Partida Rol por web

O el pozo era de veras muy profundo o el descenso era muy lento; lo cierto es que mientras bajaba, Alicia tuvo tiempo de mirar a su alrededor y preguntarse qué iría a pasar después.

Alicia en el País de las Maravillas
Lewis Carroll

El grito se prolongó un breve instante más y luego se tornó en un aullido de agonía... Acompañándolo en una cacofonía infernal se escuchaban risas y jadeos.

No era algo agradable de oir y, mucho menos, en aquella sofocante oscuridad.

Enrique se dio vuelta y miró a sus compañeros - Supongo que, nos guste o no, debemos seguir... la llave del cuarto del motor la debe tener Kowalsky... y debe estar por allí. Por lo menos hacia allí fue - completó sin querer reconocer que el grito le había puesto los pelos de punta.

Abriendo y cerrando sus puños una y otra vez, el rugbier "aflojó los músculos" y se preparó para encabezar la marcha - Cuando iluminen, avanzo - le dijo a quienes llevaban las linternas - prefiero saber "que" hay delante -

Jim arrancó un par de jirones de tela de la parte baja de su camisa. Se los enrollo alrededor de las palmas de la mano. Hasta que encontrasen alguna pomada para quemaduras, o algo similar, eso tendría que valer.

Los gritos y las risotadas volvieron a escucharse, pero Jim intentó ignorarlos. Era difícil.

-Un segundo. La mujer…- Jim hizo una pausa, mirando los restos carbonizados de la enfermera. Tuvo que apartar la mirada y respirar hondo-… ella dijo que este era el despacho del doctor Walter, y que la llave de la sala del motor la tenían Walter y Kowalsky. Puede que la llave de Walter esté en este despacho. Echaré un vistazo.

Jim agarró la linterna y alumbrando frente a el, comenzó a buscar la llave por el revuelto despacho. Tal vez en los cajones de la mesa…

Jim reentró en el despacho mientras los otros esperaban inquietos...

La mirada del músico recorrió rápidamente la mesa. Allí había varios informes médicos y documentación... Mientras abría uno a uno los cajones repartía su atención entre el contenido de los mismos y los papeles. Le sorprendió ver que en alguno de los papeles había esquemas cabalísticos. De pronto, al apartar uno de los documentos, Jim se quedó totalmente impresionado. Por un momento incluso se olvidó de lo que estaba buscando...

Uno de los informes tenía una foto suya. Bueno... eso no era del todo correcto. Era una foto de alguien que podría ser su hermano gemelo, si su hermano gemelo hubiera vivido en a principios de siglo y hubiera sido enfermero de hospital. Olvidándose de la llave - que después de todo no parecía estar allí - leyó el nombre del informe: Johnatan Stanverson... ¡Hasta el nombre era una burda burla! Enfermero encargado de quirófano. Cogió la hoja del dossier y se le heló la sangre. Bajo aquella hoja había otra: Alice Ingram. La mirada de Alicia le observaba desde un abismo de tiempo. Médico especialista en neurocirujía. No se sorprendió al ver las demás fotos y nombres: Henry Cebrans, celador, Karine Sommersmith, enfermera... Estaban todos allí. Todos menos Walker... aunque claro: Walker tenía el honor de tener un antepasado que al parecer había dirigido aquel lugar infernal. Pero ¿y los demás? Jim nunca había escuchado que un antepasado suyo hubiera trabajado en un hospital mental... Pero claro: la historia de los antepasados no era un tema muy común en la desestructurada familia del músico.

Quizás cuatro horas antes habría pensado que no era más que otro guiño macabro del Price... Pero ahora ya no lo tenía tan claro...

Kath se mantenía inquieta en la puerta del despacho. La enfermera había dicho muchas cosas, entre ellas que el incendió ocurrió después de que parase el motor.. Tal vez ya era tarde, ya había parado el motor... O tal vez había que pararlo del todo... No conseguía entender cual era la función de aquel aparato.

-No te entretengas- la actriz susurró las palabras como si alguien estuviera escuchando.

¿Qué demonios es esto?- Jim no podía creer lo que estaba viendo. Todos y cada uno de los del grupo tenían un antepasado que había tenido algo que ver con aquel lugar… Eso no se lo esperaba. Desde luego que no. Había acusado a Walker de tener un antepasado relacionado con los acontecimientos, y ahora ahí estaban los demás.

Escuchó la voz de Kathleen apremiándolo desde fuera de la habitación. Rápidamente echó un último vistazo a los papeles, buscando algo de información sobre el antepasado de Walter.

Mientras el cantante volvía a entrar, Quique se mantuvo en guardia. No le gustaba la oscuridad que tenía frente a el y las linternas parecían no iluminar todo lo que el hubiera deseado - Espero las encuentres - musitó más para si que para Jim - prefiero no atravesar "eso" -

Más allá de sus palabras, pesimistas, estaba sumamente atento. No pensaba dejar que lo sorprendieran. Si alguien surgía desde la oscuridad se encontraría con uno de los enormes puños del rugbier en su rostro antes de que pudiera hacer nada. O por lo menos eso esperaba.

Alicia apuntó la linterna hacia la oscuridad frente a ellos. No tenía muchas esperanzas de que la tenue luz del aparato alcanzara para disipar las sombras, pero tenía que intentarlo.

-Estás seguro que era Kowalsky al que viste venir por acá ¿No? -Le preguntó a Enrique.

- Si estuviera en otro lugar te diría que si, que estaba seguro. Aunque... en esta casa de locos, quien puede estar seguro de algo - contestó el rugbier encogiéndose de hombros mientras sus ojos seguian el camino zigzagueante que dibujaba en la oscuridad el rayo de luz de la linterna de su compatriota.

- Pero aunque no haya sido el debemos buscarlo... y en el otro pasillo ni siquiera sabemos si hay alguien... o que sea más peligroso que este -

Entre todo el papeleo Jim no encontró nada referente a Walker. Parecía tener cierta lógica: si aquel despacho lo usaba Walker... ¿para que iba a necesitar informes sobre sí mismo? Sin embargo cogió la documentación de aquellos 'antepasados'. Parecían informes laborales, con fechas de entrada, anotaciones, etc... Material administrativo. Pero aquellos parecidos...

La luz parecía defenderse de la oscuridad reinante. Nada... Después de aquellos gritos y las risas todo había vuelto a estar en silencio. Un momento: no. No todo estaba en silencio. Como el ronroneo de un enorme dragón se escuchaba el ruído de un motor funcionando. ¿El Motor? Eso parecía, ya que venía de la zona del pasillo iluminada, de la malhallada puerta de metal que impedía el acceso a los visitantes.

En el interior Jim estaba recogiendo algunos papeles de la mesa.

Con los papeles de los antepasados en la mano, Jim se dispuso a salir de la habitación. Poco había ya que hacer allí. Cogió las tenazas que había dejado apoyadas contra la pared, y se dirigió a la puerta. En ese momento escuchó un sonido, como un motor funcionando.

Jim salió de la habitación, con unos papeles en la mano. Miró hacia la supuesta puerta del motor.

-¿Que es ese ruido? ¿El motor?- pregunto a los compañeros que lo esperaban fuera.

- Supongo... - la palabra salió de los labios del rugbier mientras se encogía de hombros - Pero mientras no consigamos esa llave no podremos hacer demasiado con el -

Con los puños cerrados, en tensión, el hombretón habló sin sacar la vista de la oscuridad de donde temía apareciera algún loco para atacarlos - y? Encontraste algo? O deberemos encontrar a Kowalsky? -

-Si, me temo que tenemos que encontrar a Kowalsky. No había ninguna llave… o al menos yo no la vi. Pero no se puede decir que no haya encontrado nada- Jim agitó en el aire los papeles que sostenía- Te diría que esto es un fotomontaje… hoy en día se hacen maravillas con el photoshop, ya sabes. Pero joder, con todo lo que ha ocurrido en este maldito sitio ya no se que pensar. ¿Alguno de vosotros sabe algo de esto?- Jim mostró el contenido de los papeles. Eran informes de algunos antiguos trabajadores de aquel sitio. Eso no hubiese sido demasiado relevante, si no fuese porque aquellos trabajadores eran ellos mismos! Allí estaban las caras de Enrique, Alicia, Kathleen… incluso el mismo. Todos caracterizados como personajes de un siglo anterior.

-Bueno, pues al parecer resulta que el “bueno” de Walker no es el único que tenía un antepasado en este maldito sitio. ¿Alguno sabe si algún familiar suyo realmente trabajó en este sitio?

Jim mostró los documentos a los demás. Las fotos, efefctivamente, mostraban los rostros de los compañeros pero vistos desde la lejanía del tiempo, con unas ropas y peinados totalmente acordes a los años 20. Parecían dossieres laborales: Johnatan Stanverson... ¡Hasta el nombre era una burda burla! Enfermero encargado de quirófano. Alice Ingram. Médico especialista en neurocirujía. Henry Cebrans, celador, Karine Sommersmith, enfermera... Estaban todos allí. Todos menos Walker... aunque claro: Walker tenía el honor de tener un antepasado que al parecer había dirigido aquel lugar infernal.

- Ni idea... Henry Cebrans. Vaya, no se si reirme o ponerme a llorar - espetó el rugbier sin querer preocuparse por lo que estaba viendo - Pero debe ser otra locura de ese desgraciado de Price... o de Kowalsky o de quien sea que prende y apaga ese "motor" - Tras respirar profundamente, intentando olvidar la imagen de si mismo con ropas de principio de siglo, Quique volvió a tomar la delantera en la investigación. Aprovechando la luz de la linterna que empuñaba la médica, dió los primeros pasos hacia la sala de los locos.