Partida Rol por web

-¡Es todo tan confuso!- es lo único que puedo decir y me llevo las manos a la cabeza.

Creo que estar tan cansado y con tantas novedades me está haciendo perder la calma.

Salgo un momento fuera del refugio, necesito aclarar las ideas y estar solo para escucharme. Vuelvo al cabo de unos 3 minutos y me dirijo a la chica -¿ Tú bebé no será el dirigible?- porque a cada comentario que hace es lo que se me viene a la cabeza -¿o es un niño? ¡Deja de preguntar por él y dinos quién es, porque así no podemos ayudarte!- aunque he intentado calmarme, no lo consigo y mi tono y mi voz se va elevando.

Elica parece no recordar el accidente. Es un momento difícil, supongo que se tranquilizará pronto. Doy un paso al frente, intento ir lento para no sobresaltarla más. Seguramente Sunhee sabría cómo hablarle. Yo hago lo que puedo. – Elica, Xose y tú cayeron desde el cielo. L artefacto volador está completamente destruido. Mis compañeros y yo llegamos a tiempo para rescatarlos de los zombis. – Hago una pausa y observo a la chica amarrada a la cama. – Estás atada porque no despertabas, había pasado una noche entera y temíamos que murieras. Puedo desatarte pero tienes que tranquilizarte y prometernos que no vas a atacarnos. – Me acerco como para quitar las ataduras.

Elica se tranquiliza un momento, sólo un momento, para escucharos. Primero oye a Declan, su cara es de sorpresa y luego se mantiene desafiante. Al escuchar a Gaspar y sus palabras dejando bien claro que el artefacto volador está destruido, su expresión cambia; os mira, a todos, uno a uno, se mantiene callada: - ¡No! ¡Mentís! ¡Estáis mintiendo! ¡No puede ser que esté destruido! ¡Mi bebé! ¡NO! -la angustia parece que la va a hacer llorar, pero se controla y tranquiliza: - Quiero ir a verle. -es lo último que dice, más relajada. Está muy triste, y también enfadada.

Cuando Gaspar la desata parece agradecerlo, se acaricia las muñecas y se sienta contra la pared. Guarda silencio durante largo rato: - ¿Me llevaréis a verle?

El escuchar a Elica me angustia profundamente. Se me revuelven en las tripas todas las sensaciones de la manera en que tan sólo hace unos días supe que habíamos perdido a La Pulga. Como se la ve más tranquila he quitado las ataduras y verla tan triste me conmueve.

Elica pide que la llevemos al lugar. Está por llover y también está por oscurecer, no lo veo muy sensato ni seguro, pero siento empatía por la pérdida que ha tenido, además, no sé decir que no a una chica. – No es un buen momento para salir del refugio, comienza a llover y quedan pocas horas de luz. Nada cambiará porque vayamos mañana. – Me acerco para hablar con calidez – Yo mismo voy a acompañarte al lugar del accidente. - Mi actitud es de honesta comprensión, de un amante de los motores a otro.

-Sí, será mejor que vayamos mañana, yo también os acompañaré- les digo a Gaspar y a Elica. 

Vaya día más largo, ojalá sea ya la hora de dormir...

Tenéis razón, ya empieza a anochecer, y además un ruido sobre las paredes metálicas del refugio anuncia lluvia. Las primeras gotas salpican las chapas del techo. Nara, Sunhee y Xose entran por la puerta, exhaustos y con cara de asombro.