Partida Rol por web

Thanes de Carrera Blanca

10. ¡Por el Dominio de Aldmer!

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16/12/2015, 10:36
Narrador

Os despedisteis de Suro y de Karin. Mientras brindábais con una copa de vino (y Elynea se iba a dormir en un claro despliegue de sus habilidades sociales), pensasteis en que erais muchos menos thanes de los que salisteis de Carrera Blanca, unos días atrás. Thadeus y Vol se habían puesto a trabajar con Farengar en una alteración mágica importante que el Hechicero de la Corte había detectado. Os preguntabais si tendría que ver con Imrarlatz. Y ahora eran Suro y Karin y los que abandonaban el grupo, para ayudar a la Guardia del Alba a erradicar el mal híbrido de Zanglezra había desatado sobre la Comarca de Flakreath.

Dormisteis sólo a ratos. Pese a poder disfrutar de una cama caliente y una almohada de plumas, os preocupaban demasiadas cosas, entre ellas la muerte de Aerin y la titánica tarea que teníais por delante. Por suerte, los hombres-murciélago no volvieron a atacar aquella noche.

Karin, Suro, Isran y la Guardia del Alba abandonaron El Trago del Finado mientras tomabais el desayuno. Valga se ofreció a comunicar a la administradora del Jarl lo que había sucedido en Helgen. De modo que, tras hacer unas compras y pertrecharos en Brebajes de la Tumba y Artículos de Pino Gris, emprendisteis el camino hacia la misteriosa Imrarlatz.

Por suerte, la niebla se había levantado y, aunque hacía frío, apenas había nubes en el firmamento. Cabalgasteis durante el resto del día y, tras hacer una parada para comer, reemprendisteis el viaje. El terreno se iba volviendo cada vez más escarpado, y tuvisteis que llevar a los caballos de las riendas. Zigzagueando por el sendero de montaña, empezaron a aparecer los primeros vestigios de arquitectura dwemer entre la nieve sucia. El frío se calaba en vuestros huesos salvo, aparentemente, en los de Osbjorn. El mago hizo todo el camino con el torso desnudo, como si encontrara tonificante el gélido abrazo de los vientos que aullaban en la montaña.

Pero no erais los únicos que hollábais aquellas heladas soledades. Cuando ya atardecía, en uno de los requiebros del camino os encontrasteis una patrulla que controlaba el paso de montaña. Los guerreros eran elfos, e iban vestidos totalmente con relucientes cotas de malla del color del oro batido, que hacían juego con su tono de piel. Uno empuñaba un arco, y los otros tres blandían espadas curvas de obvia manufactura élfica. Pero fueron sus capas negras y los emblemas de sus armadura (un águila con las alas extendidas) lo que os confirma sus identidades. Eran soldados del Dominio Aldmeri, ¡los denostados agentes Thalmor!

Un altmer entunicado, vestido de negro de los pies a la cabeza, discutía con una bosmer que Elynea y Khaled conocían: era Fjorda. Escritora, profesora, lingüista, y aunque no teníais muy claro cómo, también Thane de Carrera Blanca.

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16/12/2015, 10:41
Narrador

Habías estado siguiendo a los Thanes, pero perdiste su rastro en la espesa niebla que se había levantado cuando te adentraste en Falkreath. Cuando se levantó descubriste que te habías desviado al Sur mucho más de lo que hubieras deseado. Por desgracia, no había rastro de tus compañeros. Por fortuna, reencontraste el rastro de los Thalmor que habías perdido en Cauce Boscoso. Lo seguiste hasta el Paso Aullante.

Iniciaste el ascenso zigzagueando por el sendero, y empezaron a aparecer los primeros vestigios de arquitectura dwemer entre la nieve sucia. El frío se calaba en tus huesos en aquella fría tarde cuando te topaste con lo que andabas  buscando: en uno de los requiebros del camino te encontraste una patrulla que controlaba el paso de montaña. Los guerreros eran elfos, e iban vestidos totalmente con relucientes cotas de malla del color del oro batido, que hacían juego con su tono de piel. Uno empuñaba un arco, y los otros tres blandían espadas curvas de obvia manufactura élfica. Pero fueron sus capas negras y los emblemas de sus armadura (un águila con las alas extendidas) lo que os confirma sus identidades. Eran soldados del Dominio Aldmeri, ¡los denostados agentes Thalmor!

Sabías que era inútil ponerse a cubierto o tratar de esconderse. En el giro del sendero tu figura se recortaba contra el cielo, y fuiste detectada por los guerreros con facilidad. De modo que te acercaste a hablar con ellos para ver si podías sacar información acerca de qué estaban haciendo allí. Un altmer entunicado, vestido de negro de los pies a la cabeza, fue el encargado de hablar contigo.

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16/12/2015, 10:41
Mago Thalmor

—Hay una tormenta de nieve en la cumbre, ¿es que no lo ves? —se burlaba el mago, señalando el cielo despejado y provocando un coro de risitas entre los guerreros—. El paso no es seguro, así que vuelve por donde has venido. Me pondría muy triste si una camarada elfa resultara... herida por ignorar nuestras advertencias. 

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16/12/2015, 14:01
Fjorda la profesora

- Oh, puedo verla perfectamente, pero es que precisamente estoy buscando nieve, es fantástica para las almorranas.

El tono de Fjorda era desenfadado, alegre, como feliz de haberse encontrado con colegas élficos tras un largo tiempo de soledad. 

- Me alegro de veros. Hace poco tuve que viajar de noche y esconderme porque me vieron un grupo de bandidos. Quizás yendo con vosotros pueda ir más segura. ¿A dónde os dirigís?

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16/12/2015, 14:39
Guerrero Thalmor

—¿Sabes lo que es bueno para las almorranas? Una polla bien gorda —intervino un guerrero.

Más risas. 

—Bájate los pantalones y verás qué rápido te las curamos. 

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16/12/2015, 14:59
Fjorda la profesora

- Oh, venga... no quiero seguir sola, los bandidos no son gente muy grata, y con la guerra todos son de lo más violento. Decidme hacia donde vais. Quizás pueda haceros de guía o cazar para vosotros, cocino bastante bien también. Aunque solo sea una parte del camino... 

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17/12/2015, 00:25
Khaled

Sin el cazador para guiarlos, Khaled iba en cabeza, junto a Uthgerd. Ocasionalmente echaba la vista atrás para comprobar que todos seguían allí. Siete eran los que habían dejado Carrera Blanca bajo órdenes del jarl, tres días antes, y siete los que recorrían los senderos de montaña hacia el enclave dwemer. Sin embargo, su composición se había alterado notablemente.

De los otros cinco thanes que Balgruuf había enviado a Helgen, solo Elynea permanecía. Apenas la conocía antes de aquello. Una taciturna sacerdotisa dunmer que no frecuentaba los mismos establecimientos. Había luchado y sangrado a su lado, y había estado ahí cuando la habían necesitado, sin falta. No necesitaba más para considerarla ya una camarada de por vida.

La casualidad había hecho que su camino se cruzara con el del mago skaal y el lancero khajiita, viejos amigos de Elynea. Ambos habían demostrado lealtad, buen corazón y brazos fuertes en combate. Dignos compañeros, cuanto menos.

Nidryne, la dunmer que cargaba con su hijo maldito era harina de otro costal. Su causa era justa, pero en su desesperación, la había depositado sobre los hombros de K’Dan. Además, tenía que proteger al bebé; no podía contar con su ayuda.

Y Uthgerd era Uthgerd. Le sobraban dedos en una mano para contar las personas que se habían demostrado más dignas de confianza que la Indómita.

Los vestigios de la prodigiosa civilización dwemer asomaban entre la roca y la nieve como falanges descarnadas, señalando la cercanía de Imrarlatz. Vastas eran las expectativas que habían depositado en aquel lugar: la raíz del resurgimiento de los dragones y la presunta muerte del Sangre de Dragón, el origen de la maldición que afectaba al hijo de Nidryne, la motivación de Azura para meterse en el asunto y los intereses de los thalmor en la zona. Justo lo que habíamos ido a Helgen a hacer, y mucho más.

Pensaba en todo aquello cuando escuchó voces, más adelante. Al aproximarse, comprobó que una parte más de lo que les había sido comunicado por el monje psijic debía ser cierto. Los thalmor tenían intereses en Imrarlatz. Una patrulla de cuatro guerreros y un mago había detenido a una mujer diminuta.

Acercándose aún más, lo bastante como para entender la conversación, reconoció a la mujer. Fjorda, una intelectual bosmer que hacía su trabajo en Carrera Blanca sin llamar demasiado la atención. Y thane, recordó, cruzando una mirada con Elynea.

¿Qué cojones hace esa aquí?murmuró.

Llevó la mano derecha a la espalda para comprobar que su nueva espada seguía en la posición en la que la había guardado, presta para desenvainarla con un solo movimiento.

Si no tenéis una idea mejor, voy a saludar a los dorados. Y ya os conté lo que pasó la última vez.

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17/12/2015, 12:20
K'Dan

Después de confrontar criaturas daédricas, dragones e híbridos vampíricos allí estaban, a unos cuantos pasos de llegar a Imrarlatz y enfrentarse a lo que Azurah le tenía reservado. Había pasado sólo un día, pero ese día había sido tan intenso como todo el tiempo que había vivido en Skyrim.

El khajita se mostraba sereno, pero conforme se acercaban a las ruinas dwemmer sentía un ligero cosquilleo en el estómago. El momento que tanto había esperado se acercaba. ¿Y después qué?

Céntrate en tu tarea.

K’Dan estaba sumido en sus pensamientos cuando se encontraron con la patrulla altmer y la bosmer. Al escuchar el cruce de palabras no pudo evitar sacudir la cabeza. ¿No se daba cuenta de que se estaban riendo de ella? ¿O es que le daba igual?

Cuando Khaled se dirigió a sus compañeros, el khajita asintió a sus palabras. No es que K’Dan tuviera cuentas pendientes con el Dominio o algún odio intrincado, pero conocía y comprendía perfectamente el rechazo que los habitantes de Skyrim tenían hacia los altmer. Además estaba claro que los altos elfos iban a ser un problema no sólo para llegar a Imrarlatz, sino para descubrir lo que ocurría en su interior, así que no iba a detener al guardia rojo.

Te sigo.

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17/12/2015, 19:07
Elynea

Elynea se encogió de hombros con resignación cuando Khaled la miró.

—No sé... quizá haya oido algo en alguna parte y haya venido a meter las narices en el misterio—aventuró—. O igual es producto de la misma bizarra casualidad que hace que tras daedra, dragones y abominaciones vampíricas, nos topemos ahora también con thalmor.

Habría preferido un maldito oso. Era más normal encontrarse osos que thalmor en lo alto de una montaña. Y también tenían más dientes. Y más hambre. Pero seguro que eran menos irritantes.

La verdad es que me encantaría que no se liase aunque fuera por una vez—resopló en un murmullo—. Pero supongo que de ilusión también se vive.

Siguió al Guarda Rojo. En honor a la verdad estaba bastabte segura de que aquel grupito de imbéciles no les dejara pasar sin más. Odiaba las discusiones con enanos mentales. Y no tenía ni idea de qué estaba hablando la bosmer pero esperaba que fuese en broma.

—¿Seguro que no prefieres la compañía de los bandidos?—comentó como quien da la hora cuando llegaron a donde Fjorda estaba (de hecho le habló directamente a ella)—. O la nuestra ya que estamos. Buenas; no te hacíamos por estos lares.

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17/12/2015, 20:54
Fjorda la profesora

Fjorda los había oído llegar, pero había evitado girarse para no dar la espalda a los Thalmor. Solo cuando escuchó una voz a su lado decidió arriesgarse.

- Depende de los bandidos claro, algunos son mejores que los soldados, pero en este caso concreto... bueno, estoy de viaje, y pretendía no viajar sola, una mujer tan menuda como yo es un blanco fácil, y estos cuatro altos elfos parecen una excelente escolta. Estaba intentando saber a donde iban para ver si podía acompañarlos. 

Fjorda no parecía ahora la profesora, la lingüista de dudoso reconocimiento en Carrera Blanca, la Thane que nadie sabía por qué era Thane. Sin sus tacones y su maquillaje, parecía más menuda y huesuda que de costumbre, y la ropa de ¿luchadora? solo acentuaba su delgadez carente de curvas.

- Por favor muchachos -añadió dirigiéndose a los Thalmor- ¿no podríais contestarme a esa simple pregunta?

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17/12/2015, 21:08
Guerrero Thalmor

—Estamos aquí de guardia, hasta que se nos congelen las pelotas. No vamos a ninguna parte, mujer. Ni vosotros tampoco.

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17/12/2015, 21:10
Mago Thalmor

El mago carraspeó, tratando de volver a acaparar la atención.

—Y tenemos el permiso del Jarl Siddgeir para controlar este paso —dijo, visiblemente nervioso por la aparición de tanta gente armada—. No querréis infringir la ley, ¿verdad?

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17/12/2015, 21:14
Osbjorn

Osbjorn masculló algo entre dientes que se parecía mucho a maldito jarl besaelfos.

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17/12/2015, 21:31
Fjorda la profesora

- Pero es el único paso en estas montañas, y yo necesito pasar. Supongo que vuestras órdenes es detener bandidos o soldados de la resistencia, no a simples ciudadanos. Mira, soy poquita cosa, no tengo un saquito de componentes de conjuro, así que tampoco soy maga o hechicera. Solo soy una profesora, qué mal hago a nadie cruzando estas montañas?

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18/12/2015, 01:02
Khaled

—No vamos a hacer ningún daño, amigo. Hemos venido a recoger unas flores que solo crecen en esta zona, como todos los años, para hacer licor.

»Ella es la herborista —dijo, señalando a la enorme guerrera cubierta de metal tras cuyo hombro sobresalía la empuñadura de una espada casi tan larga como ella—. Puede distinguir una flor de montaña azul de una amarilla con los ojos cerrados. La he contratado para que busque los mejores ejemplares.

»Esos dos son los mozos de almacén —prosiguió, señalando al musculoso skaal con el torso desnudo y el khajiita que portaba lanza y escudo—. Los hubiera dejado en casa, pero temía que acabaran con todo el inventario.

»Esta —añadió, señalando a Elynea, acorazada de forma similar a Uthgerd— es mi socia. Prepara la mejor sujamma de Skyrim. Que no es mucho decir, pero tampoco es que los pobres dunmer de la provincia puedan permitirse algo mejor.

»Y ella es su hermana. Se ha quedado sin su marido y ha venido a buscarse la vida.

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18/12/2015, 04:21
Fjorda la profesora

Fjorda no pareció darse cuenta del hecho de que Khaled estaba a punto de romper el diálogo. Tenía el cuerpo en tensión, como lo había tenido desde el instante en que se había topado con los Thalmor, pero seguramente de haber notado en la voz que el combate estaba a punto de dispararse, ella misma habría iniciado la contienda. Al fin y al cabo siempre había sido partidaria de golpear primero. 

Pero no se había dado cuenta.

- Oh, ¡venga ya! -continuó con los Thalmor- Unos destiladores de licor y una profesora de niños ¿Es eso lo que os han ordenado detener? Si no vais a ningún lado, al menos permitidme pasar, dar un rodeo para evitar este paso son dos días de camino peligroso.

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18/12/2015, 10:06
Guerrero Thalmor

—Oh, encantada de conoceros. Yo soy la Reina de Estivalia y estas son mis damas de compañía. Aquella de allí, la más fea... —se mofó el altmer señalando al mago de la patrulla—, se ha comido todas las flores de la montaña pensando que así podía emborracharse. Ya ves, no hay flores.

Miró a la profesora.

—Ni niños. Los he matado a todos por decreto real. Podéis iros por donde habéis venido.

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18/12/2015, 13:17
Elynea

¿Os importaría dejar ya las estupideces?—gruñó Elynea soltando el aire sonoramente por la nariz. De hecho creó una voluta de vaho—. ¡Tengo un límite para la vergüenza ajena!

Como Fjorda continuase dorándoles la píldora a aquel grupito iba a terminar vomitando. Ya sólo por eso no estaba de humor para segurle el hilo de chistes a Khaled.

Bueno, en realidad casi nunca solía seguir hilos de chistes. Pero aquello no venía al caso.

Y perdone su majestad por no reconocerla sin su habitual vestido rosa de volantes—dijo haciendo una exasperada floritura con la mano—. Pero no vamos a irnos por donde hemos venido.

En realidad podrían argumentar que el jarl no recibía a nadie ni aun cuando se trataba de la seguridad de su propia comarca, y podrían recibir un "a nosotros sí" como respuesta, y podían contestar a cambio con que eso no lo convertía en una ley o que no les creían, y ya puestos podían seguir el resto del día con el diálogo de besugos.

O tal vez deberían preguntarle a la gente de Cauce Boscoso qué pensaban de que un thalmor necesitase pedirle permiso a nadie para hacer lo que le da la reverenda gana. Pero no iba a hacer nada de eso; estaba harta de la conversación.

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19/12/2015, 22:21
Khaled

Dejo iniciativa ya, por si acaso, que mañana y el lunes voy a pasarlos casi por completo fuera de casa.

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20/12/2015, 17:38
K'Dan

Desde el primer momento, la conversación que la bosmer había tenido con los altmer no había tenido mucho sentido para K’Dan. Khaled se esforzó darle un poco de sentido común, pero los altos elfos tampoco es que andaran sobrados de esa cualidad.

Al khajita siempre le daba pereza empezar un combate, se podían contar con las veces que había iniciado uno. Pero hoy iba a ser uno de esos días. Los elfos eran un obstáculo y estaba claro que hablando no iban a continuar su camino.

Con un rápido movimiento, K’Dan agarró su lanza listo para presentar pelea.

Pongamos fin a esta tontería—rezongó.

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