Yandabar les dio las gracias de todo corazón por haberle salvado la vida, y les dijo.- No te preocupes, estoy bien...Habéis realizado un buen trabajo, seguid vigilando hasta la mañana. Dudo que vuelva, pero es mejor prevenir que curar.-
* Os recuerdo, que el sirviente de confianza de Aranarth llevo un mensaje con el sello real transmitiendo vuestras averiguaciones sobre que Galastel podía ser el sospechoso de asesinar a Elacar.
- Bien mi señora, gracias por tan buena gratificacion, es de agradecer. Solo espero que Galastel sea capturado. - digo al recibir las monedas mientras hago una pequeña revrencia. - Si desea alguna vez mas nuestros servicios, y nos escontramos por aqui, no dude en avisarnos, estaremos encantados de volver a trabajar para usted - Era bastante dinero, y yo no dejaba de mirar la bolsa, aquello ayudaria a volver a empezar algun dia.
Tras despedirme de Yanndabar, me dirijo hacia la mansion de la baronesa, estaba cansado y dolorido del golpe de la noche anterior, tanto moral, como fiscamente. Dormiria toda la mañana, lo habia ganado. Antes hariamos un buen desayuno para festejar nuestro triunfo. Paro en alguna cantina que este de camino y pido una buena racion de lo mejor que tengan. Ademas invito a Vârkim.
- Amigo Vârkim, respecto a lo de ayer... No pretendia echarte la culpa de lo ocurrido, tan solo Galastel la tiene. Solo digo que habiamos acordado no perdernos de vista, y sin embargo ocurrio, por lo que fui sorprendido. Poco podia hacer... ese medioelfo era muy agil y diestro con su cuchillo. Procuremos que no vuelva a courrir algo parecido... - Le digo a mi compañero mientras alzo la jarra de cerveza. Si cerveza en el desyuno, junto a los huevos duros, la panceta y los embutidos que sin duda eran de gran calidad, habia que recuperar fuerzas y no solo en los musculos, si no tambienen el estomago.
Tras una pequeña charla, pagar al cantinero y terminar nuestros platos, me dirijo saciado al fin en busca de una cama.
En respuesta al brindis de Nagredog Vârkim añade:
- La próxima vez no me separaré de ti, quien si no iba a cuidarte las espaldas - dice mientras sonrie y guiña el ojo