Max,rasgó un poco las mangas de su camisa para poder vendarse provisionalmente las heridas,al menos hasta llegar a un médico,acto seguido saco cuerdas de su mochila y ató las patas de la bestia y se la cargó en hombros en dirección fuera del bosque,Mientras salía soñaba con un gran futuro se abría ante sus ojos
No tardaron en curar las heridas del campeón que había dado caza a la pesadilla de aquellas gentes. Ser Ermon Torgren, lo recibió tan pronto como estuvo aseado y lo felicitó delante de todos. Aplausos, lloros de alegría, silbidos y elogios le llovieron al cazador, que comprobaba como su fama crecía y su nombre iba de boca en boca, una y otra vez. Max, sería recordado en esta tierra por mucho tiempo.
Aquella noche, se celebró una buena fiesta y se expuso el cadáver del lobo a modo de mofa - Nadie se opone a la voluntad de Lord Talamanca - decían muchos y cada vez que se oía, todos bebían a la salud del Lord y del Cazador.
Max se sentía feliz por el cariño de las gentes y el echo de que Lord Talamanca lo Felicitara por sus logros en persona,mientras festejaba con las gentes se llevó una mano a la herida en la pierna.-Señor,Me complace haber matado la bestia de vuestras tierras y he de confesar que era un adversario digno pero el echo de saber que libraría a las gentes de esta bestia me dió fuerzas para vencer.-Tras el discurso alzó la copa en dirección al lobo.-Salud a Lord Talamanca.
- ¡Salud! - replicaron como un gran coro todos los habitantes y cazadores que bailaban, comían y bebían - ¡y Salud a nuestro salvador! - se escuchó por encima de las otras voces - ¡Salud! - gritaron una vez más en coro, aquella agradecida gente.
Los festejos continuaron hasta que todas las ansias de fiesta menguaron. El caballero Ser Ermon, se retiro poco después de disfrutar del banquete y del vino.
- Le deseo un buen descanso - le dedico a Max cuando se despidió - mañana partiremos hacía el castillo, preveo que llegaremos a la segunda hora de la tarde. Estar listos para ser presentable ante el Lord pasado mañana.
Dicho esto, se levantó, apuró la copa y se marchó a su tienda. Al caballero que estaba allí al mando,