Kazuki volvió a caer al suelo, sin embargo, esta vez era inconsciente. No volvió a moverse de allí, con lo que el juez se acercó, lo comprobó, y levantó la mano izquierda de Saito.
La gente no gritó, sin embargo. Había enmudecido debido a la bestialidad de aquellas acometidas. Fueron a buscar a Kazuki, pese a que poseían miedo por lo que pudiera hacer aquella mole.
Cuando se lo llevaron, Saito quedó solo en medio de la arena.