Partida Rol por web

El ángel moreno se incorporó y dejando colgar el arma desde su hombró se acercó a su tendida compañera mientras le hablaba a Eddgard.

-Vamos compañero, tenemos que darnos prisa si no queremos que nuestros cuerpos anfitriones se conviertan en el menú de esos muertos andantes. Y diciendo aquello, sujetó a Evangelia por lor hombros, esperando a que Eddgard hiciera lo mismo desde los pies. Creo que la misión se nos ha ido de las manos, pero aunque no hayamos cazado al culpable de todo esto, al menos hemos evitado la muerte de muchos inocentes a manos de esta maldita secta, y creo que le hemos hecho algo de daño al enemigo, es momento de una buena retirada estratégica. ¿O me equivoco Ruthiel? Le pregunto al ángel que los había protegido en aquellos últimos momentos de la misión, mientras esperaba para llevar el cuerpo anfitrión de su compañera al vehículo.

-Hummm... he visto caras con mejor aspecto en el escaparate de una pescadería, que hay en el barrio de Houston en el que se aloja Walton.

Me pongo en pie casi de un salto tras la rápida retirada de la trayectoria del coche enemigo y con el cuerpo de Evangelia frente a mí y Zadkiel comenzando a sostenerla, le ayudo a llevar el cuerpo inerte camino del automóvil con ametralldora incorporada a petición del anciano que lo controlaba hasta ahora, y hacia el que tanto Ruthiel como Anastacia parecen dirigirse.

Río un poco ante el chiste de Walton mientras voy sujetando con toda la fuerza que me queda el pesado cuerpo de Eva, y mientras tanto desde mi posición trato de vigilar que ninguno de esos muertos vivientes nos alcanzen con su lento caminar.
Sería todo un espectáculo que nos dieran alcance a esa velocidad por mucho que sean mayoría... pienso mirándoles de reojo muy desconfiado.

- ¡Esperadnos! - grito cuando nos vamos acercando al coche en cuestión, solo por si acaso.

Ruthiel se levanta, toma su hacha y observa en la dirección en la que se fue el auto. Los otros ángeles entren al vehículo, aquello parece más una derrota que una victoria mientras los muertos vivientes se acercan hacia ellos. No gimen, en sus ojos existe tan solo cierta furia mecánica y estos están aún peor que los que recuerdan haber combatido, parecen cadáveres que algo de tiempo llevarían descomponiéndose. Es la primera vez que pueden detallar a esta masa de enemigos.

-No he venido hasta aquí y dejar que se me escape- gruñe mientras Zadkiel y Edgar pasan frente a él con el cuerpo de Evangelia. Toma su hacha, pero entra finalmente al vehículo, donde están los otros dos. El anciano baja del techo, y se sienta ahora...

El hombre mira hacia atrás y guarda silencio unos instantes, los muertos vivientes empiezan a golpear el auto, cerrando el cerco.

-No hay muchas opciones, no podemos pasar con tanta gente que ha quedado allá... suponiendo que no hayan sido víctimas de un chofer tan hábil...- dice esta vez. -El equipo de limpieza no debería tardar en llegar, mantendremos a los muertos vivientes ocupados en el auto, para evitar más víctimas colaterales...-

El silencio reina unos instantes, solo se oyen golpes sobre el auto, la mujer al volante asiente y pone la reversa, no tan bruscamente como se podría esperar, retrocediendo y haciendo que algunos cuantos de los zombies pierdan el equilibrio.

-Se como te sientes Ruthiel... pero no hay mucho que podamos hacer nosotros mismos.- dice mientras toma el comunicador de un radio teléfono como de una patrulla en el auto.

-Central, Aquí unidad 777 cambio. Reportamos fugitivo en el sitio de limpieza, dirigiéndose hacia la via Aldine Bender, auto negro, vidrios polarizados, maneja cómo un desquiciado. Repito, fugitivo en el sitio de limpieza, dirigiéndose hacia la via Aldine Bender, auto negro, vidrios polarizados. Código San Antonio, cambio.-

-Aquí central, confirmamos código San Antonio, las unidades más cercanas serán dispuestas en búsqueda y persecución del objetivo, cambio- se oye la respuesta.

-Manténganos informados Central. Unidad 777 fuera- y cuelga.

Me quedo dentro del auto y miro a lado y lado sin saber que pensar. Esto se esta poniendo cada vez más extraño, y sí no vienen a rescatarnos tendremos que pelear contra estos zombies. Señor, le digo al anciano. Sí esperar es lo que debemos hacer, lo haremos aunque eso no me deja muy tranquila. Veo como los zombies se acercan al auto, algunos se caen por el movimiento, siento haber fallado, hago un gesto pesimista, pero sí me permitis la pregunta, ¿quien es aquel quien  escapó?, y señor, miro al anciano, se que no estamos para presentaciones, pero saber su nombre seía util en esta circunstancia...

¿podemos hacer algo más?

-Cierto. Comentó Zadkiel ante la pregunta de su compañera. Está claro que venís de parte de Ewald, pero ayudaría saber cualquier cosa que desconozcamos y que sepáis, en esta caza. Por cierto, ¿Cómo andamos de contactos? Con la que se ha liado aquí, esto pronto estará lleno de policías.

¿Quienes son estos dos? Se preguntaba a si mismo. Ya los vimos antes, pero la situación se está desmadrando demasiado. Claro que tampoco me voy a quejar por que Eva tuviera éxito llamando al séptimo de caballería, y hablando de Eva...

-Nuestra compañera está en las última, ¿Hay algo que podáis hacer antes de que tenga que presentarse frente a su superior, añadiendo el cuerpo de su anftiriona al informe de bajas? Preguntó.

Con un repentino y abrumador cansancio me dejo caer sobre la tapicería de la parte de atrás de aquel coche procurando dejar lo mejor posible el cuerpo de Evangelia mientras lo observo con cierta pena.

Escucho en un completo silencio lo que el anciano dice por radioteléfono, totalmente anonadado de la soltura con la que habla en una especie de códigos que no soy capaz ni siquiera de plantearme entender.
Asiento ante las palabras de Anastacia respecto al nombre del anciano, sin dar demasiada importancia a la mujer que conduce pero sin perder de vista a ninguno, por si acaso.

Cuando Zadkiel menciona el estado de Eva miro de nuevo el cuerpo inerte de esta mientras trato de mirarle el pulso torpemente. Sé que aunque tuviera en mis manos un botiquín no podría hacer nada por salvarla, pero quién sabe si algún otro de los presentes sí podría hacer tal cosa.
Sería una verdadera alegría devolverle la vida a Eva, sobre todo después de ver que nada ha salido como esperábamos... pienso cabizbajo, intentado ignorar los golpes que los muertos vivientes propinan al automóvil.

El anciano sonríe y mira hacia al frente. -No lográis disimular muy bien lo de novatos, ¿eh? y Ruthiel tampoco ha tenido tiempo de contaros mucho...- dice mirando por el retrovisor. El grandote guarda silencio, parece molesto por algo, pero no lo dice. -Bueno, nunca ha sido bueno con los discursos... en cuanto a vuestra amiga, su cuerpo no se ha desvanecido... eso debería indicaros que está malherida, inconsciente, pero aún entre los vivos. Ha tenido suerte- responde.

Afuera, los muertos vivientes nuevamente se acercan hacia el auto, en su avance torpe, esta vez no hay respuesta por parte de ninguno, y el radio guarda silencio, un silencio casi sepulcral.

Luego el anciano suspira con algo de tranquilidad. -Por cierto, nosotros somos la policía...- dice el viejo -Quizás no hayáis leído mucho al respecto, pero el departamento de Policía ha tenido siempre muy buena relación con nosotros. No que todos sepan que ayudan a la batalla de ángeles contra demonios, pero si que podemos contar con ellos...-

Otro silencio incómodo, todos se miran en el interior del auto, como esperando que suceda algo.

-Ya habrá tiempo para presentarnos...-

No pasan más que unos minutos antes de que dos camiones negros aparezcan y aparquen atrás del vehículo. Se abren por atrás, y varios hombres con armaduras antimotines y armas contundentes salen formando una línea sólida. Cómo una formación romana se acercan marchando con gran presteza mientras reducen a los zombies vivientes a meros cadáveres en espasmos en el suelo.

La zona es limpiada en menos de 10 minutos, mientras el resto se esparce por toda el área. "El escuadrón anti-zombies" los presenta el anciano haciendo gala de gran parsimonia. Baja del auto y los invita a hacer lo mismo, dejando las armas bajo los asientos. Un oficial se presenta ante él, mientras vosotros os acomodáis, una agradable sorpresa parece alegrar el resultado de la batalla. Evangelia empieza a despertar lentamente, algo desubicada...

-Veo que vuestra amiga está despertando... ¿puedes mover el auto hacia la mansión?- dice el anciano a la chica que conduce, en un completo silencio desde el principio. Esta asiente.

Tus extremidades se sienten frías, todo el frío se extiende por tu cuerpo y tienes una irrefrenable sensación de que morirás congelada. El mundo había sido una ilusión y se había desvanecido... pero no estabas de regreso en la Ciudad Dorada. ¿Sería este el Limbo, el Purgatorio? ¿Habías sido condenada por tus excesos de comportamiento?

No obstante, nada sucedía, teniendo plena consciencia de tu dolor y tu entumecimiento, seguías allí. En medio de la niebla oscura e indefinida que parecía ocultarte el mundo ante tus ojos. La humanidad se escapaba lentamente mientras en tu garganta había ese sentimiento de borbotones cálidos de sangre que te llenaban de náuseas. Querías vomitar, pero tu cuerpo no responde, no lo puedes ver, no lo puedes controlar, no lo puedes sentir.

Ahora sientes como si te desplazaras a gran velocidad sobre el vacío. Tus párpados pesan, y el viento parece pasar como una cuchilla fría cortante, acabando en jirones tu carne. No dolía, pero era tan terriblemente fría, y activaba cada nervio bajo tu piel, como si miles de heridas estuviesen abiertas, como si sangraras infinitamente. Aquel calvario... aquel calvario, la condena de un ángel atrapada en un cuerpo humano. Un cuerpo humano.

¿Podría ser?

Entonces la luz entra, y la oscuridad parece desvanecerse en un estallido silencioso, tus párpados pesan, pero de repente, responde tu mano, y una niebla blanquecina y brillante. ¿Dónde estás? ¿Has llegado? ¿Yves?

Pero no, sus rostros, sus rostros te recuerdan algo. Te recuerdan a alguien. Sonríen. ¿Por qué sonríen? ¿Quiénes son? Esa tez morena de uno, el rostro tosco del otro, las facciones delicadas e infantiles de la otra. Son...

Ellos... tus compañeros.

-Veo que vuestra amiga está despertando... ¿puedes mover el auto hacia la mansión?- Esa voz no te evoca nada, no la reconoces. Al parecer están en un vehículo amplio. Están a salvo... o eso parece.

Los soldados en trajes antimotines han asegurado la zona de la mansión de los santos. Grupos de soldados acompañan a mortales en túnicas rojas, algunos heridos, otros en camilla, mientras los dirigen lejos del sitio, a alguna parte más segura -es decir, a cualquier otro lugar en Houston menos ese-.

La situación está bajo control. La camioneta se estaciona al lado de la puerta de la mansión, o el agujero que queda, tras haber sido derribada por la entrada triunfal de Ruthiel que todos recuerdan, y que salvó las alas de todos.

-Mi nombre es Jeremiah, Amigo al servicio de Daniel. Y ella es mi compañera, Ann, Amiga al servicio de Lukas. Ambos hacemos parte de un equipo especial que opera en Houston, vigilancia e infiltración... como Ruthiel bien sabe- dice mirando al grandote, éste, se apoya sobre una pared, sin decir palabra alguna. -Y en efecto, venimos por órdenes de Ewald. O algo así.- menciona el anciano, quien tiene una sonrisa llena de calma.

-Nuestra misión era seguiros de cerca, a vuestro nivel, intentar detener a un Ángel como Ruthiel es algo ridículo, así que nosotros debíamos estar muy cerca y evitar que algo os sucediera...- explica -cosa que sabía nunca pasaría. Conozco a Ruthiel de hace años, y se que tendríais que cabrearlo de más...- y mira a Ruthiel, quien tan solo responde con una mirada fría y cortante.

-Y sorprendentemente habéis terminado destapando esta olla, la última misión de Alexandra. No esperábamos esto... se nos informó por radio de vuestra posición y decidimos esperar a distancia prudente... hasta que Ruthiel entró en su motocicleta sin tocar... como es costumbre en él...- le espeta con tranquilidad.

-Los novatos me llamaron... me dieron la dirección y un mensaje incompleto- dice Ruthiel con seriedad. -... Y cómo me parecieron del tipo que no sabe en lo que se mete, imaginé que iban a terminar con la mierda hasta el cuello por intentar hacer lo que Alexandra y mis compañeros no pudieron...- dice con amargura.

-Irónico, no hemos podido ni con los ángeles de élite del cabrón de Ewald- añade

-Bueno, hemos logrado acabar con la tapadera. Dudo que los mortales quieran saber de reuniones por algún tiempo, las noticias hablarán de terroristas y suicidas, y si ellos quieren seguir jugando al culto, supongo que a nadie hacen mal... al menos ya no estará por aquí la cabeza...- comenta con calma.

En ese instante llega la mujer que había presentado como Ann. En la charla, no se había notado su ausencia, se acerca y susurra algo al oído de Jeremiah, quien asiente y os mira fijamente.

- Bien, aunque no se ha logrado de la mejor forma. Ann ha revisado, hay varios heridos y al menos un par de muertos, algunos acribillados por disparos y otros arrollados por el auto negro en su huida. - y suspira para continuar.

- Lo habéis hecho bien para ser vuestra primera vez. La misión os superaba, y sois tan cabezotas como Ruthiel o como la misma Alexandra, aunque dudo que eso sea del agrado de Ewald...- agrega.

-...Y eso me lleva... a este punto incómodo. Ewald os confió localizar a Ruthiel y hacer que se presentase ante él, así que allí lo tenéis... lo que vayáis a hacer con el grandote será vuestra decisión, Ann y yo actúamos independientemente y actuaremos en consecuencia a lo que elijáis...- dice el viejo.

Ruthiel lo mira y bufa hastiado, mirando hacia el cielo. Busca en su bolsillo un cigarro y lo pone en su boca y os mira sin tener ninguna emoción en su rostro. Es una escena curiosa, Evangelia desde el auto, apenas reponiéndose de sus heridas, sin poder siquiera caminar. Zadkiel hecho un desastre, Anastacia ataviada con una túnica roja que esconde las manchas de sangre, y con el mal sabor de boca de haber caído en la trampa, y Eddgar, casi indemne, aunque sudoroso después de la batalla vivida. A su alrededor, los hombres del escuadrón evacúan heridos y sobrevivientes, apilan los cadáveres lejos de la vista, y revisan toda el área.

Y en medio de aquel bullir de movimiento, la presencia de siete ángeles (siete, que agradable número sería ese para el barbas!) deliberando sobre hasta que punto aquella era una victoria para las fuerzas del bien...

E-es-esperaba a-asustar o dormir ....a los mortales q-que quedaran... por lo que oigo han ha-habido heridos... pe-pero lo habeis consegui- athó athó - Ahora estiro el cuello para ver a Ruthiel - Eh grandullón... athó.... te tienes que presentar ante Ewald, no me hagas le-levantar.

Paso una mano por mi cuerpo, me duele todo, y siento que en cualquier momento seré requerida en otro lugar, abandonaré el cuerpo de Dorothy, y morirá, tengo que ponerla a salvo antes de que eso pase.... intento moverme pero no parezco tan herida como cuando aquél rastrillo de plomo me pasó por encima - ¿Co-como está el cuerpo de Dorothy? ¿Q-qué pinta tiene? ¿Está presentable?

Vaya pinta de demonio tienes abuelito... y sin embargo los demonios eran aquellos seguratas fuertes... en el manual del buen ángel decía que los demonios preferían cuerpos decrépitos y a punto de morir.... athó, cuanto queda por aprender a las luces recién creadas

Cita:

Me fijo en la mujer que despierta, y le sigo ante su pregunta, No se sí quieras que te conteste que creo que Evangelina necesitara cirugía plástica, se ve horrible.... y querida . digo con cierta antipatía Te rescatamos de los Zombies, y todo gracias a Ruthiel, quien nos ha brindado la mano, pero el cabeza de este infierno escapó, no sin antes atropellar a varios.

Me siento con sentimientos encontrados, por una parte hemos salido libres de esta, por otra, siento que hemos fallado.

Hago mala cara.

¿Sí sabían que era una misión difícil porque nos mandan a nosotros que somos unos novatillos a encargarnos de esto?...Me siento como una idiota. Digo malhumorada mirando la sangre en mi túnica. Quería hacerlo bien, y resulte haciendo algo mediocre, y no soporto nada mal hecho.

Miro al hombre de aspecto salvaje,  sí sólo nos hubieras dado una señal clara hubiéramos confiado  en ti ciegamente,  no se sí estés en problemas,  sin embargo, te agradezco que nos hayas salvado la vida... gracias.

No todos los angeles son hermosos, pero este tendrá sus razones, ojala se presente ante el superior.

Con que cara mirare a Guy, pensé en agradarle, y ahora quede como una tonta.

-Y yo me siento como si nos hubieran estado utilizando de mala manera para solucionar este problema. Le dijo Zadkiel a Anastacia. No es que de pronto me sienta como una miserable lombriz enganchada a un anzuelo, pero poco falta para ello. El moreno torció el morro.

Habían pasado por mucho para llegar hasta donde habían llegado, habían sido tiroteados, perseguidos, y en el caso de Anastacia, incluso secuestrados, y siempre con la paranoia de estar siendo utilizados por alguna fuerza oculta que medraba a expensas de ellos para hacerlos fracasar en su sagrada misión, incluyendo la posibilidad de tener a alguien entre las filas de su bando que trabajaba para el enemigo, y ahora, se encontraban con que en realidad, cualquier paranoia estaba justificada, salvo por la diferencia de que los que medraban ocultos en las sombras, lo hacían en favor de ellos.

-Bueno, dijo, hay que reconocer que sigue siendo nuestro trabajo, y al menos ha servido para que el enemigo no nos mandara de vuelta arriba de un plumazo. El ángel miró en dirección a Ewald tras lanzarle una mirada a Ruthiel. Vayamos a hablar con él, y terminemos ya con todo esto.

Sonrío momentáneamente cuando percibo que, a mi lado en el asiento del automóvil Eva se despertaba poco a poco aunque con quejas, y es que no era para menos.

Una pequeña risa que no pude evitar que saliera de mi boca se escuchó ante la pregunta de la misma sobre su aspecto mortal... y es que realmente Dorothy iba a tener que apañárselas muy bien para sobrevivir cuando su cuerpo dejase de ser llevado por el ángel. Muy, pero que muy bien...
- Más vale que consigamos curarte un poco incluso antes de llevarte a cualquier hospital. No necesitamos que todo el mundo pregunte cómo te has hecho esas heridas de bala y sigues viva... - respondo con cierta ironía en la voz.- Ven, te ayudaré a moverte, soy el que menos daño ha recibido y sin duda creo que podré contigo.

Dicho y hecho, ahora los fuertes brazos de Arnold ayudaban a sostenerse en pie, aunque no era fácil, al agujereado cuerpo de la mujer.
Respecto a todo lo demás que había ocurrido... me limité a asentir enérgicamente ante las palabras del moreno. Desde luego yo no era muy bueno con las palabras y el enviado de Juan parecía manejarse mejor en eso... Y eso me recuerda que aunque consiga que el cuerpo donde estoy sobreviva a esto... Novalis va a echarme un buen rapapolvo durante varios días, o tal vez semanas.

Ruthiel bufa mientras da dos pasos -Vaya, os salvo el culo y entregáis con una manzana por el culo a Ewald. No voy a chuparle la polla a ese gilipollas, sólo porque sea el consentido de Dominic... si es que sois unos vendidos novatos...- dice mientras da dos pasos -Pero no me habéis detenido, y me puedo ir cuando se me venga en gana, quien me va a detener, la cuarentona llena de agujeros, el cegato moreno, el mala cara, la niña consentida?- dice mirándolos.

De repente aprieta los puños, y se materializa su hacha de nuevo con un soplo de aire, limpia y reluciente, con ese color plateado y ese brillo amenazante. -Venga!!, a ver si sois tan valientes cuando tendréis que cumplir vuestra misión...- amenaza Ruthiel serio -Zanjemos este puñetero asunto de una vez por todas...-

Su reacción no se deja esperar, el anciano y la chica lo observan en silencio, el anciano da un paso hacia atrás serio, cruzando los brazos, y la chica lo observa con el ceño fruncido, pero no se mueven, no dicen absolutamente nada.

La conversación queda interrumpida y los hombres alrededor parece observar en silencio, detenidos, la tensión se siente en el ambiente, mientras Ruthiel sostiene su hacha retando a los cuatro a que le atrapen...