El regreso del USS Enterprise a la Tierra fue todo un acontecimiento. Las noticias de la batalla contra los Cardasianos había llegado con rapidez a todas partes, y no solo la traición cardasiana, sino la valerosa intervención de la nave insignia de la Federación, encontraron su justo reconocimiento.
El gobierno Cardasiano inisistió muy y mucho en que se trataba de una facción rebelde y que ellos mismos habían detenido, juzgado y, consecuentemente, ejecutado, a numerosos miembros de la misma, algo que los embajadores de otras potencias pudieron comprobar en persona. Los juicios cardasianos se llevaban a cabo una vez los acusados ya habían sido declarados culpables, por lo que se trató únicamente de un mero trámite. No obstante, las sospechas, profundas sospechas, de la intervención oficial, se abrieron hueco en las altas esferas de la Federación y los klingons, puesto que la presencia de una traidora como oficial senior del puente del Enterprise, era algo extraordinariamente difícil de lograr, de no haber sido contando con apoyo oficial.
A pesar de todo, con el fin de mantener la concordia entre los pueblos, el asunto fue dejado de lado, y la Federación dio por cerrada la investigación... oficialmente. Extraoficialmente, mantuvo una estrecha vigilancia a partir de aquel momento sobre todos y cada uno de los movimientos de la Flota cardasiana, donde quiera que estuviese.
Los Da'par fueron considerados a partir de entonces, unos parias y traidores a la patria.
Por otro lado, una enviada especial del mando de la flota, cuyo nombre no se dio a conocer públicamente, detuvo al Teniente Vrako, bajo los cargos de traición a la Federación y conspiración para ocasionar la destrucción del Enterprise. El Teniente Vrako no se resistió al arresto. De hecho, en el momento en que fue detenido, dijo muy tranquilamente, según los testigos, "era de esperar". A estos cargos se les añadió los de insubordinación y deslealtad, debido a algunos incidentes que tuvieron lugar a lo largo de aquella primera misión.
Los juicios se celebraron a puerta cerrada, aunque es sabido que el Teniente Vrako tuvo a algunos tripulantes en su defensa, entre los cuales se encontraban la Teniente Connor, oficial médico jefe del Enterprise, y su segundo, el Alférez Perkins, además de algunos otros miembros menores de la tripulación. Todos ellos hablaron sobre el compromiso del oficial de seguridad para con la tripulación, aunque no pudieron defender su carácter fuerte y complicado, que chocó contra las decisiones de la oficial superior, la Capitana Cira Graystone.
Los cargos por indisciplina fueron finalmente desestimados, por considerarse fruto de las muertes acaecidas a lo largo de aquella misión, pero no así los de traición. Al formar parte del Tal Shiar con anterioridad a su llegada al Enterprise, quedó con ello plenamente acreditado que no había razón para dejar de serlo por lo que todas sus acciones debían, consecuentemente, ser fruto de sus intereses para con el Imperio Romulano. Quedó demostrado, a juicio del tribunal, que su actitud era la de informar al gobierno romulano sobre los movimientos del Enterprise y, llegado el caso, sabotearla si suponía un peligro para los intereses del imperio. El imperio romulano negó tajantemente esos hechos.
Vrako fue condenado a una prisión de máxima seguridad.
En vista de los acontecimientos, la comandancia de la Flota Estelar consideró necesario renovar a algunos de los miembros del USS Enterprise.
El alférez Gale Corbin fue condecorado por su habilidad a los mandos del timón del Enterprise y ascendido a Teniente Junior. La alférez Aileem O'Brennan también tuvo una mención especial, gracias a los informes positivos del oficial jefe ingeniero, y recibió otro merecido ascenso también como Teniente Jr. La Teniente Annaith abandonó la Flota Estelar para retirarse a Vulcano, en donde según se sabe, tenía la intención de unirse al Consejo de investigaciones científicas.
En cuanto al señor Landor, se le ofreció el cargo de Consejero oficial del USS Enterprise y se está a la espera de saber su respuesta al respecto. Del mismo modo, la capitana Cira Graystone, a pesar de los problemas con los que se enfrentó, supo llevar a cabo su misión en unas condiciones sumamente difíciles y cuestionadas. El cargo al mando del Enterprise continuaba estando en sus manos, contando con el mismo equipo bajo sus órdenes, el Comandante th'Shon y el Teniente tova'Daq, siempre que lo quisiera. No obstante, el cargo de Vicealmirante estaba sobre la mesa. En caso de aceptarlo, la Flotapodría aceptar al señor th'Shon como nuevo capitán del Enterprise y al Teniente tova'Daq como primer oficial.
Al USS Enterprise le esperan nuevas misiones y tareas y confiamos en que continúe protegiendo el bienestar de la Federación ante cualquier enemigo, exterior o interior. Solo resta saber... quien se encargará de llevar el timón.
Vale, todos podéis escribir un post para cerrar, con vuestras reflexiones sobre lo ocurrido y vuestro futuro.
El teniente tova'Daq visitó la Tierra; realmente le parecía una versión menos dulce de Betazed, más acelerada, la gente un poco más tensa, más descuidada; hasta los edificios eran más elegantes que la propia gente. Pero bueno, era el centro del "suave Imperio" y por lo tanto un lugar donde estar presente si se quería entender la civilización en este siglo.
Como híbrido, nunca se sentía en casa en ningún lado, así que tomó la visita como estar en uno de esos lugares más donde no encajaba, donde se movía con curiosidad, desapego y aprendizaje. Fue a visitar a compañeros de generación, algunos familiares, -eso fue alegre- fue a visitar algunos holo-museos de última generación. Todo para el arte y aprender.
"El Arte de la Guerra", a siglos de haber sido escrito. Fascinante, como dirían los vulcanos.
Lo más importante es que ayudó a preparar los ejercicios de simulación en la academia de Starfleet, tanto de la emboscada en Omega-3, como de las batalla contra la flota rogue cardassiana, para las futuras generaciones de oficiales. ¿Que podrían hacer mejor? ¿Como preveer y como actuar bajo incertidumbre?. Tanto una cosa que había salido no la mejor en retrospectiva, y costosa en vidas, como una jugada genial que había permitido ganar la batalla contra una flota más numerosa, la que también había costado vidas. Nada de ego, aprender uno, aprender todos, capacidad de defenderse para ofrecer la paz siempre en mejores condiciones. -No es fácil ser de Starfleet, no.
Ojalá la capitana Greystone acepte el vicealmirantazgo, nos hace falta gente como ella allá, en el timonel de todo esto. Y si, con gusto aceptaría ser primer oficial de la Enterprise con th'Shon, claro, un honor. Me gustaría seguir con Corbin, O'Brennan, Landor, la doctora, y el resto de la tripulación. Tanto por hacer.
Quizá saber mejor batalla y combate, y dejar la seguridad y el espionaje interno a alguien más.
Era más klingon.
Fue a visitar a Vrako.
Habló a su favor. Para que salga antes si es posible. Que lo dejen ser voluntario en guarderías, dijo. Lo hará bien y de corazón.
Era más betazoide.
Programó su sabático para tomar un tour apoyando a la teniente Annaith en misiones científicas.
Tanto por aprender.
¡Gracias a todos! ¡Gracias master!
Liam caminaba con semblante serio por los pasillos de la sede de la Flota Estelar en San Francisco. No estaba allí únicamente porque fuese su obligación como oficial, y hubiera sido requerido para declarar en aquel juicio, sino porque se lo debía a alguien. A él mismo, para empezar, pero también a su amigo.
Cuando entró en la sala, la sensación general fue que el estaba ya todo decidido de antemano. No, no era un juicio cardasiano, pero cada vez que algo salía mal, era más sencillo hacer responsable a un solo individuo que a todo es sistema.
Se trataba de pura lógica matemática.
Liam miró a su alrededor, buscando a sus compañeros. Había bastantes en la sala, pero sobre todo, allí estaba la doctora, justo detrás de Vrako. Ambos se volvieron y le saludaron. Liam se lo devolvió con una amplia sonrisa y se sentó algo más alejado, en el lugar reservado para los testigos que debían declarar aquel día.
Cuando su nombre sonó, se levantó y se dirigió hacia el asiento principal, en el centro de la sala. La situación le recordó a un juicio que había tenido la oportunidad de revisar, precisamente para ver cómo solía llevarlos a cabo la Flota Estelar.
Después, las preguntas se sucedieron y el joven doctor, respondió a ellas lo más suncitamente posible. Era consciente de que tanto el abogado acusador como el defensor, tenían sus propias ideas e intenciones y que en sus palabras no se hallaría la salvación o la condena de Vrako, sino la confirmación de ésta, pero cuando acabaron, en lugar de retirarse, Liam permaneció en su asiento.
-Señor, ¿puedo decir algo? -preguntó al presidente del tribunal. Este asintió y Liam se preparó. Era para eso para lo que había venido. Liam recorrió el lugar de un extremo a otro, pasando por la capitana Graystone, su primer oficial th'Shon, el Teniente tova'Daq, la Teniente Annaith, el Teniente Lightman y el joven Corbin, pero deteniéndose más tiempo en los de la doctora Connor y el propio Vrako. Era un momento difícil para él, pero no tanto como para el romulano.
-Sé perfectamente lo que se está juzgando aquí. Yo tengo mi opinión, que desde luego no constituye una prueba, pero no es por eso por lo que he pedido hablar. El señor Vrako no es más traidor que yo a esta nave. Fue precisamente por lo mucho que significaban las vidas de los que murieron en aquella lanzadera, por lo que se dejó llevar por sus emociones, en lugar de por su diplomacia. Quizás debido a ello sea un mal oficial, indisciplinado y obstinado, pero prefiero servir mil veces con alguien así, que con cualquier otro que ni siquiera parpadease ante la muerte de otros, sobre todo, de aquellos con los que un día tras otro reímos y trabajamos.
Liam estaba nervioso, así que se detuvo un momento a recuperar el aliento y desvió la vista para intentar no caer en el terror escénico, aunque sin quererlo, volvió a centrarse en Vrako y Connor, lo que le proporcionó el impulso que necesitaba para continuar.
-En cualquier caso, no podría importarme menos que trabajara o no con los romulanos. He sido testigo del comportamiento del Teniente Vrako y de su evolución a lo largo de todo el tiempo que permaneció en la enfermería, y puedo asegurar que el oficial que ha llegado a esta sala tiene mucha más confianza por mi parte. Si tenemos que valorar sus acciones dentro de la nave, a mi entender, siempre fue en beneficio de la nave y sus tripulantes, estuvo al lado de la doctora y de mí cuando atendíamos algunos casos de vida o muerte, como el de la alférez Zoe... o la... -Liam tuvo que detenerse. Se le hizo un nudo en el estómago al pensar en aquella pobre mujer vulcaniana, que había dejado un hijo y toda una vida por delante, gracias a un enfrentamiento que como la mayoría, debían haber sido evitados. ¿Cuando dejarían de luchar las razas de la galaxia? -. ... Disculpen. Lo que... quería decir, era que él estuvo allí, apoyándonos a la doctora y a mí. No puedo pensar en alguien que haya traicionado menos los ideales de la Federación que él... y me enorgullezco de poder llamarle amigo, sea cual sea el resultado de esta vista... y cualquiera que sea la verdad, puesto que más que ésta, no puede haber ninguna.
No sabía por qué, pero al final, Liam se había dejado llevar por sus emociones. Por un lado, era algo que cualquiera consideraría normal. El médico era consciente de que los sentimientos no se juzgaban allí dentro, sino los hechos, y había oído los suficientes como para saber cuál sería el resultado, pero eso le traía sin cuidado.
-Permítanme que me despida con las palabras de uno de nuestros más brillantes capitanes, que desafortunadamente, se encontró un día en situación similar a esta.
Con el primer eslabón se forja la cadena. La primera palabra censurada, la primera idea prohibida, la primera libertad negada nos encadena a todos sin remedio. La primera vez que la libertad de cualquier hombre se trunca, todos la perdemos. Decimos que hemos avanzado, torturar herejes y quemar brujas, es parte del pasado, pero, sin habernos dado cuenta, la historia se repite una y otra vez. Los villanos que se retuercen los bigotes son fáciles de identificar, los que se esconden tras las buenas obras son indetectables y siempre habrá alguien dispuesto a actuar, propagando el miedo, en nombre de la Justicia. Velaremos, ese es el precio que debemos seguir pagando.
Él médico había hecho su elección; sabía lo que había en el interior de las personas, de él mismo para empezar, tanto su parte buena como la oscuridad que había detrás, y también había visto lo que había en Vrako, Connor y tantos otros. Liam se puso en pie junto a su asiento.
-Espero de corazón que en esta sala también se vele de igual manera en contra del miedo y en nombre de la justicia.
Liam comenzó a caminar para salir de la sala; cuando pasó junto a Vrako, lo miró e inclinó la cabeza en un gesto mudo de respeto y amistad. Se volverían a ver, o más bien, no dejarían de hacerlo.
* * *
Liam no tenía claro cual sería su siguiente paso, pero había una cosa en la cual estaba casi decidido. Solicitar otro destino.
Después de todo lo sucedido en el Enterprise, no se sentía cómodo sirviendo en aquella nave. Su propias necesidades personales le llevaron a desear renovar su compromiso médico, y empezó a buscar como posibles destinos algún lugar cercano a la frontera, en donde pudiera volver a sus orígenes. Los oficiales de puente parecían bastante convencidos de quedarse en la nave. Liam se alegró por ellos. Eran buenos hombres y mujeres, cada uno de ellos con sus idiosincrasias particulares que les permitirían continuar con su propio desarrollo personal. Solo lo lamentó por Annaith. Pareció sufrir gravemente las consecuencias de aquella misión.
Fue entonces cuando llegó la noticia que menos esperaba. Su futuro estuvo entonces decidido. Todo quedaba perfectamente hilado, como el destino hubiese conseguido unir aquellos resbaladizos puntos que parecían tener poco en común entre sí. Una nueva colonia lejos de todo necesitaba a un oficial médico dispuesto a abandonarlo todo.
Él era el indicado.
Y teniendo en cuenta quiénes le acompañarían, Liam sonrió, por vez primera en mucho tiempo, convencido de que a pesar de todas las dificultades, la vida le estaba ofreciendo una nueva oportunidad. Cuando se acercó a la prisión a ver a Vrako, Liam empezó a ver que ante ellos se abría un nuevo reto, que afrontarían con entusiasmo y confianza. No sabía qué era lo que les había unido, si el tiempo, las dificultades o simplemente, la coincidencia en las sombras que llenaban sus corazones, pero estaba seguro de que aún les quedaba mucho camino por recorrer.
Cuaderno de bitácora personal.
Dejo constancia de los últimos eventos ocurridos en mi nuevo mandato. Cuestiones que desde luego no pude discutir ni revelar a nadie de la nave, y que por ese lastre las consecuencias ahora evidentes suponen una mancha en el actual listado de tripulantes de la flamante nave insignia de la Federación.
Es como suelen decir, a mayor importancia es igual la atención y el peligro. Solo que el peligro hacia mí me es indistinto, pero cuando el mismo abarca a los demás – especialmente a los dos mil tripulantes – la cuestión es completamente distinta. Lo que suponía una misión de rescate acabó en un trajín de traiciones políticas y enfrentamientos armados cuyo costo en vidas podría haber sido más alto. Por decir más alto es igual a minimizar las victimas bajo mi servicio y aquellas en las demás naves que sucumbieron contra la flota rebelde cardasiana. Todo esto no quita las familias que ese día perdieron a sus seres queridos en una situación impensada para un cuadrante teóricamente unificado y en paz.
Tal vez la patata caliente que era el Enterprise F supuso un jugoso interés para “J” sus subordinados, quienes en ningún momento perdieron su interés en obtener una tajada del trabajo y esfuerzo propio y de mi tripulación. Debo reconocer que sin la interesada ayuda de él y de su organización nada de esto habría resultado tan satisfactorio en términos generales. Incluso la presión de ellos por mantenerme en la silla del Enterprise fue considerable. Cosa que desde luego acabo mal por mi parte durante una discusión de días y días para finalmente distanciarme de “ellos”.
Aunque estimo volver a saber de él pronto. Disponer de una vicealmirante para sus jugarretas es un hueso imposible de resistir. Solo que esta vez espero que sea bajo mis términos y condiciones. La Enterprise era demasiado inexperta y los peligros incluso llegaban desde sus entrañas…
Antes de asumir la oferta del cuartel general elabore una carta de recomendación para todos aquellos que sirvieron junto a mí y dieron lo mejor de sí sin involucrar el deber con los sentimientos. Es por ellos que mis principales recomendaciones fueron para el primer oficial, el oficial táctico y el timonel, para luego continuar con la lista de recomendados a promoción.
Incluso, como nuevo aporte bajo el beneplácito del señor th´Shon, propuse al teniente Va´Kel Shon para el puesto de oficial táctico, siendo Va´Kel alguien que sirvió raudamente en la Belfast bajo el mando de un capitán amigo mido y de Liam. Espero que la propuesta sea aprobada porque la Enterpise ganará una importante adición.
Cambiando radicalmente de tema, y dejando de lado el asunto judicial, en esas semanas pude regresar a casa y visitar a la familia. Esos breves días en la granja botánica de mi familia fueron particularmente refrescantes, luego de todo lo ocurrido desde la Thypoon y el fugaz mandato en la Enterprise. Hasta volvió a escribir, con la posibilidad de publicar un segundo libro sobre la vida vegetal como componente primordial en la trasformación no agresiva.
En ese periodo mantuve varias conversaciones con Annaith por el canal subespacial, con la promesa de visitar la academia de Vulcano en mi siguiente permiso. A ella le debía mucho durante la misión anterior. Especialmente le debía toda la verdad. Aquella que nadie sabe.
Finalmente me debía un encuentro con Liam, para sanar aquella conversación truncada en el Enterprise. Aunque la verdad es que me lo debía a mí misma, porque había decidido derrumbar aquella muralla que había levantado luego de la derrota de la séptima flota y la perdida de mi tripulación. Al menos le debía una cuota de sinceridad y emotividad retenida.
Cuando otros ansían con ganas la silla del capitán, especialmente la nave insignia que tantas historias y leyendas han forjado, mi destino es otro. Uno personal y que no supondrá en gran medida el riesgo a terceros. Por lo tanto prefiero dejar el puesto a aquellos corazones con arrojo para llegar adonde ningún otro hombre ha llegado jamás.
Aileen se miró al espejo. No reconocía a aquella persona que veía pero sobre todo, no era capaz de identificar en ella lo que durante tanto tiempo había buscado. Esas mejillas sonrosadas, esa sonrisa que parecía incapaz de apagarse, esa mirada llena de ansiedad... parecían ahora tan naturales, que no podía creerse que existieran; no podía creerse que fuera a hacer lo que estaba a punto de hacer.
-Bueno, esto es lo que querías, ¿no? Pues entonces, adelante con ello -le dijo a la mujer del espejo.
En ese momento, alguien golpeó la puerta.
-¿Estás preparada? -dijo una voz desde el otro lado.
-Claro, ahora salgo -respondió ella. Y sin perder más tiempo, se giró en dirección a la puerta.
Cuando la canción empezó a sonar, supo que aquello había dejado de ser un sueño para convertirse en una realidad. Aileen avanzó sonriente entre los asientos, por aquel pasillo que en mitad de aquel paraje mágico habían montado para ella y su prometida, que había salido al mismo tiempo que ella, pero desde otro punto.
Aileen y Zoe se miraron tímidamente, avergonzadas de estar allí, felices por compartir aquel instante irrepetible, mientras sus piernas las acercaban al altar, en donde una mujer ataviada por un vestido celta típico, las esperaba.
Cuando ambas llegaron, la música cesó y pareció hacerse el silencio en el mundo entero. Aileen y Zoe se miraron como si jamás se hubiesen visto hasta ese momento y hubieran soñado la una con otra cada noche de sus vidas. Mucho les había costado dar aquel paso, mucho le había costado a Aileen declararse a Zoe, pero nada a esta aceptar la propuesta.
Estaban enamoradas y ambas lo sabían.
Cuando la sacerdotisa empezó a hablar, ninguna de las dos le prestó atención. Solo tenían ojos para la otra, y sus manos parecían estar deseando empezar a tocarse, a acariciarse y buscar la comunión.
Hoy venís a prometer compartir el dolor del otro e intentar aliviarlo.
Juráis compartir vuestras alegrías y buscar todo lo positivo en la persona que hoy tenéis enfrente.
A partir de hoy compartiréis las cargas del otro para que vuestro espíritu pueda crecer en esta unión.
Prometéis compartir vuestros sueños, usar el calor del enfado para templar la fuerza de esta unión, así como honraros como a iguales.
¿Es ésta vuestra promesa de matrimonio?
Aileen y Zoe giraron por fin la cabeza.
-Sí, lo es -dijeron ambas casi al unísono.
A continuación, ambas unieron sus manos con una cinta bellamente decorada
Así la unión está hecha.
Así como habéis unido hoy vuestras manos, también habéis unido vuestras vidas y espíritus en una unión de amor y confianza. La unión del matrimonio no está formada por estas cuerdas, sino por los votos que habéis intercambiado.
Que estas manos sean hoy bendecidas. Que siempre se sostengan la una a la otra. Que tengan siempre fuerza para aguantar las tormentas y la desilusión. Que se mantengan tiernas y amables mientras crece este maravilloso amor. Que construyan una relación cimentada en amor y cariño. Que estas manos sean sanadoras, protectoras, escudo y guía para ambos.
Zoe y Aileen se giraron y sus rostros se unieron en un beso tierno e infinito, que solo pudo romperse ante las salvas de todos los que allí se encontraban. Ambas se rieron y se acercaron la una a la otra, porque estaban por fin, casadas.
Uno de los primeros en ir a felicitarlas fue Liam Perkins, que se acercó a besar a ambas.
-Enhorabuena a las dos. Ahora tendréis que empezar a portaros con la seriedad que merecen aquellos que están casados, sobre todo, teniendo en cuenta su nuevo puesto, Teniente -le dijo a Aileen.
-Ahora lo único que me importa es estar con Zoe. Lo demás... ya vendrá.
-Estoy seguro de que seréis muy felices -les dijo a ambas, pero antes de que pudiera irse, Aileen lo detuvo.
-Gracias... por todo, Liam -le dijo, refiriéndose sobre todo al hecho de que hubiese salvado la vida de Zoe.
Liam respondió con su enorme sonrisa y después, se alejó, dejando a ambas mujeres agarradas una a otra de la mano.
Zoe miro a Aileen. En el Enterprise cada una tenía un puesto diferente, aunque a partir de ahora, por mucho que no se vieran durante sus turnos de trabajo, tendrían a donde acudir, un pequeño lugar al que retirarse para compartir su corazón y también su vida. Para ellas, aquel viaje no había sido más que la confirmación de uno muy diferente, que había durado toda la vida, porque a partir de ese momento, otra muy diferente se abría ante ellas.
La vida de dos personas que se amaban profundamente.
Había vivido y había aprendido mucho en aquella misión en la Enterprise, más que en toda mi vida. Lo primero de todo fue que el racismo y la xenofobia para con mi raza, no se escapaba ni del alto mando. Algo que se extrapoló más adelante, cuando las alertas saltaron por nada y se me investigó con lupa desde puestos más altos que los que se encontraban en la Enterprise.
Aquel viaje significó algo especial para mí. Marcó el fin del romulano y el comienzo de Vrako. Me hizo ver el universo de otra manera. Aprendí que mi raza no era la exclusiva ni la única con poder de dominación de cualquier galaxia, ni de mi corazón, el cual creí más duro y frío de lo que descubrí que era en aquella nave. Se lo había entregado a "una simple humana" o eso dirían los míos de ella. Pero para mí aquella mujer era especial y valía más que cualquier romulano que creyese lo contrario. Y es que la doctora Lena Connor, supo tratarme tanto en cuerpo y alma y controlar mi temperamento mejor que nadie. Incluido yo mismo. Ella creyó en mí cuando ni yo mismo era capaz de hacerlo y luchó, con afiladas garras, para que me alzase de nuevo y caminase, cuando había abandonado toda esperanza por continuar. El amor que sentía hacia ella era tan grande, que sabía que podía destruirme y volverme a crear con solo un chasquido suyo. Tan tierna como profesional y con un gran saber estar, sin lugar a dudas, fue quien verdaderamente me mantuvo vivo y cuerdo en aquel tiempo.
Aprendí el verdadero valor de la amistad, forjada en la enfermería, bajo el yugo del dolor físico y mental, causado por la cobardía de mis superiores. En este caso, junto con la doctora Connor fue el doctor Liam Perkins, quien estuvo a mi lado y me dio su apoyo incondicional al tiempo que nos íbamos conociendo en aquel extraño lugar. Fue el único que supo el secreto que compartíamos Lena y yo y ambos sabíamos que estaba a buen recaudo. Nunca encontré a un hombre tan comprometido como él y seguro que jamás hallaré un amigo tan noble y fiel. Allí también conocí el amor fraternal, generado por un pequeño vulcaniando que durmió en mis brazos ajeno a que ambos presenciábamos la muerte de su madre tras el heróico acto por parte de Perkins de salvarla. Aquello me hizo ver otro futuro para mí, uno donde la familia si tenía cabida. Algo que tenía negado por mi propio status dentro de mi raza.
Crecí como individuo más que nadie en la Enterprise en aquella misión. Más aún cuando descubrí que era al único, salvando al equipo médico, al que realmente le importaban los demás tripulantes y vidas de aquella nave, más aún después de las negligencias y malas decisiones por parte del mando de la Enterprise. Por supuesto que también descubrí el amargo sabor de la traición por parte de quien consideré mi amiga y que se descubrió como algo peor: Annaith.
Pero nada de eso me salvó de mi pasado. Mis actos de espionaje en la USS Nautilus, fueron descubiertos y, aunque jamás pudieron demostrar que hubiese espiado la Enterprise, se me condenó por ello. Y es que lo que no ha ocurrido, no se puede demostrar... pero eso tampoco pareció importar demasiado, ni los testimonios de varios oficiales y amigos, como los de la doctora Connor y el doctor Perkins, así como el del teniente Jor, que se ganó mi respeto con aquel noble acto, aunque quisiera verme de niñero en la guardería en lugar de mantener mi rango de teniente. Tampoco importó que asegurase que mi viaje en aquella nave me había cambiado, ni que me arrepintiese de mis antiguos actos, sin destapar en ningún momento nada que pudiese perjudicar a Connor y su carrera.
El Imperio Romulano negó tales hechos, pero jamás dije que trabajase para ellos. Habían facciones rebeldes, que operaban en las sombras. Pero eso era algo que jamás diría o acabaría muerto. Y tras ser descubierto y sentenciado, ellos se esfumaron de mi vida.
Al final primó que era un espía, que logró pasar los filtros de seguridad de la Flota Estelar. Que me burlase de todos y acabase dentro de su Nave Insignia, fue algo que les dolió mucho, por lo que mi castigo fue ejemplar y desproporcionado, acabando de un sopapo con los sueños e ilusiones que empezaron en la Enterprise. Acabando con el nuevo hombre que esa nave había logrado enderezar y rehacer.
O quizás no... puesto que lo más importante aún seguía ahí y las buenas relaciones que se forjaron dentro de la Enterprise, los amigos de verdad, mis seres queridos, no me dejaron de lado. Nunca.
Cuando le encomendaron aquella misión diplomatica, Kepaar no tenía ni la menos idea de lo que estaba por llegar. Lo que parecía ser un conflicto con una cultura precurvatura acabo convirtiendose en toda una conspiración. Kepaar se había encontrado atrapado en medio de aquella batalla de poder, traición y manipulación que los cardasianos y la federación jugaron.
Desde su llegada todo había pasado muy rápido, los acontecimentos se sucedieron uno tras otro empezando por los actos de uno de los lideres religiosos del planeta Kointinar. Aquella misma noche sus hombres atacaron a la federación que estaba haciendo unas investigaciones arqueológicas, sin duda las ideas religiosas sirvieron de pretesto para los verdaderos intereses de crear un conflicto que traspasara sus propias fronteras.
Los cardasianos estaban detrás de todo aquello, habían manipulado a aquella raza a aquel lider que solo resultó ser la marioneta en un juego que nunca acabo de comprender. La federación también tomo parte de aquella manipulación de aquel engaño cuyas victimas finales no fueron otros que los habitantes de aquel pobre planeta. La finalidad del bien común es un amplio concepto que muchas veces sirve como pretesto para encubrir acciones que jamás deberían llegar a hacerse.
Kepaar fue una victima más de aquella manipulación, la propia asignación de aquella misión y su envió estaba detrás de toda una estrategia mucho mayor para desenmascarar el poder oculto en la sombra.
Kepaar fue capturado en dos ocasiones y liberado por la resistencia consiguiendo abandonar el planeta junto a la alfered Innara quien no dudo en poner fin a la revuelta del dictador.
El diplomático llego a la enterprise rodeado una violencia que siempre había rechazado, una violencia contra la que irónicamente había luchado toda su vida. Su voz fue escuchada en cada informe, y en cada audiencia que prosiguieron al fin del viaje de la enterprise, habían jugado con todo una civilización y si ellos no podían tener voz sería Landor quien les ofrecería la suya para unos hechos que jamás debieron producirse y que jamás debían repetirse.
Cuaderno de Bitacora personal de la Oficial médico en jefe de la Enterprise Lena Connor.
Las apariencias engañan, eso es lo que siempre he escuchado de boca de mis padres y esa es la misiva que siempre he llevado en mente, nunca me ha gustado tratar a mis semejantes de acuerdo a su raza o apariencia física, caer en estas trivialidades es como dar un paso atrás de siglos o incluso eones atrás de perjuicios, es una política tan gastada como arcaica que yo, además como doctora y psicóloga de la Flota Estelar, nunca hago uso de ellos, siempre trato a mis pacientes por lo que son como individuos, al fin y al cabo por muy distintos que seamos en el fondo somos todos seres vivos, seres mortales con nuestra propia idiosincrasia y con un punto en común a todas las razas... vivir. Precisamente por esto me ha resultado extraño y triste todo lo vivido a bordo de la Enterprise.
En primer lugar he de decir que jamás me imaginé a mí misma como oficial médico en jefe de una nave estelar y menos aún de la insignia de la Flota, reconozco que al principio sólo me movió la amistad y mi preocupación personal por una de mis pacientes, la capitana Cira Greysotne, deseaba tenerla controlada para poder atenderla y darle consejo y apoyo como paciente mía que ha sido, ya que su experiencia anterior y recuperación fueron traumáticas, sin embargo he de decir que he fracasado en este punto puesto que durante la misión no he tenido tiempo de hacerme cargo de Cira, quizás la he fallado o quizás ella me ha fallado a mí.
El caso es que he vivido algo que espero no volver a vivir nunca, siempre he creído que todos los humanoides actuamos de determinadas maneras por un motivo... como el caso de la aferez Zoe, con la cual choqué al principio cuando acudió a mis revisiones porque le daba verguenza mostrarse ante mí en ropa interior y porque manifestaba cierta obsesión por ir a trabajar, desoyendo mis recomendaciones de guardar reposo, con el tiempo descubrí que se trataba, estaba enamorada de la alférez Aileen y que de hecho van a casarse... pero ver como un miembro de la tripulación ha sido tratado desde el principio de manera inapropiada por una mera falta de disciplina que se debía de haber solventado acorde con los preceptos que tiene establecidos la Flota, es algo que desde el principio he tenido que manifestar mis desconcierto a los altos mandos de la nave y que como consecuencia ha hecho que el teniente Vrakro haya estado o bien en enfermería bajo mi supervisión o bien encarcelado durante la mayor parte del tiempo en la nave, por lo que los delitos de espionaje por los que se le acusa son totalmente infundados, simplemente no ha tenido tiempo de hacer nada. Cada vez que trataba de cumplir con su misión era prejudgado simplemente por su raza y lo que me ha parecido más extraño es que la capitana no ha mostrado en ningún momento algún tipo de acercamiento para con su teniente, haciendo que la afinidad y buen entendimiento que debe haber entre la tripulación fuese nula en este caso en concreto, amén de que me pareció muy extraña la insistencia de Cira y su cegación para con Vrakro. Por ello me presentaré en el juicio y aportaré todos los cuadernos y notas que he estado grabando para aportarlas como pruebas, debido a que tanto mi segundo, el señor Perkins como yo, hemos atendido al teniente desde el principio por un dolor de cabeza que tiene desde hace mucho tiempo.
Como punto positivo lo que puedo sacar es haber tenido la oportunidad de conocer a una persona como Vrakro, a pesar de todo lo que ha sufrido es una persona honesta consigo mismo y con los demás, quizás por eso ha conseguido hacer lo que ninguna otra persona ha hecho... despertar en mí un sentimiento que jamás pensé que podría albergar...
Ordenador, borra este último párrafo.
¿Te parece bien jefa? si si, publica tu misma ^^
A mí sí, por supuesto. Claro que publico. Me encanta además el formato "grabación" ;)
Doy hasta el domingo para que escriban los que faltan, si es que quieren, claro. No es obligatorio para nadie.
Bueno, pues doy por finalizada la partida.
Muchísimas gracias a todos los que han participado en algún momento de la misma, aunque al final no la hayan terminado por el motivo que sea.
;)