Partida Rol por web

Belacqua nadó por toda la Ciudad de Piedra esquivando otros ciudadanos o sus Grindylows. Nadaba apresuradamente pero con agilidad, sin problemas para cambiar el rumbo o sortear una columna pétrea. Las brubujas que se producían al nadar resultaban agradables en la piel.

Pidió algunas indicaciones a dos tritones que regresaban de patrullar por los alrededores que le indicaron el paradero de su madre. Tras agradecer la información, nadó directamente hasta una especie de dolmen de piedra que había en una pequeña colina del fondo del Lago donde su madre solía ir a vigilar y quizás cazar algo.

La encontró erguida con la mirada fija en la inmensidad del Lago, así que se acercó por un lateral, produciendo algo de ruido al nadar para que se diera cuenta de que ella estaba allí.

-Mamá... ¿puedo comentarte algo?- habló cuidadosamente sin perder nunca el respeto. Su madre, aunque bondadosa y protectora con ella, también tenía su mal genio, y si por entonces tenía un mal día, era mejor empezar con cuidado.

La madre, pensativa, se giró para ver a su hija quien le preguntaba algo desde abajo. 

-Claro cielo, ¿Que es?-

Tu madre, resplandecía en belleza, y en respeto, que es el que le tenías y le tienes.

-Cielo... no te morderé...-

Te sonríe mostrándote sus afilados dientes, como de costumbre.

Me acerco hasta ella con suave nado hasta ponerme a su lado.

-Verás mamá... he estado pensado últimamente que...-la miro a los ojos con expresión decidida-...quiero estudiar, quiero ir a Hogwarts más allá de la superfície. Necesito ver más, conocer el resto del mundo que hay ahí fuera. Siempre puedo volver y seguir mi vida aquí, con los míos, pero si no aprovecho ésta oportunidad... me arrepentiré siempre...

Sentía mi pelo flotar, acariciándome la piel. Era una sensación que siempre lmegustó. No podría abandonar nunca el mundo bajo el agua, pero quería ver más.

Tu madre se gira completamente asombrada, mirándote a los ojos por un momento asustada.

-¿Y si te ocurre algo? ¿Y si no se te acepta por lo que eres? Hija... ¿Estás segura de ello? Tendrás muchos problemas, además sabes perfectamente que necesitamos mucha hidratación fuera del agua... cada noche tendrías que dormir en agua... ¿Podrás llevar ese ritmo de vida cielo?...-

Parece asustada y preocupada mas que enfadada.

La visión de mi madre preocupada me hacía sentir un poco mal, pero mantuve mi postura decidida.

-Lo sé mama, pero quiero hacerlo. Ahora permiten a Gente del Agua poder estudiar en el castillo, y tengo que aprovecharlo. Siempre llevaré agua conmigo, y si no me pueden facilitar un lugar con agua para dormir, volveré al Lago para descansar- había reflexionado lo suficiente para estar decidida, y ahora no era momento de echarse atrás.

-Creo que puedo, mamá. Lo intentaré, y si no puedo, volveré. Pero necesito hacerlo...-la miro con ojos implorosos.

Era consciente del amor que mi madre me tenía, pero la promesa de ver más allá era demasiado grande.

-Podré venir regularmente al Lago a veros. No estaré tan lejos....-explicaba, dando argumentos a mi favor para que viese que no era una separación tan traumática. Tenía la suerte de que nuestra colonia estaba en los terrenos del gran Lago Negro, si bien no estábamos tan cerca del castillo pero al menos estaba relativamente cerca.

-esta bien... Solo si vienes a vernos regularmente... Ah, y recuerda. Te prohibo traer futuros amigos aquí. No pueden vernos débiles y buenas, deben seguir viendo os peligrosas o nuestro hogar podría ser destruido. - Para un.momento de hablar y va hacia ti, abrazandote después. -Te quiero mucho hija..- Te besa la mejilla. - Ve a ver la directora, ella te data lo necesario seguramente, serás el orgullo de las sirenas, pues serás mas poderosa que todas nosotras gracias a lo que aprendas -

Me fundo en un abrazo con ella. Es tan dulce, me llena de cariño y orgullo.

-Gracias mamá, no sabes cuánto te lo agradezco...-me separo de ella tomándole de las manos- Te prometo que protegeré la colonia, y que vendré a menudo- aprieto las manos con fuerza con una sonrisa en la cara- Me convertiré en una gran Sirena, y cuando termine los estudios ayudaré a todos con lo que haya aprendido-.

Mi comprensiva madre lo era todo para mí, al igual que mi gente y mi hogar.

- Sé que cuanto te propongas lo conseguirás.-La mano de la sirena se posó en la mejilla de su hija. Un movimiento lento hizo que deslizase la mano por su piel, en una muestra de completo amor y ternura.- Pero cuídate, mi pequeña sirena.-Se inclinó de manera lenta, posando sus labios en la mejilla de la niña. Cuanto echaría de menos a su pequeña, sus risas, su alboroto. Una extraña sensación se apresó de su corazón, pero no lo mostró. Con un suave movimiento se separó animándola.- No te entretengas, mi pececillo.-Sus penetrantes ojos se clavaron en los de la niña, mientras en sus labios aún aguantaba esa tranquila sonrisa. 

Con el permiso de su madre y sus palabras de aliento, ya poco más le retenía de su objetivo.

Bueno, uno: salir a más allá de la Superfície.

-Mamá... tengo que pedirte una última cosa- jugó con los dedos de sus manos membranosas- ¿Hay algun modo de poder acceder al castillo accesible para nosotros, gente del agua?- La idea de tener que acceder al castillo por las tuberías no resultaba muy llamativa. De hecho, en absoluto.

Asintió y sonriente empezó a cantar en un idioma chirriante fuera del agua, aunque para Belacqua era el sonido mas bello jamás escuchado, pues ella escuchaba no chillidos incesantes si no la voz verdadera de su madre. Justo en mitad de los cánticos belacqua y su madre empezaron a ascender en una burbuja de agua la cual empezó a flotar en el aire, y mientras seguía cantando la bola de agua que las contenía dentro empezó a flotar en dirección al castillo, dejando ver todo el paisaje bello que ante las dos se extendía. La madre seguía cantando mientras ya entraban en el castillo, desierto por ser verano, pues aún las clases no habían comenzado, y se dirigió hacia el despacho de la directora a través de una  estatua giratoria en la cual dejó de cantar y solo dijo..." Sorbete de Limón." Entonces la estatua descubrió unas escaleras, sobre las cuales se colocó la burbuja de agua amoldándose a ellas y empezaron a ascender sin moverse ellas, pues ya lo hacían las escaleras por si solas.  Llegaron a un enorme despacho con infinidad de objetos maravillosos, y al fondo, se hallaba de pié la directora, majestuosa como siempre, no pudo si no sonreirles a Belacqua y su madre.

-Bienvenidas, os esperaba, los cánticos se escuchaban desde  la lejanía. ¿Que desean seres del agua?-

La madre miró a Belacqua y sonriente la colocó en frente suya, dandole a entender que la que tenía que hablar era ella misma, la interesada.

La muchacha miraba a su alrededor, embobada con los parajes que ante ella se descubrían nuevos. Había sentido el impulso de salir de la burbuja de agua y tocar el césped, la pared, las estatuas... pero se contuvo y permaneció al lado de su madre, enamorada de su cantar.

Finalmente cuando hubieron llegado a ése despacho imponente y su madre le hubo cedido el sitio, la pequeña sirena cerró con fuerza su mano membranosa y miró a los ojos de la directora, con una sonrisa en su rostro no humano. Le tomó un segundo hablar, pues sabía que su voz fuera del agua era insoportable para los humanos, pero confió en que al permanecer dentro de la brubuja de agua, se podróa dar a entender sin problemas.

-Os saludo, directora Mcgonagall-Había dudado sobre las normas de cortesía y protocolo entre magos. Bajo el agua le habría ofrecido una pieza de caza como obsequio, pero dudaba que la directora hubiese sido complacida con un pez oliente en el suelo de aquel precioso despacho. Así que simplemente, hizo una reverencia-Vengo desde el Lago Negro, con el beneplácito de mi madre, a presentar mi petición de estudio en Hogwarts-habló con firmeza pero cautela-Deseo, con todas mis fuerzas, poder aprender magia y hechicería en ésta distinguida escuela.-.