Partida Rol por web

El atontamiento era total, de eso no cabía duda, era como si a uno le diera igual todo, pero sin darle, ya que se podría decir que a efectos reales esa era la impresión que uno atesoraba en sus entrañas y probablemente esa era la misma impresión que daba a cualquiera que le observase. En pocas palabras, que podría uno estar precipitándose al vacío desde el borde de un precipicio y no se le alteraría la consciencia ni un ápice. Aunque eso no era lo peor, indudablemente lo más lamentable era no enterarse de nada de lo que acontecía a sus compadres.

¡Tenía que espabilarse como fuera y de una vez por todas! ¡Espabila, pardiez!¡Arianne, espabila!... Intentó increparse y lo cierto era que a duras penas la muchacha conseguía concentrarse ni siquiera en esos pensamientos, hasta que de pronto y sin venir a cuento un eco extraño y turbio comenzó a extenderse por su cabeza, perdiéndose entre los pliegues de su cerebro. Aquello sin duda alguna debía ser el fin.

¡Pues no! Resulta que era el principio del retorno, que paso a paso la trajo de regreso a la bendita realidad, y así de pronto abrió los ojos de par en par, apretando los labios ansiosa, para descubrir que tenía un enano a un par de pasos de distancia y... ¿NO LLEVABA NINGÚN ARMA EN RISTRE? Durante unos escasos segundos continuó atontada, sólo que al menos esta vez era efecto de este mundo... hasta que por fin la vio.

Cenicienta estaba a sus pies y como si esa visión fuese realmente la palanca desencadenante de un proceso, la necesidad de acción asió a Arianne por las orejas de forma inmediata y tiró de ella sin remisión alguna. De manera que de sopetón recogió a la susodicha, dio un paso al frente y le atizó al incauto que tenía delante como mejor pudo después de tanta distracción. ¡Estaba la cosa como para andarse con remilgos!

Dió unos pasos hacia el centro de la estancia y por un momento se aseguró de que ninguno de los derros que estaban al lado de los portales se levantaría para usarlos. Claramente el derro del que había dado cuenta Rakas no lo haría a no ser como muerto viviente y el que había caído bajo su disparo y las balas de Menzo parecía que tampoco, finalmente tensó su arco para disparar al derro mas alejado, pero en ese momento un sonido a su espalda lo alertó, parecía que sus temores se habían confirmado, giró bruscamente soltando la flecha que fue a parar al cuerpo del derro mutilado por el bárbaro, solo para ver como el cadaver del enano cque estaba al lado del portal norte convulsionaba para finalmente quedarse bien quieto, y bien muerto.

El derro más cercano estaba más muerto que vivo; de él darían buena cuenta la espadachina y el clérigo, así que Menzo apuntó con sumo cuidado al derro del otro extremo y lanzó su bala que acertó pese a la distancia. Nuevamente aquel efecto mágico no se manifestaba y la frustración del explorador se reflejó en un resoplido de indignación.

En el estado en que se encontraba, Rakas se lanzó contra el enemigo más cercano, en este caso el derro que había avanzado incauto hacia el clérigo y que en estos momento había descubierto demasiado tarde que posiblemente apenas si le restaban unos segundos de vida.

El golpe del bárbaro nuevamente fue brutal, la furia que le empujaba también se mostraba en aquellas demostraciones de fuerza que convertían sus ataques en golpes mortales y devastadores, capaces de acabar con sus enemigos en un único movimiento.

Seguro de que los portales que habían visto en acción no funcionarían ante el deceso de sus cuidadores, el mediano avanzo y volvió a usar su honda. Quizás la magia no funcianaba con esos extraños enanos... pero lo cierto es que el impacto de una bala solía ser doloroso... y lo volvió a demostrar con el impacto de su ultimo disparo.

El derro se mantuvo vivo, atento a elegir el momento indicado para abrir la cortina... pero menos entero que antes del disparo.

Mientras tanto, el bárbaro volvió sobre sus paso y se las ingenió paar acabar con otro enano oscuro. Su guja, blandida con seguridad, cortó al pobre derro que había hecho caso al llamado de Pelor sin contemplaciones.

Solo quedaba un único enano oscuro... estaba lejos, quería usar su arma secreta... pero mientras no se le acercaran no tenía posibilidades... Y en el fondo el lo sabía

- Brrrrrrrr ¡Que rabia de tío! - ¡Pero que poquita consideración, Rakas! ¡Ese DERRO me tocaba a MI! - Y ahora seguro que también querrá  el otro ¡PUES NO! Voy corriendo hacia el pasillo que hay detras del portal y extiendo los brazos en un intento de que el grandullon acaparador no me adelante. No hasta que yo haya lleguado al derro que queda. - JAJA ¡Por aqui no pasas! ¡Y no estarás tan loco de cruzar por delante de la cosa esta!

El mordisco que le dió Kuznak en la pierna al derro fue tan potente que dejó al mismo rengueando mientras chorreaba bastante sangre. Gliriel aprovechó que la espalda del enemigo estaba indefensa y le clavó la lanza lo más profundo que pudo.
Aún así con todo el daño que recibió, el derro siguió trotando como si nada, pero su vida no se extendió muchos segundos más, dado que el feroz Rakas estaba cerca y lo mató sin mucho esfuerzo. Las paredes y el piso, como de costumbre, quedaron hechas un asco.
Wow. - se quedó tildado un momento mirando a su alrededor. Pocos segundos habían pasado desde que entraron en la habitación, y ya estaban todos los derros desangrados, y un par de ellos desmembrados.

Somos temibles... - pensó mientras sonreía.

Mientras se quedaba tildado mirando la carne rasgada de uno de los enemigos, su perro corrió instintivamente hacia el derro restante y le dió un mordiscón digno de un cocodrilo. Por poco Gliriel no se cayó de su montura por estar desprevenido.
¡así se hace, Kuznak!

Vió de reojo como el clérigo se iba acercando.
¡a que lo mato primero!

Cita:

En realidad el +2 no es por mi mod de FUE, sino por mis botas nuevas ;)

Cita:

Quizás Rakas no estuviera tan loco como para intentarlo, pero KJuznak no razonaba como los humanos, y envalentonado por su ataque previo no consideró el riesgo y se abalanzó sobre el derro. Este, mientras tanto, este medía las distancias y, al momento de notar que el perro y su jinete estaban al alcance de su extraña arma corrió la cortina y dejó que una masa de arena y pedruscos surgiera del portal. La masa, casi sólida golpeó tanto a Kuznak como a su jinete e intentó apresarlo.

Al ver la cantidad de elementos pétreos entendieron el motivo por el cual los derros utilizaban los escobillones. Un par de aperturas más de ese portal impedirían que nadie se moviera por la sala... solo que habría que averiguar donde arrojarían los restos... y cuanto tiempo tardarían en hacerlo

Los pedruscos y la arena resultaban un obstáculo más que incómodo. Las mismas rozaban el cuerpo de cualquiera que intentara atravesarlo, causando, por abrasión, infinidad de pequeñas heridas que, no por menores resultaban menos incómodas. Incluso el enano, por su baja estatura aprovechaba la nueva "loma" para hurtar su cuerpo a los proyectiles que les pudieran arrojar.

Sin embargo, Kuznak demostró que no solo era fuerte, también era ágil. Con un par de movimientos consiguió evitar que las rocas le hicieran demasiado daño y mordió al enano dejándolo a punto de morir. Sin embargo, los derros eran duros y pese al dolor que le causó el perro, dando un paso atrás levantó la ballesta y espero que alguien pasara la loma de piedra y tierra que había conseguido obtener del plano de la tierra

Estaría herido, pero pensaba llevarse a alguno en su viaje al mas allá

Los segundos se me hacen minutos mientras observo como el perro del druida se precipita sobre el derro, poniéndose a tiro del portal. Ni siquiera me da tiempo a gritarles un ¡NO!, un ¡Quieto Kuznak! o un llano pero no menos efectivo: ¿¡Que demonios hacéis!? Simplemente me quedo paralizado y observo lo inevitable hasta que una nube de polvo y tierra los engulle a él y a parte de la habitación. – ¡GLIRIEEEEEL! – Si antes del desastre los segundos se me habían echo largos, los que pasan antes de ver al druida y su perro emerger del montón de rocas y morder con ferocidad al derro se me hacen eternos. - ¡Que Pelor proteja vuestros calzones porque de pelotas vais sobrados! – Tras comprobar que el gnomo se encuentran bien, recorro el trecho que me separaba del derro e intento golpearle por la espalda, pero los nervios y las prisas me juegan una mala pasada y justo antes de golpearle tropiezo con una piedra suelta y fallo el golpe. – ¡Joder!

El primero en reaccionar fue el servidor de Pelor... y por eso fue el objetivo del pobre derro que intentaba sobrevivir al menos lo nnecesario como para eliminar a alguno de los invasores.

Sin embargo la robusta armadura de Gliadel fue suficiente como para que su virote rebotara en el pectoral metálico y cayera al piso con la punta destruida.