Partida Rol por web

El carruaje de Alesia os espera en la puerta, te das cuenta de que esta salida no era algo imprevisto como habia dejado notar la dama durante el desayuno. Espero a que le ayudaras a subir.

La ayudo a subir y luego dudo un momento antes de subir junto a ella. Esta claro que tiene una agenda sobre la que no se nada.

Señora...me podría decir si vamos a algún lugar problemático?.

- ¿Teneis miedo? - se burla

Tengo miedo por vos, no por mi. Yo daré mi vida por la vuestra si es preciso, pero me preocupa lo que pueda pasar después de eso...la miro algo severo mientras disfruto de su sonrisa.

- Entonces tendréis que aseguraros de no morir vos, por mi bien.

Esperaba a que subieras.

Subo y me siento junto a ella.

Solo si es necesario señora...no pienso dejar que os libréis de mi al menos hasta que me hayáis enseñado a leer perfectamente. Supongo que serán necesarias algunas noches mas hasta que eso ocurra.

- ¿Ya habeis decidido que será por la noche?

El carruaje se pone en marcha sin necesitar orden alguna.

Levanto las cejas al entender varias cosas diferentes.

Que si deseo pasar las noches estudiando en vez de dedicar las horas de oscuridad a otros...menesteres?.

Sonrie por un momento

- Bueno, es otra variante de la pregunta original si.

Pues se me ocurre que seria interesante estudiar...con pausas de vez en cuando para hablar...o lo que surga... sonrío a mi vez, divertido por la conversación a medias que mantenemos.

- Por supuesto, las pausas son más que necesarias... para asimilar correctamente

Esa media sonrisa en sus labios te seducia

Oh, si...decididamente es en las pausas donde todo queda mas claro...se puede decir que en ellas se deciden muchas cosas...o al menos se insinúan enormemente. Cuantas lecciones cree que puede llegar a necesitar antes de leer correctamente entre lineas?. Decididamente estoy disfrutando enormemente con esto. Es tan surrealista que ni yo mismo me lo creo...pero me gusta.

- Depende de la habilidad innata que tenga uno para esas cosas...

Dado que esto es una experiencia nueva para mi...no sabría decir hasta donde pueda llegar mi torpeza en dicho asunto. Aun así, le puedo prometer que haré lo imposible para que en dichas lecciones avancemos mas de lo que tuvimos oportunidad ayer. No se si me estaré pasando, pero ya me puedo dar por satisfecho con no saltar sobre ella como un toro en celo.

- Lo importante es esforzarse y dar lo mejor de uno mismo...

Jajajaja, no puedo estar molesto por esa observación, son tiempos difíciles y hay que ir con pies de plomo con los forasteros. Pero para su información soy avalones, de Carleon para ser más exactos y lo único que merece mi atención de ese maldito país son sus mujeres y sus vinos, no sus ejercitos o su "Roi". Soy médico, siempre dispuesto a echar una mano donde la necesiten, de ahí la pregunta sobre la guerra nada más. Y ya sin más dilación, me despido de usted mi buen anfitrión. Aunque permitame avisarle a tiempo, puede que tenga que requerir los servicios de su establecimiento otra vez esta noche, pero eso solo el día lo dirá. Adios por ahora. Le contesto una vez ha terminado de hablar, a la vez que me levanto del taburete de la barra y me dirijo tranquilamente hacia la puerta de salida.

"Me pregunto que se podrá hacer en esta ciudad..." Pienso al estar ya en el exterior de la taberna. "... creo que iré a dar una vuelta, tengo todo el día por delante al fin y al cabo."

Ah mi señora...le puedo dar fe que doy y daré lo mejor de mi mismo en un valiente esfuerzo por lograr resultados lo antes posible y por que sus enseñanzas no caigan en saco roto. Le parece bien entonces si esta noche acudo a su cuarto a que me de otra lección, mi dama?. No se si sera por tanto hablar con doble sentido, pero estoy sintiendo mas calor desde hace un rato.

- Claro, sabeis que sereis bienvenido... no hay que cesar esfuerzos en conseguir lo que queremos, confio en que aprenderá a leer muy pronto.

Esteban pasa la noche durmiendo sin perturbarse por el traqueteo del carruaje, llegais a la media mañana siguiente. El carruaje se detiene frente a una propiedad enorme en la que dos guardias vigilan la entrada.

Se os cede el paso hasta los jardines y allí, un hombre bajo y gordo pero de ricos ropajes se acerca al carruaje, a la espera de que bajeis y podais entablar dialogo.