Partida Rol por web

La mañana te sorprende descansado en la taberna, la noche ha sido cálida y has descansado bastante bien. Tu estomago clama algo de alimento y en castilla se come bien, sobretodo ahora que es Montaignesa. Sonries para ti, te place enormemente que tu nación haya demostrado tal superioridad.

Abro los ojos. Observo la luz del día colarse por los agujeros de la cortina. Ah, el Sol de estas tierras es especial, brilla más. Me estiro todo lo posible para desentumecer las articulaciones tras el reponedor sueño. Me siento en la cama unos segundos y luego me pongo de pie. Desnudo, observo por la ventana las vistas mientras disfruto de que ahora son Montagnesas, son mías, aunque solo en sentido figurado. Oh, una nueva victoria para Montagne.
Y encima nos odiarán por hacerlo. Aunque tarde o temprano se darán cuenta de que ha sido una suerte muy buena la que han tenido. Por fín podrán disfrutar de la libertad, dignidad y cultura que solo bajo el ala protectora de mama Montagne se puede conseguir. Nos deberían estar agradecidos.
Con esos pensamientos deambulando por mi cabeza, me aseo con agua de la jofaina, me unto en mis unguentos, para acontinuación vestirme y echarme perfume.
psii psii, el toque final... ¡Voila! Muak eres el más guapo. Ordeno mis pertenencias y salgo de la habitación hacia la sala de la posada mientras mi boca empieza a salibar pensando en los ricos manjares de la tierra.

Mientras bajas las escaleras te asalta el aroma de un guisado de pollo en salsa, crees haber adivinado una de las posibilidades para tu desayuno. Cuando ya estas en los ultimos escalones verificas que en la taberna no hay mas que algunos soldados a punto de incorporarse a sus turnos de vigilancia. Ni un solo castellano.

Entro caminando despacio en la sala. Saludo amigameblente a los soldados intentando entablar conversación con ellos. Bonjour, Monsieurs. ¿Que tal se encuentran ustedes? Disculpen, no me he presentado, Me llamo Remy de Laubergne.

Fue el más rudo de ellos el que te contestó, pero al fin y al cabo un montaignense

- Bonjour... - se limitó a responderte, esperando quizá que quisieras algo de ellos

Soy nuevo en la ciudad, y me gustaría saber si me prodían recomentar sitios interesantes que se deban visitar en esta ciudad. ¿Llevan mucho aquí?¿les apetece acompañarme a desayunar? Están invitados por supuesto.

Intento que me acompañen a desayunar y que me cuenten que nuevas han ocurrido por aquí ultimamente.

Se miran, eso ya es otra cosa, nadie rechaza lo que no le cuesta nada. Te acompañan a una de las mesas, le hacen un gesto al taberno indicandole que les sirva y este empieza a prepararlo.

- La verdad es que no termina de ser seguro salir ahi fuera, hay mucho castellano buscando venganza... - te comenta el mismo hombre, parece de alguna manera ser el lider del pequeño grupo

¿Ah sí eh? Muy propio de esos ingratos, venimos a liberarles y nos intentan asesinar. Seguro que tiene que ser muy duro vuestro trabajo, siempre con mil ojos por si una daga acecha tu espalda. Pero amigos, habeis echo muy bien en contarmelo. Los Montagneses debemos ayudarnos y protegernos entre nosotros y yo velaré por vosotros como vosotros lo habeis echo por mi.
Continuo en voz más baja observando alrededor por si alguien nos escucha.
Si me entero de que alguno de esos combardes están complotando contra ustedes, se lo comunicaré inmediatamente y les daremos su merecido a esos traidores.
Recupero la intensidad normal de mi voz y continuo con un giño.
¿Y que lugares pueden ser entonces adecuados a una visita introductoria a esta ciudad?

- Deberia hacerse con guardaespaldas, nunca se sabe donde puede estar acechando un castellano.

Los demás asiente ante la idea.

Interesante sugerencia. La verdad es que a mi nunca me ha gustado confiar mi seguridad a un guardaespaldas, pero creo que en esta ocasión debo hacer una excepción. Hasta que pase algún tiempo y el ambiente se tranquilice será mejor contratar a alguien que vigile mis espaldas... ¿no sabrán ustedes de alguien o algún sitio donde pueda alquilar una persona profesional en estos menesteres?

- Esas cosas no salen baratas... - te comentaron, quizá buscando saber si podria pagar y cuanto

Mmmmm si, lo se. Aunque a veces merece la pena pagar un buen precio si el servicio es adecuado. Digo observandolos con detalle como evaluandolos. Una buena tropa de hombres fornidos sería lo propio para una persona de mi status, pero de momento será mejor no llmar la atención. Me bastaría con un hombre capaz de cubrir bien mis espaldas, a la vez que discreto. Digo mirando al grandullón que parece liderar el grupo. Aunque es más que probable que más adelante necesite la colaboración puntual de un grupo más numeroso. Le ofrezco 6 gremiales a la semana por cuidarse de mi protección, Maese... creo que aun no me ha dicho su nombre. Y cuando más adelante necesite una ayuda "extra", ya negociaremos con sus compañeros la minuta correspondiente al trabajo en cuestión. ¿Que les parece?

- Por vuestras ropas, creo que podriais ser más generoso...

-Por supuesto ese es el salario base. Después de habrá que añadirles un "plus" de uno o dos gremiales por cada "incidencia" grave en la que se encuentre en la ejecución de su labor. Además esta cantidad es negociable por ambas partes si al término de cada semana alguna parte desea cambiar las codiciones de trabajo. Si se demuestra que su espada vale tanto como espero de ella con gusto seré yo quién aumente el valor de la suma a pagar por sus servicios.

-Me encantaría que aceptase esta oferta ya que no me gustaría confiar esta labor a algún traicionero castellano que venda mi piel al mejor postor.

- Tened mi espada pues a vuestro servicio una semana y judgad vos mismo...

Acepto, aunque sabrias que tendrias que subirle el suelo o herir su orgullo, y no sabias lo que preferias.

Me alegro mucho de teneros a mi lado Pierre. Un brindis para que este sea el comienzo de una gran amistad. Brindo con los soldados y desayuno con ellos el almuerzo que nos traiga el posadero. Mientras comemos intento enterarme un poco mejor de quien es Pierre Bessette. Si voy a confiar mi persona a este sujeto me gustaría conocer bien su historia y motivación. Después intento enterarme de los sitios relevantes de la ciudad, el palacio y la corte del gobernador, los principales mercados y foros, y por donde se mueve el dinero en esta plaza.

Conseguiste averiguar pocas cosas, pero quizá suficientes. Era un mosquetero veterano que trabajó en la capital, ahora ya retirado, seguia a los ejercitos de la nación. Los capitanes le mantenian y el alzaba la moral a los soldados que debian luchar en el frente. Al parecer entre los soldados, era algo así como un heroe de guerra.

Parece que he suerte al encontrar a estos soladados, pueden librarme de algún apuro complicado. Y muy interesante curriculum el de este mosquetero, parece que bien podrá defender mis espaldas aunque no se de donde voy a sacar el dinero para pagarle. Será hora de dar un paseo a conocer las gentes y lugares de Barcino, para ver quien y cual es el más adecuado para conseguir algún dinero o contacto interesante.

Me despido amigablemente de los soldados, pago al posadero y me voy a dar una vuelta por las calles la ciudad con mi nuevo protector. Me siento poderoso e importante con la presencia de Pierre a mi lado y estoy de buen humor. Damos unas vueltas, conociendo las calles, observando los barrios y zonas de la ciudad.

El hombre camina a tu lado derecho, ligeramente retrasado.

- La nobleza y mercaderes, así como altos mandos del ejercito suelen reunirse en el antiguo ayuntamiento de la ciudad... - comentó discreto mientras paseabais