Partida Rol por web

Vuestra travesía comenzó con una calma aparente y sosegada. Salisteis de la ciudad cuasi desértica y emprendisteis la marcha por el pavimentado camino que os llevaría a la ciudad del frio, los vikingos, asaltadores y…los temibles Yethees de las nieves.

Vuestra salida de la ciudad fue relativamente tranquila, podíais ver que la gente en realidad solo estaba escondida, observando vuestra carruaje desde dentro de barriles, casas y tenderetes. Todos preguntándose adonde ibais, si erais enemigos de las princesas y el rey…o si erais buenos, pero nadie tenía el coraje de hacer nada.

Desde luego no era nada agradable, y menos cuando comenzasteis a caminar por los caminos en dirección a KharazKar. El camino estaba desierto, aunque de vez en cuando llegabais a ver algún campesino trabajando en el campo, algún misterioso viajero cubierto de pies a cabeza en un largo abrigo negro…y en la distancia, cerca del Páramo de la Desolación, un anaranjado cielo rodeado de rayos rojos y negros que no parecían traer nada bueno.

Aunque cuanto más os acercabais a Kharazkar, más empezabais a notar el frio en vuestras carnes. Por lo que sabíais de esa región, era que el frio era en verano bastante…”frio” y en invierno…la muerte. Aunque sus gentes estaban acostumbrados a subsistir ahí, se dedicaban a cazar animales…no era concebible que pudieran sobrevivir plantando en la tierra, el suelo estaba demasiado duro por las heladas y…siempre era preferible robarle un cargamento a algún mercader y volver a la aldea como un héroe.

Aunque en verdad eran bastante hospitalarios por esas zonas, o eso pensabais.

Fuera como fuera, a cada paso que dabais, podíais sentir el gélido aire que empezaba a golpearos los rostros sin cesar. Incluso parecía empezar a nevar…por suerte en la distancia, podíais ver una posada de la cual salía humo por la chimenea.

Poco a poco durante el inicio del camino entendí simplemente que los heroes eran necesarios, no porque fuésemos fuertes, en mi caso no lo era, sino que eramos emmm, "obligados" a entrar en mitad de aquello, suponía que algo podríamos hacer mejor que nadie, esperaba.

-La gente cada vez es más tímida y asustadiza, eso no es bueno- dije en nuestro camino a la fría región. Llegamos a la fría región sin apenas encontrar a nadie, ¿donde estaba todo el mundo, escondido también?, dios, incluso yo que prefería no estar aquí salía.

-Farnad- dije tranquilamente y sin mi lentitud habitual, -se que no soy muy útil en batalla, pero, no debes de preocuparte por tus heridas, pero, te ayudaré en lo que sea posible- entonces vi la posada, -quizás podemos preguntar sobre la princesa y descansar, la verdad, es que me gustaría preguntarte sobre ti, vamos, a, ser un equipo algo de tiempo- estaba mucho más despierto que de costumbre

Farnad avanzaba por el camino junto con Eikatsu... aunque sus pensamientos estaban en otras partes... la verdad es que el caballero había tenido poco tiempo para digerir todo lo sucedido... Y sobre todo se preguntaba si darían la talla cuando un enemigo verdaderamente formidable se plantase ante ellos...

De repente empezó a escuchar a Eikatsu y volvió a la realidad cual persona que acaba de despertar... - ¿E-eh? Ah... perdona... estaba algo distraído... - y la verdad es que el frío no ayudaba a mantenerse despierto...

- Que la gente sea más distante no es necesariamente malo... así pasaremos más desapercibidos... - decía el caballero que iba envuelto con una gruesa capa para no dejar ver su armadura de cuero por la que cambió la de Caballero al salir y llamar así menos la atención...

Escuchó también como su compañero menospreciaba sus habilidades y hacía gala de su humildad... - No creo que te desenvuelvas mal en combate... Si bien no eres ducho en el combate físico... tus pociones resultan de lo más útil... como en el combate con los goblins... Y luego ya tendremos tiempo de hablar... ahora centrémonos en llegar a la posada... allí tendremos tiempo para hablar e informarnos sobre la zona... - dijo mientras aceleró el paso del caballo al trote para llegar a la posada lo antes posible...

Ambos espoleasteis a vuestros caballos, internándoos cada vez más en la ventisca, pero por suerte la posada estaba a la vista…no os resultaría fácil perderla. En apenas unos minutos os acercasteis más y más hasta llegar a la entrada de la susodicha.

Afuera había un pequeño establo con heno y agua para los caballos…aunque el agua parecía estar congelada desde hace un buen tiempo, fuera como fuera, los caballos estarían bien allí. Y del interior…salía un agradable olor a cerdo, manzanas, maíz y…¿estofado?, además de una conversación algo airada entre alguien de voz ronca y una chica. 

Farnad ató al caballo en el establo, cerca de la alfalfa y... ¿el agua? para que estuviese cómodo... mientras escuchaba la discusión del interior de la posada... - Quizás el ambiente sea más frío... pero el genio de la gente no parece alterarse... - decía mientras se acercaba a la entrada de la posada...

Al parecer Farnad opinaba parecido a mi, pero no quiso hablar mucho ahora mismo, era entendible por el lugar en el que estábamos, -creo que me sobrevaloras- dije de nuevo de manera monótona, al menos mientras había gente, pero justo antes de llegar cambié mi mascara sin que Farnad me viese, siempre tapaba mi cara.

Al llegar dejamos los caballos, al bajarme rebusqué en mi bolsa, saqué un pequeño azucarillo para cada caballo, habían sido buenos compañeros de viaje, casi me recordaban a mi caballos que iban conmigo. Escuché a Farnad, -mmm, quizás demasiado activos para mi gusto- dije como una broma aunque en cierto modo era verdad, seguí a Farnad a la posada

Sin pensarlo demasiado y atraídos por esos ánimos “caldeados”, abristeis la puerta de la posada recibiendo una oleada de calor y sintiendo como las velas y el fuego de la taberna comenzaban a fallar a causa del viento.

-¡Cierra la puerta!

-¡Cierra la puerta!

No tardasteis en ver en medio de la sala a un enano con gruesas cejas y rostro tosco con los puños levantados a punto de enfrentarse a un tabernero panzudo.

-¡Te he dicho un millar de veces enano, que aquí no hay ningún tesoro!.

-¡Que si, que si, que estoy seguro que si!, ¿Por qué me iban a engañar esos trasgos?...¡eh, vosotros, si venís a por el tesoro es mio!.-Gruñó el enano. No tardasteis en adivinar sobre que iba esa discusión.

-¿Podrías dejar de gritar?, ¡hay invitados!-Respondió el tabernero con voz ronca, típica de estar acatarrado…y no era difícil darse cuenta de ello, tenía una enorme narizota roja de la cual colgaba un moco que se agitaba cada vez que se movía.

-¡GRITO PORQUE ESTOY MEDIO SORDO!, ¡Te reto, te reto una vez más a decirme que no hay tesoro, te vas a tragar los dientes!.

La conversación parecía ir escalando por segundos.  

Farnad miraba con prudencia la discusión... aunque daba la sensación de que era un absurdo... ¿un tesoro escondido en una posada?... Farnad tomó asiento en una mesa cercana al fuego para entrar en calor lo antes posible... aquella ventisca había sido traicionera... De haber surgido unas horas antes quizás se habrían perdido...

- De momento observemos en que deriva todo esto... - dijo en voz baja a Eikatsu tratando de no llamar demasiado la atención...

Sin duda la posada era algo más enérgica de lo que me esperaba, lo único que había eran gritos  de un enano contra el tabernero y viceversa. -Mmm, si que tienen energías- pensé en voz alta mientras poco después escuchaba Farnad mencionar que debíamos esperar, asentí y me fui a una de las mesas a sentarme.

Estando a "solas" con Farnad continué hablando, -creo que será mejor ir directamente a buscar a la princesa, casi noto como se me congela el cerebro- dije tiritando un momento antes de abrazar mi manta/abrigo

- Sí... tienes razón... - dijo mientras seguía observando la discusión entre el tabernero y el enano... - Esperemos que no nos encontremos otro ataque como sucedió en Shanteen... - continuó hablando el caballero mientras esperaba a que alguien los atendiese...

- De todos modos... si podemos deberíamos conseguir ropajes más adecuados... si nos sorprende otra ventisca con nuestro equipo actual puede que no lo contemos...

Ciertamente parecían ser unos alborotadores, seguían discutiendo con ganas y más ganas, no podían parar de discutir sobre el tesoro de esa taberna, incluso el enano hizo el ademán de romper las tablas del suelo con un pico que se encontraba junto a una mesa, pero al final desistió, poniendo morros y sentándose en su mesa con una jarra de cerveza que apuró de dos tragos. No parecía muy feliz.

Al final el enorme tabernero fue hacia vuestra mesa.-A ver…¿Qué os puedo servir?...no parecéis ser de esta zona, así que supongo que estáis de paso…¿Qué os trae aquí?.-Hablaba consigo mismo y a la vez os formulaba preguntas, parecía ser…bastante lioso, pero al menos las preguntas eran preguntas, ¿verdad?

-¿Y bien?, ¿de donde venís?, esa máscara da algo de miedo, ¿no será un demonio verdad?.-Preguntó arqueando una ceja.-Si se sientan cerca del fuego no tendrán tanto frio...si os sentais cerca del fuego no tendréis tanto frio. 

Farnad estuvo de acuerdo conmigo en buscar a la princesa, al menos supe que no era una mala idea si el estaba también de acuerdo. -Si, un poco más de ropa vendrá bien- dije intentando calentarme con la que llevábamos puesta, aunque llegó en aquel entonces el tabernero, casi era como un titán de grande, pero a lo ancho, o al menos me lo pareció.

El tabernero resultó ser una ametralladora de preguntas, ni siquiera en mi tienda había tenido tantas preguntas cuando venía una anciana a preguntar. Suspiré antes de responder, -somos viajeros, y bueno, nos vendría bien comida- pero después me pregunto sobre la máscara, -a mi me gusta mi máscara- dije infantilmente. Aunque cuando mencionó sobre acercarnos al fuego no dude en acercarme hasta casi pegarme, -que agradable, esto y una sopa caliente y podría ser incluso feliz con esta aventura- dije bromeando un poco

Farnad presenció la curiosa escena, exhalando un largo suspiro al ver que todo había terminado pacíficamente... cosa que parecía que no iba a ser así en un principio... Luego escuchó al tabernero según se acercaba a tomarles nota... - Yo tomaré una jarra de hidromiel y el estofado o guiso que tengan... - Luego siguió a Eikatsu que se había cambiado de sitio para estar más cerca del fuego...

- Y no... no se preocupe... mi amigo es muy tímido, pero inofensivo... Y sí... estamos de paso... nos dirigimos hacia la capital... ¿Sabe cuanto puede durar esta ventisca?... - Farnad no era docto en materias meteorológicas... y menos de un clima tan radicalmente opuesto a lo que él había conocido... los desiertos de Shwindria... y la eterna primavera de Shanteen...

El tabernero parecía algo escéptico.-La comida son tres monedas de cobre…-Respondió con calma mientras se rascaba la cabeza mirando a Eikatsu, desde luego parecía sorprenderle un chico tan…tan…”raro” como el…aunque tampoco era de su incumbencia, así que se encogió de hombros.

Pero al nombrar la capital…eso parecía cambiar, ya que arqueó una ceja y señaló a Farnad con su dedo regordete…antes de llevárselo a la nariz y secarse un moco que llevaba colgando.-¿A la capital?, ¿Qué asuntos tenéis en la capital?...¿y cuanto puede durar la ventisca?, ¡JA!, más bien pregúntate si se acabará algún día…-Sonrió.-Las ventiscas aquí pueden durar días, semanas…o incluso meses, pero claro, los forasteros nunca se dignan en informarse sobre estas cosas…solo vienen de vacaciones y ya.

¿Quién iba a querer venir de vacaciones a un lugar así?, hacia frio, habían monstruos blancos como la nieve…y luego los dedos se te podían poner como morcillas…y los doctores luego los cortaban como si nada…no era una región para turistas y desde luego tampoco para viajeros.

-¿Y bien?...algo os traerá aquí…digo yo…o tal vez no, como sea…ahora os traeré vuestro hidromiel y el estofado…-Murmuró antes de darse media vuelta y dirigirse a la barra, donde habían enormes barriles que contenían hidromiel.

El caballero no pudo evitar sino sonreír ante la gañanería del tabernero... - Por lo que veo tendremos que hacer frente a la ventisca en caso de que no amaine... Sobre todo si queremos llegar a reunirnos con el resto en el plazo previsto... - dijo volviendo su mirada hacia su compañero de viaje...

- He de reconocer que el hecho de que lleves máscara levanta cuanto menos la curiosidad... ¿hay alguna razón? ¿o es la moda en tu tierra? - dijo mientras esperaba la hidromiel...

A la vez miraba por uno de los pequeños ventanales de la posada... no solo tendrían que hacer frente a sus enemigos... sino que también a la naturaleza... que parecía ser la peor enemiga de los habitantes de esta tierra... Farnad frotó sus manos con fuerza para que entraran en calor mientras seguía esperando ese estofado...

El tabernero nos dijo un precio, posiblemente no se fiaba de nosotros, bueno, no podía esperar menos después de que creyese que era un demonio. El tabernero empezó a hacer preguntas, menosmal que no tuvimos que responderlas, porque después de la regañina lo último que quería era tener que explicarle cosas y que nos regañase aún más de lo que hacía ya.

-Si, a este paso vamos a tener que ir en trineo con perros- dije bromeando mientras volvía a la mesa desde la hoguera, ya estaba calentito.

-No, no es una moda tener una mascara, además tengo una colección única- dije bromeando al final como podía, bromas anti frío. Pero fuera como fuese intenté responderle algo mejor, -si quieres, bueno, si quieres saber el motivo, me temo que tendría que ser en privado-

El Tabernero no tardó en aparecer con dos platos de estofado bien calentito y dos enormes jarras de madera hasta arriba de hidromiel. Pero justo cuando lo dejó todo en la mesa, no dudó en miraros fijamente y sonreír.-¿Frente a la ventisca?....¡JAJAJAJ!, muy valiente para ser uno de las tierras soleadas…cuando te pierdas y los Yethees te coman vivo…ya volverás…o bueno…no volverás, porque estarás ya muerto claro…-Murmuró el hombre mientras se rascaba la barbilla.

-Sea como sea…algún negocio tendréis entre manos para venir aquí…y más si tenéis prisa para ir a la capital…

- No te preocupes... ya tendremos tiempo de hablar... debe ser una buena razón... solo espero que no sea algo grave... - contesto a Eikatsu... que si bien parecía bastante risueño, era cierto que en ocasiones sonaba "forzado"...

- Sin riesgos no hay ganancias... - responde al tabernero ante la afirmación sobre el tiempo y las bestias que pueblan la zona a la espera de víctimas... Yeethes... había escuchado sobre ellos... pero el caballero confiaba que siendo su especialidad el fuego contase con cierta ventaja ante dichas bestias... luego tendría que comprobar que su magia no se hubiese debilitado ante semejante clima...

Farnad vio como colocaba en la mesa el estofado y las jarras, insistiendo en conocer los asuntos que los traían a las tierras de Kharazkhar... - ¿No ha oído los rumores? El Rey Demonio ha vuelto... y vuelve a estar tras las princesas... seguro que en estas tierras pagan bien por un buen guardaespaldas y un curandero tan capaz como mi compañero... - dije tratando de evadir el asunto de ser elegidos... No era conveniente ir llamando demasiado la atención...

Asentí suavemente ante Farnad, se lo diría, al menos esperaba que no pasase nada raro pero fuera como fuera la cosa el tabernero se dedicaba a avisarnos de que íbamos a pasarlo mal.

Por suerte Farnad con rapidez respondió a todas las preguntas, sin duda se le daba mejor que a mi hablar con la gente, gracias a dios, sino estaríamos en problemas. -Cuando el hambre aprieta cualquier trabajo es realmente bueno, incluso si trabajásemos en el mismo centro de un volcán- dije intentando darle algo más de apoyo a Farnad y a la historia que contaba.

Suspiré suavemente antes de probar la hidromiel, me gustaba el alcohol, así que probar de ostros sitios era agradable. Aparté levemente mi mascara, lo justo y necesario, ni un milímetro más, se podía ver una piel pálida, propia de las tierras del norte o de alguien encerrado en casa, ¿cual de las dos sería la opción?, aunque dado que siempre llevaba máscara parecía que la poca exposición a luz era la suya