Partida Rol por web

Y de la misma forma que Nenfirien se quedó pegado a la tela de araña, a Aire le sucedió igual.

Ahora estaban a merced de cualquier cosa que pudiera venir, y a juzgar por los sonidos que habían escuchado anteriormente, era muy probable que no salieran de allí. Aquellos que escucharon antes, tarde o temprano les descubriría.

No me lo puedo creer, me encuentro atrapado, una trampa igual que la anterior, simple y eficaz hasta límites insospechados conjuntada con la estupidez humana. Me siento estúpido...y por lo que se escucha, será lo último qeu sentiré de mi mismo...

Aire volvió a pegarse y empezó a moverse para liberarse, pero no lo conseguía. Tenía ganas de gritar, pero sabía que no debía hacerlo, pues podría atraer a cualquier tipo de criaturas.

Miró hacia Nenfrien

¿Qué podemos hacer? preguntó descorazonada al verse atrapada.

Sigo sin ser capaz de separarme de esa trampa. Intento tirar con todas mis fuerzas, pero eso significa que las posibilidades son pocas.

-Mente sana...cuerpo deficiente...no podemos andar solos por ahí somos débiles...

Me repito una y otra vez que un mago solitario es un objetivo fácil. Solo hay que ver en la situación que estamos. Por fortuna, por ahora no parece que venga ninguna criatura, aun así, estoy preparado para vender cara mi vida...y sigo tirando para liberarme ...

-Vamos Aire...tenemos que salir de aquí!

Soy una divinidad, esta trampa no osará vencerme, me liberará ahora mismo. ¡YA! dijo Aire tremendamente enfadada.

Empezó a tirar de sus brazos con fuerza, los ojos se volvieron rojos por la ira y parecía que de su nariz empezaba a salir unos hilillos de humo, recordando al dragón en el que se había convertido.

Tras unos esfuerzos, consiguió liberarse.

Como si de un conjuro verbal se tratase, Aire logró escaparse de la telaraña en la que se había visto pegada. Gracias a ese acto cuasidivino logró despegarse y después lanzó un conjuro sobre su compañero que, ahora transformado en puro gas, bien podría seguir adelante, como retroceder y volver por otro lado.

Aire, por su parte, tendría que transformarse en gas también o algo parecido, si es que quería seguir a Nenfirien subiendo aquella pegajosa escalera.

Aire consigue liberarse de una forma ciertamente asombrosa, lo cual me hace pensar que las capacidades de la mujer están más allá de lo que aparenta. Una vez liberada, con suma rapidez lanza un conjuro que me hace sentir inicialmente algo extraño aunque poco a poco comprendo lo que va ocurriendo, hasta que mi cuerpo se vuelve vaporoso por completo.

-Eres única Aire-digo mientras comienzo a moverme poco a poco intentando acomodarme a mi nuevo estado.

Podría continuar, pero no creo que yo solo pueda hacer mucho, deberíamos bajar y buscar otro camino, tal vez gracias al conjuro que me has lanzado tengamos más posibilidades de avanzar...

Insto a Aire a que descienda y así podamos continuar.

-Esta mi señora, yo la seguiré...

No se por qué ahora la estoy siguiendo el juego, supongo que porque me ha salvado y hacer que se sienta algo mejor no me cuesta tanto.

¿Única? Pues claro, soy una diosa djio como si fuera algo totalmente normal, algo obvio que no era necesario aclarar.

Repitió las palabras y los movimientos que habían convertido a Nenfirien en forma gaseosa, y así Aire también se transformó.

Recuerda que esto no durará mucho tiempo dijo mientras descendía, tal y como había dicho el hechicero.

Viendo una buena posibilidad en nuestro nuevo estado gaseoso insto a Aire para que nos demos prisa en explorar todo lo que podamos mientras dura el conjuro.

-Avancemos todo lo que podamos, a ver si encontramos algo rápido, nuestros compañeros nos estarán esperando.

Dicho esto, me pongo a avanzar por el pasillo. Un poco más adelante me doy cuenta que avanzar en este estado nos puede jugar una mala pasada, pero ahora lo importante es descubrir de una vez por todas si podemos librarnos de la barrera para que nuestros compañeros puedan avanzar. Si no encontramos rápido la solución, tendremos que regresar y pensar en algo nuevo.

Vamos, vamos, no perdamos más tiempo dijo el gas de Aire acelerando el movimiento.

Con vuestro cuerpo convertido en forma gaseosa decidís aprovechar el tiempo y avanzar por el pasillo que teníais frente a vosotros. A medida que os moveis las salas se repiten, "Una escalera de mano de tela de araña como la de la entrada sube hasta un túnel del techo de esta habitación octogonal".

Seguís avanzando por el pasillo y de nuevo la misma habitación, así hasta un total de ocho habitaciones iguales. Os dais cuenta de que las posibilidades solo eran tomar la puerta que os habíais encontrado hacía unos momentos o subir por la escalera aprovechando que ahora no caeríais de nuevo en la trampa de la telaraña.

Antes de subir por la escalera decidís atravesar la puerta por la rendija para observar que había tras ella.

(SALA A)

Enormes tapices escabrosos que representan muertes horribles y cadáveres en movimiento cubren la mayoría de las paredes de esta gran habitación. Cerca de una pared se alza un enorme bloque de piedra cubierto de seda negra y adornado con candelabros de plata, cuencos de plata y una daga con el mango de plata.

En aquel lugar había tres engrendros vampiricos, un drow y dos extrañas criaturas híbridas entre mujeres y arañas. El drow va vestido con un camisote de mithril y tiene un escudo grande de acero y un estoque. Las dos híbridos tienen un par de nidos situados en dos de las esquinas de la habitación.

Aprovechando vuestra forma insustancial seguís avanzando por otra de las puertas que conduce a un nuevo pasillo, mucho más corto y estrecho y concluye en otra puerta al final de éste.

(SALA B)

Dos conjuntos de esposas cuelgan de la pared de esta habitación espartana. Un conjunto está vacío; en el otro hay una mujer drow. Está sentada desplomada sobre el suelo, con los brazos cruzados de cualquier manera sobre su cabeza. Es difícil determinar si está viva o muerta.

Otros dos guardias drows van vestidos solo con sus camisotes de mithril.

Esta sala tenía dos aberturas, una de ellas conducía a la entrada del lugar, mientras que la otra conducía a otra nueva ala de la cueva.

(SALA C)

Tres ataúdes de madera están colocados en el suelo de esta nueva habitación. Tras ellos se encuentran una fila de alacenas y estantes que es obvio que han sido saqueados. Algunas de sus puertas cuelgan abiertas; otras están rotas. Hay cortes en lo alto de las alacenas, y han sacado la mayoría de los cajones.

Habiendo terminado de investigar por toda esta zona, decidís retroceder sobre vuestros pasos e investigar la otra puerta que habíais visto. Os conduce a un largo pasillo que por los giros os debe de llevar hacia el centro de aquella extraña edificación. Una puerta de doble hoja os parece indicar que lo que puede haber allí tiene que ser francamente importante.

(SALA D)

El techo de esta habitación también octogonal se alza a más de 10 metros del suelo, y un pilar en el centro llega justo hasta la mitad de esa altura. Sobre el pilar descansa un trono hecho de huesos, y una demacrada mujer drow está sentada indolentemente sobre él. Las paredes de la habitación están cubiertas con majestuosos tapices oscuros, y junto a las paredes hay varias mesas grandes de reluciente madera negra.

Sobre una mesa hay una gran lira de madera entrelazada con incrustaciones de mithril; es un instrumento de gran calidad. Sobre otra de las mesas que hay junto a la pared se encuentra un pequeño joyero que contiene una peineta de hueso de dragón, un cepillo de oro, un broche de plata que tiene un emblema dibujado y una bolsa de seda.

Cuando salís de aquella majestuosa habitación, os dais cuenta que fuera había otra puerta que habíais pasado por alto, debido a lo importante que parecía la que acababais de visitar.

(SALA E)

Esta gran habitación está amueblada de lujo. Hay sofás de cuero fino colocados con buen gusto, lámparas doradas que cuelgan del techo, y majestuosos tapices de color púrpura y dorado decoran las paredes; varios armarios grandes decorados con filigranas de oro están colocados junto a las mismas.

Allí hay un hombre de apariencia aterradora, embutido en una armadura completa negra, imponente a pesar de su estatura media drow. Lleva un mangual doble, que hace girar sobre sí mismo a tanta velocidad que el ojo no puede captarlo y que si no fuera por vuestra forma insustancial ya os habría atravesado. Su rostro está lleno de cicatrices profundas provocadas por quemaduras y como resultado su oscura piel está salpicado de manchas rosáceas. A su lado hay una extraña bestia que no parece mundana, pues tiene rasgos que parece proceder del mísmisimo infierno, es tan grande como un tigre terrible y posee un pelaje rojo óxido. Cuando pasais cerca la criatura parece detectaros, pero por suerte, el drow que le acompaña no parece darle mucha importancia y os da tiempo a salir de allí antes de provocar más sospechas.

Sin saber dónde estaba su cabeza, Aire empezó a mover su cuerpo gaseoso hasta intentar situarse frente a Nenfirien.

No podemos hacer nada aquí abajo. Según descendemos, las dificultades son mayores y nosotros sólo somos dos. Si vamos a la planta de arriba, es posible que nos encontremos con enemigos también poderosos. Quizás es hora de volver con nuestros compañeros.

Después de todo lo que hemos visto gracias a nuestra forma gaseosa, nuestra presencia en este lugar comienza a ser demasiado arriesgada.

-Creo que tienes razón, deberíamos reunirnos con el grupo, tal vez haya otra posibilidad, tal vez podamos emplear algún conjuro para que el resto pueda avanzar.

Comienzo a moverme con ella en dirección a nuestros amigos y compañeros.

-Lo único que es cierto, es que si queremos avanzar, necesitamos la ayuda de todos y necesitamos actuar de forma contundente o se nos echarán encima y acabarán con nosotros.

¿Realmente me había llegado a plantear una situación así?. Sigo con mis dudas y siento que tal vez nuestro orgullo nos haya jugado una mala pasada que aún podríamos estar a tiempo de solventar si salimos de aquí...el mundo está lleno de seres de gran poder y aunque nosotros no somos precisamente comunes, tal vez estemos ante la presencia de algo que nos supera con creces.

-Si pudieramos pillarlos por sorpresa a cada uno tal vez pudiéramos hacer algo, pero como se junten todos los que hemos visto...