"No me voy a convertir en vampiro porque lo repitáis más veces". El vampiro no quería ser consciente de lo que era, eso era un problema evidente.
Thadeus, haciendo gala de unos modales un tanto moderados, intentó decir tan cortesmente como pudo:
-Bueno, no lo repetiremos más. Comprobaremos eso al amanecer, e intentaremos ayudarte Aerin. Pero si dejas de ser tu, Uthgerd será más comprensiva que yo, seguro -seguro que no se lo pensaba dos veces e intentaba cortarle la cabeza y dejarla secar al sol-. Es serio lo que Elynea intenta decir, así que no te preocupes que intentaremos ayudarte, solo que debes poner de tu parte.
El mago hizo como que dejaba aquello zanjado, porque iban a volver al vampiro medio loco antes de que saliera a flote sus nuevos instintos. De todos modos, seguro que era trabajo que los de más músculo lo frenasen, y en ese caso, él solo tenía que aplicar sus artes arcanas para ayudarlos, sin ensuciarse demasiado. Así que dejó que los demás tratasen aquello como quisieran: si querían llevarlo en una bolsa, o atado, o dejarlo al sol de la mañana, él no pondría impedimentos, hasta que los problemas fueran evidentes, para soltar el típico "te lo dije".
Uthgerd era una mujer independiente y solitaria, y parecía que le resbalara todo lo que le dijeran. O casi todo.
Resultó evidente en su expresión que había acusado el golpe de Suro. El explorador la había golpeado donde más le dolía.
—¡No fue mi culpa! —estalló Uthgerd, en tono defensivo—. No pretendía matarlo. ¿Para qué iba a querer yo eso? Yo... perdí el control.
Bajó el tono y la mirada por un momento, en la última frase. Pero el beligerante fuego nórdico volvió a brillar en sus ojos cuando los levantó de nuevo.
—¿Qué pasa, que pensasteis que una mujer no sería lo bastante fuerte como para causarle daño? ¿O acaso ahora aceptan en Los Compañeros a cualquier mocoso al que apenas le ha crecido la barba?
Suro y Vol han empezado una relación de rivalidad con Uthgerd. Karin y Khaled van por la senda de la amistad. El resto aún lleváis una relación neutra.
Suro esperó a que todo el mundo hubiese montado antes de continuar.
- Karin, ¿podrías adelantarte y abrir los ojos? En seguida te relevaré en esa terea. Aerin, toma algo de comida y agua de mi bolsa, si los conjuros sanadores no pueden ayudarte, tendrás que recuperar fuerzas por esa vía... si es que puedes. Khaled ¿Podrías cabalgar a su lado? Por si tiene problemas para mantenerse sobre su caballo... -y en el aire quedó la otra razón para vigilarlo-
Suró espero a tener a Uthgerd a su lado, y sin mirar a la guerrera comenzó a hablar. Aunque hablaba para ella, no lo hacía bajo, y todos pudieron escuchar lo que decía.
- Soy Nórdico, pero mi primer recuerdo es un orfanato en la ciudad imperial. No he conocido familia de ningún tipo, jamás. Siendo muy joven me vine a Skyrim, aspirando a encontrar algún rastro de mi pasado, pero era una aspiración ingenua y jamás encontré nada. Lo intenté un tiempo, pero ni siquiera sabía como buscar. Después me uní a algunos aventureros para buscar fortuna, y después a otros. Nunca guardé mucho aprecio a ninguno, hasta conocer a Mjoll y a su grupo. Eran un mago, ella que es una guerrera formidable, y este muchacho. Por aquel entonces Aerin era un adolescente de barba incipiente, debilucho y poca cosa, un criajo que ni siquiera debería estar metido en los caminos.
» Era un buen chico, nos hacía las comidas, cuidaba los caballos, limpiaba armas y armaduras. Hacía todo lo que le pedías, y tenía buen corazón. Mjoll y yo le teníamos aprecio, aunque nuestra relación se hizo intensa entre nosotros y terminamos compartiendo saco de dormir. Estuvimos así... no sé, calculo que un par de años. Nuestra última aventura fue Mzanchaleft, se decía que contenía un gran tesoro, aunque era un lugar mortal. Ambos éramos jóvenes y valientes, temerarios más bien, y no teníamos miedo a nada, así que decidimos intentarlo. El mago trató de hacernos entrar en razón, pero no fue capaz, y al final aceptó acompañarnos.
» Aerin quedó arriba cuidando las monturas y bajamos los otros tres. Conseguimos llegar al centro de las ruinas, matando algunos falmer, algunos otros monstruos, evitando otros, y finalmente acabando con algunos engendros enanos. Nos creíamos ya en posesión del tesoro cuando nos sorprendió un enorme centurión enano ayudado por otras máquinas, luchamos y perdimos. El mago murió, Mjoll y yo quedamos inconscientes y dessangrándonos poco a poco.
» Aerin intuyó que pasaba algo. No tengo ni la más remota idea de como consiguió llegar a nosotros eludiendo a los falmer, a los monstruos de los túneles, a las máquinas enanas, y finalmente sacarnos de allí en las narices mismas del centurión. Y no solo llegó a nosotros, sino que primero cargó con Mjoll y la sacó a lugar seguro, y después vino a por mí. Era un chiquillo, apenas tenía fuerza, tuvo que sacarnos armas y armaduras para poder cargar con nosotros y aún así no sé de donde sacó las fuerzas. Y nos sacó, cargando con cada uno de nosotros, eludiendo los mismos peligros en la vuelta, tres viajes. El mago no sobrevivió, pero sacó su cuerpo también. En los caballos teníamos pociones curativas y nos recuperamos, dimos sepultura al mago. Mjoll y yo cargamos con la culpa de su muerte desde entonces. Decidimos dejar la vida de aventureros, y la culpa nos impidió seguir juntos, vernos todos los días suponía recordar que nuestra temeridad costó la vida a un gran amigo al que arrastramos a su muerte.
» Aerin se fue con Mjoll. Ella decidió dedicar su vida al bien, con una parte religiosa en ello. Yo decidí buscar otra forma de ayudar y me metí en los compañeros. Rechacé las misiones de intimidación, me centré en la caza de bestias, y después en combatir no-muertos cuando estos se convertían en amenazas, he dado muerte a muchos vampiros. Cuando tenía dudas, demonios, pensaba en Aerin. El se jugó la vida por nosotros, sin pedir nada a cambio. Llevó a cabo una proeza inimaginable en alguien de sus recursos, realizó un esfuerzo que a punto estuvo de matarlo de extenuación. Ese chiquillo enjuto fue para mí un ejemplo de bondad, valor, y lealtad como no he visto nunca otro.
» ¿Sabes por qué es ahora un vampiro? Porque Mjoll aceptó combatir un peligroso mal que nadie quería o se atrevía a combatir, ni siquiera las autoridades, porque Aerin fue con ella para ayudarle, porque de nuevo se jugó la vida tratando de hacer algo muy por encima de sus posibilidades sin medir sus consecuencias, solo a base de convencimiento de que tenía que ayudar, porque en ese acto fue herido, porque en vez de buscar ayuda para sí mismo ha estado cabalgando tres días para encontrarme, con una herida muy fea que podría haberle matado aunque no le hubiesen contagiado, y un dolor insoportable. Porque el destino de Mjoll le importaba más que el suyo mismo, y no sé si es por amor a estas alturas, pero aunque no la amase habría hecho lo mismo.
» Aerin y Mjoll son lo más parecido que tengo a una familia, o a una época realmente feliz en mi vida, ellos han sido mis mejores amigos. Aerin además es lo más parecido que he visto jamás a los valores a los que yo aspiro tener algún día: esa lealtad sin límites, ese valor más grande que él, esa entrega sin pedir nada a cambio, ese convencimiento de que hacer el bien está por encima de la propia vida. Puede que yo sea mucho más fuerte y capaz que él como guerrero, pero él es una persona infinitamente mejor que yo, yo aspiro a ser como él. Aerin no solo me salvó la vida, me hizo mejor persona, me convirtió en lo que soy ahora y creo que es mucho mejor que lo que yo era antes.
» Lamento lo que te dije antes. Yo no estaba mientras luchabas contra aquel muchacho, llegué cuando todo había acabado, vi tu cara de horror ante lo sucedido, y sentí una enorme piedad al entender lo que sentías. Yo no era del círculo interno y no tomé parte en la decisión, no sé lo que se dijo, ni pregunté. No creo que no te aceptasen por creer que lo habías matado a propósito para demostrar nada, sino por el miedo a que en otra misión pudieses perder el control de nuevo. No creo que nadie te haya juzgado como asesina, y yo desde luego no lo hice ni lo haré. Lamento mis palabras de antes... también yo perdí el control, por eso te he contado lo que significa Aerin para mí, yo también necesitaba explicarme. He combatido vampiros, sé lo que son y lo que hacen, seguramente muchos sepan más que yo sobre la enfermedad pero seguramente no muchos sepan mejor que yo como luchar contra ellos. Pero le debo mi vida, mi existencia, lo que soy. Si he de dedicar mi vida a él ahora, se lo debo. Y si he de encontrar una cura a su estado, la buscaré aunque tenga que recorrer todo Tamriel. Y si llega el momento en que me convenzo de que es imposible, de que nunca volverá a ser el que fue, yo mismo tomaré la decisión, yo y no otro. Pero no ahora, ni esta noche.
Sin decir nada más, Suro tomó de nuevo la delantera, y relevó a Karin abriendo camino, haciendo aquello que sabía hacer, y con el convencimiento de cual era su tarea en el futuro próximo. No sería fácil, su tarea era algo que, por lo que sabía, era un imposible.
El monólogo es previo a separarnos claro.
Máster, ¿he escuchado alguna vez, quizás en la ciudad imperial, algún mínimo rumor sobre que pueda curarse un vampiro?
Karin, ¿podrías adelantarte y abrir los ojos? En seguida te relevaré en esa terea
- Por supuesto - dijo Karin, dócil, imaginando lo que debía estar sufriendo Suro
Hizo avanzar un poco a su montura, separándose ligeramente de todos. Se preparó para avanzar algo más rápido, pero antes de hacerlo prefirió ver cómo terminaba todo el asunto de Suro. Desde donde estaba podía oírlo, más o menos. Era muy, muy interesante, el explorador taciturno, Uthgerd la matacompañeros, Khaled el sabio frívolo, Elynea, la clérigo que buscaba la cura o la muerte del vampiro y Vol, como hilo con sus anteriores obras...si añadía vampiros al final de la canción, se escribía sola.
Cuando Suro terminó de hablar y volvió a tomar la delantera, Karin no supo decir nada. No sabía qué palabras podían consolar su espíritu. "La encontraremos" era un hecho, el problema era el estado en que la encontraría, "curaremos a Aerin" parecía una promesa Thalmor, dadas las circunstancias, "te ayudaremos" estaba fuera de toda duda.
Al no tener nada que decir, se limitó a tirar de sus riendas para dejar tranquilo al cazador con sus pensamientos.
La pobre Uthgerd había recibido un buen palo. No había otra forma de explicar cómo había escuchado todo el relato de Suro sin chistar. ¡Y vaya relato! Al terminar, a Khaled le daba más pena el cazador que la guerrera o el joven vampiro. Era una triste y extraña historia. Suro enamorado de un muchacho que no le correspondía, que a su vez estaba enamorado de una mujer que se tiraba a Suro. Y ahora, el chaval se había convertido en un vampiro, uno de sus enemigos mortales. Trágico, de veras.
Cabalgando junto al vampiro neonato, no tuvo más que alargar el brazo para darle una buena palmada en la espalda.
—¡Ánimo, chaval! —le dijo—. No todos los días vuelves a nacer. Míralo por el lado bueno, y disfruta de ello mientras dure.
«Por el amor de Azura... » gruñó Elynea en su fuero interno «Lo que nos faltaba. El relato lacrimógeno sobre el trágico y triste pasado del vampiro»
No es que la dunmer fuera una insensible a quien le importaran tres ardites los problemas de sus compañeros o le diese igual el destino de Aerin. Cuando se había ofrecido a salvar a Mjoll lo había hecho de corazón. Pero, a decir verdad, el cansancio del viaje la tenía ya de por si malhumorada, el hecho de haberse topado con un problema no había contribuido a mejorar su humor y ahora como colofón el monólogo de Suro, que había decidido abandonar su hasta ahora postura muda, había roto el tranquilo silencio nocturno que tanto le gustaba.
En definitiva, que la situación había terminado por sacar su vena huraña.
En aquel momento no estaba por la labor de enternecerse por nadie. Sólo podía pensar en lo mucho que deseaba encontrar un sitio para acampar y poder analizar bien el panorama y las opciones que tenían.