Partida Rol por web

Bajando la escalera que hay bajo la trampilla oculta llegáis a una pequeña estancia. El agua os llega por los tobillos, todo está sucio, lleno de telarañas que se os pegan a la cara y humedad, mucha humedad. Está claro que este túnel lleva sin usarse un tiempo, y probablemente los que ahora controlan Moraime no sepa siquiera de su existencia.

Desde este reducido espacio se entra al túnel, cavado en la piedra bajo el suelo, estrecho. Camináis a oscuras, a tientas, iluminados quizá por la tenue lamparita de Xose. El primer tramo es muy corto, y llega a una bifurcación. Por un lado vais hacia la derecha, y por otro hacia la izquierda.

Cuando desmayamos a Gardel, fuimos a mirar y a huída era posible por aquel lugar. Tal como habían dicho los chicos, ahí había un túnel. Y la verdad, algo descuidado. Puede que no lo conociesen. Miro a Declan, y le digo: Cierra tras de nosotros, y en silencio. No quisiera que nos oigan... 

Voy a avanzar, cuando al poco, me doy cuenta de que hay una bifurcación. No recuerdo muy bien que lado tomaron los chicos, ,pero puede que se me pasase por alto. Sin embargo intenté orientarme, e ir hacia donde estaría la muralla, la puerta de salida más cercana. - No se cual sería, iría hacia la muralla. Lo que recuerdo, es que no es demasiado largo. Se que no debería ser demasiado largo, y que tiene que terminar en otra casa, fuera de las murallas. 

Lo único que encuentro de valor es un mechero, me lo guardo y tras bajar un peldaño de la escalera, cierro la puerta tras de mí con cuidado.

Asiento a las conjeturas que hace Xose acerca de orientarse para tomar el túnel correcto - Te sigo compañero, como te dije no tenía ni idea de este túnel ni dónde termina, seguro que tu tienes más datos para acertar con el camino correcto- mientras, intento encender el mechero

Tomáis el camino de la derecha. Cada tramo coincide con la descripción de los chicos. Es un tramo máslargo, excavado directamente en roca. Con la luz de la lámpara apenas se ve. Este tramo da paso a otro, igual de largo, cuyo lado izquierdo es un muro de mampuestos extremadamente recto, y cuya pared izquierda y techo va alternando trozos de roca picada y tablas de madera. Entre algunas piedras se filtra una luz desde el exterior, debe estar amaneciendo. Tras esto el túnel zigzaguea un poco volviendo a estar enteramente picado en la dura roca oscura del lugar. El trayecto es siempre horizontal, ni subís ni bajáis. Al fondo hay otro mueble, y retirándolo os encontráis en otro sótano de otra casa.

Esta casa, en cambio, parece estar abandonada. Y está fuera de Moraime, cerca de un camino y unos campos. Por una pequeña ventana veis el exterior. Ya ha amanecido, el cielo está nublado y hace bastante frío. Desde aquí podéis ver los muros de Moraime y una de las torres de vigilancia junto a la puerta de este lado.

Los campos de los alrededores de esta casa están yermos y cubiertos de nieve.

Nada más adentrarnos en el túnel me sentía seguro, sabía que teníamos una ventaja hasta que los hombres de Gardel y él mismo, advinasen lo que realmente hicimos. Pero a medida que avanzábamos en la oscuridad y no llegaba nunca el ansiado final, empezó a hacérseme un poco largo, supongo que estaba cansado y que no era tanta distancia, como la sensación que tuve.

Una vez fuera, al salir yo el último, dejé el mueble en su sitio. Tímidamente me asomé por la ventana, no sabía en qué posición exacta nos encontrábamos, pero al ver los muros de moraime al otro lado, respiré aliviado -¡Lo hemos conseguido Xose!- exclamé de alegría mezclada con alivio. -Ahora deberíamos acercarnos con cuidado a ver qué ha pasado con los chicos- al decirlo en voz alta me asaltaron todas las dudas de poder encontrarlos con vida, pero aún me quedaba algo de esperanza.

Sólo esperaba que mi orientación no me fallara, de modo que cuando tomé el camino de la derecha, confíe en que nos llevase más allá de las murallas. El lugar y el caminar se hizo complejo, pero al final, lo conseguimos. Llegamos a otro lugar, abandonado está vez, y salimos. Está amaneciendo, lo cual es un problema si queremos salir de ahí. Miró a Declan, y me alegro de que lo hayamos conseguido. 

-Creo que deberíamos alejarnos cuanto antes, pero a la luz del día, me da miedo que nos vean. En principio, el túnel es secreto, y parece que no lo conocen, y creen que vamos a otra puerta... Pero ¿Y si nos ven? Pero en eso sí, estoy de acuerdo, deberíamos correr hacia Hoke. Los chicos están en peligro, y esperar puede ser su perdición... 

Tenia miedo de que, de todos modos, ya fuese tarde, y los chicos y todos los habitantes de Hoke estuvieran ya mal, y no hubiera remedio. Maldicion, maldicion. Los fráteres siempre por medio... -Así os pudrais todos...

Aunque estáis lejos de Moraime, correr a través del campo nevado un día despejado entraña un riesgo. Puede que algún vigía avispado y con buena vista os vea, podéis toparos con una patrulla, o podéis caer en alguna trampa. Salís del refugio y corréis, tratando de ocultaros con cada obstáculo, rodeando Moraime por el norte, ya que es el camino más corto y además la milicia piensa que escapasteis hacia el sur.

Un poco más al norte del asentamiento cruzáis la carretera e inmediatamente después subís la colina que tenéis justo enfrente, la primera colina de los Montes do Pedregal. Camináis durante alrededor de una hora por la cresta de la cordillera, dejando a vuestra derecha el sur, y el sol que os calienta, y a vuestra izquierda el norte y la Ria de Camariñas.

A lo lejos, muy a lo lejos, una columna de humo se alza en el cielo. Comprobando la ubicación con los mapas que tenéis y ayudándoos de vuestra orientación, deducís que es Loroño. Ha debido arder.

Un poco más adelante oís un murmullo, un ruido amortiguado pero constante. Aprovechando un saliente miráis hacia abajo, hacia la carretera que serpentea bajo las faldas de los montes que pisáis, y veis algo muy extraño, y aterrador. Es una horda, enorme, una vasta mancha oscura que se mueve entre el bosque como una marea que sube y lo anega todo. Son zombis, caminando juntos, en una misma dirección. Podéis calcular cientos, miles, una devastación que va dejando tras de sí un rastro de muerte y destrucción. Diseminados en la marea hay jinetes vestidos de negro, son pocos, pero los zombis no parecen estar interesados en ellos. Son frateres negros. Encabezando la marcha hay otro jinete, también de negro, escoltado por dos frateres a sus flancos.

Al mirar al jinete que encabeza la marcha algo dentro de ti se estremece, sientes una profunda pena, tristeza, dolor, algo te sume en las tinieblas y te arrastra a los rincones más oscuros de tu memoria. Sientes miedo:

¿quién es esa espectro?

Ya la has visto antes. Tu mente no quiere recordarlo, no quiere creerlo, pero has pasado demasiadas noches acurrucado, temblando por el miedo, en vela con esa imagen fijada en tu mente. Es ella, es aquella espectro que creíste ver en Monte Pío, saliendo del búnker entre las llamas. Es ella, es la que te susurra mientras duermes y te pide que te unas a ella, la que te dice que a su lado no perecerás. Es ella, es la creación del hombre, hija de su conocimiento y ambición. Es ella, de la que os hablaba Clemente. Es ella, es la Purga, y viene a por todos vosotros.

No me jodas... es mi abuelo o mi padre??

Aquella visión me estaba poniendo los pelos de punta, nunca había presenciado nada igual, una horda descomunal guiada por fráteres. Aquello parecía sacado de alguna profecía que anunciara el fin de la humanidad. Lo teníamos muy complicado. No había mucho tiempo para pensar, sólo actuar rápido. 

- Lo único que se me ocurre es llegar rápidamente a Hoke, porque según la dirección que está tomando la horda ya han pasado por allí. Llegar y ver cómo están por allí, si es que queda alguno...- en esos momentos era una bomba de sentimientos encontrados que podía estallar en cualquier momento. - La única manera que se me ocurre de poder hacerles frente es fabricando explosivos, somos pocos y luchando nunca los derrotaremos. En Hoke podemos parapetarnos colocando un perímetro de explosivos. Antes de llegar recogeremos material necesario que había en el famoso carro abandonado- la cara de terror que sentía tener, debería ser tremenda para mi compañero.

Me quedé paralizado. De pronto, sabía que Declan me estaba mirando con cara de horror, peor yo solo tenía ojos para ella. La Santa Compaña, la propia muerte que cabalga con su séquito de espíritus, llamando a los que van a morir... Hice un círculo en el suelo en el que cupieramos el químico y yo, y sin embargo me quedé mirando, que no debiera hacerlo. De verdad era ella. Ella, Ella... La Purga. 

-Declan, es ella. La vi cuando hui de la Zona, la jinete que está delante. Salió de un búnker, de una explosión. Tengo pesadillas con ella, de cuando en vez. Y los fráteres son Dacias, o giróvagos... Los que nos encargaron a mi y mis amigos la misión de ir a la Zona, la trampa en la que cayeron y murieron... Es lo que decía Clemente, ese jinete que los dirige es La Purga. No está viva o muerta, es Ella, que horror... No se se habrá oportunidad para nosotros...

Luego me callé, debía parecer un loco como Clemente, totalmente loco. Lo miré, aterrorizado, y dije: -Vayamos a Hoke, y ojalá estén ahi...

-Espera ¿qué?, ¿que ya has visto esa jinete? ¿y qué coño son dacias o giróvagos? Me estoy perdiendo bastante, explícamelo como si hubiese llegado hoy ha esta pesadilla de mundo, por favor-

Senté al pobre Declan, que estaba asustado y temeroso, y ahora, además, confundido. Respiré hondo, miré de nuevo a la horda, temblé de miedo, y le comenté lo que le había soltado de sopetón. 

-Perdona, perdona amigo. Esos fráteres de negro, que son muy raros, son los Dacias, o Girovagos. La última vez que los vi estaban en un monasterio, cargando armas y armaduras. En aquel lugar me mandaron al interior de la Zona, a una trampa. Y allí mandaban a personas, a castigarlas a ser zombis, o eso creo, y zombis que no eran puramente tontos, tenían organización... Yo conseguí huir, y Elica me sacó en su aparato volador. Pero en una explosión en la Zona, en un búnker donde estaban los amigos de Elica, salió algo volando, y... Era ese jinete del principio. Esa, más bien. Pensé que era una visión, un sueño, un espíritu... Pero debe ser ella, la Purga, la que manda a los zombis. 

Me estremecí de miedo de nuevo. Aquello era malo, malo. Huiría a mi pueblo, pero, ¿Y los chicos? Y, ¿Habría algún lugar seguro en toda Galicia?

Mientras Xose explica a Declan todo esto y responde a sus preguntas, seguís caminando por la montaña y llegáis hasta donde se estrelló el Bebé de Elica. Allí descubrís cierto movimiento, son Nara, Sunhee, Anuncia, Vaikus y una chica que nunca habéis visto, joven, morena, con un tatuaje en el brazo: