Partida Rol por web

Tulio y Senés tenían razón. Ir sola a los Páramos podía ser peligroso, y Nara sería de utilidad en el refugio.

—Está bien. Entonces, ¿vienes conmigo Declan?

Miré de reojo a Nara. Sabía que a ella le gustaba explorar... quizás no se tomara muy bien tener que quedarse en el refugio. Pero, si podía ayudar a los demás a aprender a defenderse, ganaríamos mucho.

—¿Partimos ya?

El tiempo apremiaba. Cuanto antes empezáramos, mejor.

Las decisiones están tomadas y el plan trazado. Cada uno sabe lo que tiene que hacer. La Asamblea termina.

A la mañana siguiente todos os reunís en el patio para despedir a los exploradores. Rut y Tulio van como siempre, ya estáis acostumbrados a verles partir hacia Moraime, con sus pequeñas mochilas. Vaikus y Lateiro un poco de lo mismo, siempre están de aquí para allá, explorando, buscando, rastreando, esto no es nada nuevo para ellos. Luska termina de atar unos bultos a su moto, le espera un largo viaje. Lo más amargo es ver a los que han decidido abandonar Hoke. Por un lado Carlo y Sasari, ella lleva una pequeña mochila y él va en la silla, cargado con un bulto algo voluminoso, ciertamente les va a costar mucho moverse por ahí con la nieve, pero no hay mucho que decir. Y por otro los abuelitos de Traba, Agostiña, Anselmo y Apolonia, que viajan ligeros aunque son los que van más lejos. Han dejado aquí todo lo que trajeron para mejorar el refugio. Y por último Declan y Sunhee, que se acercarán a la Zona, y buscarán indicios sobre las hordas y los habladores, su misión es de sigilo, de observación.

Me pareció bastante razonable la decisión que tomó Tulio acerca del reparto de tareas de cada uno. Tenía ganas y expectación por empezar esta nueva aventura e intuía que Sunhee sería buena compañía, aunque no podía evitar preocuparme un poco por lo que podíamos encontrarnos ahí fuera.

Cogí todas mis cosas de la habitación, me lo llevé todo. La experiencia me había enseñado que nunca se sabía lo que podía pasar, sales con un objetivo pero en el camino los obstáculos, pueden hacerte dar un rodeo o no regresar al origen. Y no quería desprenderme de mi mochila de químico, era mi bien más preciado.

Me fui a la despensa y agarré 4 raciones de comida y 2 manojos de hierbas medicinales. Fui en busca de mi compañera de exploración - Ya lo tengo todo listo, estoy preparado-

Ya en el patio me despedí de todos los que se quedaban en el refugio - Buena suerte, espero que todo vaya bien- y luego me dirigí a los que se iban al sur - Buena suerte chicos, espero que no encontréis sorpresas por el camino- 

No paraba de mirar a Gaspar y a Sunhee muy molesta y preocupada. Sabía que Gaspar pensaba lo mismo que yo y me puse a su lado con los brazos cruzados mirando a Sunhee prepararse para partir.
Es cierto, me había ofrecido para entrenar a los habitantes y para fabricar armas. Pero... seamos realistas, Sunhee y Gaspar para mí son más importantes que cualquier misión o persona. Son mi familia.
Dejar a Sunhee con un hombre que apenas conozco para ir de cabeza a una horda no es lo que se dice mi idea de proteger a mi familia.
Me acerqué a Declan para decirle algo amezante, o para suplicarle que la cuidara, no sé para qué. Sólo pude cogerle del chaleco al final y musitar - Volved.
Me di la vuelta y volví al lado de Gaspar. Aquello no me gustaba en absoluto, no podría dormir bien hasta que volvieran, estaba segura. 

La asamblea me había dejado un mal sabor en la boca. En ese momento quise parecer mayor y maduro no haciendo un berrinche del tipo “si ella va con Declan, yo también voy”, ahora estoy arrepentido mientras veo cómo se preparan para irse. Acerco a Sunhee cuatro raciones de comida mientras termina con su mochila. – Si en siete días no están de vuelta saldremos a buscarlos. – Suelto sin rodeos. Estoy muy serio, con aire de superado, como si no me preocupara. – Llévate el walkie talkie por cualquier emergencia. ¿Cómo estás de abrigo? Tengo esta buena campera… - No quiero que Sunhee piense que no confío en que es capaz de lograr la misión, de hecho confío en ella, me inquieta que ande sola con un desconocido.

Nara y Gaspar estaban preocupados. Lo sabía... les conocía demasiado bien como para darme cuenta en el primer segundo de que no les hacía nada de gracia que Declan y yo fuéramos solos a los Páramos. Sin embargo, no se opusieron y yo lo agradecí con un abrazo a los dos. Primero a Nara y luego a Gaspar cuando me dio las raciones de comida, el walkie y me ofreció su abrigo.

—Voy bien abrigada, no te preocupes, Gaspar —le contesté sonriéndole amablemente.

Era verdad, tenía mi chaqueta con capucha que, aunque era vieja, abrigaba bastante bien. Además, aunque ellos estuvieran en el refugio, allí también hacía frío... él también necesitaría el abrigo.

—Volveremos pronto. Mientras tanto, estaremos en contacto, ¿vale? Si tenemos algún problema, os avisaré con el walkie. Igual vosotros: si ocurre algo... avisadnos, ¿vale?

Yo también estaba preocupada por ellos. Era la primera vez en toda mi vida que me separaba de Nara y de Gaspar. Sabía que ellos estarían bien, pero... aun así, me preocupaba que ocurriera algo sin estar yo a su lado. Pero bueno, era lo que teníamos que hacer...

—Luska, espera un momento —llamé a la chica tras meter toda la comida que me dio Gaspar en la mochila—. Toma, esto es tuyo.

Se trataba de su colgante, el que me dio cuando nos encontramos por primera vez en el convento. Era hora de devolvérselo. Finalmente, hubiese aceptado la chica o no el colgante, fui al almacén y cogí los prismáticos. Luego volví junto al grupo.

—Me llevaré los prismáticos. No os importa, ¿verdad? 

Esperé la respuesta de ellos antes de despedirme del todo con un abrazo a cada uno de los miembros que se quedaban en Hoke, al igual que a Vaikus y Lateiro que marchaban en otras direcciones. A Made le removí un poquito el pelo mientras sonreía, esperaba que siguiera jugando mucho con Draina y no me echara mucho de menos.

—Cuidaos todos. Lateiro, Vaikus... vosotros también, por favor.

Por la mañana, me levanto temprano. Se que esta noche he estado incómodo. No es que tuviera una mala sensación con la misión, no era "meiga" ni adivino, pero me sentía dormir mal, tras las discusiones y debate del día anterior. Es posible que hubiera dormido mal. Me fui casi de madrugada a revisar la piscina, y ver un poco el perímetro, y volví para desayunar y despedir a los que se iban.

Me despedí efusivamente de los ancianos, a los que apreciaba y lamentaba que se fueran. Luego Carlo y Sasari, que cometían la locura de irse en aquellas condiciones. Negué con la cabeza. Era un desatino. Yo no me iba a mi pueblo por ser invierno... 

Me despedí brevemente de los exploradores y mensajeros. Esperaba volver a verlos pronto. Aunque Lateiro no me había creído, le dije: - Ten cuidado, vuelve entero. Y bien. - Luego, me acerqué a Luska, que hablaba con Sunhee, y cuando acabaron, le acerqué el álbum. Le dije: - Te lo repito, no sabes lo que te agradezco que vayas. Estoy en deuda contigo. Y dile a mi madre que la veré pronto, y que estoy bien. La quiero. 

Por último, me acerqué ya a Nara, Sunhee y a Gaspar, que estaban con Declan, que terminaba de preparar su mochila. Observé que sólo habían cogido alimentos para 4 días cada uno, lo que me pareció quizás escaso. Decidió decírselo: - Ehh... chicos, se que queréis ir ligeros, pero la nieve no sabemos si os obligará a avanzar más lentos, o si tendréis que dar rodeos para evitar a podridos. ¿No querríais coger algo más? Aquí creo que queda aún reserva, y están los peces, del río o la piscina. Sunxi - Dije a la muchacha, con preocupación en la mirada- cuídate. Vuelve. Declan, te digo lo mismo. No tomes ningún riesgo. 

Me aparté un poco. No me gustaba perderlos de vista. 

Luska no entiende que le devuelvas el colgante que te entregó, peor lo acepta con una media sonrisa:

- Cuídate.