Partida Rol por web

-Me gusta pensar en una rana vidente, es... divertido y mágico. ¿Tú prefieres que sea una metáfora?

Al final se quedó dormida y la noche pasó en un suspiro hasta que el gruñido de Skoll la despertó.

-Es demasiado pronto-murmuró con voz ronca y casi de forma ininteligible mientras se estiraba pasando una pierna por encima de Nergal y parte del tronco se pegaba al de él-muévete-empujó a Nergal aunque más bien estaba usándole para propulsarse por la cama y salir de ella a rastras. Fuera de la ropa de cama hacía un frío considerable pero siendo su naturaleza la que era no le afectaba lo suficiente como para darse prisa.

Una vez vestida y con Völsung a su espalda, Brona se acercó a Skoll y le abrazó pidiéndole disculpas por hacerle pasar así la noche.

-Podemos dejar aquí las mochilas, ¿no? Total, tenemos que volver-razonó al tiempo que abría la puerta pero aguardaba la respuesta del chico, después miró hacia el hombre que les había acogido-sabemos montar.-afirmó mientras se pasaba una mano por la cara-¿Kirr ha traído algún ungüento o hierba olorosa con la que hacer plasmas para el olor? Harán falta así que si puede conseguir algo de eso mientras... ¿queda pan del de anoche? No deberíamos salir sin algo en la tripa.

-Preferiría que fuera una metáfora el monstruo, como si representara el tiempo que a todos nos acaba alcanzando antes o después -contestó el chico justo antes de dormirse.

-Mmmmmmmmmmmmmmmmmmm -se quejó cuando Brona se pegó a él y le empujó en parte antes de empezar a desplazarse ella misma- ya vooooooooy -se quejó mientras se ponía en pie y se estiraba antes de empezar a vestirse rápido mientras murmuraba algo como "frío, frío, frío, frío".

Skoll se dejó abrazar mientras bostezaba medio dormido y cuando le soltó se estiró con pereza antes de ponerse por completo en pie.

-Hay algo de desayuno preparado -dijo el hombre mientras salía por la puerta- iré a ver si tengo algo que pueda serviros -explicó el hombre.

Kirr, en la puerta, inclinó la cabeza a modo de saludo. Era un joven de unos catorce o quince años, con la piel curtida por el frío y la humedad, el pelo corto y oscuro. Vestía con ropas de campo gastadas y remendadas, pero no parecía nervioso, como si fuera lo más normal del mundo.

-Soy Kirr -dijo el joven- gracias por la ayuda que nos ofrecéis. Estaré esperando fuera junto a los caballos para partir cuando queráis -repitió la inclinación de la cabeza y salió por la puerta sin esperar algún tipo de respuesta.

-Es muy amable...-miró al muchacho que les esperaba y se pasó una mano por la nuca, ahuecándose el pelo-Hola, Kirr, soy Brona-sonrió amablemente-Espera... o no. Quédate fuera con el frío- el chico se había largado con viento fresco sin darle tiempo a decirle que se quedase dentro resguardado del frío pero tampoco fue a perseguirle,miró a su anfitrión-¿Había desayuno, dijo?

Se dio media vuelta y cruzó la mirada con Nergal, le sorprendía no tener una llorosa despedida de su nueva fan.

-¿Se ha movido la puerta esta noche?-preguntó a Skoll mientras se sentaba un instante y se recogía el pelo en una trenza como las que se hacía para entrenar antes de desayunar.

Desayunó poco, compartiendo lo que tenía porque no quería abusar de la hospitalidad del hombre (que, a todas luces, era humilde y no iba sobrado de reservas)y, cuando terminó se incorporó recogiendo su plato como había hecho la noche anterior y esperó a que todo estuviese preparado para salir a por el caballo.

-Sí, pero no es nada del otro mundo -dijo señalando una sarten que se apoyaba sobre un trozo de cuero encima de la mesa. Contenía unos huevos fritos y lo que parecían unos trozos de carne bastante gruesos y sin un corte especialmente hábil.

El lobo contestó que no había habido ningún problema mientras se sentaba junto a la joven antes de salir en marcha.

Nergal acompañó a Brona sin decir muchas palabras. Era de despertar lento, eso ya lo sabía la joven, y solo consiguió alzar una ceja a modo de sorpresa ante la actitud del joven Kirr; pero optó por no decir nada.

Cuando terminó, imitó a Brona y se despidió del señor que les había dado cobijo para salir por la puerta, cerrándose la chaqueta, pues la brisa mañanera era helada y se metía en los huesos, al menos a la gente que no toleraba el frío de forma excepcional como Brona.

El joven estaba en los establos junto a la casa en que habían dormido. Se había puesto una capa de gruesa piel y estaba dando de comer a tres caballos que eran poco normales en comparación con los que se solían ver. Tenían las patas algo más cortas, pero eran mucho más gruesos y tenían un torso musculado y fuerte recordando más a los caballos de guerra de la casa Enqiross que a los caballos normales. Además, tenían un pelaje largo que recordaba más a otros animales que al corto propio de un caballo.

-Necesitaréis algo más de abrigo -dijo al verles llegar- tenéis unas gruesas capas en las alforjas correspondientes a cada caballo. No son demasiado rápidos; pero son fuertes y tiran bien de los arados y carros -explicó el joven mientras daba palmadas en el cuello al que alimentaba- este es Fhiros, es el míos, esos son Paldea y Calos, podéis coger el que queráis, son bastante dóciles aunque no se asustan por demasiadas cosas.

Nergal casi corrió hacia uno de los caballos a coger la capa y ponérsela. Era de pelo grueso y se veía muy pesada además de caliente.

-Vaya- se detuvo en cuanto vio a los animales junto a Kirr. Esos caballos eran como peluches recios, más acostumbrados a arrastrar o soportar cargas que a correr libremente.

Pero tenían su encanto.

-Gracias por ofrecernos abrigo-dijo Brona con un deje de burla en cuanto Nergal se abalanzaba contra las alforjas de uno de los animales mientras que ella se limitaba a acercarse al otro caballo y subir a él-¿vas a necesitar la mía?-le preguntó a Nergal mientras que echaba un vistazo a Skoll y le pedía que se acercase poco a poco al caballo- si fueses más grande nos ahorraríamos el ir a caballo, Skol-bromeó cariñosamente y, tomando las riendas soltó el aire de golpe en un suspiro muy cercano a la resignación- te seguimos, Kirr.

-A lo mejor -dijo sonriente mientras se subía a al caballo.

Los caballos ni se inmutaron por la presencia de Skoll, como si el animal no estuviera o como si no fuera una amenaza para ellos.

-De acuerdo, iremos a un trote alto en lugar de al galope para aguantar el mismo ritmo durante todo el viaje. Vamos.

El chico parecía bastante serio o preocupado, o quizás no le gustaba la gente de fuera, quien sabe.

El viaje duró medio día en el que el joven se mantuvo callado y manteniendo el ritmo. Esos caballos parecían no cansarse para nada, manteniendo el ritmo de una forma constante y perpetua. El único cambio fue cuando estuvieron cerca de una milla de su destino.

Los caballos comenzaron a moverse inquietos y no avanzaban más, el de Nergal llegó a encabritarse y el joven tuvo que luchar para aferrarse a su caballo.

-Esto es raro -dijo Kirr mientras se bajaba de su caballo y le acariciaba el cuello- estos caballos no se asustan por nada. Tienes que estar tu atento para huír, porque no le importan los depredadores -miró a Brona y luego miró hacia la cabaña- podemos dejarlos aquí y continuar a pie; pero no me gusta nada lo que pueda haber en ese lugar.

-Pues quédate con ellos, qué quieres que te diga.-Respondió Brona abruptamente mientras  bajaba del caballo y le hacía retroceder para alejarle del lugar como si tantease el perímetro que establecía lo que fuera que afectaba a los animales.

-Skoll-dijo como una orden mientras le pedía por el vínculo entre ambos que olisquease en busca de algo extraño que pudieran estar detectando los caballos.

Nergal bajó del caballo y siguió a Skoll y a Brona, y Kirr no tardó más de unos segundos en dudar antes de seguir a la pareja.

El silencio de la zona era algo excesivo y arbumador. Podían incluso escuchr sus propios latidos y los pasos que daban parecían ser de gigantes, pesados y atronadores. Cuando llegaron a la granje, Kirr contuvo el aliento un instante antes de acelerar el paso hacia la casa. Nada parecía haberse alterado, y el joven tosió cuando entró en ese lugar.

-No hay ni animales ni nada -dijo mirando hacia todos lados- ¿donde dejasteis el cadáver?

-Hm... en el sótano-contestó la chica con aire distraído, más centrada en mirar a su alrededor como si buscase algún cambio en el lugar con respecto a como Nergal y ella lo habían dejado el día anterior.

Qué prisa se ha dado por entrar cuando parecía a punto de dar media vuelta con el caballo.

-Esperaba algún cambio-murmuró acercándose a Nergal y apoyando la cabeza en su hombro al dar pecho con pecho contra él.

¿De verdad no hay nada distinto, Skoll?

-No sé qué es peor -dijo el chico frunciendo el ceño- si que no haya cambiado o que hubiera cambiado. No me gusta nada ninguna de las dos opciones.

Kirr había entrado en la casa con paso seguro, pero antes de cruzar el umbral tuvo que cubrirse la cara con la manga. Dudó un instante y luego entró de nuevo, más decidido hacia el interior.

Nergal fue a seguirlo; pero entonces salió corriendo el joven, casi chocando con el melenas y comenzó a vomitar en un lado de la entrada.

-Bueno... -Nergal se llevó una mano a la nuca mientras miraba a Brona y se aguantaba la risa- ¿qué ha pasado? ¿Ya has visto lo que buscabas? -se asomó algo sonriente pero se detuvo y frunció el ceño. Sin dudarlo más, entró al interior como si viera algo que le extrañara de alguna manera.

-Y ahí va el desayuno-dijo Brona sin el más mínimo tacto, cruzándose de brazos bajo el pecho con una mueca de asco. Afortunadamente no era de las que ver una pota le daban náuseas extremas pero el olor ya era bastante asqueroso en el lugar como añadir un extra a la esencia olorosa de la muerte y descomposición de alimentos.

-¿Nergal? E-Espera, ¡Nergal!-al principio verle desaparecer a toda prisa le extrañó pero la urgencia que parecía que se había apoderado del chico le había despertado las alarmas y salió corriendo tras él.

Al seguir a Nergal, Brona entró en la casa y se pudo dar cuenta de lo que le había extrañado. La puerta que daba hacia la despensa, esa que había abierto por la mitad el joven Kirr, estaba rota.

Nergal la sujetaba por la argolla y la mantenía elevada mientras miraba con detenimiento la forma que tenía. El hedor que salía de allí era insoportable, pero se podía ver que un trozo en una de las esquinas faltaba como si le hubieran dado un golpe.

-Yo no he oído que Kirr diera un golpe, ¿y tú? -preguntó con la voz ahogada por estar tapándose la cara con el otro brazo. Dejó caer la puerta abierta y ésta se quedó sujeta con el tope que le daba la bisagra, habiendo producido un chirrido que se clavaba en la cabeza.

Se encaró hacia la escalera dispuesto a bajar.

-¿Me cubres? -preguntó de nuevo con la cara cubierta.

Vale, creo que no quería que hubiese ningún cambio.

Negó con la cabeza cuando el chico le mostró el trozo de puerta y le preguntó si había oído al aldeano hacer algún ruido producido por golpes.

Skoll, vigila. Aquí ha habido algo y lo mismo sigue aquí.

-No te preocupes.-Hizo un gesto con la cabeza, indicando que estaba lista, con Völsung a mano para protegerle y le siguió vigilando más su espalda que lo que él encontrase delante.