ocultación, si bien hemos hechos varios saltos previos al mayor para despistarlos. -

El muchacho contemplaba problemas obvios y en cierta medida inmediatos. Podían asegurar un viaje casi anónimo, pero en eso radicaba el problema "casi". Con los medios que disponían sus enemigos el viaje más tradicional podía llevarles a una emboscada.

Pero Alexander Dante respondió añadiendo un contrapunto a las preocupaciones del muchacho.

- No podrían rastrear una nave tan pequeña a distancias largas, tendrían muchas lecturas imprecisas y nada fiables.

Pero siguen mi eco en la fuerza, los atrae como la miel a las moscas, lo he enmascarado durante años para evitarlos, tanto a ellos como a otros, el disfraz ha funcionado hasta ahora pero tarde o más temprano lograrán sobrepasarlo.

Desecha esa preocupación muchacho, estaremos muy lejos de aquí. No será necesaria la pasarela de embarque, mi navió es de clase fragata, puede alojar este carguero en su hangar. Las provisiones y el material lo descargarán androides utilitarios.

Cuando abandonemos el hiperespacio descarta el utilizar los sensores, no servirían contra el sistema de camuflaje que oculta mi nave. Traza la órbita de Dathomir y siguela a poca velocidad, en cuanto seamos detectados mi navió nos enviará las coordenadas de embarque. -

El zabrak atendió el proceso con interés. La navegación era algo que siempre le había interesado, al fin y al cabo, se trataba de llegar a un destino. Todo tiene el mismo sentido, si equilibras los medios.

Su trabajo era otro. Su cometido era buscar sentido al trayecto. Supuestamente, Dathomir era un buen lugar para dejar un carguero con "olor" a lado oscuro. Al fin y al cabo, el planeta entero destilaba ese mismo "olor", y así podría ocultarse. Una vez dentro de la fragata, Dante les llevaría al lugar y allí tendrían que buscar el portal...pero a esas alturas él seguía sin saber a qué lugar podría referirse ni cómo comenzar a buscar.

Quizá el lado oscuro que anegaba cada centímetro de aquella nave le impedía concentrarse, quizá fuera eso. Muy probablemente, su mente estaba separada entre lo que debía hacer y el miedo, sí, miedo, a que todo fuera una trampa irradiada por un ser casi todopoderoso que les manejaba a placer mientras llevaba a cabo algo que cada vez más sonaba a venganza personal.

De momento, le tocaba seguir revisando las informaciones e intentar encajar piezas sueltas, y si podía ayudar en el embarque, igual, no podían perder más tiempo ya.

- Señor Dante - preguntó - Siento que Dathomir es más que un mero refugio para su aura del lado oscuro -. En este planeta se ha guardado antaño mucha información relativa a la Fuerza, especialmente el sith. ¿Qué tiene que ver en todo esto?

- Dathomir a seguido los cursos naturales de la evolución en toda su historia, el planeta no presenta interferencia, injerencia o intervención de ningún poder superior en toda su existencia. Ese mundo oscuro ha permanecido oculto a la vista de Siths y Ancestros a lo largo de todo su conflicto, es un lugar perfecto para refugiarse.

Como habrán escuchado la tecnología planetaría es tremendamente rústica y por ello los viajes espaciales puramente utópicos, no habrá sorpresa alguna por parte de sus habitantes terrestres.

Las tremendas capacidades con la fuerza de las Brujas de Dathomir serían una resistencia formidable contra cualquier invasor, incluyendo los verdaderos sith. Además, como habrá adivinado este lugar irradia tal poder que enmascara nuestras presencias. -

- Comprendo - respondió con poca gana -, entonces no es nada más que lo evidente, un mero sistema de ocultamiento. De acuerdo, pues continuemos entonces.

El zabrak notó la impaciencia en su voz, aunque no era probable que nadie más se hubiera dado cuenta. Fue, como mucho, un latido más rápido que el anterior, pero para él, que ya sabía cómo era, le sirvió de señal para hacer un esfuerzo por apaciguarse. Le daba la impresión de que, a estas alturas, la partida estaba muy avanzada y él aún no tenía nada claro su jugada.

El túnel hiperespacial comenzó a perder su forma a medida que la nave desaceleraba lentamente. Poco a poco el negro del vacío ocupaba el espacio azulado del hiperespacio, hasta que finalmente el carguero abandonó la velocidad de la luz.

Todo el sistema Dathomir se encontraba ante ellos, su único sol arrojaba una tenue luz sobre un lugar bastante remoto y peligroso, sobretodo en la superficie de varios planetas, era de las pocas secciones de la Galaxia en donde la tecnología no había arribado y conceptos como el viaje estelar eran utópicos o directamente balbuceos de algún loco.

Incluso en la distancia los Jedis podía percibir la mancha en la fuerza que aquel mundo representaba. Sus habitantes conocidas como "Las Brujas de Dathomir" tenían capacidades sorprendentes con la fuerza, pero en el reverso tenebroso de esta, irónicamente adolecían de cualquier tipo de doctrina Sith o tenebrosa, podían tacharlo de don, herencia o maldición, quien sabe.

Una mancha para ocultar a otra, simple, pero muy práctico, lo bastante apartado para evitar sorpresas de última hora.

La actividad de Gorek no se había detenido con la salida al espacio. Con rapidez pero concienzudamente el muchacho revisaba las coordenadas y los sistemas de la nave. Todos los pilotos e indicadores estaban en sus posiciones y luces normales. La computadora arrojaba una breve información sobre el sistema entrante a medida que intentaba actualizarse en la holored.

- Todo esta correcto, los sensores no detectan presencia de naves cercanas, ni estaciones espaciales o por el estilo. Intento conectar los sistemas con la holored para averiguar que ha pasado durante nuestro viaje, creo que no debería tardar más de unos minutos.

No hay presencia de frecuencias de comunicación, no puedo transmitir nuestra presencia a su nave Lord Dante, no parece haber canal alguno. -

Alexander Dante no parecía hombre al que le gustará permanecer quieto mucho tiempo, el tarsoniano caminaba tranquilamente por el puente mirando los monitores y verificando por si mismo la información. Con Dathomir tan próximo era como si aquel hombre lograse enmascarar aun más su presencia.

- No será necesaria transmisión ninguna, el Primarca nos encontrará a nosotros. Es imperativo averiguar que decisiones han tomado tanto la República y los Sith frente a esta amenaza. Si estalla la guerra nuestro tiempo para solucionar este mal se reducirá drásticamente. -

- ¿Y qué medio propone para actualizar nuestra información? Si utilizamos los canales convencionales seremos rastreables...Podríamos intentar crear una línea de comunicación difusa para encubrir nuestra posición, pero esas cosas son más propias de técnicos, y lo mío no es precisamente el uso de la tecnología.

El jedi volvió a enfrascarse en el estudio del libro que había recibido del tarsoniano. Quizá las piezas ya estuvieran preparadas en su mente, pero no veía el cuadro completo porque aún faltaba información por llegar.

- Voy a presuponer que los Jedi disponen de sus propios canales de comunicación cifrados, imagino que sería factible una comunicación rápida solo para actualizar nuestra situación.

Sería aconsejable decidir el destino de esta nave, es lo bastante pequeña para alojarla en las bodegas de carga, aunque también podríamos devolverla cerca de la órbita de Coruscant en piloto automático.

Por adelantado, esta nave no esta preparada para los rigores del viaje en la puerta estelar. -

- En mi opinión, desde luego, mejor meterla en el hangar.

El jedi habló mientras observaba el planeta. Un mundo del lado oscuro, sin reglas. No era el primero que había visitado. Explorar las posibilidades era todo lo que pedía. Se preguntaba qué ocurriría si se viera obligado a permanecer mucho tiempo en lugar así. Ya le había pasado algo parecido. Había soportado la mayor parte del miedo y la confusión, pero el mensaje también le llegó con claridad. Uno nunca sabe hasta cuándo puede estar seguro de todas las cosas.

Supongo que será suficiente con enviar una comunicación cifrada a Coruscant para conocer el estado de las relaciones diplomáticas. Intentaré hablar con la maestra Ariel en el consejo jedi.

El maestro permanecía absorto en sus pensamientos, intentaba atar todos los cabos, aunque estaba resultando una labor de lo más tediosa. Seguro que al joven investigador Junn se le daban mejor estos temas, pero tal vez pudiera aportar algo de luz a tanto misterio...

- Creo poder intentar una conexión segura y completamente cifrada, pero sería usando los canales de emergencia y no se si alarmaríamos al consejo.

Según los informes en las cartas de navegación este sector lleva tiempo sin ser explorado, la mayoría de los datos vienen de contrabandistas, piratas y fugitivos. No existen datos fiables de la superficie de Dathomir, ni siquiera demográficos. -

- Quien pisa la superficie de Dathomir no suele volver, las Brujas son tremendamente territoriales y no nos engañemos, salvajes. Su comprensión de la fuerza es sorprendentemente elevada. Aun adoleciendo de una instrucción estructurada como en nuestras respectivas órdenes.

Si les apura transmitir por el riesgo a ser localizados podemos esperar a abordar mi nave, no está registrada en los anuarios y difícilmente podrían rastrearla.

Viejas teorías decían que este sistema era un punto de salida de los verdaderos sith, nunca pudo probarse, ni desmentirse.

Las dos hipótesis es que Dathomir estaba deshabitado cuando aparecieron por primera vez. En cambio la otra teoría es que desecharon este lugar a pesar del tremendo poder de las brujas. -

Es posible que creemos cierta alarma al principio en el consejo, pero nuestra situación ahora mismo no parece encajar en ninguno de los protocolos existentes a ningún nivel.

De todas maneras, es posible que nuestros acompañantes tengan nuevas noticias, quizás fuera mejor actualizar nuestra información para luego contactar con el consejo jedi.

- Sería mejor una transmisión más segura, sí. Yo esperaría a la nave de Dante.

El jedi no confiaba en el sith. No tenia mucha lógica hacerlo, pero era razonable pensar que de momento le convenía seguir el mismo camino, y que él pensaba lo mismo. Su aprendiz era otra cosa.

- ¿Y bien, señor Dante? ¿Podría darnos de alguna forma las coordenadas del destino que nos espera? Querría hacer unos cálculos.

- No podría darle las coordenadas aunque las supiera Sr. Junn. Verá, el punto original estaba en un sector de la ruta Coreliana, cerca de un campo de asteroides.

El problema es que ese laberinto de rocas se mueve al antojo de fuerzas gravitacionales, cada cierto tiempo he de corregir la posición con el instrumental del que dispongo en mi navío.

Allí dispondrá de toda la información que desee, si hemos tenido suerte podrá disponer de una pieza adicional de este rompecabezas. -

- Avanzaré en velocidad sublumínica con algunos canales de comunicación abiertos, supongo que nave tiene medios para detectarnos Lord Dante. Desactivaré el escaso armamento para evitar malentendidos.

La poca información que puedo recolectar sin correr riesgos no devuelve que se haya producido ningún ataque o alarma generalizada, nuestros enemigos parecen esperar... -

El jedi asintió, algo indiferente. Seguía teniendo una parte de su mente dedicada a intentar averiguar qué era lo que estaba dejando pasar, o si era posible que aún quedasen cosas por saber, de manera que hasta que una pieza clave no cayese, no pudiera encontrar el hilo que unía todo para darle sentido a un entramado cada vez más denso.

Los colores se perdían en la inmensidad, a través de la ventana de cristacero, si esa era la aleación, el vacío era una promesa inacabable, una certeza antigua y a la vez reciente, salpicado de luces inmensas y pedazos de rocas con caprichos gravitacionales. En sus viajes, Carr Junn había visto una galaxia siempre rodeada de la inmensidad del vacío. Ante semejante grandeza, uno no podía dejar de pensar que la Nada era la norma...y que todo lo demás era la excepción.

Aquello le hacía a uno replantearse cosas.