Partida Rol por web

Las bolas de billar entran con sutiles fintas en sus respectivos agujeros. El tipo que hay frente a ti retuerce la madera de su taco con evidente mala uva. Le estás dando una sana paliza. Y el premio son cincuenta pavos. Bebes tu cerveza, está algo tibia, la luz de la mesa de billar calienta demasiado.

Últimamente tienes poco trabajo, malgastas tu dinero en ridículas apuestas, señoras de mal vivir y en cerveza. Esta mañana te han dejado en el limpiaparabrisas una sugerente tarjeta que dice: «Ven a conocernos. La calidad no tiene por qué ser cara». Quizá vayas si ganas esos cincuenta pavos.

Eres un tipo joven, moderno, fresco. Y de forma fresca estás dejando en ridículo a Joe, un fulano que te saca una cabeza y tiene unos músculos que parecen injertos de material de bolera.

Hoy no tengo excesivas ganas de jarana, por lo que soy bastante respetuoso con Joe y no me ensaño con él. Fallo alguna bola fácil, eso si, teniendo la partida bajo control para asegurarme los 50 pavos. En una bola que entra de carambola comento "Hoy la suerte esta de mi lado", con una sonrisa inofensiva en la boca. Definitivamente, hoy me apetece probar el dulce sabor de las estudiantes de calidad, la noche pinta muy fresca!

Joe retuerce el taco cuando le ganas. Afloja la mosca y te guardas los cincuenta machacantes. El dinero está sudado y apestoso, pero es el hedor de la victoria, y te los guardas como si los efluvios fueran Chanel. La gente del bar parece interesada en la reacción de Joe. No es un tipo al que le guste perder, y tú eres lo bastante listo como para saber cuándo retirarte a tiempo.

—Eh, Olmer, ¿jugamos otra?, ¿doblamos la apuesta? —pregunta con algo parecido a calma, pero sabes que el tipo está a punto de estallar.

—¿Qué te parece mañana, Joe? Me ha gustado la partida y es cierto que la suerte me ha acompañado, pero esta noche tengo trabajo.

Según hablo voy acercándome a la puerta sin mucho aspaviento, y por supuesto con el taco en la mano y un ojo en el gran Joe. A la altura de la puerta, tiendo suavemente el taco de billar al dueño del bar que se encuentra tras la barra.

Salgo del bar con soltura, pero me dirijo con rapidez dos calles a la derecha, donde suelo aparcar normalmente mi coche. Por supuesto, estoy deseando probar la carne estudiantil y fresca! Y hacia ella me dirijo, aunque, como buen detective tomando siempre mis precauciones. 

Enciendes la radio, la música es realmente fresca. Llevas un traje fresco. Y la noche parece prometedora y sexy (también fresca). Cuando arrancas ves por el retrovisor al bueno de Joe saliendo del bar con el taco en la mano. Parece que tenía ganas de discutir acerca de si la partida había sido limpia o no. Quizá otro día.

Llegas a la dirección que indica la tarjeta. El lugar tiene buena pinta. Es un edificio antiguo, pero parece acogedor. Te cercioras de que tu coche está bien aparcado y de que tu corbata está en su sitio. Aparte de la pasta justamente ganada. Veremos si esta noche haces una buena carambola.

Subes hasta el piso indicado, te abre la puerta una señora mayor. Probablemente también fue estudiante en su juventud. Abre una cortinilla y va dejando pasar a las chicas.

¡Vaya! Son todas una preciosidad. Ya no sabes a quién elegir, si a Cindy, a Carol, a Laila o a Montse. Esos cincuenta pavos van a ir a parar a buen lugar. Adelante campeón, te lo has ganado.

Una sensación cálida recorre mi interior... la cara de Joe saliendo del bar, las preciosas estudiantes esperando ser elegidas, hoy es un gran día y en esta horrible ciudad un gran día es algo que hay que aprovechar.

Evalúo cuidadosamente las posibilidades, 50 pavos dan para mucho hoy en día, pero decido sabiamente gastármelo todo esta noche, cada vez hay más problemas en las calles y eso significa trabajo para alguien como yo. Por qué no? Ésta noche arraso!

Cindy y Carol? Montse y Carol? mmm... un trío es una delicia, pero... y Laila toda la noche? Hoy me apetece algo más, quiero alguien con quien charlar, no soy un hombre falto de cariño, pero, qué demonios! Hoy quiero hacer feliz a una chica y la elegida es Laila, pasaré con ella toda la noche. No quiero encariñarme con ella, pero una suave noche de conocimiento y confianza abre puertas y Laila es una perfecta dama con la que poder realizar ciertas parafilias en el futuro.

Laila resulta más interesante de lo que te habías imaginado. Te habla de su participación en la revolución rusa, en la guerra mundial y en el movimiento nacionalista indio. En principio, pese al entusiasmo y pasión que muestra al contártelo todo, no dejas de pensar en que todo son patrañas. Pero resulta divertido escucharla. Laila es india, tiene una sonrisa preciosa y unos ojos oscuros muy bonitos. Y desde luego tras los primeros minutos de conversación llegas a la conclusión de que tiene mucha imaginación. Cuando acaba la charla intimáis durante hora y pico y te marchas a casa, contento pero sin blanca.
Cuando llegas, a eso de la una de la madrugada, te das cuenta de que te han dejado carta.

Cansado pero con la satisfacción del deber cumplido y aún con el sabor de Laila en la boca, abro la puerta de mi casa. Enciendo el fuego de la cocina para calentar mi vasito de leche y mientras la leche comienza a aumentar su temperatura decido abrir la carta que me acabo de encontrar, no sin antes mirarla a contra luz con la bombilla de la cocina, por si la carta tuviera algo más que papeles doblados.

La carta está escrita en una letra magníficamente dibujada. Parece que haya sido redactada por un hombre de hace siglos. Dice lo siguiente:

Estimado señor Olmer:

Le escribo en referencia a un caso que puede estar muy relacionado con su especialidad. Se ha producido un hecho insólito que requiere de las artes de un especialista en resolver casos difíciles, a ser posible con la mayor de las discreciones. Me consta que usted es uno de los mejores investigadores de Arkham, y por ello le ruego que tenga a bien citarse conmigo el día 1 de marzo a las 18:00 en el Hotel Plaza, Quinta Avenida, junto a Central Park, Nueva York.

Atentamente:

Paul Hoyt

—mmmm... Nueva York. Por qué no?! Es más, me gusta como escribe este tio.

Joe, Laila, curro en NY. Defnitivamente, ésta ha sido una gran noche!!

Brindo por mi buena suerte con mi vaso de leche bien calentita y me meto en el sobre sin más dilación.

Mi precioso Ford no debe darme problemas durante el viaje por lo que en el día que tengo hasta la fecha aprovecho para llevar el coche al mecánico y realizarle una puesta a punto. Por otra parte y temiendo que deba quedarme en New York varios días, aprovecho para finiquitar algún asuntillo de trabajo que tenía pendiente, poca cosa. El mismo día 1 de marzo, parto a las 7 de la mañana hacia NY pues aunque el trayecto sean menos de 5 horas, prefiero llegar con gran margen de tiempo.

lak