Partida Rol por web

Las aberraciones de la disformidad conocidas como diablillas del demonio del placer se acercaban. era una masa informe de brazos, pinzas y rostros perturbadores.

Castor decidió preparar el asalto y pulsó el botón del dispensador de granadas de fragmentación. Mientras se movía para cubrir la esquina del otro edificio lanzó una granada a la horda de demonios femeninos y, al llegar, volvió a lanzar otra antes de ponerse a cubierto.

Ariarkus veía cual debía ser su objetivo claro, pero la maldita presencia de aquellas diablillas evitaba que pudiera tener un buen blanco como objetivo, decidiendo que las mimas serian quienes pagaran por su intromisión, el Devastador se preparo y cargando unos misiles de Fragmentación apunto justo al centro del grupo de ambos grupos que se acercaban hacia ellos. No iba a permitir que se acercaran mucho mas, en cuanto oyó y vio que el blanco había sido fijado disparo don misiles hacia el mismo lugar en rápida sucesión. 

- Lo pagareis caro, malditas. - Fueron sus palabras por radio.

Las diablillas, expresión del poder del culto de slaanesh, demonios menores pero no por ello menos poderosos recibieron tal lluvia de muerte que murieron a docenas... los misiles de fragmentación, las granadas, la mortal y certera salva de Deuteros... todo desplegado por y para ellas.

Mientras morían y desaparecían entre gemidos agónicos por los disparos de Deuteros, las granadas volaron sobre ellas detonando y liberando su carga de muerte acabando con muchas mas, pero lo peor fueron los misiles disparados por Ariarkus, el disparo de los dos proyectiles autopropulsados fue devastador para la horda y acabaron por morir muchas mas.

Pero aún con todo aquello, las diablillas, que estaban bajo el influjo directo de una fuente de energía psíquica se lanzaron al a carga directas hacía Laocastus, el marine que estaba más cerca. Trataron de atravesar su servoarmadura con sus pinzas quitinosas y demoniacas, pero todas y cada una de ellas erraron en su intento.

El marine del caos, que no podía atacar contra los adoradores del dios cadáver se apostó tras una de loas estatuas que flanqueaban el paso hacía el altar y preparó su bolter impío para abrir fuego en cuanto tuviera ocasión... - ¡VAMOS! ¡MORID POR VUESTRO FALSO EMPERADOR! ¡EL DIOS CADÁVER! - vociferó con voz cruel y cavernosa - ¡OS ENSEÑAREMOS EL VERDADERO PODER DE SLAANESH!

Jaden contuvo sus ansias de lanzarse contra las hordas de diablillas que acosaban a Laocastus. Apretó los puños y suspiró lentamente. La mejor opción seria apoyar a sus hermanos y acabar de diezmar las hordas de demonios y mas tarde centrarse en los traidores. Una estrategia eficaz pero algo lenta, y sabía que Estellios estaba tramando algo con la pieza de la esfera que los traidores tenían. Chasqueó la lengua disgustado y cogió varias granadas de  fragmentacion, eran su mejor opción para ayudar a sus hermanos. Desgraciadamente no tenemos otro pasillo por el que acceder, y los demonios ocupan la totalidad de nuestro único punto de acceso-pensó mientras calculaba la fuerza necesaria para su lanzamiento. 

Y justo cuando ya estaba a punto de arrojar los explosivos su mente volvió a sus anteriores pensamientos "único punto de acceso". Eso era lo que pensaba y posiblemente cierto: los edificios no dejaban otro paso que el que estaban bombardeando, eliminando la posibilidad de flanquear a los traidores. Pero el era un tecnomarine, un adepto de Marte y por lo tanto versado en las artes de reparar y construir.Y también deconstruir.

Guardó los explosivos y encaró la pared que tenía cerca. Formaba parte de uno de los edificios que les cerraba el paso. Pasó lentamente la mano por ella, analizándola. Algo vieja, pero resistente. Aunque no lo suficiente para parar a un tecnomarine. Los apéndices del servoarnés chasquearon, ansiosos por trabajar. Debilitó varios puntos con el cortador de plasma y con un estruendo los servobrazos se estrellaron contra la pared, dejando un agujero lo suficientemente grande para que un marine espacial pudiese pasar.

Justó cuando se proponía a pasar por su nuevo "punto de acceso", vislumbró movimiento a través del polvo que aun no se había despejado. No se lo pensó dos veces: preparó su rifle de plasma y disparó al traidor.

-¡ESO ES SOLO UN TIRO DE ADVERTENCIA; TRAIDORES!

El marine del caos al que Jaden hizo frente evitó el disparo de energía sobrecalentada de plasma por muy pocos centímetros. La abominable criatura que antaño fue un marine espacial leal curvó el respirador de su casco, que parecía tener vida propia y le dedicó una sonrisa burlona al tecnomarine - Tendrás que hacerlo mejor, niño - le espetó con desprecio y sorna

Numaios Véntor, el marine espacial miembro de los serpientes de hierro, asió con fuerza el escudo de energía y la espada de la misma naturaleza y cargó contra las diablillas que acosaban infructuosamente a Laocastus. El serpiente de hierro empujó a varios de aquellos demonios mientras trazaba un amplio arco con su espada segando la vida de varias diablillas con tan solo un ataque. 

Dos marines traidores avanzaron a plena velocidad hacía los marines leales. La carrera fue veloz y directa, mientras que El Heraldo empezaba a temblar con fuerza... el rito estaba dando sus frutos aunque por culpa de la turba de enemigos nadie era capaz de verlo. La concentración de energía psiquica era atroz y poco a poco un viento huracanado empezó a azotar el lugar.

Mientras todo aquello acontecía, Jaden se las veía con aquel marine del caos que tras apuntar contra él durante un instante abrió fuego en modo automático. Los destellos de su arma bolter corrupta eran de color violaceo y el estallido por las explosiones parecían gemidos más que detonaciones. Jaden Kollis, un tecnomarine que destacaba por su intelecto y robustez, demostró al marine traidor que a veces, los astartes mas fuertes podían ser extremadamente agiles. Jaden logró evitar los cuatro proyectiles disparados por el traidor con una facilidad insultante.

Laocastus, bastante sorprendido de que sus hermanos se quedasen todos atrás en lugar de avanzar hacia donde tenían los flancos cubiertos, se vio con una horda de diablillas en la cara. La falta de arrojo de sus hermanos le había bloqueado futuros tiros, así que tuvo que recurrir al plan B. Dejó que el cañón de fusión colgara de su arnés, sacó con celeridad su lanzallamas, y bañó a los engendros del demonio en fuego purificador.

Las diablillas, previendo lo que pasaría después de que Laocastus desenfundara el lanzallamas, trataron de cortarle un brazo con sus pinzas demoniacas, pero no lograron su objetivo, solo rozaron la ceramita de la servoarmadura del salamandra sin lograr nada en absoluto.

El marine ruidoso que abrió fuego contra Laocastus se mantuvo a la espera al no poder disparar, solo dañaría a los demonios menores de su señor y no quería cabrearle. Mientras tanto, Estelios seguía realizando el rito, el cual parecía ir a buen ritmo, aunque para los marines, era imposible saber cuando llegaría su culminación. 

Deuteros empezando a ver como las diablillas trataban de hostigar a Laocastus y de ver como Numaios se lanzaba contra ellas, decidió volver a descargar toda la furia de su bolter tormenta sobre ellas, tratando de abrir así un buen ángulo de tiro para poder alcanzar a Estelios y su oscuro amo.

- ¡No desfallezcáis, estos perros traidores nada podrán contra la furia divina del Dios Emperador Máquina! - bramó Deuteros mientras disparaba sin piedad contra aquellas pecaminosas criaturas.

Ariarkus percibió algo extraño. Sus oídos habían oído un leve desprendimiento de rocas en el sur de su posición y eso solo podía significar que tenían enemigos aproximándose por su flanco. Si eran Marines del Caos aquello se iba a complicar de forma muy macabra.

Mientras avisaba por radio a la escuadra de la presencia de posibles enemigos por aquel flanco, sus manos se movieron rápidas y mientras la fijación magnética de su SoundStriker se activaba, desplegaba el Bolter pesado cargado y afianzo sus piernas apuntando al lugar de donde sospechaban iban a hacer acto de presencia sus enemigos.

A pesar de que su arma no era tan potente como la del Ultramarine, se acercó un poco para poder ametrallar a placer a los demonios menores que envolvían a Numaios.

A esas distancias era casi imposible fallar y las explosiones de los proyectiles bolter se llevaron por delante a varios engendros pero todavía quedaban bastantes por lo que también les lanzó con éxito su última granada de fragmentación.

La horda de diablillas desapareció con el fuego combinado de Deuteros con su bolter tormenta y los disparos de Castor además de la granada, cuya detonación eliminó del mapa a las pocos demonios que quedaban que desaparecieron como el resto, entre explosiones psíquicas mientras pequeños portales se abrían en el cielo para absorber sus impías almas que iban de vuelta a su dimensión maldita. 

Uno de los marines del caos, en su posición, completamente a cubierto por la columna, abrió fuego en automático contra Numaios, pero el serpiente de hierro estuvo atento y previendo el ataque del marine traidor evitó la salva con extrema facilidad.

Jaden ignoró todo lo que pasaba y concentró toda su atención en el traidor que tenia delante. 

El marine del caos que tenía Jaden frente a él trató de evitar la intensa descarga de energía que le había escupido, pero el legionario traidor no logró evitar ni una sola de aquellas bolas incandescentes de energía sobrecalentada y concentrada. Los diversos impactos le abrasaron la impía armadura dejando al aire su carne infecta y parasitada por demonios menores... el traidor no logró no articular un grito de angustia pues su garganta se ahogó presa de la muerte y cayó al suelo de boca sin hacer ni decir nada.

Numaios realizó una carga con los retro reactores que llevaba adosados a la espalda contra uno de los marines adoradores de los malditos dioses del caos. El serpiente de hierro embistió con furia al traidor y le propinó un potentisimo ataque con su espada de energía. La ceramita fue atravesada con insultante facilidad. Aquel ataque habría partido por la mitad a un Groxx, pero el marine traidor se mantuvo firme aunque muy mal herido... estaba a las puertas de la muerte.

Por otro lado, al Sur de la posición de Ariarkus, un traidor salió por la puerta del edificio prefabricado y abrió fuego contra el ultramarine pero errando todos los disparos.

Pero entonces... la realidad se partió en mil millones de pedazos.

Quien se autoproclamaba como el Heraldo se convulsionó levemente, una oscuridad se fue generando a su alrededor y esa misma ausencia de luz y esperanza se fue extendiendo por todo el lugar. El Heraldo se acuclilló sobre si mismo mientras el rito llegaba a su fin, llegaba al fin sin que los imperiales hubieran tenido la menor ocasión de lograr nada más allá de ser los espectadores de algo tan macabro que jamás olvidarían.

Aquel marine empezó a temblar, a un ritmo demencial mientras un rugido gutural surgió de su garganta... cientos de susurros aparecieron y sobre la cabeza de Estelios y el Heraldo se abrió un portal hacía la disformidad. Un reguero de almas de color purpura fue vomitado desde el agujero en la realidad y rodeó por completo al objeto del rito... el Heraldo. Poco a poco, o eso pareció, la armadura se fue resquebrajando a la vez que iba aumentando su tamaño, los chasquidos de los huesos resultó ser insoportable, la carne se le iba haciendo girones y de repente empezó a reírse completamente ido mientras su cuerpo crecía y crecía... cuernos le salieron de la cabeza, unas nuevas extremidades surgieron de mitad del torso y estaban acabadas en pinzas curvadas.. el cráneo se le estiró y sin previo aviso, hubo una detonación psíquica y física... un intenso humo morado lo rodeó todo hasta la posición de Numaios y los engulló a todos.

Laocastus respondió a la aparición de aquella horrible criatura de la disformidad de la manera que lo habían entrenado. Tomó puntería, y abrió fuego contra el príncipe demonio. Después de todo, un objetivo tan enorme resultaba fácil de impactar.

Nunca se supo si el disparo efectuado por el Salamandra impactó en su objetivo, pero si que hubo un rugido cargado de furia que atenazó los nervios de cada marine espacial allí presente... puede que nunca conocerían el miedo, pero aquello que les invadió fue algo demencial, disforme, psíquico, maligno en su máxima expresión... algo se activó en su interior, una nueva sensación cargada de repulsión...