Partida Rol por web

-A mí me parece correcto, a las 8 delante del hotel-digo, asintiendo ante la propuesta. 

-¿Qué planes tiene usted ahora, señor Palance?

- Ninguno, excepto esperar hasta la partida.

Respondo intrigado ante la pregunta de Collins.

-Si le parece, podemos tomarnos un café y hablar, hace mucho que no nos vemos. 

—Entonces mañana a las 8! Perfecto, aprovecharé para hacer unas compras por la city.

Aprovecho lo que queda de tarde y que estoy en la gran ciudad para proveerme con elementos varios como una buena mochila de estilo militar, ropa, brújula, abundante munición (muy abundante ya que aquí las balas son más baratas que en Arkham por la gran demanada existente) para mi revolver, un elegante bastón con gruesa empuñadura metálica y fina punta metálica, un pequeño botiquín, otro mechero, una cantimplora(que lleno con agua en el hotel), una pequeña cuerda de 5 metros, 2 cuchillos, 2 destornilladores (plano y de estrella), una bonita taza con la inscripción I♥Y, un botecito de tinta con una pluma, lápices, pinturas, tizas (Una de mis pasiones es la colección a pequeña escala de elementos para escribir, sobre todo si poseen rarezas) a parte de otro par de libretas, una bonita grapadora, pañuelos de tela, un par de zapatos más cómodos y por supuesto 3 buenos libros que poder leer durante el viaje (Una novela, un ensayo científico y un libro especialmente exótico con alguna ilustraciones espectaculares). “Venir a la gran cuidad es un peligro para el bolsillo! la ciudad está llena de cosas interesantes que poder comprar.”

Por otra parte, lleno el depósito de mi Ford y lo dejo en el parking del hotel a cargo del Sr. Hoyt, por supuesto consultándoselo primero y entendiendo que no tiene problema.

Collins y Palance van al café Nervosa a tomar algo antes del viaje. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que os encontrasteis y hay cosas que contar, historias que intercambiar e impresiones que sólo dos buenos amigos comparten.

El café Nervosa está ubicado en un edificio de principios del siglo XIX, tiene dos plantas y es conocido por ser uno de los cafés más visitados por los intelectuales de la ciudad de Nueva York.

Tras mi café humeante sonrío a Collins. Doy vueltas con la cucharilla innecesariamente puesto que siempre tomo el café sin azúcar.

- Y bien Collins, como ves estamos embarcados en otra aventura, aunque me da en la nariz que sera bastante más sencillita que el viaje a Canadá.

Tomo un sorbo y reanudo mi disertación.

- Supongo que te preguntarás que tal me ha ido después de todo aquello... la verdad es que muy bien. Mi tesis doctoral fue todo un éxito gracias a la expedición, me nombraron director del departamento y ahora llevo una vida tranquila y sosegada... demasiado quizás. Apenas he salido de la rutina universitaria, ya es hora de sacudirse la monotonía. ¿Y a ti como te ha ido?

-Bueno, parece que de repente a la gente le ha dado por viajar, y llevarme de fotógrafo con ellos. Vendí unas cuantas fotos de nuestro viaje... Nada comprometedor, por supuesto. Aunque sigo creyendo que ésos monos nos la jugarán, tarde o temprano... Que no traman nada bueno. Y en fin, me llegó la carta del padre Hoyt, y aquí estoy.

Tras dar un sorbo al café, digo:

-¿De verdad piensas que va a ser sencillo?

- No me cabe ninguna duda de ello, no vamos a sufrir inclemencias de ningún tipo, todo va a transcurrir en "casa". Plantéatelo como si fuera una novela de detectives, todos en un saloncito tomando té e intentando averiguar como murió el misterioso hermano. No está mal para cambiar de estilo, así no nos jugamos el pellejo como en Canadá.

-No sé... Llámame paranoico, pero hay algo que me huele muy mal en todo ésto. pero muy, muy mal. Y el sueño del padre Hoyt no ha ayudado a tranquilizarme. Sé que es sólo un sueño, pero ya he visto suficientes cosas para pensar que lo mismo hay... Algo más que lo que conocemos. Algo que no nos aprecia demasiado, de hecho. 

- Relájese Collins, no todo van a ser bichos horrorosos ni civilizaciones perdidas, tómese esto como una pesquisa ligera. Fíjese que hasta nos acompaña un filósofo o algo así. Imagine a que clase de peligros nos podremos enfrentar con gente así.

Apuro mi café esperando haber dejado más tranquilo a Collins.

-Mi instinto de periodista no me dice lo mismo. Pero espero que tenga usted razón. En fin, es mejor que volvamos al hotel y descansemos, mañana deberemos ponernos pronto en marcha-digo, antes de pagar mi consumición y dirigirme a la salida junto a Palance. 

Así pues, los siete compañeros partieron temprano un día gris hacia la villa de Greenwood, dispuestos a desvelar el misterio tras la muerte de Peter Hoyt.