Partida Rol por web

Arza se movió después de Gliadel; como aspecto positivo el derro ya no podía dispararle pues lo había malgastado inútilmente contra el clérigo de Pelor, pero como aspecto negativo ahora tendría que disparar con un compañero al lado y le sería más difícil al semielfo acertarle al derro sin golpear a su compañero.
Aún así se acercó y disparó, pero entre asegurarse de no atacar a Gliadel y la cobertura que le había proporcionado la arena y las piedras que salieron por el portal la flecha del semielfo se perdió sin daño para nadie, excepto el orgullo del semielfo que había fallado el tiro por segunda vez consecutiva.

Rakas se movió rápidamente rodeando aquel torrente de piedras y arena que vomitaba aquel portal, una vez el derro quedó a su alcance descargó su guja contra éste con violencia terminando con el derro sin miramientos. Una vez libre de enemigos, como solía ocurrirle al incurrir en aquel estado violento, durante apenas un segundo su mirada buscó codiciosamente quien le retase, un nuevo enemigo o con quien luchar. El siguiente gesto que asomo a su rostro fue el de la lucha interna por recobrar el control y acto seguido cansancio, un tremendo cansancio que le obligó a apoyarse contra la pared mientras observaba los cadáveres y la extraña sala de portales como si fuera la primera vez que los veía, como si hasta el momento hubiera sido otra persona la que se hubiera internado en la habitación destrozando los cuerpos de los Derro.

- Parece que hemos terminado aquí.

Una sonrisa de satisfacción finalmente.

El golpe de la guja fue el final... el final del grupo de derros que se habían refugiado en la sala de los portales. Lentamente ayudaron al druida y su perro a salir de entre las rocas y arenas que raspaban a quien se acercaba a las mismas y miraron a su alrededor. Seguían vivos. Algo heridos pero vivos. HAbían evitado la trampa que significaban los portales. Aire, Fuego, Agua Tierra y... quizás los problemas no habían terminado?

Se había quedado perpleja ante la avalancha de pedruscos y arenisca que había surgido de golpe de uno de aquellos huecos encortinados, preguntándose qué más podría surgir del resto de aberturas y deseando simultáneamente verlo y no verlo de una forma completa y absolutamente contradictoria. ¿Podría uno enterarse de algo semejante sin sufrir las consecuencias? Eso sería ideal, pero no creía que la idea le gustara al resto de sus compañeros.

Justo entonces, se acabó la refriega. Por lo visto de momento ya habían liquidado a los contrincantes y ella se había pasado la mayor parte del tiempo perdida en otra dimensión mucho menos sugerente que la actual, una vez más un hecho del todo reprobable. Un gesto de desagrado surcó su rostro, mientras daba un par de pasos al frente y analizaba los portales desde la distancia.

- Me pregunto… - frunció el ceño de golpe y sopetón. Las palabras parecían brotar directamente de su consciencia sin darle espacio al cerebro para usar cualquier tipo de criba – si, a parte de ventoleras y pedruscos, creéis que podría entrar algo más por ellos… – Se encogió de hombros, torciendo ligeramente la comisura de la boca hacia abajo, intranquila – Me refiero a que una cosa es que expulsen pedruscos y de más y otra bien distinta que aparezcan enemigos pululando por aquí… ¿Alguien sabe qué es exactamente esto? ¿Y si se puede levantar la cortinilla desde el otro lado?… - Tal cual – ¡A ver si vamos a tener que clausurarlos! – Masculló, echándoles un vistazo de cabo a rabo, obviamente sin entender muy bien de qué iba todo aquello - Quizás no sea el momento más apropiado para intentar derribarlos a golpetazos, pero más nos vale no olvidarlos.

El desconocimiento hacía que no se fiara de aquellos agujeros extraños ni un ápice. De hecho, cabe añadir que un escalofrío parejo a ese sentimiento le recorrió la espalda, obligándola a desviar la mirada hacia sus compadres con la esperanza de que alguno pudiera darles algún sentido positivo, mientras añadía como recordatorio: Cuanto antes despejemos también la otra puerta… - se refería sin duda a la que había quedado atrás en el pasillo justamente anterior hacía escasos minutos – mejor.- Porque... ¿habían terminado ya con aquella sala? ¿O no? Francamente, no parecía muy segura de esto último.

Ante la pregunta de Arianne de si era posible que entraran enemigos por los portales Arza los observó; para él eran portales y poco más, no sabía nada de magia y ya le costaba comprender los efectos de las luces azules tal y como se lo habían explicado. No es que no pudiera comprenderlo, es que es algo que entendían mejor los que estudiaban ese tipo de cosas y por ello esperó a ver si el mago o el clérigo respondían a esa posibilidad.
Mientras esperaba pensó en una nueva posibilidad:
¿sería posible que nosotros pasáramos por esos portales y ver a dónde nos llevan?
Arza no pensaba en las del fuego o el agua, incluso el portal de los vientos no le daba mucha confianza. En ese sentido preferiría probar suerte con el portal de arena y tierra aunque como llegarán a una montaña en la que sólo hay desprendimiento de tierras la alternativa no era mejor.

Rakas comenzó a negar con la cabeza ante las palabras de sus amigos, comenzaba a dejar claro que no le gustaba nada la idea de traspasar ninguna de esas cortinas, una de las cuales viendo que nadie se molestaba en hacerlo cerró con excesivas precauciones haciendo que dejaran de caer cascotes, piedras y arena.

- Cerrar o hundir esta sala sería lo mejor, aun tenemos unos cuantos pasillos y habitaciones que recorrer, no pienso atravesar esas, esas lo que sean.

Dicho esto se volvió hacia la salida, no le gustaba el camino que estaban sugiriendo y sabía que cuando Ecthelion se pronunciara, las probabilidades de que sus palabras fueran acordes con las de Arza y Arianne serían muy altas.

- Continuemos con esa puerta que dejamos tras nosotros.

Cierto, cierto - responde el druida, todavía tosiendo y sacandose la arena de los ojos- No comencéis con esas ideas raras, que podemos terminar mal. Además, entrar en esos portales malignos y demoníacos del inframundo oscuro y malvado no puede traer nada bueno. ¿por qué no hacemos lo que vinimos a hacer y después curioseamos?

En realidad daba más la sensación de que decía esto por el miedo que le agarró al portal de las piedras, pues parecía estremecerse mientras hablaba y miraba al portal.
Creo que deberíamos investigar de una vez el interior de la torre de las arpías. Pero bueno, si nadie está de acuerdo, yo sigo al grupo.

Estaba claro que al mago también le picaba la curiosidad por los otros dos portales. -yo tambíen estoy intrigado por  los portales que nuestros amigos no nos han mostrado, no se lo que tienen ni si vienen o si van, la única manera sería comprobarlo- se acercó al portal que estaba mas alejado de la entrada y echó mano a la cortina -si no teneis inconveniente lo mejor sería que os apartaseis, no me resisto a comprobar que mas pueden tener a parte del fuego, el agua, el aire y la tierra, no, no podemos dejarlo atrás sin echar al menos un vistacito-, esperó a que sus compañeros se moviesen, aunque si alguno ponía demasiado interés en que no lo hiciese estaba dispuesto a pensarselo dos veces.

Algunos querían irse del lugar y otros investigar y, casi sin darse cuenta se separaron en dos grupos. Ecthelión había visto a los derros, abriendo las cortinas con cuidado y desde el costado de los portales no parecía haber peligro... y eso fue lo que intentó. Lentamente, con cuidado, dispuesto a cerrar el portal a la primer señal de problemas

Sin embargo, esta vez no surgió nada detras de la cortina. Con mucho cuidado el mago se acercó y observó... nada, oscuridad. Un agujero que se hundía en la nada y del que no parecía surgir nada. Una ojeada a los escobillones lo llevó a plantearse un posibilidad... aunque no estaba muy seguro... quizás ese portal simplemente era un sumidero? un lugar donde descartar la arena y piedras que surgían del portal de tierra? o sería algo más?

-Espeeera...quie...-Antes de que Menzo pudiera cortar la acción del mago, Ecthelion ya había corrido la cortina. Por suerte, no ocurrió nada, tan solo ese agujero negro que no por desatar vendavales, no era menos inquietante y misterioso. -Creo también que debemos descartar de momento la idea de penetrar ahí dentro, no sin antes habernos informado...quizás Galezas nos pueda dar alguna información sobre lo que hemos visto y sacar futuras conclusiones...no sé, quizás debamos pertrecharnos antes de algún tipo de defensa u equipo que nos ayude. Sin duda, yo también prefiero seguir investigando por otros lares.

Menzo tienes toda la razón. Y haces bien confiando en Galezas, sabe mucho de esto, aunque el verdadero experto en planos y estas cosas era mi otro mentor, el viejo Wolfren. – El viejo y aburrido Wolfren. Me entra el sopor solo de recordarlo. – Una cosa es correr una cortina y otra muy distinta lanzarse a las bravas por un portal a un plano desconocido. – Hasta para un mediano curioso y echao pa’lante como Menzo resultaba algo obvio. Esperemos que también para un gnomo ingenuo y su perro impetuoso: aunque visto lo visto no confío demasiado en ello. Por si las moscas, me acerco a Gliriel y poniendo mi mano sobre su hombro digo con un tono de voz que recuerda al que utilicé para hechizar al derro. – es una LOCURA. – A ver si así, subliminalmente, consigo que le entre en su mollera. Si no, estoy listo para abalanzarme sobre él. – Mejor vayamos a revisar la puerta del otro lado, y si no encontramos allí al bastardo de Thazar,  le buscamos torre abajo, donde las arpías.

El grupo, ante la acción del mago quedó a la espera de algo más... pero no pasó nada. El portal, simplemente se abría hacia ningún lugar. No parecía una buena idea atravesar el portal, pero tampoco parecía surgir ningún peligro de allí

Los escobillones apoyados en la pared, los rastros de arena y la no existencia de montones de tierra y arena previos los hicieron sospechar que simplemente se trataba de un lugar apto para limpiar la sala... pero tampoco podían estar seguros. Aire, Fuego, agua, tierra... la nada y... que más podrían encontrarse en esa extraña sala. Estaba claro que era un centro de acceso a distintos planos, planos que excedían sus experiencias previas, pero y el último portal? Correrían el riesgo de dejarlo sin investigar?

Rakas se quedó en la puerta alternando su mirada entre la sala de los portales y el pasillo donde otra puerta parecía esperarles, se tensó mientras Ecthelion abría otra de las cortinas, pero no ocurrió nada, absolutamente nada. Aun quedaba otro portal por comprobar y una idea fue tomando forma en la mente del bárbaro.

- Quizás del otro portal es de donde salgan estos enanos, o los engendros contra los que ya hemos luchado aquí dentro, pero entonces porqué no abrieron esa cortina para traer más y hacernos frente.

No sabía que esperar de aquello de manera que se mantuvo alejado y tenso a la espera de que el resto se decidieran por continuar investigando los pasillos y cámaras que aun debían visitar en busca de Tazar Rho, sin embargo en ese instante volvió a recordar las palabras crípticas que Galezas dijera a cerca de los planos o de donde encontrar a su enemigo.

- Y si Tazar Rho no se encuentra aquí sino ahí dentro.

De ser así, no nos quedará otro remedio que seguirlo por esos agujeros… los señaló con alegría manifiesta, buscando la conclusión a la sugerencia que Rakas había lanzado al aire, o por donde sea que se encuentre… se encogió de hombros. No parecía muy alarmada ante tal hecho, sino más bien todo lo contrario, se hallaba tan campante. El caso era prestarle a Thazar Rho la atención que se había ido ganando por parte de los aventureros.

Y así acabó por plantarse en unas pocas zancadas frente al bárbaro, portando una sonrisa de oreja a oreja, en la que se reflejaba de forma indeleble cuán motivante le resultaba semejante idea. Caminar sobre una senda de destino incierto, atravesando aquellas bocas hambrientas… la ceja derecha se alzó en su rostro de pronto y un brillo inaudito decoró sus ojos. Ya se sentía comenzando una leyenda, a pesar de que en su retina quedara aún una cosa más por atisbar, anotada como tarea pendiente, abrir la otra cortinilla que restaba, ¿tendrían al final que atravesarla y descubrir otros lares?

De manera que cuanto antes nos aseguremos de donde exactamente se allá nuestra cita, mejor que mejor… anunció, mientras regresaba hasta la puerta por la que acababan de acceder a aquella estancia, y a mi modo de ver sería preferible no dejar la casa propia en mitad de una faena con el fin de limpiar la del vecino… acabó murmurando para sí, no fuera a ser que se dejasen atrás piedras por mover, cuando se habían comprometido de antemano a desbancarlas. Además, ella era conocedora por propia experiencia que una vez iniciado un viaje, uno no podía asegurar cuando regresaría y menos aún si ni siquiera iba a albergar oportunidad de tal cosa.

Se dispuso entonces a atravesar la puerta y retroceder por el pasillo para acercarse a la que restaba por investigar, poniendo en ese empeño todos sus sentidos, no quería perderse ni la más mínima señal de alarma. Si en la anterior estancia habían encontrado aquellos portales tan sugerentes, ¿qué no hallarían dentro de aquella otra sala? Parecía que aquella muchacha anduviera siempre intentando adelantarse a su destino, no dejándole así oportunidad alguna de arrastrarla.

Parecía que por el momento, la opinión generalizada era dejar los portales para un momento posterior... y solo si no encontraban a Thazar Rho en las profundidades de las cuevas. Lentamente, aguantando como buenamente podían el pequeño momento de incertidumbre que significaba cambiar de habitación volvieron al pasillo anterior y se acercaron a la puerta que quedaba cerrada.

No se oía nada. Pero nada de nada. Parecía que la sala estaba vacía... pero no lo podrían saber hasta que abrieran la puerta y se aseguraran

Me alejo de la habitación de los portales un poco escamado, con la sensación de irnos con el culo al aire.

Aunque realmente esa sensación no es nada nuevo, al contrario. Parece ser una constante de este horrible lugar a la que hay que acostumbrarse tarde o temprano. Pero yo por si acaso me mantengo en la retaguardia, echando de vez en cuando una mirada atrás, hasta que llegamos al otro lado del pasillo.

Entonces me adelanto hasta situarme delante de la puerta y acercando una mano al pomo y la otra  aferrada en el escudo, acerco la oreja para comprobar que efectivamente no se oye nada de los ruidos metálicos que escuchamos en la anterior ocasión.

Puede ser una trampa... Me digo... pero solo hay una forma de averiguarlo.

¿Estáis preparados? - miro a Rakas y digo con un poco de inquina, recordando al último derro que tampoco maté yo. - ¡Esta vez me pido al más grande! - Abro la puerta.

Sin siquiera analizar que la puerta pudiera tener alguna trampa, o que la misma podría estar cerrada con llave o que podría encontrarse cualquiera de los múltiples peligros que se pueden encontrar en un dungeon desconocido, el clerigo abrió la puerta, dispuesto a intentar sobreponerse al extraño efecto de las luces azules.

Por suerte, no había trampas, no había llave y, de hecho no había nadie en la nueva habitación. Nadie? Bueno, ningun ser vivo. Lo que si pudieron observar, al sobreponerse al efecto desorientador de las luces es que había "cosas" que identificaron como aparatos de tortura. Un potro, una jaula de clavos, una fogata ya apagada de la que sobresalían unos hierros de aspecto insano. En las paredes cadenas para aprisionar seres vivos y en una mesa contra el rincon, diversos artefactos que, a todos luces no serían cómodos de vestir. Unos cuantos pares de empulgueras, unos cuchillos de formas extrañas, pero no por ello menos afilados, una serie de tenazas con cabezales retorcidos. En fin, un autentico antro para el dolor.

Un par de huesos en un rincon daban cuenta que los implementos, alguna vez, habían sido usados, pero en este momento la sala estaba vacía.