Partida Rol por web

Tiempos Difíciles en el Norte

La colina de los desesperados

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13/10/2015, 19:57
Thander Denear

El viaje transcurrió sin mayor pesar que el que dejaban atrás. El camino no parecía traerles otra cosa que soledad. Thander vio a un lado del camino el cuerpo de un hombre cuyo cráneo parecía haber sido destrozado por una maza. Poco tiempo después descubriría la fuente de aquella estampa.

El grupo arribó hasta una columna de humo. El cuerpo inerte de un soldado de Arthedain estaba acompañado de un hombre corpulento y al parecer salvaje. Instintivamente Thander apretó fuertemente la lanza mientras esperaba la respuesta del hombre. Algo le decía que no se andaría con miramientos.

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04/11/2015, 17:04
Director

El hombre se quedó quieto mirándoles. El grupo mantenía las distancias y él también las respetaba, no parecía tener muchas ganas de que se acercaran. No habló hasta que el enano se dirigió a él y cuando lo hizo se mostró terco y de recio hablar.

-Soy el último hombre del río en el Lago. -Anunció. -Voy camino de las Emyn Uial para refugiarme. Paré aquí para ver de donde provenía el humo y el soldado me acusó. Discutimos y trató de matarme, por lo que yo me defendí.

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19/11/2015, 18:04
Nagredog

- ¿Es esa tu barca? - dijo señalando a la que había amarrada en el agua. - Si es asi, necesitamos de tu ayuda - dijo sin bajar el arma aun - Sabremos agradecértelo...

El enano era desconfiado, no sabia que pasaba allí. Ese hombre bien podía ser el barquero, pero también un espia. Debia tomar precauciones. Su arma, aun en ristre, estaba preparada.

 

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22/11/2015, 15:31
Director

-Así es. - Respondió el ribereño dando un paso hacía la orilla y sin bajar tampoco el arma, ya que tampoco se fiaba de los recién llegados. -¿Qué es lo que queréis?.

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28/11/2015, 21:39
Nagredog

El enano miraba al barquero, tambien al soldado , pero sobre todo la maza que aun sostenia. Aquel hombre habia logrado reducir y matar a golpes a un de arthedain.
-Suelte esa maza y hablemos- dijo el naugrim con voz tranquila -No hemos venido a judgar como ese hombre a acabado muerto- continuo señalando con la mirada el cadaver. -Pero si como dices esa es tu barca, necesitamos de tus servicios, pagaremos bien- ofercio sin bajar aun su martillo. -Hemos de recoger a una persona en la playa que esta al oeste de la colina de Annuminas y cruzar con ella el lago-expuso el enano
Quedo a la espera de una contestacion, aunque no bajaria su arma hasta que el hombre lo hiciera tambien.

Notas de juego

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06/12/2015, 14:17
Director

El ribereño no bajó el arma de momento, pero si que relajó la tensión de sus brazos al escuchar la oferta. La sopesó durante un rato y finalmente dejó que la maza reposará en el suelo junto a un saco que quedaba a sus pies.

-¿Cuánto?. -Le preguntó al enano. -Quiero ver el dinero primero.

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14/12/2015, 14:35
Nagredog

Nagredog miro a quien tenia el dinero para que le enseñase la bolsa de monedas.

- Aquí hay veinticinco monedas de plata, espero que sea suficiente - le dijo al hombre ocultando que tenia al menos otras dos monedas de oro para intentar regatear - Tan solo hemos de recoger una persona en la orilla oeste, y cruzar el lago, nada mas - simplifico sin detalles la misión, para que el hombre pensase que no era para tanto. Quedo a la espera de ver la reacción al escuchar el pago que harían, quizás fuese demasiado poco, pero había que intentarlo.

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27/12/2015, 11:44
Emyr

-Tendrás el doble cuando termines el trabajo. -Puntualicé para asegurarnos que volvíamos a verlo y que no estábamos tirando el dinero.

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28/12/2015, 00:13
Director

-De acuerdo. -dijo el hombre tras meditarlo unos instantes. -Pero el primer pago por adelantado.

-¿A quién hay que recoger? - Les preguntó ya más relajado y confiado.

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08/01/2016, 19:13
Nagredog

- Por supuesto, el pago se te hará de inmediato - dijo mirando al que llevaba la bolsa de monedas.

- Hemos de recoger a un civil de la guerra - dijo sin dar mas detalles - ¿Seria posible embarcar las monturas e ir todos de vuelta en la barcaza? - dijo sin mucho convencimiento. No sabia nadar y con el equipo que llevaba poco podría hacer en caso de caer al agua.

Notas de juego

Igual es una burrada, no se como es de grande la barca de ese hombre. ¿tanto como para meter a los caballos? en fin, a ver que dice.

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13/01/2016, 16:08
Director

El ribereño cogió el dinero que le adelantaban y contó las monedas una por una para asegurarse que no le estaban mintiendo. Después guardó rápidamente la pequeña bolsa donde estaban las monedas entre sus pertenencias y comenzó a recoger sus cosas.

-Lo siento. Mi bote es pequeño para tanta carga. - Se agachó y preparó un hueco entre la nieve para encender un fuego. Preguntó para cuando necesitaban de su servicio y tras meditar unos segundos, no volvió a hablar hasta haber tenido el fuego listo. -Saldré para Annúminas mañana por la mañana. A primera hora. No quiero permanecer ni dos días en la Colina. -Gruñó. -Después se quedó mirando al grupo invitándolos a marcharse con la mirada.

Notas de juego

En realidad es un bote pequeño, para tres personas como mucho.

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19/01/2016, 13:55
Nagredog

El enano no era particularmente avaro, tampoco rácano a la hora de pagar. Pero el hecho de darle semejante cantidad de monedas a un tipo que no conocían, y que además acaba de matar a un soldado, no le parecía la mejor de las ideas.

- Tal vez seria bueno que alguien se quede con este hombre - dijo a sus compañeros. Al naugrim no le hacia demasiada gracia viajar en bote, pero lo haría si nadie mas se ofrecía. - ¿No le importara verdad? - pregunto al barquero - Solo queremos asegurarnos de que estará en el lugar convenido - le dijo al hombre intentando restarle importancia. Alguien muy altanero, podría sentirse ofendido.

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24/01/2016, 03:12
Director

-Estaré en el lugar convenido. -Dijo sintiéndose ofendido ante las palabras del enano según las cuales pretendía dejar a alguien para asegurar el dinero.

-Si no os fiais de mí, podéis buscar a otro que se encargue del trabajo. -Les sugirió. - Pero suerte. Las corrientes son demasiado fuertes para los inexpertos y los míos hace tiempo que partieron de aquí.

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31/01/2016, 14:42
Nagredog

- Mis disculpas si os he ofendido, temo que no conozco las costumbres de vuestro pueblo y en el mio es normal acompañar al contratado - mintio el enano - No es por desconfianza, creame, pero confiaba en no tener que volver a cabalgar esa bestia -dijo señalando al caballo.
No era del todo cierto, pues realmente desconfiaba mas del agua que de los caballos.

Notas de juego

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08/02/2016, 19:40
Director

-Lo lamento, señor enano. Deberéis fiaros de mi palabra si queréis que os ayude. - Decía ayudar como si lo hiciera desinteresadamente y no estuvieran por darle un saco lleno de monedas.

-Tendréis que fiaros de mi palabra. -repitió el barquero. - Os aseguro que estaré donde me digáis para recoger a ese civil.

Miraba fijamente al enano, dejándole el peso de la decisión a él pero sin ceder ni un ápice en sus exigencias. Realmente, no tenían más opciones que hacer lo que él quería si realmente esperaban que alguien pusiera a salvo a Melyanna tal y como pretendía Faramis. Y al parecer los hombres del río ya habían abandonado el lugar.

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08/02/2016, 21:57
Nagredog

- De acuerdo entonces, así sea - dijo el enano resignado - Os esperaremos en la playa a la que se accede desde la Pradera de los Héroes, al oeste de la colina - concreto al barquero. - ¿Cuanto tardara en llegar hasta allí? - Quiso saber - El tiempo apremia...

Tras ello se despidió del aquel hombre, no se podía decir que se fiara de el, pero tampoco tenia muchas opciones. Junto a sus compañeros, volvió hasta los caballos con el fin de emprender el viaje de vuelta.

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01/04/2016, 14:40
Director

El ribereño aseguró que estaría allí a la hora convenida y montó en su barca para alejarse de allí. El grupo hizo lo mismo, regresando para informar a Faramis sobre lo ocurrido. Cuando llegaron, Faramis esperaba despierto y les agradeció el favor. Estaba muy preocupado pero creía que Melyanna podría huir antes de la llegada de Angmar. Dimrod sería el encargado de acompañar a la dama. El plan era enviarla en barca hasta el extremo suroeste del Nenuial; luego cruzarían por las colinas más al sur de las Emyn Uial hasta llegar a Caras Celairnen, un pueblo de mercadres en el que podría encontrar un gran refugio, de hecho lo que quedaba de la familia real estaba allí refugiado. Serían muchos los días de fatigoso viaje, con la guerra a sus espaldas, pero escaparían del tormento y de la muerte que estaba destinada a quienes permanecieran en la Colina.

Al día siguiente el ribereño llegó a la hora convenida. En un viejo amarradero en la playa oeste se encontraba la balsa del hombre del río. El tipo estaba arrebujado en pieles, refugiado del frío tras un pequeño parapeto de nieve. Desconfiado, como era su naturaleza, miró a Dimrod y los demás. Dimrod le entregó una pieza de oro por haber acudido a la cita y le dio las próximas instrucciones. El precio por seguir el plan era de cinco piezas de oro y diez de plata, la mitad al principio del viaje y la otra mitad cuando llegaran al destino. El trató se cerró con un apretón de manos, al amanecer la barca partiría de Annúminas.

Sin embargo, al día siguiente el ribereño había desaparecido, tampoco había rastro alguno de su barca. Vieron unas pisadas en la nieve de dos personas que habían acudido al embalsadero, sin embargo esas huellas no regresaban. El ribereño había conseguido un trato mejor. Faramis estaba rabioso, pateaba la nieve y maldecía a todos los ribereños sumamente enfadado. Por si aquello fuera poco, una dura negociación con los nobles esperaba a Faramis. Al anochecer lo pudieron ver fatigado, había logrado convencer los para no retirarse de la ciudad y luchar unidos. Sin embargo faltaban dos de ellos, quienes sospechaba habían sido los que marcharon junto al barquero.

El siguiente día amaneció con nubes negras que se arrastraban desde el norte, cubriendo poco a poco el cielo. Los soldados volvían a mirar al este, para tormento de su animo: la llanura al norte del Baranduin empezaba a ser ocupada por miles de orcos y hombres, una marea negra que tomaba posiciones poco a poco. Algunos empezaban a ocupar las cercanías de las orillas del Nenuial. Grandes agujeros en la tierra señalaban las recién excavadas guaridas de trolls, salpicadas por la llanura. Se calculaba que podrían contar con unos 50 trolls. Desde una gran roca elevada a unos 500 metros al norte de la Colina, una enorme mole de músculos recubierta de metal oteaba Annúminas. Todo oficial reconocía al individuo: era el temible Rogrog, cabeza pensante y puño demoledor del ejército angmareano. Cada cierto tiempo podían verlo subir a aquél pedestal para rugir consignas en el lenguaje orco. Esperaba al príncipe Aranarth, quien ordenaba las defensas de Annúminas para aguantar el golpe de sus enemigos.

Al atardecer, Aranarth convocó a sus hombres en la Explanada. Los soldados formaron por primera vez desde que acamparan en la Colina. Miles de hombres ocupaban la explanada dejando un amplio pasillo que los atraviesa a lo largo. En el extremo más cercano al refugio del Príncipe se alineaban los nobles, dos filas de caballeros de armaduras relucientes y vistosas capas, todos de gesto adusto y valeroso. En cabeza, Aranarth. Portaba una esplendida coraza de plata que creaba un tenue halo brillante a su alrededor. En su brazo izquierdo sostenía un hermoso yelmo plateado, y la mano derecha sujetaba una afilada espada larga. Su magnífico caballo blanco lucía las bardas reales, con las siete estrellas de plata bordadas en el paño negro. Con paso decidido, el corcel del Príncipe recorría el pasillo mientras éste entonaba un valeroso discurso que es oído en silencio por los hombres, que al final prorrumpen en vítores, alentados por el coraje de su señor.

Faramis se reunió con sus Raggers poco después de la cena. Vestía con su uniforme de siempre, pero tocado con una brillante capa roja con el símbolo de los Raggers bordado en negro. Hablaba con voz más animada que en los días anteriores, arengando a sus lanceros, que corean y juran fidelidad eterna al finalizar. Al cabo de una hora todos se despidieorn y marcharon a intentar dormir, en la cabeza de todos rondaba la creencia de que sería la última noche de descanso para los Hombres del Norte.

Durante la noche, los trolls salieron de sus refugios y bramaban desde el otro lado del río. Algunos tiraban grandes rocas desde la orilla norte, pero no llegaban por muy poco a la orilla sur. Un levísimo cambio en el cielo, una variación en el tono de las nubes anunció la llegada del alba. Los rugidos de los trolls se cambió por la ominosa presencia de grandes nubes rojas y negras que dominaban el cielo hasta donde la vista se pierde. El sol no iluminó aquel amanecer, cientos de antorchas encendidas en la Colina de Annúminas lo hacían en su lugar. La guerra estaba a sus puertas.

Notas de juego

He hecho un rápido resumen de lo que restaba de capítulo para agilizar esto. La idea es acabar la partida en poco tiempo ya que sólo estás tú como jugador.

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12/04/2016, 18:11
Nagredog

El maldito barquero había huido, llevándose consigo la esperanza de salvación de la dama Melyanna. Aquel maldito ribereño había faltado a su palabra, y no solo eso, si no que se había marchado con el oro. Si alguna vez se encontraba con aquel ruin, no esperaría un apretón de manos si antes no tenia el cráneo abierto. Pagaría, antes o después, su falta de honor.

La noche fue tensa, al menos para la mayoría de los soldados que esperaban temerosos el comienzo de la batalla. Nagredog se tumbo a sabiendas de que posiblemente seria su ultimo descanso antes de reunirse con su hacedor y descansar en la roca de la que provenía. Lejos de amedrentarse con los continuos rugidos del enemigo, esa noche el enano logro dormirse pronto, debía estar descansado. Sin embargo, se despertó pronto, a esperar las primeras luces del día. Pero estas no llegaron, un cielo turbio, ennegrecido, escondía tras de si los rayos del sol. Seria un largo día a la sombra del ejercito angmareano.

Los soldados se mostraban nerviosos, la visión de los ejércitos enemigos, los trolls y sobre todo su caudillo, el terrible Rogrog, el Tomador de Craneos. Tan solo esperaban el momento en que aquella hueste se abalanzara sobre la ciudad, comenzando asi una batalla que, sin duda,  seria escrita en los anales de la historia.

Sobre una roca, el enano esperaba a que sus oficiales ordenasen las defensas, estaba ansioso por luchar, por conseguir un hueco en la historia, y de que fuese recordado por sus hazañas.

Notas de juego

Bueno compañero, una ultima batalla, una muerte heroica y fin!!

Yo ando liadillo. He vuelto de Egipto, y preparo ahora mi nuevo destino en Dubai. Una locura. Pero vamos, que con un ritmo tranquilo. aquí estare.

Cargando editor
19/04/2016, 22:59
Director

 

Notas de juego

Cambio de escena: La batalla de Annuminas.