Partida Rol por web

Una nueva era

Qué nos depara el futuro

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20/12/2016, 12:48
Director

El silencio reina en el avión en el camino de regreso a casa... o a lo que algunos de vosotros aspira a llamar "hogar", al menos por el momento. Tras vosotros, los rascacielos neoyorkinos empiezan a hacerse pequeños en la lejanía, y por debajo, en la superficie del océano, un pequeño iceberg flota tan a la deriva como el hombre que está recostado sobre él, y que alza su mirada al ver pasar el jet. Frunce el ceño y agita el puño con rabia, prometiendo venganza a aquella que lo abandonó en mitad de las aguas, aquella que ha impedido, junto con el resto de esos malditos héroes, que su señor tome lo que por derecho le pertenece. Pero su diminuta figura pasa desapercibida para los decaídos Titanes, que siguen su camino sin detenerse.

La llegada a la isla no hace que vuestros ánimos mejoren, especialmente los de Merlam... Cuando la nave se aproxima, el pequeño Achméh sale a recibiros, acompañado de su hermano Rashid, Kori y Sasha. El niño parece contento de vuestro regreso. Utiliza la mano de visera, tapándose el sol sobre los ojos, y dejando ver su amplia sonrisa mientras espera a que bajéis. Pero vuestras miradas lo dicen todo. Observando cómo bajáis uno a uno, corre hacia el aeroplano, buscando a su alocado mentor, pero no está. Merlam se acerca al pequeño, y se arrodilla ante él, poniéndole una mano sobre el hombro: - No está, Desert-Kid, lo siento... Él... se sacrificó para que los demás pudiésemos escapar... - le explica el narniano con voz entrecortada - Él... me dio un mensaje para ti: "que sea bueno, que no olvide lo que le he enseñado, que haga caso a su hermano mayor, que nunca deje de silbar, y que algún día se convierta en un hombre que mole." - parafrasea el joven mago, intentando imitar el tono desenfadado del albino. El niño se cuadra y aprieta los labios, asintiendo lentamente, intentando guardar la compostura. - Pero hemos ganado, ¿no? - pregunta, con una lagrimita. Merlam asiente, y el niño se da por satisfecho. - Y ahora, ¿qué? - inquiere el pequeño subsahariano, diciendo en voz alta lo que todos estabais pensando, pero ninguno se atrevió a decir.

- Ahora descansamos - responde Aine con una sonrisa -. Este es un lugar seguro, podemos estar aquí todo el tiempo que necesitemos hasta que sepamos lo que queremos hacer. Quizá no es el mejor lugar para una base secreta... pero la verdad es que no se está mal aquí. Y lo de "secreta" lo cumple a la perfección - añade, con un guiño-.

Así pasáis algunos días, reponiendo fuerzas en la pequeña isla tropical, pensando en qué haréis de aquí en adelante. Perseguidos por el ejército mundial, proscritos a pesar de haber "salvado el día"... Es injusto, pero es la realidad, y no os queda más remedio que aceptarlo, y decidir qué hacer al respecto. Para Aine y Merlam el camino a seguir está claro: reformar los Titanes, establecer aquí vuestra base, e intentar hacer del mundo un lugar mejor, defender a aquellos que no pueden defenderse por sí mismos. Achméh os apoya en eso al cien por cien, y está ansioso por poder ayudaros en la tarea, - cuando sea lo bastante mayor y fuerte, claro- aclara con una sonrisa.

Harry y Kate también quieren ayudar, pero Harry no es de los que se ata a un solo lugar... lo suyo es viajar, conocer distintos lugares, y ayudar a los que se crucen en su camino. Kate lo acompañará, hace unas semanas nunca había salido de su pueblo, perdido en la montaña, y quiere descubrir mundo, aunque pueda resultar algo inhóspito a veces. Además, alguien tiene que encontrar a otros "metas" que anden perdidos por ahí, otros Titanes potenciales que puedan ayudar en la causa, o que simplemente necesiten protección. Pero por lejos que estén, el telequinético y la medium dejan claro que siempre acudirán cuando el resto los necesitéis.

En cuanto a Raleigh, está de acuerdo en establecer aquí la base. Pero si vais a rebelaros, si vais a plantar cara al Ejército Mundial, aunque no sea un enfrentamiento directo, aunque se trate simplemente de desobedecer sus mandatos, vais a necesitar algo más que palmeras y arena... y él tiene una ligera idea de dónde podéis encontrar lo que necesitáis. 

Así pues, en pocos días todo el mundo ha tomado una decisión, y cada uno sigue su propio camino. Merlam lleva a Kate y Harry hasta Narnia, a casa de su viejo maestro, que será su enlace con el exterior y también con la sabiduría del pasado, presente y futuro, un fiel amigo al que siempre podréis acudir. Desde ahí emprenderán su viaje por las amables tierras narnianas, un buen lugar donde reconciliarse con el mundo y sus gentes, y tomar fuerza y esperanza para momentos más oscuros. Mientras, el joven mago buscará el consejo y ayuda de Kenet con respecto a su padre, y también en cuanto a la organización de los Titanes. Como dijo Raleigh, hay tanto que necesitan...

La mujer más rápida del mundo también se pone manos a la obra en la realización de su nueva base, ayudada por Achméh y los demás. Descartando el antiguo diseño en T descrito en el diario de Raven (por falta de recursos y practicidad), opta por un diseño más modesto, adaptado a los recursos que tiene a mano, que de momento no son muchos... Pero la cosa va mejorando, y conforme pasan los días la isla pasa de refugio improvisado a algo parecido a un sencillo cuartel donde dormir, comer y entrenar. De momento no es demasiado, pero a los esfuerzos de Aine se van sumando las aportaciones militares de Raleigh, y en unas semanas, con Merlam ya de vuelta, ya podéis considerar la instalación como vuestra "base secreta".

Los Titanes ya están listos para actuar, para salir al mundo y dejar de ser un rumor compartido en susurros para darse a conocer. Plantar cara a aquellos que quieren imponer sus dictados y defender su libertad e infundir valor a aquellos que viven subyugados a su poder. Y a pesar de que no todos hayan seguido el mismo camino, siempre habrá por delante una encrucijada que reúna a los Titanes cuando se necesiten, cuando el mundo los necesite.

Notas de juego

Fin. Si alguien quiere añadir algo, dejo la partida abierta un poco más para que lo hagáis ;)

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12/05/2017, 13:58
Crane

En el interior de una habitación de hospital ya bien entrada la noche, un hombre árabe de avanzada edad y cuyo cuerpo padece los estragos de una larga enfermedad, descansa en una cama rodeado de la que parece su familia: un hombre, una mujer y su pequeño hijo. Su viva imagen de juventud. Le hablan con esperanza mientras él tose de forma enfermiza recostado como está. Sabe que sus horas finales están cerca, pero claro, tan solo sonríe a su familia asintiendo a las palabras de esperanza que estos le dedican, y en especial a su nieto, que no quiere separarse de él, la única preocupación que le afligiría tras su partida al más allá. La enfermera les avisa de que el anciano necesita descansar y ruega a la familia que al menos le dejen unas horas a solas, lo monitorean y ante la menor incidencia serán avisados de inmediato.

La habitación se queda en penumbras, iluminada tan solo por las luces que entran desde la ventana que da al exterior y la que se filtra bajo la puerta que da al pasillo. El pasado, que en otro tiempo se le tornaba distante, ahora se mostraba ante él claro como una mañana de primavera. Hace algún tiempo, cuando su cuerpo aun no lamentaba los estragos de su extraña enfermedad, fue un súper héroe, uno famoso. "Desert Kid", su primer nombre heroico, recuerda con una sonrisa. Muy apropiado para un niño. Con el tiempo fue un Titán, el grupo de metas más importante del planeta, el más famoso. Incluso llegó a dirigirlo durante un tiempo, cuando ya todos los fundadores se habían retirado o muerto. Fue una época de aventuras, peligros, grandes preocupaciones y pequeñas recompensas. No fue fácil vivir como lo hacía, y aun así, lo echaba de menos. De no ser porque sus poderes se estaban cebando en su mismo cuerpo no lo habría dejado en mucho tiempo, pero de hacerlo, probablemente habría muerto con 50 años en vez de con los 89 que tenía. No hubiera conocido a su esposa, y jamás habría conocido la felicidad de ser un hombre normal con una familia normal.

Fue feliz todos los años de su retiro, incluso cuando veía una gran catástrofe en la tele y se resignaba a mirar con impotencia pro no poder ayudar. Y a pesar de todo, aquella época heroica es la que se le aparecía con más claridad. Él caminó entre dioses y fue su amigo, y de todos aprendió algo: bondad, perseverancia, astucia, chulería... Merlam, Aine, Harry, Raleight, Jeguen, y Crane.

Si algo había aprendido por sí mismo, es que el mundo se movía en ciclos. Catástrofes que se repetían, invasiones de otros mundos que se sucedían, héroes que luchaban contra todo eso, y que tan pronto eran perseguidos como amados. A lo mejor era por este último pensamiento que los Titanes originales venían a su mente. El grupo ya no era lo que fue, ni su popularidad ni su poder, nadie de los que él conoció lo integraba ya, ninguno de sus discípulos ni amigos. Hacía mucho que tan solo era Achmeh, político y pro defensor de los derechos del Sahara como pueblo independiente. El día de su funeral mucha gente asistiría a él, incluso algún meta con el que tuvo un trato cordial sin que supieran de su origen heroico.

¿Pero quien cuidaría de su nieto? Cuando su hijo nació, se sintió afortunado de que el chico jamás desarrollase el gen. El ejercito mundial llevaba años tranquilo, pero seguro que tenían su propia agenda oculta. Y los rumores de una unidad especial, la antigua división Cadmus resucitada, solo agravaban su preocupación. Solo imaginar que el pequeño pudiera padecer el trato de ese tipo de personas hacía que se pusiera aún más enfermo.

Y como si ese último pensamiento de preocupación se adueñase de su mente, una figura empezó a tomar forma de las sombras cobrando volumen, hasta tener frente a él la imagen de un hombre corpulento, enorme y musculoso cubierto con una traje azul y naranja, con una enorme espada a la espalda y cubierto su rostro con una capucha, con una única abertura para su único ojo.

-Deathstroke- Musitó, pues conocía bien la descripción de aquel que mató a Crane, para luego desaparecer de la historia, solo reapareciendo en lugares significativos como un fantasma, durante un instante, y solamente en susurros comentada su existencia. En la invasión terminal, la guerra con Atlantis, la lucha contra los anillos negros... Y otra decena de avistamientos fugaces. Sin duda estaba presente vigilándoles, rapiñando lo que sus amos del ejército le demandaban en cada ocasión. El ejército siempre negó con vehemencia su existencia claro, pero él mismo llegó a verlo una vez. Fue en su lucha más desesperada cuando Grayven, de Apokolips, a punto estuvo de acabar con todos los Titanes, que vio al perro del ejército fugazmente atacando al invasor para luego desaparecer, sin duda un mensaje del ejército de que sin ellos no les irían bien las cosas. Nunca comentó nada, pues era el único que aún estaba consciente en la lucha contra el dios de otro mundo, y poco o ningún sentido tenia trasmitir ese mensaje a sus compañeros. No le haría los recados al ejército.

Ese hombre debía tener ya 200 años y sin embargo estaba allí frente a él. Había oído de sus poderes de regeneración claro, de qué otro modo podía ser así. No era justo que hubiera gente como aquel asesino que viviría por siempre, cuando él se tenía que ver impotente y postrado en una cama, enfermo en sus últimas horas. Venía por el muchacho, seguro, por su nieto, venía a regodearse en su momento de victoria final antes de su atrocidad. Luchó contra su cuerpo marchito con todas sus fuerzas, apretó tanto sus dientes en su impotencia que incluso le sangraron las encías, pero apenas pudo moverme unos centímetros.

-Deberías tranquilizarte Desert Kid, no creo que los médicos te recomendasen un sangrado de encías.- Su voz era familiar, cariñosa y a la vez despreocupada, un eco del pasado. -¿Crane?- Fue la única palabra que pudo articular el anciano, sorprendido, y cuyos ojos se comenzaban a mostrar vidriosos.-¿Quién si no, chaval?- Respondió de forma pasota la figura que al quitarse la capucha, descubrió el rostro chulesco de un albino sonriente con sus dos ojos intactos, y cuya imagen había permanecido inmutable en el tiempo desde aquel primer día hacia casi 80 años. Acto seguido, abrazó al anciano que reposaba en la cama.-No te ves mal, niño.- La misma sonrisa de siempre.

En las próximas 3 horas hablaron tanto como pudieron, de todo. Crane le contó como Lena, la mentalista le ayudo a montar la farsa del local donde atravesó a Deathstroke con su propia espada. Y de cómo no le resulto difícil marcharse con él de allí una vez disfrazado con la ilusión de la apariencia de este, pues el mercenario tuerto era el único en nómina militar, sin chips ni medidas de seguridad: era el hombre de confianza del ejercito. Cadmus, naturalmente, había intentando encontrar a Slade para pedirle explicaciones, pero decidieron que la pérdida constante de recursos que le suponía no era costeable a largo plazo. Claro que al hombre que buscaban realmente nunca lo llegarían a encontrar, confesaba con una risa entre traviesa y despreocupada, como quien hace alguna travesura. A ojos de Crane aquel seguía siendo el niño que encontró en el desierto...

Notas de juego

Con este último post, la partida llega a su fin. Una conversación inacabada entre maestro y discípulo. Un ciclo que termina y un nuevo ciclo que comienza... ¿Un nuevo Desert-Kid acompañará a Crane/Deathstroke en sus andanzas? Eso lo dejamos a la imaginación de cada uno. ¿A quién no le gustan los finales abiertos? :p 

Nos vemos en otra vida, Titanes ;)