Escuchaba al chico de las grandes gafas y pensaba para sí misma si no hay algo de lo que no sepa u opine este chico???. Respetaba mucho la inteligencia o la fortaleza física y mental pero hacer un alarde continuo de cualquiera de ellos le parecía excesivo. Por lo menos el chico parecía hacerlo sin mala Fe y no dudaba de que fuera un buen chaval.
Entonces vio salir de nuevo a alma y comentar sobre las casas.
-Reconozco que algo nerviosa si estoy la verdad.He leído sobre las casas y las aptitudes que tienen los alumnos y creo que podría estar bien en Grifindor dicen que es el hogar de los valientes o los inconscientes aunque también me gusta que son capaces de ir muy lejos por defender a sus amigos o sus ideales sonrió o slytherin dicen que van los inteligentes ambiciosos que tienen mucha determinación y reconozco que parte de eso tengo,mis padres quieren que me seleccionen para slytherin y puede que sólo por eso sea el principal motivo por el cual no quiero que me toqué esa casa.Pero tendremos que fiarnos del sombrero al fin y al cabo.
Hizo una gran sonrisa al escuchar el comentario de Alma de sí querían algún dulce y rápidamente extendió la mano para cojee uno.
Muchas gracias me encantan los dulces menos mal que me gusta el ejercicio físico y tengo buen metabolismo.
¿acaso otro niño que se preocupa por lo que come? Sus padres o eran los peores padres del mundo porque la dejaban comer dulces, o los padres de los demás lo eran, porque...¿cómo negarle un dulce a un niño?, y más encima preocuparse por las calorias, corres un rato como un loco y se queman todas esas calorías. Alma sonrió, luego hablaria de esto con su lela, porque era curioso, muy curioso. Pericles maulló, y Alma lo dejó en el suelo, estaba ya molesto por tanto movimiento.
- jajjajajaja... ¿que importa eso? - la interpela con la mejor de las voluntades- sólo no hay que comer tantos dulces porque luego duele la panza mucho mucho - y lo sabía, una vez se gastaron con Alphonse toda la mesada con dulces y terminaron con dolor de tripa y con su mamá atendiéndolos casi toda la noche y reprendiéndolos por ser tan inconscientes de comer más de la cuenta.
Alma abrió su morral y sacó de él una rana de chocolate, y se lo tendió a Melina, evitando a toda costa que sus dedos fueran rozados por error por los de la chica, así que apenas ella la tomó, la soltó, Alma ya había ganado destreza en hacer esas movidas, sin botar las cosas.
- si el cromo es de Snape, ¿me lo das? es que me falta en mi colección - le pide, y rebusca en su morral - ufa se me han acabado las ranas, pero tengo plumas de dulces y grageas, muchas grageas, - se rie, rebuscando en su morral - pero yo las puedo oler para saber de que sabor son - abre sus ojos mucho, y luego sonríe.
- a mi me gustan las serpientes, aunque ya saben quien fue de ahí, pero no todos los malvados son de esa casa, uno decide que hacer con sus poderes, es como cuando nos dieron las varitas, es el potencial que vieron en nosotros, pero no quiere decir que sea nuestro destino... sino que eso lo hacemos nosotros... nosotros decidimos que hacer con nuestros atributos - saca una gragea y la olisquea - ahhh naranja!- exclama perdiendo el hilo de lo que decía, se la echó a la boca, y sonrió como una gatita, encantada por el sabor, los chicos se darían cuenta que Alma perdía con algo de facilidad la atención en las cosas, ahora por ejemplo, disfrutaba del dulce.
- yo quiero ser Ravenclaw, me gusta, además, estarán mis hermanos en esa casa - finaliza, jugando con el dulce en su boca, frunciendo sus labios rojos.
-¡Gracias! Muchísimas gracias.. Contesto Faria efusivamente con una franca sonrisa que mostraba una hilera de dientes blanquísimos, buscando la mirada de su interlocutor tras los gruesos cristales de este.
-¿William? Preguntaba, adivinandose en su tono la seguridad del acierto al nombre, recordando los intercambios iniciales en el pasillo -el acento es lo de menos como cualquier lengua que requiere la practica fonética, pero.... bueno que... te lo agradezco.
Sonreía de tan buena gana que achinaba los ojitos divertida dejando atrás la nostalgia de abandonar el hogar. Sin lugar a dudas la frase del chico le devolvía algo de su propia personalidad alegre y vivaracha que últimamente parecía apagada en el frió y circunspecto ambiente ingles.
Cuando los demás comenzaron a platicar de las casas y adonde el sombrero los colocaría Faria todavía interactuaba con el rubio de las gafas.
-creo que el sombrero la tendrá fácil, fijo que te pone en Ravenclaw allí van muchos chicos desenvueltos y tan inteligentes como tu. Añadió queriendo regalarle un cumplido a quien se había tomado la molestia de hablarle en su lengua y sacado una sonrisa.-Digo si es allí a donde quieres ir.
Volteo a los demás con un brillo renovado en los ojos mientras la tunica y su larga cabellera rizada quedaban suspendidas instantáneamente antes de alcanzarla nuevamente.
-Yo no se que casa me toque, pero tampoco me preocupa, seguiré siendo yo y no por pertenecer a una hará alguna diferencia para mi. -comento en su forma despreocupada y alegre sin ninguna malicia o reproche, mas bien era como pensando en voz alta como quien reflexiona en sus propias deducciones. Habia asentido al planteamiento de Alma concidiendo sobre el potencial y las elecciones en la vida- Nunca me han gustado los formalismos ni la etiqueta, ni las aspiraciones al poder. Espero que nunca me cambie, aunque quizás eso es parte de crecer, asumir títulos y clasificaciones, sin contar con que las experiencias nos cambian queramos o no.
Encogió de hombros sin darle mucha importancia al asunto viendo a Alma comer su dulce absorta. Su mirada viajo hasta las jaulitas de los gatos (los de Alma y Merlina)uno de ellos habia maullado molesto, Faria abriendo los ojos un poco mas de lo normal se llevo un dedo a los labios pensativa.
-Tendré que tener cuidado con Ritzi, por suerte le gusta su bola de ejercicios. ¿Quien mas tiene gatos?
-Una pluma estara bien. sonríe mientras acepta la golosina.Si encuentro a Snape te lo regalo yo ya lo tengo he hecho casi toda la colección a escondidas mis padres son muy estrictos con la alimentación - Y con que no lo era piensa amargamente- A mi las serpientes me gustan mucho me paren majestuosas e inteligentes.
Si te eligen para Ravenclaw seguro que estarasa también con William creo - y guiña un ojo con una sonrisa al chico de grandes gafas-
No te preocupes por mi gato Glifo Faria le enseñare a no atacar a tu mascota. Intentaremos que sean amigos como tu y yo. Y sonríe con sinceridad.
Por un instante, imaginó que su cabeza era un vaso transparente en el que iban vertiendo vino. Así se sentía él. El encarnado color apareció por la base de su cuello, trepó inclemente por sus mejillas, se acomodó en sus orejas y, satisfecho como un escalador profesional al culminar un 8.000, clavó la bandera del rubor en el centro de su frente.
Eran solo cinco personas, pero entre ellas, estaba Alma, la chica de la tienda de varitas, de cuyos labios le costaba ahora apartar los ojos. Además, la chica del desierto le había dedicado un halago suficientemente jugoso como para vivir de él un par de décadas. Y para rematar, Merlinda, la chica inteligente, le había guiñado un ojo mientras le sonreía. No iba a poder dormir en dos semanas. Seguro.
Aquello fue mucho más de lo que William pudo resistir. Varias toneladas más. Un tramo como de aquí hasta Júpiter más. Y el estaba ahí. Y deseó estar en otro sitio. Así que agachó la cabeza, tomó la maleta por el asa, murmuró un rápido: - Uy-si-estamos-llegando-voy-hacia-la-puerta - y cabizbajo, se dirigió hacia la salida más próxima.
//Sale de escena: William de Northingshire. Continua en: Puerta del vagón.
Pues debo de ser el único que no tiene una colección de cromos.
Torció los labios, en parte por lo que decía, y en parte por lo que William acaba de hacer. El chico se había venido abajo. Y lo cierto es que no podía entender por qué. Sería que no tenía nada inteligente que decir. Lo cual sería extraño.
A mí me gustan los dulces, pero no debo de haber comido más de una docena en los últimos años. Ni siquiera cuando era más pequeño.
Negaba con la cabeza, mientras procuraba hacer memoria, pero no encontró en ella un recuerdo vivido de haber estado encantado comiendo chucherías.
Si que había comido muchas tartas, y postres hechos en residencia por la yaya, pero chucherías no. Y no sabía si aquello lo convertía en alguien extraño, o no.
Oye…er…peloverde. Dime que tu tampoco eres un aficionado a las chuches, porque si no, es que soy un bicho raro.
No uso lo de pelo verde como algo inapropiado, sino porque no daba con el nombre en su memoria. Y quería tener algo de camaradería con aquel muchacho, ahora que William se había marchado, eran dos chicos nada más.
De todas formas, su tono y su lenguaje corporal indicaba que estaba de buen humor y con el invitaba a los demás a estarlo.
Otra vez el rubio de los anteojos la había ignorado, Alma siguió los pasos del chico que se fue sin muchas declaraciones hacia la salida del vagón, la joven se encogió de hombros y le entregó a Melina la pluma de dulce, pero hizo un ligero puchero.
- creo que le caigo mal a William - susurra a Reed que estaba a su lado, y bajó la mirada, agachandose para acariciar el lomo de Pericles, metiendo la mano en la apertura de la gatera. Se quedó un poco acariciando al gato, y soltó una carcajada con el comentario de Reed, al llamar al chico del cabello verde, chico del cabello verde.
- ey.. no seas pesadito tú - se rió de nuevo - ¿acaso te gustaría que te llamar ey, chico de los cabellos de elote ?- lo miró a los ojos risueña, - pero es verdad, no sé tu nombre ¿cómo te llamas? - le pregunta al joven aludido, y se pone de pie de nuevo.
- Faria, Pericles es demasiado holgazán como para cazar cualquier cosa, él sólo come croquetas y cosas así - se rió, Pericles apenas movió su cola, demostrando que poco le importaba que lo llamaran Holgazán. Pericles era un gato mucho más grande que uno normal, revelando sin lugar a dudas que no era cualquier gato, además de ser mucho más inteligente que uno, al igual, de tener una personalidad mucho más marcada.
Eric se encontraba incómodo debido a la túnica y debido a todas aquellas conversaciones raras que estaban teniendo. Cromos, Snape... ¿Quién había ido a Slytherin? No tenía ni idea, solo se había leído las descripciones de las cuatro casas, pero bueno, no importaba. Reed le había dicho que no pasaba nada y porqué iba a mentir?
Negó con la cabeza cuando Alma le ofreció la comida, aunque sonrió a la guapa niña. No, gracias. Vio a los demás como comían aquellas cosas tan raras que nunca antes había visto y los observó detenidamente, como si fuera la cosa más interesante del mundo. Pero Reed le sacó de sus pensamientos al llamarlo de una forma no demasiado nueva para él. Oh, no. Nunca he comido esas cosas. En mi aldea solo nos alimentamos de comida natural... Y muy pocas veces he salido de ahí, sabes? Ni siquiera había visto un tren antes. Todo esto es tan... Eric no sabía como expresar lo que sentía por estar allí. Sin embargo el brillo en sus ojos y la sonrisa de su rostro lo reflejaban todo. Ni siquiera parecía haberse ofendido por como le había llamado.
Por cierto, me llamo Eric. Añadió, sonriente. No es que me importe que me llames peloverde, lo suelen hacer en la aldea, pero solo la gente mayor...
Merlinda abrio los ojos como platos al escuchar a Eric decir que nunca habia comido dulces.
- No puedo creerlo. Si los dulces son la comida mas natural y deliciosa para un niño-sonrio- Bueno dicen que en la primera cena en el gran comedor hacen un gran banquete y hay de todo tipo de comida ahi podras probar un dulce y decirme si no te parece algo riquisimo.
se gira .
No creo que seas raro por que no te gusten las chuches Reed. Es mas puede ser una ventaja a mas toco yo. y empieza a reirse.
Asintió varias veces ante la explicación de Eric, y sonrió. En cierto modo era normal comer otra comida. Y ahora ya conocía su nombre. Aunque ahora no sabía que era un elote.
El caso fue que Merlinda rápidamente cambio de tercio al hablar de las golosinas.
Eh, que a mí sí que me gustan, están ricas, y dulces. Es solo, que bueno, no debo de haber comido, er, pues todas las que vosotras.
Miro para Eric y puso los ojos en blanco, como diciendo. Oye, que yo hago lo que puedo. Pero estaba claro que con aquellas golosas poco podía decir.
Luego miro a Alma en un intento mal disimulado de ponerse serio.
Podrías darnos unas grajeas a mi y a Eric, a ver que sabor nos sale.
"Entonces se llama Eric, pero nunca ha vivido con los magos, pero tiene el pelo verde, " meditó Alma clavando sus ojos grises en el chico de extraña cabellera, no parecía ser un muggle, habían muy pocos de ellos que aún conservaban una vida costumbristas, sin que se les catalogara de dementes. Ladeo su cabeza, y le sonrió, sacando la bolsa de papel llena de grageas.
- saben.. pero bajo su responsabilidad, recuerden que yo puedo saber a que sabe cada una, oliéndola - sonrió suavemente y volvió a mirar a Eric - ¿eres hijo de muggles? - le pregunto, y luego levantó sus cejas - ¿alguno más es solo hijo de muggles, porque si es así, habrán muchas cosas que enseñarles en este mundo, ufaaa, se sentirán como cuando Flamel descubrió la piedra filosofal- sus ojos se iluminaron, sintiéndose honrada de ante mano de ser la guía de almas jóvenes en el mundo de la magia.
Al escuchar a Alma decir que si alguien era hijo de Muggles sin querer se puso algo tensa. Sabia lo que su padre pensaria y diria que tenia que hacer si era el caso. Demasiadas charlas sobre la pureza de sangre repiqueando como un campana en su cabeza. Ella no compartia el odio de su padre por todo lo que no tubiera una minima ascendencia magica para el , pero desde muy pequeña habia tratado de inculcarselo entre grandes sermones y amenazas de juntarse con quien no debiera. Penso en hablar pero por una vez su cabeza fue mas rapida que su boca y se callo para ver que comentaban los presentes.
Grajeas? Qué es eso? Suena divertido! La sonrisa de Eric no había cesado en ningún momento. Se le veía emocionado. Se acercó a Reed y a Alma para que le dieran una de esas grajeas. Quería saber a que sabía, aunque parecía que tenían distintos sabores. Si puedes saber a que saben... Quiero que el mio sepa a frutas! Dijo contento por probar aquella cosa. Por favor... Añadió después, al darse cuenta de que estaba pidiendo un favor.
Cuando Alma le preguntó si era hijo de muggles Eric la miró sin llegar a entender, aunque sospechaba por donde iban los tiros. Mi madre tampoco sabía de la existencia de la magia ni nada... Estaba casi tan emocionada como yo de que fuese mago. En nuestra aldea nadie tenía ni idea, sabéis? Mi padre... Parecía a punto de decir algo, pero cambió de idea antes de continuar. Bueno, mi padre sí que sabía, pero no he pasado demasiado tiempo con él, porque vive fuera, en el bosque. Sonrió. A veces le vamos a visitar y me enseña los secretos del bosque, sus secretos y su magia... Es el protector del bosque, o eso dice él. Pero no, mi madre y yo no teníamos ni idea de nada a parte de eso. Solo sabemos lo que papá nos ha enseñado, que no es mucho. Eric no pareció fijarse en la reacción de su compañera, Merlinda.
Eric se encogió de hombros y tomó una grajea.
William se encontraba en la plataforma. Miraba al grupo. Había algo extraño en la chica de los lunares, Alma. Quizá fuesen sus ademanes, casi etéreos. O la voz, suave y envolvente. No lo podía precisar con exactitud. Cuando ella hablaba, las palabras sonaban a caricia de algodón. Era extraño. Cuando estaba a su lado, sentía la necesidad de huir. Cuando la veía desde lejos, necesitaba estar a su lado.
Se había ofrecido a que traducir el trozo de papiro escrito en hebreo y había sacado un montón de dulces. La primera, le pareció un acto inocente y desinteresado, pero la bolsa de dulces, le pareció un acto casi dedicado. ¿Qué pretendería esa chica? ¿Por qué se portaba así con él? En la tienda de Ollivander's le miró con el mismo desagrado y desprecio que si hubiese sido un sapo y ahora, incluso le pareció que la chica se disgustó cuando, al irse, dejó escapar la oportunidad de coger una chuchería.
Oscar Wilde dijo que la amistad entre un hombre y una mujer era imposible, que podían haber otras cosas, pero amistad, jamás. Para William, aquella máxima, cobró sentido en ese mismo momento. ¿Pretendía que fuera su juguete? Ya tenía a un montón de chicos revoloteando a su alrededor, como las mariposas revolotean alrededor del fuego de una vela.. Una vela.. ¿Una veela?
Sonrió. Sus ojos brillaron con el fulgor de mil estrellas. ¿Cómo había podido ser tan necio? ¿Cómo podía haber estado tan ciego? Ahora, solo tenía que buscar cómo defenderse de sus influjos, de su magia. Y se dirigían hacia una de las bibliotecas mágicas más importantes de Europa. Clavó sus pupilas en las de ella y pensó:
- Jugarás con los otros, pero conmigo, no.
Mientras hablaban de dulces y sabores varios de confituras, ella no era muy dada a hartarce de dulces preferia siempre frutos secos azucarados, Faria se había dado a la tarea de pegar rodilla al suelo para tocar los gatos a través de la abertura de las gateras.
Ya sin pedir permiso y por un instante observo con el rabillo del ojo cuando William se había marchado. "Quizas no le agrado el cumplido" penso sin oir a Alma cuando susurro algo junto al otro chico rubio.
Con el brazo extendido un hociquito humedo asomo en la manga de su tunica olisqueando a los gatos de lejos.
-Ya conoces el olor, por si acaso. Le sonrió a su roedor amigo, mientras se incorporaba justo a tiempo de escuchar al peliverde, que se presentaba como Eric.
-los muggles son gente normal que no conocen de la magia. Dijo de una forma muy general encogiendoce de hombros, con la mayor naturalidad del mundo.
-si tu mama no sabia nada entonces la llamarian muggle, aunque no me gusta esa palabra, cuando la dicen con entonacion suena casi como ...ofensiva. Y no por pertenecer a una laarga familia de pedigree registrado te hace mas digno de ser un mago, muchos de esos ancestros ganaron sus poderes esclavizando y robandolo de criaturas mágicas.
En su voz sono un ligerisimo tono guerrero casi retando al resto del mundo magico como una cruzada personal.
De inmediato se detuvo en shock percatandose de su tarascada. Sonrío apenada llevando la diestra sobre los labios conteniendo el impetu momentaneo, y mirando de reojo a Merlinda. Pestañeo retomando la calma con una mirada que pedia una disculpa a su amiga, ella entenderia.
-¿Tu papa entonces es un mago verde Eric? ¿Acaso se recluyo en el bosque lejos de la gente..? Suena como un tipo genial.
Le recordo a su padrino con sus secretos orientales enfrentandoce al resto de los magos persas. Pregunto en un tono tranquilo esta vez, pidiendo honestas disculpas a todos con una mirada de gatito perdido.
(estilo el gato con botas de shrek XD). -Yo se algunas cosas, pero no muchas. Añadio con la cabeza baja. -con suerte con amigos nuevos aprendere de todo esto aunque estemos en diferentes casas, la amistad es una de esas cosas que trascienden. Finalizo dedicandole una esperanzada sonrisa a Merlinda que prontamente dedico al resto.
- pues sí, las personas le dan poder a las palabras... como esa, como muggle, a mi la verdad no me importa mucho - dijo despreocupada - creo que cuando le quitamos el tono negativo a algo, le restamos poder a la misma y por lo mismo... ya no significa nada, además, hay cosas peores que te pueden llamar, como sangre sucia o traidor, y eso tampoco me gusta, ya mucha gente murió por esas tonterías de la sangre, - suspira - mis padres son magos, y mis abuelos, y así hacia atrás... y la familia de mi papá nunca se ha preocupado por la pureza de la sangre, de hecho mi tio James se casó con una muggle, mi tia Amelia, y es genial, me ha enseñado algunas cosas de su mundo, pero me es más complicado entenderlo-se encoge de hombros.
- yo no conozco casi nada del mundo muggle, y no quiero llamarlos como "gente normal" yo me considero una persona normal - Alma no sonó del todo convencida de aquellas palabras, no por las razones obvias que sus compañeros podrían creer, sino por razones mucho más misteriosas.
- los puristas hablan de la necesidad de conservar la magia, que los sangre sucia o los mestizos no hacen magia, sino una apariencia de magia.. que jamas serían poderosos, pero... el mismo Voldemort- dijo ese nombre y guardó silencio esperando la reacción de los demás, solo unos instantes antes de seguir, precisamente comprobando su teoría sobre el poder de las palabras, al decirlo sin más, le quitas poder - y el señor Potter, y la señora Granger demostraron que eso no es verdad, que es la convicción lo que llega a la grandeza a un mago - rebusca algo en su morral y se echa otra gragea a la boca, saboreandola, hablaba con fluidez, y no parecía notar que a letanía podía ser algo extendida.
- mi mamá siempre habla de la igualdad... de la libertad, y que la discriminación lleva al miedo... y el miedo, a la guerra, ella es abogada y no se va con pelos en la lengua - se encoge de hombros, mientras Pericles disfruta de la cercanía de Faria.
- awww.. ya quiero llegar...¿ad donde debíamos ir? - abre los ojos mucho - Reed...¿vamos? ¿chicos vamos? quizás ahí encuentre a mi amigo Luke - indica tomando la maleta de Reed.
Merlinda miro a Faria y sonrio ligeramente. Escucho atentamente a Faria y Alma hablar sobre los Muggle. Era cierto que segun la pronunciacion de la palabra podia ser muy ofensiva su padre parecia masticarla casi escupirla cada vez que la pronunciaba. Escucho a Alma decir que una tia suya era Muggle su padre entraria en Shock si cualquier miembro de la familia se casara con un Muggle. O si su padre se enterara de que a ella le daba mucha curiosidad el mundo Muggle.
-A mi los Muggles me parecen muy interesantes a pesar de no tener magia han logrado logros realmente sorprendentes la carencia de Magia la suplen con ingenio y perseverancia.
Escucho a Alma pronunciar el nombre de Voldemort sin mostrar mayor asombro que si estubiera hablando del tiempo , bastantes veces habia escuchado ya ese nombre en interminables debates...
Hipnotizado, no podía dejar de mirarla. Sabía que era por su naturaleza mágica. Sabía que no era algo natural. Y sin embargo... ¿Y si hubiera algo real? ¿Y si una minúscula parte de esa extraña sensación no fuera artificial? La veía ahí, tan cercana y a la vez tan lejos. Desde donde estaba, podía escuchar, embelesado, su risa, limpia y sin malicia. Podía ver cómo con la mano apartaba algún pícaro tirabuzón que, burlón y travieso, jugaba a ser burbuja y besaba, inocente, su mejilla.
Giró la cabeza y se vió reflejado en el cristal de la puerta. De sus ojos, con silenciosa amargura, brotaron pequeñas perlas de desolada agonía. Estaban ahí, a escasos metros y sin embargo, les separaba una dimensión. Sentado en su maleta, con los brazos apoyados en las piernas, el peso de sus cavilaciones hizo que agachase la cabeza. No podía ser. No tenía derecho. Él no.
Con las mangas, enjuagó las lágrimas que dibujaban, impúdicas y delatoras, pequeñas sendas en sus mejillas. Estaban casi llegando y tampoco podía permitirse el lujo de que le vieran llorar.
Se levantó, apoyó el hombro contra el cristal y dejó que el difuminado paisaje llenase de nada su cabeza.
veis que se ha echo de noche hace poco. Y al rato el tren aminora el paso, dando a entender que ya habéis llegado. Todo vuestro equipaje, menos las mascotas pequeñas como las ratas ddesaparecen de vuestra vista. Bajais del tren escuchando a un enorme hombre gritando nombres, en los cuales os incluye mas adelante mientras algunos contestan afirmativamente cuando el suyo sale de la boca del gigantón. Cuando dicen vuestro nombre, pasáis como todos los demás por su lado para ver enfrente un precioso lago lleno de barcas a las cuales os subis, para al rato cruzar el gran lago y llegar porfin al otro lado, donde se presenta ante vosotros el magnifico castillo, al cual entrais asombrados después de caminar un poco. Si os fijaos bien, tooodas vuestras pertenencias están un lado del pasillo por el cual entrais, y veis como algunos suspiran aliviados por ello. De pronto el gigantón os lleva ante una puerta la cual al abrirla os deja con la boca abierta... No hay techo, y la iluminación son estrellas y velas a vuestro alrededor. Sobre las mesas, no hay absolutamene nada y al final de la sala, enfrente de la mesa de los profesores hay una silla con un sombrero...
No contestar, voy a crear una escena nueva. TODOS recibís 5 puntos de experiencia menos Alma, Merlinda, Faria, Reed,William y Erik, los cuales por gran participación ganais 10 puntos de experiencia. Un besito a todos :)
Por fin habían llegado, por fin, las cosas eso sí se habían ido, desparecido, incluso Pericles, ella se asustó, pero luego recordó que sus hermanos decían que esas cosas pasaban, Alma tragó saliva y miró a Reed, era la hora de la verdad,sabrían al fin en que casa quedarían. La chica de los ojos grises estaba inquieta, miraba a todos lados, y con cuidado subió a una de las barcazas, casi dando un salto en ella, evitando a toda costa que la ayudaran a subir.
Luego, estarían frente a la escuela que abriría sus puertas para ellos, Alma intentó quedar al lado de Reed en todo momento, casi había olvidado a Luke, pero no porqué no le importara, sino porque estaba demasiado emocionada y con un dejo de miedo que le hacía cosquillas en su corazón. Abrió mucho sus ojos y cuando recorrieron el pasillo hacia el salón principal, esa emoción se hizo aún más intensa, había llegado al fin...
- tengo miedo...- susurra, y sujeta a Reed del brazo, apretando, mientras sus ojos estaban pegados en el cielo y su iluminación como un cielo estrellado, sus hermanos lo habían dicho, era majestuoso, pero verlo aún más - pero me gusta - le dice a Reed con una sonrisa en los labios.
perdón XD jajajajaj perdón >.< lo dejo igual para luego XD