Partida Rol por web

El Teniente Vrako entró en la armería para encontrarse con su equipo, que le estaban esperando: los alférez Carter, Yrianis, Rashnan, Dimitri y Cannava.

Entré en la armería con cara de pocos amigos. Lo de Cira en la reunión no tenía nombre o sí lo tenía, pero prefería no seguir pensando en ello. Tenía una misión por delante y un grupo de hombres a quienes dirigirme. Hombres que sin duda simpatizarían con la Capitana según me viesen entrar por la puerta.

- ¡Señores! - Fue lo primero que dije nada más entrar, reclamando así la atención de todos ellos y su silencio. - Para aquellos que no me conozcan, soy el teniente Vrako, su oficial al mando. - Dije serio y cargado de orgullo. No iba a dejarme pisotear por la Capitana con facilidad. - Y para evitar malentendidos, soy romulano. - Añadí mirando serio a aquellos hombres y mujeres. - Así que si alguno tiene algún prejuicio contra mi raza o se siente incómodo o bien amenazado por que un romulano sea su superior, ahí tiene la puerta. - Señalé la puerta por la que acababa de entrar en la armería y les di unos segundos para que se pensasen que hacer.

- Vengo a trasladar las noticias que he recibido por parte de la Capitana Graystone. Por el momento podemos relajarnos un poco, puesto que están decidiendo en que misión somos necesarios. Tenemos un posible asalto con rescate de rehenes en  doce horas y una misión de salvamento en diecisiete horas. - Guardé silencio y les miré a todos a los ojos, uno a uno. - Les quiero listos y despejados para cualquiera de esas misiones. Preparen un equipo básico el cual completaremos en cuanto sepamos donde nos quiere la Capitana.

- Una vez esté listo, quiero que vayan a descansar, puesto que les reuniré nuevamente a todos en cuanto sepa cuales son los planes de la misión. ¿Entendido? - Pregunté serio esperando un "Sí, señor" "Sí, teniente" como respuesta. Mi semblante no había cambiado nada desde mi entrada a la armería y aquel maldito dolor de cabeza seguía siendo un maldito incordio.

- ¿Alguna pregunta? - Esperaba que no, puesto que la información de la que disponía era completamente inútil en aquel momento. Aún así, debía saber si alguien tenía alguna duda sobre todo aquello.

Al ver entrar a Vrako todos se miraron entre sí, confundidos, pero nadie dijo ni una palabra hasta que el Teniente terminó su presentación. Entonces, Carter dio un paso adelante.

-Disculpe, señor. ¿Qué equipo debemos preparar? ¿Contra qué nos vamos a enfrentar? ¿No sabemos nada más?

Miré a la mujer que daba un paso al frente con curiosidad y me defraudó su pregunta inicial. Mucho.

- Alferez Carter. - Dije con seguridad, colocándome frente a ella y mirándola con firmeza a los ojos y alzando la voz. - He leído su expediente, al igual que el de sus compañeros y les he escogido personalmente por sus cualidades. En ningún momento he leído en su caso, ni el de ninguno de los presentes, que sea una incompetente que no sabe preparar un equipo básico para una misión. Pero si debo añadirlo a su expediente por favor, hágamelo saber. - Me separé de ella y miré al resto en silencio.

- No solo va por ella. Va por todos ustedes. Si están en la Nave Insignia de la Flota Estelar no es por sus caras bonitas. Están aquí porque han sido elegidos por sus estudios, su eficiencia, su experiencia... en resumen, por estar por encima de la media. - Les volví a mirar uno a uno con cara de muy pocos amigos. - Y solo por ello les voy a exigir el doble o el triple que a cualquier otro tripulante de otra nave. Espero que haya quedado claro.

- En cuanto al resto de información disponible, por el momento es clasificada. En cuanto nos asignen la misión serán informados de a que nos enfrentamos y que se espera de nosotros. Comprueben que el armamento que vayan a coger funciona correctamente y revisen unos cuantos botiquines. Seguramente nos hagan falta. - Les miré de nuevo a todos a los ojos. - ¿Alguna pregunta más?

Tras la respuesta del Teniente, nadie se atrevió a decir nada. Carter dio un paso atrás y todos permanecieron firmes en sus puestos, a la espera de que el romulano dijese que podían irse. Parecía un hombre duro. Estaba por ver si sería además, justo.

Desde luego, si a alguno le incomodaba su raza, nadie dio muestras de ello.

Les mantuve un rato en silencio, observando sus gestos y expresiones. - Ya saben lo que tienen que hacer. ¿A qué esperan? - Les dije al ver que no se movían y permanecían firmes. El maldito dolor de cabeza no se atenuaba y es que las palabras de Cira se repetían constantemente en mi cabeza.

Me encaminé hacia la puerta. - Y recuerden, les quiero despiertos y listos para la misión. No se tomen este tiempo libre como no deben. Descansen. - Añadí antes de salir. Sus expedientes eran buenos, pero no me había llevado una buena impresión inicial. Esperaba que sobre terreno fuesen mejores. - Aquí solo viene lo mejor de lo mejor...

Una vez en el pasillo me llevé las manos a la cabeza y el dolor se reflejó en mi rostro. Necesitaba relajar la mente y... solo la doctora podría ayudarme con eso. Annaith estaba demasiado ocupada en el puente de mando como para poder hacer algo. Así pues, me encaminé a la enfermería.