—¿La prueba consiste sólo en el uso de vuestras habilidades?
- La tuve –respondió Bomei al instante a su compañero. - Pero no me extrañó, las catacumbas son cambiantes, aquello no era más que un laberinto.
Entonces Bomei miró a aquellos seres que compartían su apariencia y la de Bai Hu y pareció tener una revelación ante sus palabras. Se imaginó a sus acompañantes ocupando la posición de Shangu-Shouhu y creyó comprenderlo.
- Está claro que evalúan mucho más que las técnicas, nos evalúan a nosotros mismos, como un conjunto de cualidades. Si Randkai fue el elegido, es porque su conjunto sobresalió sobre los demás.
—La perfección—dijo Bai Hu corroborando las palabras de Bomei—. Randkai era el que estaba más cerca de la perfección de todos nosotros
—¿Vais a preguntarnos qué tiene él que no tenemos nosotros
—No—respondió la falsa Bomei después de beber un poco de té—. Estáis en el bosque de las Fortunas. El mayor peligro aquí, es el que portáis en vuestros corazones.
—Sois Shangu-Shouhu—dijo el otro Bai Hu—. Sois los más radiantes de vuestras villas. Y también sois vuestro mayor obstáculo para brillar
- Lo entiendo –respondió Bomei con total humildad a la vez que asentía. - Conozco esos obstáculos y trabajo para que cada vez sean menores.
Bomei se quedó unos instantes en silencio, le asaltaban muchas preguntas, pero había una que imperaba en aquel momento sobre todas las demás. Por eso, volvió a tomar la palabra.
- Necesitamos encontrar a Randkai y los demás, ¿Los habéis visto?
—No conoces tu mayor obstáculo—respondió a Bomei su gemela—. Porque nunca has hecho nada por superarlo.
—¡Fortunas! Sois un enigma envuelto en un misterio—replicó Bai Hu.
—No siempre puedes permitirte que todo te dé igual.
Bomei se quedó en silencio, antes de, un tanto contrariada por lo que acababan de decir, reprender a aquellas fortunas.
- ¿Acaso un obstáculo es algo que pueda resolverse sin trabajo o esfuerzo? El primer paso para ello es identificarlas, y creo que soy consciente de mis defectos. Pero no resulta sencillo deshacerse de ellos. ¿Acaso vosotros tenéis una fórmula mágica para ello?
Cuando acabo se percató de todo lo que había hablado, sin duda que le dijeran que no había trabajado nada le había hecho reaccionar de esa manera.
—Hay un obstáculo por el que nunca has dado la cara.
—¡YA BASTA FORTUNAS!—dijo furioso Bai Hu— No hemos venido aquí a por lecciones. ¡Este lugar está en peligro! ¡Tiangulong está en peligro! ¡No tenemos más tiempo que perder!
—Al menos tienes carácter—replicó el doble del félido, tras unos segundos de silencio preguntó— ¿Creéis que así podéis salvar Tiangulong? ¿Queréis que nos retiremos?
Bomei sabía perfectamente a lo que la otra Bomei hacía referencia. Sin embargo, no iba a entrar en eso ahora mismo, en su lugar respondió al otro Bai Hu
- Si vais a ayudarnos a encontrar a Randkai o a los demás, adelante, quedaos. Si no es así, cada instante puede que nos esté alejando de salvarlos o de salvar Tiangulong
—¿Acaso está preparado para salvar a Tiangulong aquel que no es capaz para confrontarse a si mismo?
El falso Bai Hu puso su zarpa en el hombro de su compañera y negó con la cabeza.
—Seguirán atrapados en el Ciclo Eterno hasta que decidan romper sus límites. Nuestro trabajo aquí ha concluido.
Las dos fortunas, que ya de por sí estaban desdibujadas, comenzaron a deshacerse como si estuvieran hechas de humo hasta que al final ya no quedo nada.
- ...
Bomei estaba tan contrariada que no sabía que decir. Le habían dejado prácticamente con la palabra en la boca, y si había algo que enfadaba a alguien que no es muy dada a hablar, era justamente eso.
Con los brazos en jarra, se giró en dirección a Bai Hu y dijo:
- ¿Te lo puedes creer? ¿A qué ha venido todo esto?
Quizás es de las veces que más humana se vio a Bomei, que acto seguido y con el mismo tono añadió:
- Y bien, ¿Ahora qué? ¿Continuamos?