Partida Rol por web

El teniente asiente con amabilidad y deja que te marches con una sonrisa en los labios. Te diriges a la habitación de Alice, y ves a Jacob que hace guardia en la puerta. - ¿Todo bien? - Pregunta cuando te ve llegar. Se queda algo sorprendido porque tengas que marcharte de forma tan repentina, pero acepta con disciplina la tarea que le encargas - Haré todo lo que esté en mi mano para resolver lo que me pide. No la decepcionaré, McCool. - te dice con firmeza mientras estrecha tu mano cuando le entregas la llave. - De todas formas tenga cuidado. Hay algo en todo este asunto que no me convence... - te susurra al oído tras mirar a ambos lados para asegurarse de que nadie le escucha.

Sin más dilación bajas al vestíbulo del hospital, donde te espera el teniente Smith junto con un hombre y una mujer, uniformados como soldados rasos. - Agente McCool, si tiene la amabilidad de acompañarnos... - te dice Smith, que echa a andar hacia la salida cuando llegas a su altura. Ambos soldados os siguen unos pasos por detrás, cubriendo vuestra posición. Vais al parking del hospital y subís en los asientos traseros de un furgón militar negro, mientras los dos soldados ocupan los asientos del conductor y el copiloto. - Espero que no le importe, agente, pero nos dirigimos a una base secreta... así que, con su permiso, debe vendarse los ojos. - Dice Smith mientras te tiende un lazo de tela para que te vendes tú misma.

Viajáis durante unas dos horas, en las que Smith te va dando conversación sobre diversos temas de poca relevancia, siempre y cuando tú le vayas respondiendo, y antes de finalizar el trayecto, te invita a que te quites la venda. - Ya hemos llegado - te anuncia. Es ya de noche cerrada, y el coche se detiene para pasar un control antes de entrar en un recinto vallado. Puedes ver que hay bastante vigilancia. Hay hombres armados guardando la entrada que acabáis de atravesar, y ves a algunos más vigilando el perímetro interior de la base. Frente a ti hay una nave que tiene más el aspecto de ser una fábrica de cemento que una base militar.

Bajáis del coche y Smith te guía hacia la entrada más cercana. De nuevo dos guardias custodian la puerta, y le piden que se identifique antes de entrar. Él muestra sus credenciales y un informe que supones explica tu presencia en el lugar. El guardia te mira con expresión osca antes de permitiros el paso. Dentro os esperan dos soldados de la base, una mujer latina y otra con rasgos africanos, que os guían hasta la puerta de lo que parece un ascensor. Una de ellas pulsa una secuencia de números en la pantalla que hay junto al pulsador del ascensor, y las puertas se abren. Smith te hace un gesto para que entres y él te sigue después. El ascensor se pone en marcha de forma automática y desciende a bastante velocidad. No sabes cuanto, pero para cuando se detiene, dirías que estáis a bastante profundidad.

Cuando las puertas se abren, llegais a una estancia más amplia que las que habéis recorrido hasta ahora, de paredes blancas y bastante iluminada y prácticamente vacía, de forma que da una imagen de pulcritud. Os recibe una mujer pelirroja, con una mata de pelo rizado recogido de mala manera en un moño destartalado. Lleva una bata blanca y una tarjeta que la identifica como Dra. McDagal. Se adelanta hasta vosotros, lo que te permite ver sus ojos cansados - Buenas noches. Teniente Smith. Y usted debe ser la agente McCool. - dice mientras te tiende la mano, y sigue hablando sin darte opción a responder - Espero que hayan tenido un buen viaje. Bien, ya es tarde para empezar hoy con las pruebas, así que la acompañaré a su habitación. - dice mientras empieza a andar, esperando que la sigas - Mañana empezaremos con las pruebas a las siete de la mañana, y tenemos mucho por hacer, así que espero que sea puntual. Por lo demás, debería descansar todo lo que pueda. No sé si ha cenado, así que por si acaso le preparamos cena. Si desea cualquier cosa solo tiene que pedirla. Aquí, Tarel -  dice señalando a un soldado que os esperaba a la salida de la entrada - está para hacer realidad todos tus deseos...- se calla un momento, analizando lo que acaba de decir, mientras sigue avanzando por el pasillo también blanco y reluciente que se abre ante vosotros, en el que hay varias puertas a cada lado. - Bueno, no todo lo que desee... ya me entiende, sus necesidades básicas - dice sin darle la mayor importancia. Se acerca a la tercera puerta del lado derecho, y la abre. - Bueno, este será su hogar los próximos días. Espero que se sienta cómoda - dice mientras te invita a entrar. La habitación es bastante amplia, de unos 3x5 metros, con una cama, un escritorio y un pequeño baño con lo indispensable en una habitación interior. - Por mi parte eso es todo. Ha sido un placer agente - dice mientras se retira rápidamente, sin apenas darte tiempo a una réplica.

- Como poco es arrolladora, ¿eh? - bromea Smith, que también parece que va a marcharse. - Pase buena noche, agente. Mañana será un día importante. - dice mientras desanda el camino hacia la sala principal.

Dando un fuerte apretón de manos a Jacob, tras el que le deja la llave... tu mantente a salvo chico, tienes mucho que contarme tras mi vuelta, y no ... no dejo de temerme algo... intentando no mostrar rastro de preocupación

...

La detective antes de acceder a entrar en el coche, realiza un par de serias preguntas ¿asi que a la pequeña Alice también le realizarán las pruebas?.. ¿Quién les trasmitió la información de lo acontecido?... tras ello, y no con menos sospecha entra, no se siente cómoda con que le venden los ojos y aunque es una tarea titánica y dificil, intenta  no perder la orientación y calcular a su modo las posibles direcciones, entre horas y velocidades medias... claro que si... no, no es para menos... quién sabe... continua sin demasiado interés las conversaciones del teniente.. dónde me estarán llevando, ah...esta podría ser la salida a la autovía desvio 42... o no...

Estaba deseando llegar, no se me da bien ir a ciegas, mirando alrededor, intentando reconocer algo del entorno, alguna pista que le indique en qué lugar puede encontrarse... bonito lugar, seguro... Bueno, ¿una pequeña ruta por el interior?... Continua siguiendo a Smith con gesto serio, mientras comienza a pasar entre la seguridad y hasta llegar al ascensor, al ver un posible panel de código intenta memorizar o bien el sonido o bien alguno de los dígitos que este esta marcando... nunca se sabe si tendré que usarlo para salir o entrar de nuevo... si lo recordara...,

Tras el pequeño interludio en el ascensor y entrar en el laboratorio mira interesada a la joven pelirroja.. Buenas noches Sra McDagal, he de deducir que tenemos un linaje común, con una leve sonrisa intentando denotar amabilidad y relajación si quizás sea tarde para las pruebas, estoy deseando a dónde quieren llegar con esto. Continua atenta la ruta, muestra de nuevo una sonrisa ante el comentario, fuera de contexto picaresco de nueva guía y continua. Tras el desafortunado y divertido comentario de Tarel, al que dedica un leve gesto de respeto cuando se lo presentan, sigue viendo y analizando posibles salidas, cuanta gente hay entre la habitación y salida y esos pequeños detalles del que accede a un lugar que desconoce por unos motivos de igual matiz.
Bien, parece muy acogedora, gracias... no no he cenado, pero me conformaré con un cafe y nuevo paquete de cigarrillos, eso estará bien... ha sido un día largo y creo que necesito descansar...  Un placer McDagal...

Al recibir ese café, tras el comentario jocoso de Smith, me gusta la gente "motivada", o arrolladora como dice, con cierto tono irónico... le veré por la mañana...

Como el resto del tiempo, la joven vuelve a buscar posibles salidas, inspecciona la habitación por si hay cámaras, micros... el insomnio, siempre presente hace que tras casi medio paquete de cigarros y un largo café termine a altas horas de la mañana tumba en la cama, buscando algo  de lectura o la tele... intenta despejar la mente... bueno, ya estamos aquí... no se si de nuevo mis impulsos me habrán metido en un lio... si en cierto modo algode lo que dicen fuera real... todo seria... el sueño termina apareciendo y vestida, con un cigarrillo entre las manos, la alerta al final falla y la termina alcanzando morfeo... duerme....

Al despuntar el alba, y 20 minutos antes de lo esperado, esta preparada, sale de la habitación buscando un nuevo café e inspeccionar al personal y las instalaciones a primera hora, buenos dias Tarel, ¿algo para desayunar?... mientras llegan las esperadas pruebas

- Sí, Alice también realizará las pruebas dentro de unos días, cuando esté recuperada tanto física como psicológicamente de lo que le ha ocurrido. Y la información...bueno, digamos que entre el relato de Alice y el de su compañero, contando con las evidencias que había en la escena, son más que suficientes para que sospechemos que alguna de las dos pudiera tener alguna capacidad...sobrehumana - dice con voz tranquila, monótona, sin abandonar su gesto amable.

Atenta a todo lo que hay a tu alrededor, intentas memorizar la ruta que habéis seguido hasta llegar al ascensor, aunque la desorientación debida a haber llevado una venda en los ojos por el último par de horas hace que te resulte difícil. Cuando la soldado pulsa el código, centras toda tu atención en la secuencia de números - 4, 8, 1, 5, 1, 6, 2, 3, 4, 2 - repites interiormente mientras descendéis con el fin de memorizarlo. El recorrido entre el vestíbulo al que llega el ascensor y tu dormitorio es relativamente sencillo, pero al contrario de lo que esperabas, no parece haber cámaras ni medidas de seguridad extra.

Cuando sales de la habitación a la mañana siguiente, ahí está Tarel, guardando tu puerta, esperando por nuevos deseos que cumplir - Buenos días, agente - te dice muy disciplinado - Venga conmigo, la llevaré al comedor para que desayune. - Vas siguiendo a tu escolta hasta una sala bastante amplia, con una docena de mesas, ahora mismo desocupadas. Al fondo hay una máquina de café, una plancha, y los ingredientes necesarios para prepararse el desayuno al gusto. Cuando ya llevas un rato sentada disfrutando del desayuno, empiezan a entrar algunas personas en el desangelado comedor. Su indumentaria, con bata blanca (y gafas la mayoría) te indica que son médicos, o quizá científicos, que te dedican miradas vagas, sin mucho interés.

A las 6.50 am Tarel te ruega que le acompañes a la sala de pruebas, donde te espera la dra. McDagal y el teniente Smith. En un segundo plano, ves al equipo de la doctora preparando el instrumental. Esta sala, como el resto del sótano, tiene paredes blancas y está bien iluminada. Será de unos 40 metros cuadrados, ocupados por varias máquinas de gimnasio, aunque lo que más llama la atención es que una de las paredes es de cristal, permitiendo a los ocupantes de la sala contigua ver todo el interior.

- Buenos días, agente. - te saluda Smith, con su cordialidad natural.

- Espero que haya descansado bien, McCool - Añade McDagal mientras con un gesto indica a su equipo que empiece a trabajar. Una de las "embatadas" se acerca a ti con un top y un short de deporte en la mano, y te ruega que la acompañes para ponértelo - Es para poder colocar los electrodos - te dice con timidez. Cuando regresas a la sala con el atuendo adecuado, los otros dos empiezan a colocarte electrodos por todo el cuerpo, incluídas las sienes, y te van dando instrucciones de los ejercicios que tendrás que realizar. McDagal y Smith han abandonado esta sala, pero puedes verlos en la sala contigua a través del cristal. Cuando estás lista, el equipo de la doctora también abandona la sala y te quedas sola.

Empiezas la rutina que te dictan, pasando de una máquina a otra cada cierto tiempo, mientras tus constantes vitales son registradas a través de los electrodos. Al otro lado del cristal, conforme pasa el tiempo, ves como McDagal y Smith intercambian miradas y frases que no llegas a oír. Ambos están muy serios, aunque mientras el rostro de la doctora denota preocupación, el de Smith sigue impávido. Pasa una hora más, y cuando ya estás realmente convencida de que esto es una pérdida de tiempo, te distrae que Smith diga algo a Tarel, que estaba tras ellos. Este sale de la habitación y desaparece de tu vista, aunque esperas que de un momento a otro entre para decirte que dejes de esforzarte para nada.

No pasa ni un minuto cuando la puerta de la habitación en la que estás se abre, solo que en vez de Tarel, entran corriendo cuatro soldados armados con fusiles que apuntan directamente a ti. Sientes como tu cuerpo se tensa y se pone alerta, y una descarga de energía recorre todo tu ser. De repente, te das cuenta de que los soldados han empezado a moverse muy lentamente. Uno de ellos dispara, y la bala abandona el cañón a una velocidad irrisoria. La bala, puedes verla, incluso esquivarla. Miras un instante por el cristal, mientras McDagal sigue prácticamente en la misma postura en la que estaba cuando se abrió la puerta, con la boca moviéndose lentamente, intentando terminar una frase...

Mientras pasan las horas, la detective comienza a cambiar su actitud, la leve posibilidad se anula, el cansancio invade sus músculos y el carácter se vuelve mas afilado he imprevisible, aún así no habla y continua, sigue... esto no funcionará... espero que al menos puedan darme una explicación a lo ocurrido... tras observar el animo de los investigadores en contraste con el teniente, todo parece volverse mas difuso... de repente... clic, la puerta se abre y casi por instinto Áinne se gira en busca de lo que rompió esa rutina... el tiempo se relentiza... me están atacando, ¡este sitio es peligroso!  y si ellos me tendieron la trampa... tengo que detenerlos... y si sólo es otra prueba, podrían haberme matado... la rabia y la explosión de adrenalina aceleran su pulso, y como si quisiera probarse a sí misma, esprinta lo más rápido que puede siendo semiconsciente de lo que esta pasando... tenian razón... esto no es normal, voy demasiado... pero... si cargo contra ellos podría matarlos, voy demasiado rápido... tengo que... que...

Áinne se acerca a ellos como un relampago, intenta poner los seguros de sus armas mientras esquiva los disparos, pero esta alerta sobre la posible reacción de los soldados, tras esto se pone tras ellos, preparando el siguiente movimiento en el caso de que continuaran con el ataque... venga chicos parad, no me hagáis esto... mientras les observa desde su espalda...

Te lanzas a la velocidad del rayo hacia tus agresores, que parecen inmóviles ante ti, e intentas desarmarlos con movimientos algo torpes. Intentas agarrar el arma del primero pero vas a demasiada velocidad y sólo consigues golpearla, desequilibrando al soldado, pero tu mano se resiente dolorida. Para el siguiente tratas de calcular mejor, pero está claro que estas nuevas habilidades no las controlarás en fracciones de segundo. Consigues que el soldado suelte una de las manos del fusil, pero con la otra lo sujeta con fuerza y no puedes arrancárselo. Sin querer detenerte en tu carrera, y habiendo desequilibrado a los dos anteriores, prefieres seguir adelante, y esta vez sí, consigues darle la velocidad justa a tus movimientos y desplazarte el espacio necesario para desarmar con facilidad a los últimos dos soldados, a los que a penas les ha dado tiempo a desviar la mirada desde tu ubicación inicial.

Te pones tras ellos, esperando su reacción. Los soldados a los que desarmaste están buscando sus armas, sin comprender muy bien lo que acaba de ocurrir, mientras los otros dos intentan recuperar su posición de equilibrio y miran a todos lados buscándote.

Tras el cristal, puedes ver a Smith y McDagal con la boca desencajada y los ojos muy abiertos. Smith reacciona antes que la doctora, y grita lo bastante fuerte para que se oiga a través del cristal - ¡Detrás! - mientras con un gesto enérgico estira el brazo señalándote. Los dos hombres aún armados reaccionan rápidamente y te disparan de nuevo.

Como antes, puedes ver cómo las balas salen lentamente de los cañones y te resulta muy fácil predecir su trayectoria y esquivarlas...

parar! ya habéis demostrado lo que buscabais, no quiero heridos!! grita mirando hacia el cristal... de nuevo intenta arrebatarles sus armas, probando así sus habilidades, chicos ya basta... con toda la adrenalina no puede evitar sentirse bien, y deja escapar una sonrisa, como un juego... al intentar quitarle el arma de nuevo y ver que no lo consigue opta por ver que reacción tendrán y antes de que los soldados que han perdido sus armas las recojan Áinne se adelanta y las toma del suelo... sería mas facil si tomara el arma y disparara... no, eso sería un juego aún más peligroso... se aleja con ellas al otro lado de la sala dónde se pone a cubierto.

Smith se queda un segundo - que a ti te parece eterno - intentando ubicarte de nuevo, y cuando lo logra ves que te mira extrañado, como si no lograra descifrar lo que has dicho. - Esta bien, chicos. ¡Alto! Ya hemos demostrado lo que queríamos. Podéis retiraros. - Dice a sus hombres. Te mira de nuevo, y lo que para los demás es a penas un instante, para ti se hacen años. Te impacienta tener que esperar a que Smith termine su movimiento para mirarte de nuevo. Ves como mastica sus palabras, y te cuesta intentar volver a la "velocidad normal" para que deje de sonar como un vídeo a cámara lenta.

- Agente, debe hablar más despacio si quiere que entienda algo de lo que dice... - te dice en tono conciliador - Siento todo este espectáculo, pero tenía la corazonada de que necesitaba un buen estímulo para reaccionar. Quizás le haya parecido algo exagerado, pero le aseguro que nunca ha estado en peligro: las balas eran aturdidoras. En ningún momento tenía en mi mente herirla, ya que era probable que no tuviera ninguna habilidad especial al fin y al cabo... - hace una pausa, que de nuevo te resulta agotadora, pero que necesita para recuperar totalmente la compostura y volver a lo que para ti es su estado natural de absoluta neutralidad emocional. Mientras hablaba, los soldados han recogido sus armas y han salido de la habitación tras saludar a su superior. - Y bien, agente McCool, ¿cómo se siente? - dice mientras abre una puerta camuflada junto al cristal que da acceso directo a la sala en la que te encuentras. Mientras camina, no aparta la mirada de ti ni por un instante.

Tras él, la doctora McDagal se ha puesto a revisar los datos que ha obtenido de tu carrera, y está con los ojos muy abiertos, tecleando el ordenador para analizar toda la información que ha recibido. La oyes susurrar - Dios Santo, no es posible...Estos datos...Dios...Smith, es imposible - dice levantando la vista hacia ti, con una expresión que no sabrías decir muy bien si refleja excitación o miedo...

Me encuentro... sonríe sin explicación aparente mientras de manera casi inconsciente mira sus brazos y piernas, intentando asimilar lo ocurrido... bien... ahora entiendo lo que ocurrió en la explosión... por un momento el ver la cara de la pequeña Alice en la escena parece hacerla reaccionar, los recuerdos del secuestro y sus poderes... quizás esto podría tener alguna relación lo que me ocurrió.. aquellos hombres...pasados unos segundos agita levemente la cabeza y vuelve a su semblante normal... bien teniente, muy bien... cual es el siguiente paso dentro de su protocolo... de nuevo una sonrisa, esta vez algo más pícara se dibuja en su rostro... Todo empieza a cambiar, todo empieza a encajar...

- Bueno, lo siguiente en mi protocolo es que descanse, agente. Vaya a la cafetería, coma algo, recupere fuerzas. Por la cara de la doctora creo que de momento tenemos mucha información que necesita ser analizada antes de dar el siguiente paso. - Dice Smith volviéndose hacia McDagal - ¡Tarel! - Ante su llamada, el soldado entra por la puerta y se cuadra. - ¿Señor?

- Acompaña a la agente McCool a la cafetería, y asegúrate de que descanse - ordena Smith, sin perder su tono monótono y sereno. - Mañana, cuando hayamos computerizado todos los datos seguiremos con las pruebas.

Desandas de nuevo el camino hacia el comedor, junto a Tarel, que es muy amable y correcto contigo, y te aporta toda la conversación que quieras. Cuando llegáis a las mesas y empiezas a notar olorcillo a comida, te das cuenta de lo realmente hambrienta que estabas y de la gran cantidad de energía que has quemado a lo largo del día.

Tras una buena cena, Tarel te acompaña hasta tu habitación, y si no le pides nada más, se despide hasta el día siguiente. Al amanecer (o eso te dice tu reloj biológico, porque aquí no hay ventanas por las que entre la luz natural) se repite la rutina del día anterior: Tarel en la puerta, desayuno, sala con maquinaria, el equipo de la doctora, la doctora en persona y Smith. Aunque esta vez sólo hay una cinta de correr, con muchos cables que salen de ella y desaparecen através del suelo. A pesar de que se nota que la máquina tiene ya bastantes años, su diseño es algo peculiar, y en cierto modo, futurista.

- Buenos días agente - saluda el teniente - ¿Está preparada? Veámos a qué velocidad puede llegar a correr - dice con media sonrisa en su siempre enigmático rostro. De nuevo el equipo de McDagal te coloca sensores por todo el cuerpo, y cuando han terminado se retiran, mientras McDagal, Smith y Tarel van a una sala contigua separada de esta por un cristal.

Inicias tu carrera, ya con mayor control de tu velocidad, y vas incrementándola poco a poco, buscando tus límites. Para tu sorpresa, en vez de desmontarse, la cinta se desliza siguiéndote el ritmo, y percibes cómo vas desprendiendo una especie de carga eléctrica que va desviándose por los cables que se hunden bajo el suelo. Las luces de la habitación parpadean unos segundos, pero aún así está iluminada en colores anaranjados por la energía que generas. Al otro lado del cristal, puedes ver la cara de sorpresa de la doctora, y el semblante pétreo de Smith.

Después de esforzarte en alcanzar tu máxima velocidad, notas como tus fuerzas flaquean, y necesitas detenerte para recuperar el aliento. De nuevo notas ese agujero en tu estómago que quiere llenarse. Cuando la electricidad estática residual que había en la sala desaparece por los cables, Smith entra, mientras McDagal no despega la cara del monitor.

- 64.217 km/h. Usted no se anda con chiquitas, ¿eh? - supones que es una broma, aunque no se ha asomado a sus labios ni un esbozo de sonrisa. - Parece agotada, debería ir a descansar un rato - te sugiere - De momento hay poco más con lo que podamos testearla, pero estamos construyendo un recorrido sólo para usted y comprobar, ya sabe, si camina sobre el agua, corre por las paredes... Esas cosas que se conoce que hacían los velocistas hace medio siglo. Vaya, descanse. Acabaremos pronto con las pruebas.

Ni McDagal ni Smith te requieren más en todo el día. Te dejan libertad para moverte por la base subterránea, siempre con Tarel para guiarte y acompañarte. Cuando el sueño te llama, vas a descansar a tu habitación. Mañana será otro día, lleno de posibilidades y nuevas pruebas que superar.

El humor de la detective parece cambiar, como si de algo realmente sobrenatural el escepticismo y los miedos con respecto a  las instalaciones y el personal se diluyen, aunque no desaparecen, ya que el posible plan de huida sigue estando presente en su mente, el numero de la puerta, la manera de salir, la búsqueda de ventanas... pero ahora no hay tiempo para eso, hay tantas cosas buenas por hacer, era cierto, los superhombres... pero habrá más? .. tendrá algo que ver lo que consigo recordar, la gente que estaba en la mesa...

Tras bajar de la prueba y antes de irse a descansar tras alcanzar la velocidad punta, Teniente, existen más casos de superhombres... en la actualidad... ¿si es así que se sabe de ellos, y dónde se encuentran...? 

¿Puede hablarme de los velocistas? ¿Existen archivos? ¿Qué se conserva de ellos? Sería realmente interesante poder ver lo que posee de los mismos, así podré comprender mejor mis habilidades y me gustaría saber si puede existir alguna lejana conexión con mis antepasados... ¿Tienen datos de sus verdaderas identidades?...

Tras comer, unos cuantos cafés, descansar y un par de horas de conversaciones absurdas con Tarel para amenizar la tarde, Áinne se pasea de aquí allí por las instalaciones, fijándose en qué zonas están prohibidas o vetadas, mezcla de curiosidad por el lugar y la excitación de lo acontecido... Bueno Tarel ¿Qué sabes de los supertipos?...

Bien caída la noche, con todo aún por descubrir y el cansancio atormentando sus músculos, se retira a descansar, qué querrá realmente el gobierno... es el último de los pensamientos que recorre su mente

Ante tu pregunta de los superhombres, el teniente se te queda mirando un segundo antes de responder - Hemos estado buscando a personas con "habilidades especiales" desde el fin de la era de las maravillas. A veces hemos encontrado algunos que de veras parecían tener habilidades sobrehumanas, pero al final han resultado ser personas más dotadas que la media, pero nada comparado con los héroes de antes de la guerra. - dice encogiéndose de hombros. Su respuesta parece sincera - De hecho, no creí que usted fuera a ser la excepción, agente. Sin ánimo de ofender.

>> Y en cuanto a Flash y los otros velocistas de su época, me temo que no tenemos más información que la de los archivos de esos años, en forma de periódicos o archivos digitales. En aquel entonces no existía el ejército mundial, así que no tenemos información propia. Y bueno, por lo que he podido saber de ellos, sus identidades no eran conocidas, pero si lo desea puede consultar los archivos de los que disponemos. - Añade con una sonrisa. - Ahora descanse, creo que lo necesita - insiste - Y yo tengo que ponerme a trabajar. Mañana nos vemos, agente.

Tras reponer energías y charlar con Tarel de cosas intrascendentes, intentas sonsacarle algo de información sobre los "supertipos". De inicio te dice lo mismo que el Teniente, pero cuando sigues insistiendo, ves que el chico titubea - Bueno... yo no he visto nunca nada, pero tengo algunos compañeros que dicen que sí han visto a gente con poderes... Aunque seguramente, como dijo el Teniente, no serán más que exajeraciones. Usted es la primera con poderes que veo, agente McCool. - te dice en un susurro, mirando a todos lados, como quien habla de lo que no debe. - Ahora si quiere que la acompañe a ver los archivos... - dice tratando cambiar de tema.

Los archivos a los que accedes recogen información de los miembros de la Liga de la Justicia, de los poderes que poseía cada uno y las azañas que se les asignaron, pero toda la información es vaga y difusa. No es nada científico, no hay medida de la fuerza de Superman, sólo se indica que tiene "superfuerza". Y lo mismo con la velocidad de Flash, catalogado como velocista. Se sabe que hubo tres Flash a lo largo de varias décadas, pero no se sabe si fue un legado familiar o simplemente que distintos individuos desarrollaron el mismo poder y a raíz de ahí empezaron a trabajar juntos.

En cuanto a los poderes de Flash, hay poco más acerca de él (o ellos), sólo que era capaz de correr sobre el agua o las paredes, y realizar cosas a velocidades alucinantes. Cada vez que un villano causaba estragos en Central City o Keystone, la ciudad donde realizaba su máxima actividad, después de entregarlos a la policía reconstruía todos los bienes que habían sido dañados en el proceso. Era un héroe muy querido por la gente en su momento, y su pérdida (la de todos ellos) fue de las más sentidas, junto a la de Superman.

Buscas todo lo que puedes, haciendo uso de tu olfato de detective, pero parece que hay poco más de interés que puedas encontrar aquí.

Cuando cae la noche - o eso dirías si te guías por tu reloj biológico - te tumbas en la cama y te dejas llevar por el cansancio. Estos dos últimos días han sido agotadores físicamente, pero por otro lado te sientes liberada, como si hubieses dejado salir algo que llevabas reprimiendo durante demasiado tiempo.

Caes en un sueño ligero, que te lleva a los días de la infancia. Hace tanto tiempo que los dejaste atrás que ni siquiera los recuerdas, y no estás segura de si lo que ves son recuerdos o tan solo un sueño. Tendrás unos tres años. Estás en un jardín, entada en un columpio, y alguien te da impulso mientras ríes. Te das la vuelta y ves a una mujer de avanzada edad, de un cabello largo y frágil, pero que aún conserva su tonalidad rojiza. Ella te mira sonriente, y te sientes más amada y protegida que nunca.

En un destello, el sueño cambia, y de repente estás en un lugar tétrico, atada a una camilla, rodeada de extraños en bata blanca que te examinan. Intentas despertar, pero sientes tu cuerpo muy pesado. Abres los ojos, aunque no estás segura de si sigues soñando, y notas como un gas frío penetra en tus pulmones. Vuelves a cerrar los ojos y caes en un sueño intranquilo de luces y sombras vagas del que no puedes despertar.

Tras lo que te parece una eternidad, parece que otras imágenes empiezan a definirse. De nuevo estás rodeada de esas cuatro personas, esos desconocidos, que a la vez te resultan tan familiares. Este sueño es tan vívido, es tan real, que sientes que puedes interactuar con ellos como si de veras estuvieran allí. Seguís discutiendo sobre el mapa que teníais entre manos la otra vez, y el chico que va vestido de mago te mira - McCool, debes confiar en mí. Esto saldrá bien, pero tenemos que confiar los unos en los otros o no conseguiremos nada. Ya escuchaste lo que dijo Jeguen. Debemos estar preparados y permanecer unidos o nada de esto resultará.

Tras titubear unos segundos, miro fijamente el mapa, intentando definir de qué se trata, por qué estas personas me tratan con esa familiaridad... miro lo que me rodea, quizás allá una pista en algún lugar que me guíe hasta ellos, nuevas respuestas... No sé si deberíamos... podrías explicarme de nuevo el plan...finjo conocerle,cojo el mapa si el sueño me lo permite, y busco un reloj, o un móvil dónde mirar la fecha...

...

Te esfuerzas para controlar el sueño, poder guiarlo y que te de alguna respuesta. Miras el mapa y reconoces la zona, aunque cuando despiertas eres incapaz de recordarla. Cuando preguntas por el plan, el chico vestido de mago levanta una ceja, extrañado - Bueno, pues de momento mantener a salvo a todos los que logramos rescatar... Después ya se verá, pero mientras estemos juntos estoy seguro de que ¡todo saldrá bien!

- Sí, sí, tu sigue diciendo eso Merlam, que al final será verdad y todo - dice el tipo de pelo blanco y mirada penetrante. En ese momento, te parece sentir una presencia más en la escena, pero una que no forma parte del sueño, una presencia real. Miras a tu alrededor, y por un instante ves una figura humana, de piel pálida y vestimenta oscura. De alguna forma te resulta familiar, pero antes de que puedas fijarte bien, desaparece tal y como apareció.

Toda la imagen acaba emborronándose y desapareciendo, y la suceden de nuevo flashes de imágenes inconexas: una ciudad destruída, una gran explosión, una estela escarlata, un par de ojos verdes que te miran con ternura, el relámpago... Todo acaba por difuminarse lentamente, y finalmente despiertas.

Lo primero que notas es un terrible dolor de cabeza que te tiene tan aturdida que a penas si te deja pensar. Consigues abrir los ojos para ver un techo metálico sobre tu cabeza. Cuando intentas moverte, te das cuenta de que estás tendida sobre una camilla y varios cinturones de cuero te inmovilizan de pies a cabeza... Sientes un punzante dolor en el brazo, y al levantar la cabeza todo lo que las correas te permiten, descubres que vas vestida con una bata de hospital, y puedes verte varios pinchazos en el brazo. A tu alrededor, cuatro paredes de metal conforman una habitación de unos dos por tres metros, y una puerta reforzada te separa del exterior.

la visión de las ataduras se vuelve más nítida, el estrés comienza a plasmarse en su rostro... No sabéis lo que estáis haciendo, soltadme!!... por un momento la ira se apodera de ella y comienza a forcejear... luego respira mira alrededor, intentando ver quién y qué la retiene, mira las posibles salidas... 

La detective se concentrar en mover sus brazos y piernas lo más rápido que puede al principio por fuerza, luego intentado probocar desgaste, esto debe servir... y luego... correr, correr... lo más rápido, lo más lejos... desgraciados... confié en ellos... en su mente solo empieza a sentir la necesidad de velocidad, de moverse de correr... muy rápido...

Intentas forcejear con las correas, tensándolas, pero tendrías que ser mucho más fuerte para poder arrancarlas. Así que te serenas y empiezas a dar uso a tus recién adquiridas habilidades. Mueves tus brazos un par de centímetros, que es todo lo que te permiten las correas, pero al hacerlo a gran velocidad, éstas empiezan a echar humo y a consumirse rápidamente, y en unos pocos segundos consigues romperlas.

Con las manos libres, sueltas el resto de correas sin mayor problema, y ya tienes libertad de movimiento... aunque sigues encerrada en una celda. Las paredes metálicas y el estilo de construcción te hace pensar que no estás en la base subterránea donde te llevó Smith. Empiezas a fijarte en los detalles, y como no hay mucho que observar en las cuatro paredes y puerta blindada que te encierran (en menos de un segundo ya has estudiado todo lo estudiable), empiezas a prestar atención a otros de tus sentidos. Cierras los ojos y aguardas, intentando percibir algún sonido que pueda darte alguna pista de tu paradero, y percibes una leve vibración, muy constante, un rumor homogéneo, que te hace pensar en un motor en funcionamiento, un motor muy grande, o un movimiento continuo, o quizás ambos...

Estás concentrándote en eso cuando sientes una especie de llamada en tu mente. Una voz que te resulta familiar suena en tu cabeza, y te lleva en una especie de trance a otro lugar, no tan familiar...