—De Shou-Kung—dijo de forma impactante la mujer.
—Esto tiene que ser una prueba de las fortunas, ¿no?—dijo Bai Hu mirando hacia Bomei.
Rikitsiki agarró su espada con la cola y apuntó hacia la mujer poniéndose en posición de ataque.
—¿Cómo te atreves? ¡Shou-Kung es la luz de Tiangulong y nuestro protector!
—Rikitsiki por favor. Deberías de ser más cauta.
—Entiendo como te sientes. Es lo que os han enseñado. Pero la verdad dista mucho de ser así. Shou-Kung ha convertido este valle en una cárcel para todos vosotros. Aislados y temerosos del mundo, así es como viven los gulong.
La mujer negó con la cabeza.
—Por eso Randkai ya no está en el valle. El que se suponía que era el mejor de todos vosotros, le que cumpliría con el ancestral legado de proteger Tiangulong se ha marchado. Lejos, muy lejos. Al oeste. Vuestro Shangu-Baohu entendió la verdad y decidió no seguir viviendo esa mentira. Decidió ser libre—llevándose las manos al pecho la mujer prosiguió con su discurso—. Como os he dicho antes, nuestro encuentro estaba decidido. La hora de la liberación de Tiangulong. Los seis mejores Shangu-Shouhu que las villas nunca tuvieron. Y los seis derrotados por aquel que abandonaría su obligación. Seis protectores que nunca se sintieron realmente atados a sus villas. Habéis sido elegidos campeones.
Bomei escuchó con atención todo lo que aquella figura femenina les decía. Todo parecía muy épico, como si se tratase del comienzo de una epopeya que posteriormente sería contada a través de los tiempos. Sin embargo, a ella no se le pasó una cosa.
Miró a Bai Hu haciéndole un gesto con la mano para que esperase, pues en ese momento en su cabeza no tenía una respuesta que ofrecerle. En lugar de eso, volvió a dirigir su mirada a la recien llegada y dijo.
- Permítame que insista, ¿Quien es usted? Y ¿Por qué Randkai no ha sido elegido?
Todo lo que contaba podía ser verdad o no. Nadie había visto a Shou- Kung en muchísimo tiempo, que se presentasen ahora diciendo que debían liberar el valle de él era simplemente una locura. Además, ¿Dónde estaba Randkai? ¿Acaso había decidido marcharse tal y como decía? Era muy sospechoso que este se hubiese ido
Tenía la cabeza hecha un lío y necesitaba más respuestas, empezando por las que acababa de realizarle
—Yo no importo, tocada por las fortunas—respondió a Bomei—. Yo soy un eco del pasado. Una sombra del tiempo que fue. Un vestigio de las injusticias de Shou-Kung. Vosotros. Vosotros sois los importantes. Vuestras almas escribirán la historia de Tiangulong y resonarán a lo largo de los eones.
—¡Randkai es una mentira!—le respondió a Qiang Huo—¡No era digno de la responsabilidad que cayó sobre sus hombros! ¡Por eso abandonó su puesto! ¿Para esto os humilló Shou-Kung? ¿Para esto tantos sacrificios? ¡Todo es mentira! Y vosotros ls víctimas de la crueldad de ese falso dios. Pensadlo bien.
La figurase paseó en torno a los seis protectores de las villas.
—En tu interior no hay ningún mal ni ninguna sombra. Tus maestros guiados por la falsa doctrina te hicieron creer que algo malo había en tu interior. Y tú—dijo dirigiéndose a Donang—. Era imposible que fueras un monje y mírate. Shangu-Shouhu.
Después pasó su mirada a Ogra y a Qiang Huo.
—Siempre frenada. Siempre atada. ¿No era tu anhelo el de ser capaz de golpear un dragón? ¿Y no eras tú al que siempre comparaban? ¿El que nunca era mejor que ninguno de sus hermanos? Tú eres Qiang Huo y no eres ninguno de ellos. ¡Eres tú y sólo tú!
Finalmente se detuvo en Bomei y Bai Hu.
—La hija del sol y la luna. Obligada a vivir como un fantasma ocultando su rostro bajó una triste máscara. ¿Por qué? Porque Shou-Kung así lo permitió. ¿Acaso no eran el Sol y la Luna otro de los símbolos del valle?—finalmente se detuvo ante el félido— ¿Y no era a ti al que llamaban el simple? ¿El falto de ambición? En ti lo que hay es auténtica sabiduría. Pues sólo el que no alberga ambición para sí mismo, puede vivir sirviendo íntegramente a los demás.
Las palabras de aquella figura misteriosa fueron como una detonación, que consiguieron remover hasta las mismísimas entrañas de Bomei.
- Claro, se referían a esto... -murmuró entredientes, refiriéndose al encuentro anterior con aquellos dobles.
En silencio miraba el suelo. Distintas imágenes e ideas se movían por su cabeza; vió las numerosas máscaras colgadas en la pared de su habitación, recordó a Pang Wei y como sus decisiones habían sido para tratar de protegerla ocultándola del resto. ¿Y ahora, que medida tomaría para protegerla? ¿Quien no temería al fantasma de Hun-Zi? ¿Y por qué deberían temerla, acaso no había demostrado estar al servicio de los demás?
Apretó los labios y levantó la mirada al cielo. Echó su capucha hacia atrás dejando a la vista su pelo blanquecino , y con sus manos, deshizo el recogido del mismo dejando su larga melena al viento. Tras eso, acercó sus manos a la máscara y se despojó de ella. Sintió una sensación de frescor en su rostro y respiró hondo provocándole un escalofrío por el cuerpo ante aquella sensación de libertad.
Finalmente bajó el rostro mirando a los presentes. Sus ojos violáceos miraban con atención a sus compañeros, sabía que estaban mirando la señal de su frente, el símbolo maldito, el sol y la luna. Pero ella como si tal cosa, les habló con total naturalidad mostrando así sus colmillos.
- Quiero ver a Shou-Kung.
Sus compañeros se quedaron en silencio al ver el rostro de Bomei. Estaban claro que no esperaban una referencia tan clara Tai Yue, la ciudad maldita. Ahora se entendía esa vida oculta. Pero Ogra no le dio mucha importancia.
—Quiero golpear a un dragón—dijo avanzando hacia la figura femenina.
Qiang Huo fue el siguiente en reaccionar a las palabras de la mujer.
—Soy Qiang Huo. Marcaré mi propio camino.
—Quizás era esto lo que nos querían enseñar las fortunas—le dijo Bai Hu a Bomei—. Perdimos porque Shou Kung no quiso que ganáramos.
—Donang y yo también tuvimos un encuentro con las fortunas cuando nos separamos—le dijo la nada convencida Rikitsiki al félido—. Y sí, nos hablaron de todo lo que nos cuenta esta mujer. ¡Pero lo hacían con otro sentido!
—Por favor, mirad a vuestro alrededor—dijo Donang con desesperación en sus palabras—. Todo está oscuro. Esas fortunas eran coloridas, esto se parece más a cuando encontramos a La Zong en la torre. Todo esto está relacionado con esas sombras. ¡Seguro que esa mujer las mandó a que nos atacaran!
—Así es—afirmó sin reparos—. Una prueba para atraer vuestra atención. Para poder reuniros aquí ante mí. Pero nunca estuvisteis en auténtico peligro. Si quisiera mataros sólo tendría que haber ido yo.
Donang quiso responder a la mujer pero no encontró las palabras adecuadas. Rikitsiki fue la única que todavía se revolvió.
—¡Esto no está bien!
—No, no lo está—se escuchó una voz a la espalda de la nezumi.
Una luz inundó a los presentes y de nuevo apareció descendiendo la figura luminosa que los había asistido en Baohu-Yousai. La Perfección. Sin embargo, algo parecía ocaparlo en esa escena en blanco y negro en la que se encontraban.
—Se acabó bruja—dijo mirando fijamente a la mujer ataviada de negro—. No permitiré que la Sombra vuelva a expandirse por Tiangulong. Caíste con Tai Yue y volverás a hacerlo de nuevo.
La figura desconocida rompió a reír.
—No tienes poder para hacerlo niño, ¿acaso has olvidado las reglas?—preguntó burlona— Sólo ellos pueden escribir la historia. Son los Shangu-Shouhu los que decidirán el futuro de Tiangulong. ¿Qué pretendes apareciendo justo ahora? ¿Convencerlos de que lo que van a hacer está mal? ¿Cuál es tu argumento? ¿Que esto es lo que quiere Shou-Kung? ¡Tú dragón exterminó una villa! ¡Arrasó toda la vida, la roca y al tierra!